Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

In Fraganti por Lovegame

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hoy les traigo un fanfic corregido por mí,
las autoras reales son Hanako-chan & Leslie-chan, quienes me pidieron que publicara su fic en conjunto , 
pues aquí esta ;D

Alfred Jones & Arthur Kirkland son propiedad de Hidekaz Himaruya.

Alfred y Arthur se miraron con una seriedad que parecía como si estuvieran en un sepulcro.

-So... -pronunció el americano al ver al inglés entrar a la habitación. El menor sostenía su miembro con la mano derecha y con la otra sujetaba un retrato del mayor.

-¿T-Te… estabas masturbando con mis fotos? –preguntó Arthur, incrédulo ante la escena en la que había irrumpido.

-Huh… eh… -divagaba Alfred sin atreverse a responder.Pero finalmente afirmó lo que más temía el inglés- …Yes. 

- ¡¿P-Por qué… HARÍAS ALGO TAN ESTÚPIDO GORDO IMBÉCIL?! –le gritó enfadado.

Alfred no lo escuchó, simplemente se puso de pie y le dio un dulce beso en los labios. Arthur aun se encontraba  shockeado por lo anterior visto… Pero no puso opuso resistencia a tan agradable beso que le brindaba el estadounidense. Alfred, con mucho cuidado, lo tomó por la cintura para después acorralarlo contra la puerta, en ese instante el inglés reaccionó pasando posesivamente sus brazos alrededor de su cuello en busca de más contacto con el menor. Las respiraciones se hicieron pesadas mientras los pulsos desbocados pedían por más. El americano detuvo el beso para posar enseguida sus labios a ese cuello tan apetecible. Ya sin el gringo obstruyendo, el delicioso coro de gemidos se dejó oír por toda la habitación.
Arthur no podía resistir más… Deseaba con fuerza que Alfred lo tocara y lo hiciera suyo.

 

-A-Alfred… n-no puedo más…

-Hey... ¿Tan rápido?

-¡¡Sólo apúrate idiota!! T-Tócame más…

-Ok, como desees…

Y Cumpliendo el pedido del ojiverde, emprendió a desabotonar esa molesta camisa, dejando besos y marcas por todos lados mientras los gemidos de placer de Arthur se escuchaban por todo el lugar. Alfred dirigió sus besos hacia los rosados pezones que poseía el inglés al tanto que jugaba con la mano con uno, y con su boca, mordía y chupaba el otro. Arthur, con algo de saña enterró su rodilla en la entrepierna del contrario, excitándolo más , arrancando un ronco gemido del estadounidense. Las manos de Alfred no se mantenían quietas, luego de jugar con los pezones y repartir mordidas por todo el pecho, el americano continuó bajando de manera lenta torturando a Arthur, llevándolo a suplicar aún más por sus caricias… En un movimiento inesperado para el inglés Alfred le dio vuelta, poniéndolo de cara a la puerta, bajando sus pantalones en el proceso y escurriendo sus manos por esos lechosos muslos que temblaban con el tacto. Sabía cuanto excitaba al cejón que lamiera y mordiera sus glúteos mientras los masajeaba con sus manos las cuales dejaron marcas a su paso, la boca del menor empezó a saborear las caras internas de los muslos de Arthur, evitando a propósito el sexo del ingles el cual se enloquecía a cada momento. Jones quería seguir con esta suculenta tortura… Pero él ya estaba en el límite. Todos los gemidos y gritos que salían de esa apetitosa boca estaban surgiendo efecto, se apartó del cuerpo tembloroso y un poco encorvado del rubio mayor, recibiendo un bufido de molestia por haberse detenido. Se tomó un momento para admirar su trabajo, se notaba que estaba a punto de perder el equilibrio y esa carita con ojos nublados por el placer le pedía a gritos que lo hiciera suyo.

Con poco esfuerzo alzó al ingles en brazos, éste, creyendo que lo llevaría a la cama no opuso resistencia, quería a Jones y lo quería ahora…

Pero grande fue su sorpresa al verse empotrado contra el enorme espejo que Alfred tenía en su recámara. Confundido, observó a través del espejo como el de lentes se sentaba en su cama, no tardó mucho en darse cuenta de lo que quería… Una de las tantas fantasías que tenía Alfred con su anglocejón era verlo dándose placer a sí mismo tal y como lo había encontrado a él hace unos momentos atrás.

Este hecho volvió a encenderlos a ambos, el morbo y las ansias del menor de ver al otro eran indescriptibles. Un poco azorado pero decidido a llevar su cometido, el mayor empezó a pasar sus manos por su propio cuerpo, siguiendo el camino que anteriormente Alfred había trazado. Sus pezones una vez más se endurecieron, sintiendo la mirada caliente por todo su cuerpo… no pudo evitar gemir al sentir escurrir un líquido caliente desde su miembro a sus muslos, sus manos llegaron hasta su sexo, masajeándolo con algo de brusquedad, imaginado que eran las manos de su lindo y pervertido emancipado americano. Se inclinó un poco mostrando su trasero, agarrándolo y frotándolo, dejando ver de vez en cuando su agujerito que palpitaba con ansias de que lo profanaran, el gringo tenía una excelente vista y, aprovechando que el otro estaba muy concentrado en su labor, se acercó por detrás, tomándolo y llevándolo al fin a la cama.
Alfred recostó a su querido ojiverde de espaldas, desabrochó su pantalón y dejó salir su endurecido miembro a la vista del inglés. Le hubiera gustado molestarlo más... Pero las ansias de hacerlo eran demasiado fuertes como para soportarlo más, besó la espalda de Arthur, haciendo que éste se estremeciera por el contacto de los labios del menor. Alfred siguió bajando los besos hasta llegar a la parte trasera del mayor, admirando ese delicioso agujero que pedía a gritos que lo violaran sin pavor.


-¡¡I-idiota!! ¿Q-qué estas esperando…? – se quejó Arthur, sonrojado.

-¿La quieres dentro tuyo? –preguntó el americano.

Arthur estaba a punto de contestar pero fue detenido por el ojiazul, éste metió su lengua por su entrada chupando y jugando, el inglés no pudo evitar gritar del placer que Alfred le estaba brindando… Sentir esa lengua húmeda juguetear con su entrada no se podía sentir mas placentero.

¿En verdad era el mismo Alfred que el conocía…?

Sentía los chupones y las metidas de lengua en esa parte tan sensible. Alfred se separó de Arthur y dirigió sus dedos hacia la boca de Arthur, éste enseguida entendió lo que tenía que hacer. Tomó los dedos y los chupó, lamió y mordió. Cuando Alfred decidió que ya estaban lo suficientemente lubricados los sacó de su boca y los metió en el interior de Arthur… el cual no esperaba que metiera los dos al mismo tiempo.

-¡¡Bloody hell!! ¡¡Tén un poco de compasión!!

-No es la primera vez que lo hacemos, deberías estar acostumbrado…

Arthur solo le lanzó una puteada mientras Alfred se reía.
Cuando el menor se dio cuenta que ya estaba listo, quitó los dedos y lentamente metió su miembro endurecido. El inglés no pudo evitar lanzar un grito de placer al sentir por fin al estadounidense dentro. Alfred empezó con embestidas suaves pero enseguida comenzó a aumentar la velocidad, las embestidas se acrecentaban al igual que los gemidos y la erección de Arthur.
El americano se dio cuenta y dirigió una de sus manos hacia el miembro del ojiverde empezando a masajearlo, el otro simplemente gimoteaba. Ni siquiera sabía en donde se encontraba, y tampoco le importaba mucho, estaba totalmente desorientado… Lo único que pasaba por su mente en esos momentos era la deliciosa sensación que lo estaba haciendo sentir el menor y pedía a bramidos que no se detuviera. El miembro caliente entraba y salía de manera brusca, el cuerpo del mayor lo recibía gustoso, las contracciones de su ano enloquecían al de lentes, en una embestida más fuerte y certera tocó aquel lugar que enloquecía a Inglaterra… se concentró en seguir dando en ese lugar. El rubio mayor empujó su cuerpo hacia atrás consiguiendo que Alfred perdiera el equilibrio y cayera de nalgas en la cama. Aún un poco aturdido sintió como Arthur se daba la vuelta, se subía encima de él tomando su duro y palpitante miembro y lo enterraba en su cuerpo húmedo, comenzando nuevamente con aquellas embestidas. Los gemidos inundaron nuevamente la habitación que ya era casi un sauna, los fluidos corporales se entremezclaban haciendo ese momento más placentero. Al hacer más nítido el contacto entre sus cuerpos, Inglaterra observó a su ex colonia con los ojos cerrados dejándose cabalgar a placer, no pudo evitar notar el sin fin de accesorios con su imagen desperdigados en la cama del menor, provocando que se calentara aún mas. Le complacía saber que Alfred tenía toda clase de fantasías con él, aunque le hubiese gustado que se lo dijera… Así tal vez  hubiesen empezado a realizarlas con anterioridad. Con algo de saña aumentó la velocidad, apretando más el miembro entre sus nalgas, lo que sacó un ronco gemido al americano, sabía que estaban a punto de llegar al orgasmo así que se inclinó, pidiendo que lo besara. Rodaron por la cama, uno arriba, uno abajo, no se quedarían quietos. Las cosas que antes estaban sobre la cama (almohadas, imágenes, posters, etc con la imagen de Arthur) salieron volando por los frenéticos movimientos. En un último alarido, Arthur terminó vaciándose en el abdomen de ambos, seguido de Alfred, que se corrió en su interior. Jadeando y tiritando por todas las sensaciones experimentadas, se acomodaron para abrazarse, el ojiverde usó de almohada el pecho del contrario sintiendo sus latidos aún desbocados y su respiración intentando volver a la normalidad, una suave mano pasó por las hebras húmedas de su cabello y luego bajó por toda su espalda, ofreciéndole caricias reconfortantes.
Arthur recibía esas caricias con total felicidad como si fuera un gato, escondió su rostro en el pecho de Alfred y susurró unas palabras que el estadounidense no puedo comprender.

-¿Disculpa…? –preguntó el menor.

-¡¡N-No es nada idiota!! –refunfuñó el mayor.

-Ha Ha, Tell me~

Arthur sintió como su rostro se ruborizó y enterró su cara aún más en el pecho del americano.

-I... I love you. –dijo avergonzado.

Alfred le dio un pequeño pero tierno beso en la cabeza y le susurro al oído:


-I love you too. –respondió el menor.

Ambos quedaron abrazados, sintiendo la calidez del otro. Felices y satisfechos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).