CAPÍTULO 1
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De novelas y verdades
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Salió del automóvil el cual estacionó en uno de los espacios dedicados exclusivamente para los profesores, específicamente en el que tenía de nombre Uchiha Itachi. No podía expresar cuán mal le caían los Uchihas, por razones desconocidas para ser exactos, pero simplemente no los podía pasar a ninguno, ni al mayor y mucho menos al menor de los hermanos. Cerró la puerta y se aseguró de prender la alarma. Miró alrededor y pudo observar que pese a la hora aún se encontraban el automóvil de Hatake y de Orochimaru, además de la bicicleta del Umino; lo que significaba que los tres aún seguían en el instituto. Siguió avanzando y al llegar a la entrada pudo ver tres bicicletas en el estacionamiento designado para los alumnos. Reconoció la de Naruto inmediatamente, negó con la cabeza y suspiró recordando la razón por la que estaba ahí. La otra era claramente la de Uchiha Sasuke; y la tercera, si no recordaba mal, era de ese nuevo alumno que había visto en su departamento unas cuantas veces este mes, Sai.
Siguió su camino hacia dentro del instituto, su cabellera que pasaba sus hombros y anaranjada, se veía algo rojiza bajo la despedida del sol y el cielo con tonos rojos rivalizaba con sus ojos, que eran como profundos rubíes. Alto, de piel acaramelada, figura sublime y andar elegante. A sus veinticinco años no podía quejarse de nada de lo que tenía, abogado exitoso, dinero de sobra, un par de amigos, y por supuesto al pequeño que era su luz y del que tenía total custodia. Naruto Uzumaki se quedó huérfano tras un terrible accidente que se llevó la vida de sus amorosos padres. Accidente del cual Kurama se sentía responsable, por lo que pese a que al principio y por su corta edad la custodia del único sobreviviente fue a manos de Tsunade y Jiraya. Con el tiempo, alcanzó la edad y puso todo su esfuerzo para ser exitoso y merecedor de cuidar del hijo de personas que admiró bastante y que según él, contribuyó en su ida eterna. Pese a que tuvo que rogar al par de ¨ancianos¨ para que se lo dieran, al final fue Naruto quien decidió que sí quería irse con su nii-chan. Y pues ese es el resumen de cómo Kurama era ahora el tutor legal de un adolescente de 16 años a su corta edad de 25, y el solo podía estar muy agradecido.
La historia de lo que Naruto significó para él en todo este tiempo es una larga y tierna historia que permanecerá en su corazón eternamente y de la cual no es momento. Solo recordar que para Kurama Naruto es como su pequeño hermano menor, y siendo conocido como un ¨zorro demoniaco¨ ante las innumerables cortes que se ha presentado todos y absolutamente todos han ¨gozado¨ de lo que ese ¨zorro¨ es capaz de hacer si alguien se atreve a lastimar a su cachorro.
Bien, regresando a los pasillos del instituto. Tenemos al joven tutor irritado porque justo cuando había llegado de su oficina con ansias de la deliciosa comida que Naruto debía tener para él, se dio con la sorpresa de que no había Naruto. Y el departamento lucía como si nadie hubiera estado ahí por horas. Eran ya pasadas las cinco y se suponía que en verano los alumnos regresaban a casa a las tres. Y antes de que fuera endemoniadamente en busca de la milicia y su propio arsenal de armas ocultas en su armario el teléfono sonó.
“Si estas en busca de tu lindo cachorro, creo que deberías venir al instituto. Te mostraré algo divertido” fue lo que escuchó, y antes de que pudiera responder, la idiota serpiente ya había colgado. Ese odioso profesor de química era un condenado pervertido, así que no dudó ni un segundo en volver a ponerse su saco negro, coger las llaves, e ir al instituto rompiendo el límite de velocidad permitido.
-¿Dónde está? - preguntó con evidente irritación en su voz.
-Vaya Kuu-chan no nos vemos desde la última reunión de padres y ¿así es como me saludas? - una de las cejas del joven se estremeció con la forma con la que el adulto se había referido hacia él.
-Tenga el placer de no llamarme así Orochimaru-sensei- dijo con molestia.
-Mou, no sabía que solo Naruto-kun podía hacerlo- dijo burlón.
-Podría decirme dónde está, es hora de que regresemos- dijo perdiendo la paciencia.
-Pues…- comenzó el profesor mientras giraba su asiento y volvía a concentrarse en la gran pantalla que tenía colgada en la pared. Kurama vio alrededor, y recordó que esa era la segunda vez que había estado en esa oficina. Muchas computadoras, y aparatos con lucecitas que por alguna razón se veían amenazantes, papeles y libros por doquier y esa pantalla gigante que mostraba lo que ocurría en su laboratorio. “Ahora sé donde se va todo lo que pago de mensualidad” pensó con molestia- digamos que tenemos un situación algo complicada- sus largos dedos blancos teclearon algo en un teclado sobre su escritorio, mientras las escenas en la pantalla gigante cambiaban una y otra vez, hasta que pararon en una.
-¿Qué hacen ahí? - preguntó señalando lo que vio frente a él.
-¿Sabias que ayer mis alumnos tenían que entregar un trabajo sobre Barbitúricos y su efecto sobre el SNC? - preguntó sin responder la pregunta anterior, el joven solo negó- Pues era un trabajo en grupos, y el grupo de nuestro querido Naruto-kun se atrasó y no entregó el trabajo a tiempo- sonrió maliciosamente, relamiéndose en la idea de jalar a esos cuatro y poder tenerlos un año más bajo su tutela.
-No me enteré- respondió con molestia.
-Pues honestamente tampoco me había dado cuenta de eso hasta hoy día- dijo sonriendo perturbadoramente, él sabía algo que Kurama no, y eso le ponía la piel de gallina. El solo pensar que Naruto estaba bajo la enseñanza de este tipo… Aun se cuestionaba el porqué no lo había cambiado de colegio ya hace tiempo- Al parecer a Sakura-chan y a Sai-kun se les ocurrió que era una gran idea ir a escondidas a mi laboratorio y dejar su trabajo sobre el resto, pensando que no me daría cuenta. Y creo que no lo hubiera hecho y a los pequeños no se les hubiera ocurrido la gran idea de tocar mis cosas- bien, ese fue el momento donde Kurama podía comenzar a alarmarse. ¡Naruto había tocado algo del laboratorio de la serpiente! ¡Del laboratorio de LA SERPIENTE! ¡Rayos! Si antes creía que las cosas podrían ser algo problemáticas ¡ahora no sabía qué hacer!
-¿Qué cosas? - preguntó serio y sin alzar la voz, pero muy bien que gritaba como niña en el interior.
-Pues sabes que me gusta experimentar con ciertos fármacos y sust-
-Ve al punto - exigió realmente irritado, y tenía que agradecer su fuerza de voluntad y a sus nuevos pantalones, porque tener sus manos en sus bolsillos sí que ayudaba a que sus garras no estuvieran estrangulando el delgado y apetitosamente quebrantable cuello del sujeto.
-Pero que impaciente- dijo disfrutando de la desesperación que brotaba por cada poro del ¨zorro¨- Pues los niños activaron uno de mis nuevos experimentos, en el cual estaba trabajando. Y ahorita están en cuarentena- Kurama frunció el ceño- lo que significa que ninguno que este dentro del laboratorio puede entrar o salir de ahí- la sonrisa que puso no parecía demostrar ni lastima, ni culpabilidad, solo goce total. Bueno ahora tenía conejillos de indias gratis, él no podía desear algo mejor.
Kurama volvió a fijar su vista en la pantalla y observo a las seis personas que se encontraban paradas y en silencio. Naruto se notaba realmente intranquilo, sentado cerca a una mesa de metal, moviendo su rostro de un lado a otro y sus manos juntas palmeándose sin cesar. Sasuke por otro lado tenía la tan conocida expresión de indiferencia, parado y apoyado pobre un muro de metal, que parecía alguna extraña maquina que usaba el científico loco. Sakura estaba cerca de la misma mesa cercana a Naruto, también sentada pero su cabeza apoyada sobre sus brazos cruzados y mirando de tanto en tanto a los presentes. Sai por su lado con la misma sonrisa de siempre y recorriendo el lugar observando los tubos de ensayo y sustancias desconocidas.
Algo que sorprendió a Kurama fue la presencia de aquellos dos adultos, ambos también profesores de Naruto. Kakashi estaba recostado sobre otro muro de metal, obviamente otra máquina con propósitos desconocidos, y con un pequeño libro naranja, abierto y ojeándolo tranquilamente. Iruka por su lado se veía tan intranquilo como Naruto, sentado frente al peli plata pero solo viéndolo de vez en cuando y con sus mejillas extrañamente sonrosadas.
-¿Por qué están Iruka y Kakashi sensei ahí?
-Hmm, al parecer Iruka-san tenía algo importante que decirle a Sai y Naruto. Y Kakashi-san por alguna razón terminó siguiéndolo- dijo mirando la pantalla y algo indicaba que el profesor se había sumido en sus pensamientos- Ne Kuu-
-Que no me llames así
-…chan- era por gusto gastar aliento con ese sujeto- ¿sabías que Kakashi-san se declaró a Iruka-san? - Kurama solo arqueó una de sus cejas. “Así que tenía razón y ese par tienen algo”. Pensó con una sonrisa- por lo que veo suponías sobre algo de eso- dijo notando la sonrisa en los labios del peli naranja, para luego volver a fijar su mirada sobre la pantalla. Orochimaru prosiguió- Pero Kakashi fue rechazado completamente- Kurama paró sus pensamientos y su sonrisa desapareció en ese instante- Y desde ese momento ninguno ha intercambiado palabras- Kurama estaba sorprendido. “Pero…¡A Iruka-sensei claramente le gustaba Kakashi!”
-¿Cómo sabes eso? - preguntó serio.
-Kukukukuku ¿Sabías que mi kouhai de la universidad trabaja medio tiempo arreglando las cámaras del instituto? Es un genio con respecto a casi todo- sonrió algo orgulloso- Kabuto es muy bueno aprendiendo todo tipo de cosas- Así que habían sido grabados.
Ambos se quedaron mirando la pantalla, nuevamente en silencio. Y Kurama no dejaba en pensar por cuánto tiempo estarían en ese lugar. Pero antes de que pudiera preguntar, se dio cuenta de la expresión que hizo Naruto. Agacho la mirada avergonzado. Rápidamente Kurama buscó la razón de eso y se dio cuenta que el culpable era ese azabache con esa sonrisa estampada en su rostro. El peli naranja no pudo hacer otra cosa más que fruncir el ceño en desaprobación. Y el siniestro profesor no pudo no notar la molestia que emanaba el cuerpo de su acompañante. Así que rió divertido.
-¿Hay algo que le cause gracia sensei? - preguntó con una de sus venitas palpitando amenazadoramente.
-Claro que sí. ¿Cómo ocultar lo divertido de la expresión que estás haciendo? - dijo burlonamente empeorando el humor del otro- jajaja, es solo que me sorprende que no lo sepas- dijo después de haber dejado el tono de diversión en su voz.
-¿Saber qué?
-Sobre los problemas amorosos de tu preciado cachorro- dijo saboreando cada palabra mientras disfrutaba de la expresión de sorpresa del otro.
-¿Problemas… amorosos? - Nooo, claro que su Naru-chan no tenía ni una clase de problemas… ¡Mucho menos amorosos! Al menos el se iba a encargar de eso.
-Exactamente. Problemas amorosos- waa cómo disfrutaba molestar a la gente- Pues tendré que ponerte al día- dijo girando su silla y mirando directamente al joven parado al lado suyo. Y Kurama estaba seguro que desde ese día no iba a dudar más sobre todo el conocimiento que Orochimaru, ese reptil-científico loco, tenía entre sus fauces. Él sabía desde lo que pasaba detrás de las puertas que conducían al salón de profesores, hasta el mínimo movimiento que hacían secretamente los alumnos debajo de alguna escalera detrás del gimnasio. Y mientras escuchaba cada palabra no podía evitar pensar que todo parecía una dramática novela coreana. ¿Cómo él sabía de novelas coreanas? Nunca admitiría que BBF fue lo causante de su ausencia en el tribunal por una semana, menos que el extraño pedido de tissues al departamento 505 eran no precisamente para un año, sino que se acabo el ciento en solo un par de días.
Ok. Enumerando los puntos en su cabeza, el trama de esta extraña (y cursi) novela escolar era así: Sé enteró de la noche a la mañana que Naruto estaba enamorado de alguien, y que su enamoramiento era uno no correspondido y que había durado por ya más de dos años. “Un clásico” Que Sakura había tenido enamorado, con el que había estado por varios meses, del cual nadie parecía saber. Que Sai había estado rondando a su querido cachorro proponiéndole cosas indebidas. Y que el odioso Uchiha era el centro de todos los problemas. O bueno eso había concluido Kurama. Después de todo, el amor no correspondido de su preciado Naruto era precisamente Sasuke, el novio de Sakura había sido Sasuke, y la razón por la que ahora Sai andaba detrás de su cachorro era precisamente porque Sasuke había dicho algo que rompió con las esperanzas de este, y ahora tenía un corazón roto. Y ninguno sabía nada al respecto de lo que pasaba.
Al parecer Naruto no se había enterado de la relación de Sakura y Sasuke, y ninguno de ellos sabía de los sentimientos de Naruto, y mucho menos que ahora Sai estaba detrás de él. Mientras que Sakura y Sasuke rompieron por alguna razón desconocida pero que al parecer resuena a ¨infidelidad¨
Al contrario, todos ellos, día a día actuaban como los buenos amigos que siempre habían sido. Naruto ocultando sus sentimientos. Sasuke y Sakura indiferentes a lo que pasó entre ellos y tratando a Naruto como siempre. Sai visitando el departamento de Naruto muy seguido para el gusto de su tutor, el cual había comenzado a pensar en la posibilidad de prohibirle al rubio tener visitas mientras él no estuviera.
-… y creo que eso es todo- concluyó el profesor tratando de recordar por si le faltaba algo- Uno llega a pensar que los peores problemas de los adolescentes es el próximo examen que vendrá, pero creo que muy bien te das cuenta que no es así- terminó con una sonrisa maliciosa en su rostro.
-…
-¿Sin palabras?
-Pues creo que yo tampoco estaba al tanto de todo eso- se escuchó detrás de ellos y ambos giraron a ver a los recién llegados- Cierto, Kurama-san sería muy amable de su parte que no aproveche mi ausencia y se apodere de mi espacio. Tiene mi nombre por una razón ¿sabe? - dijo con su ceja tintineando en irritabilidad.
-Uchiha Itachi- pronunció su nombre saboreando lo mal que sabía en sus labios el apellido Uchiha- Pensé que hoy no le tocaba enseñar- puso su sonrisa de oficina.
-Pues es cierto, me halaga saber que se sabe mis horarios, ¿debería tomarlo como que está al tanto de mis movimientos, señor acosador?
-Oh. ¿Halagarse por algo como eso? Por favor, saber sus horarios me permite saber cuándo el instituto está disponible para que alguien de mi posición no tenga que cruzarse con alguien de tan bajo nivel como el suyo.
-¿Así que soy de una posición por debajo de usted? Pues no me explico el motivo de que use mi lugar, si todo lo mío es según usted es denigrante, señor pedof- ¡Itaa! ¡Dei ¿ahora que hice?! - gritó de dolor deteniendo sus palabras mientras veía a su acompañante con el ceño fruncido.
-¿Es que ustedes dos no van a parar. Hum?- se quejó mirando al par con molestia- Ambos siguen actuando como un par de niños.
-Ah, hola Deidara, no te llegué a ver- dijo calmadamente olvidando por completo la conversación anterior-
-Kurama. Cada vez que Itachi entra en la habitación toda tu concentración se queda en él- dijo burlón ganándose un par de miradas irritadas.
-Basta de sus berrinches por favor- dijo el mayor de los presentes- Pese a que en otras circunstancias disfrutaría de sus idas y venidas de insultos, ahorita el plato principal son nuestros pequeños ahí dentro- dijo señalando la pantalla donde se veía a los seis que parecían haber cambiado de posiciones en estos veinte minutos que habían pasado.
-Por lo que me dijiste por teléfono, están en cuarentena- dijo el azabache acercándose a la pantalla.
-¿A él si se lo dijiste antes? - dijo con molestia el peli naranja.
-Al contrario tuyo, él no es de dejar de hacer lo suyo solo con una simple frase. Y fíjate que pese a que le conté todo se demoró como una hora en llegar- dijo sonriendo burlonamente.
Los cuatro se quedaron en silencio viendo la pantalla. ¿Acaso ahora solo tenían que esperar? ¿Cuánto sería eso?
-Cierto, hay algo que me intriga-mencionó Kurama de la nada ganándose la atención de todos los presentes- ¿Por qué todos están callados? Ya pasó bastante tiempo y ninguno ha dicho ni una sola palabra- dijo haciendo que el par de recién llegados miraran con mayor atención la pantalla.
-Ahh, eso… bueno no durara por mucho tiempo- dijo mirando un reloj cercano- ya han pasado más de tres horas. Así que dudo que puedan controlar el ¨picor de sus lenguas¨- dijo con malicia.
-¿Qué quieres decir?
-Recuerdas que te dije sobre mi experimento. Pues es algo que se me ocurrió. Un fármaco realmente interesante- sonrió con delicia- una droga de la verdad. Una droga que no te permite mentir, y que si decides quedarte callado por más de cuatro horas algo interesante va a pasar. No tendrán otra opción más que decir lo que sus corazones realmente sienten. ¿No te parece algo divertido? Qué pena que no trajimos canchita, solo tomen asiento y disfruten del show- dijo señalándoles unos bancos que estaban cerca del escritorio del extraño profesor.
Bien, Kurama estaba seguro de algo, quizá iba a necesitar un pañuelo y algo de helado.