El dia se estaba nublado, demasiado oscuro, Kai no podía conciliar el sueño, se limitaba a rodar de un lado a otro en la cama, el sonido de la lluvia al golpetear suavemente la ventana no parecía relajarle, se encontraba realmente nervioso, tenía una rara sensación, como si algo malo estuviera a punto de ocurrir, asi que cerró sus ojos con fuerza, intentando olvidar la preocupación desconcertante que le agobiaba en esos momentos.
-Odio el insomnio –Dijo para sí mismo, con una clara nota de exasperación en su voz.- realmente lo odio, no me gusta y siempre sucede que…
Un golpe sordo interrumpió el hilo de sus pensamientos obligándole a abrir los ojos de golpe, sobresaltado. Se levanto de forma rápida, casi torpe de la cama y se aproximo a la ventana, mirando a través de ella, dos hombres vestidos con trajes negros y lentes de sol dejaban una bolsa considerablemente grande a un lado del cubo de basura de la casa de Kai. “¡HEY!” grito lo más fuerte que los pulmones le permitían, estaba enojado, ¿Por qué las personas no tenían respeto sobre las cosas ajenas? Podrían dejar la basura en sus casas. Golpeó la ventana con su puño, esperando que los hombres se asustaran y retiraran la bolsa que recién habían dejado, pero ellos ni siquiera le escucharon, regresaron a su automóvil, subiendo en él y encendiéndolo, para después alejarse a gran velocidad. El chirrido de las llantas al chocar con el pavimento se escucho en toda la calle. “¡Mierda!” exclamo el chico con enojo, buscando sus zapatos y bajando las escaleras a regañadientes, saliendo al exterior mientras murmuraba cosas sin sentido.
-¿Qué clase de idiota deja basura en casa de alguien más? -Miro la bolsa con incredulidad por un momento, acercándose a ella, se encontraba encolerizado pero al estar a solo unos pies de distancia del bulto, pudo sentir como un escalofrío recorría su cuerpo, tenia la sensación de que algo no estaba bien… Desde el principio algo no marchaba bien, contando desde la forma en la que los hombres vestían y abandonaron la bolsa, casi huyendo, hasta las sensaciones que se formaban en su cuerpo al estar cerca del estorboso bulto. Kai abrió la bolsa lentamente, la exasperación se esfumó y fue remplazada por nervios y preocupación, miro el contenido por un momento, pero al captar lo que era su corazón dio un vuelco, obligándole a retroceder hasta hacerle caer de espaldas. En el interior de la bolsa se encontraba un chico, no parecía mayor de 19 o 20, se encontraba en mal estado, tenia rastros de sangre en el rostro y heridas en la piel… Kai suspiro y cerró los ojos con fuerza, quería pensar que estaba soñando, deseaba que al abrir los ojos todo hubiera sido un mal sueño, que nada de esto estuviera ocurriendo pero sabía que no era así, todo se sentía demasiado real como para ser un simple sueño; tomo aire y volvió a acercarse a la bolsa, abriéndola lo suficiente para poder ver su interior con mayor claridad. Kai suspiró pesadamente mientras llevaba su mano derecha hasta su cabello, revolviéndolo de forma nerviosa… “¿Está muerto?” pregunto en su interior y como si el chico contrario quisiera responderle, dio un largo y lento respiro, haciendo que el moreno se sobresaltara, dando un respingo. Quería ayudarle pero no pensaba que fuese lo correcto, podía meterse en problemas y sinceramente no necesitaba más de los que tenía ya, se dio la vuelta, dirigiéndose a su hogar mientras intentaba convencerse que lo correcto era dejar al chico en ese lugar, pero falló en el intento, paró en seco bajando la mirada al suelo y suspirando ‘’Eres un imbécil Kai’’ musitó para sus adentros ‘’Bueno… supongo que primero tendre que curarlo..’’ suspiro pesadamente, esa noche le parecía muy extraña, volvió al lugar donde se encontraba aquel saco, mirando al chico que se encontraba en el interior por un breve instante… ‘’Estoy seguro que después voy a arrepentirme por esto…’’
Cargo aquel saco y lo llevo dentro de su casa, no podía darse el lujo de llevar a aquel chico en brazos hasta su casa y que alguien lo viera, los sentimientos de culpa y arrepentimiento rondaban por su cabeza, él solo intentaba ignorarlos y seguir con lo que hacia. “Mierda, si que es pesado…’’ dijo para si cuando estuvo dentro de su morada. Tomo aire y quito la bolsa para poder mirar bien el interior, el chico se encontraba denudo y completamente golpeado, quizá tuviera una o dos costillas rotas, quizá mas… Tenía que sanarlo ahora, o podía empeorar.
Lo saco de aquel bulto, tan delicadamente como pudo para evitar causarle mas dolor del que tenia que soportar ya, aunque el chico estaba inconsciente, cuando Kai le tocaba hacia pequeñas muecas de sufrimiento, lo tomo en brazos llevándolo a su habitación y recostándole en la cama, al tener al contrario, desnudo frente a el no pudo evitar ruborizarse y desviar la mirada mientras se regañaba internamente, el chico le parecía precioso, a pesar de su aspecto demacrado y múltiples heridas era hermoso. Kai tomo un poco de algodón y alcohol, comenzó a limpiar las heridas del chico cuidadosamente, estaba consciente del dolor que este experimentaría cuando despertara, al terminar toco cuidadosamente las costillas contrarias para confirmar que no tuviera nada roto, al no encontrar nada inusual suspiró aliviado. Observo la desnudez del chico mas detenidamente, sintiéndose avergonzado por sus pensamientos, camino hacia su ropero y eligió un conjunto cómodo, “No se puede quedar asi.. tengo que ponerle algo de ropa.” Se dijo a si mismo mientras intentaba ponerle ropa interior al contrario, sonrojándose notablemente, intentando tener cuidado con sus movimientos, al terminar consideró ponerle también un pantalón de dormir, pero sabia que si la tela rozaba las heridas de aquel muchacho le causaría dolor, por lo que desecho la idea rápidamente. Al terminar se sentó en el sillón que se encontraba a un costado de la cama pensando el motivo por el que alguien haría algo como eso, golpear casi hasta matar, a un chico, alguien indefenso y que no parecía poder ser capaz de defenderse de muchas cosas, dio mil vueltas a la situación, planteando preguntas que no tenían respuesta, hasta que por fin pudo quedarse dormido…..
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Un ruido extraño hizo que Kai despertara de su sueño, restregó sus ojos con el dorso de la mano intentando despabilarse y dirigió su vista hacia la cama, encontrándola vacía, inevitablemente un escalofrío recorrió su cuerpo, haciendo que se preocupara por el chico que había recogido la noche anterior, ¿Dónde estaba?, se levanto del sofá y bajo las escaleras con rapidez, ya que de ahí parecía haber provenido el sonido.
-¡Ay! – un pequeño quejido proveniente de la cocina le advirtió de su presencia, camino hacia ahí y lo miro, el chico estaba bajo la mesa sobándose la cabeza con una mano, parecía buscar algo, sin embargo Kai no podía explicarse que.
-Ehm… ¿Que buscas? –musito intentando no asustarlo, el aludido le miro y abrió mucho los ojos por la sorpresa, intentó pararse rápido, golpeando su cabeza de nuevo con la mesa.
-¿Q-quién eres tu? – pregunto el chico mientras miraba a el moreno a los ojos, parecia asustado.
-Soy el dueño de la casa… -dijo Kai sin apartar la mirada del rostro de su contrario, sonriéndole con calidez– ¿Y tú eres…?
-Dueño de la casa… - Susurro tan bajo que apenas pudo escucharse lo que decía, Parecía realmente perdido, aunque Kai le entendía, se notaba que había pasado un infierno en vida -Yo… Y-yo…
Kai miro atentamente al mas pequeño, esperando una respuesta, sin embargo, lo único que obtuvo del menor fueron lagrimas, que comenzaron a salir a borbones de sus ojos.
-N-no se quien s-soy… no… no puedo recordar nada… -dijo el chico entre sollozos.
-¿No puedes recordar nada? ¿COMO QUE NO PUEDES RECORDAR NADA? – dijo Kai sobresaltado, agitando un poco las manos en el aire, el chico le miro temeroso y comenzó a llorar aun más fuerte, –Joder… Disculpa por gritarte -Musito el moreno, arrepentido por lo que había hecho anteriormente.- No quería asustarte… Pero.. ¿De verdad no puedes recordar nada? ¿Cómo te llamas, donde vives, nada? –El chico se limito a negar, sentía como sus lagrimas le nublaban la vista, e intentaba acallarlas sin tener éxito, Kai se acerco y dio unas cuantas palmaditas en el hombro contrario, intentaba darle valor pero el chico solo lloraba, como si no existiera nadie más en el mundo, como si solo estuviera el, solo, como si no sintiera más que su propio dolor… Y era así, no conocía más que dolor, no podía sentir otra cosa.