Un chico caminaba campante por la calle con un ramo de claveles y una botella de vino en la mano, una radiante sonrisa de oreja a oreja encandilaba a todos los transeúntes que pasaban a su lado.
- Hoy es mí día especial, mi día es-pe-ci-aaaal. – canturreo contento alternando los regalos de una mano a otra. Hoy celebra su decimonoveno aniversario con su novio, dos años con siete meses de relación es suficiente motivo para celebrarlo a lo grande, y por celebrarlo a lo grande se refiere a una noche de sexo gay desenfrenado sin vigilancia o consentimiento paternal -cabe destacar que sus padres aun creen que es virgen- Oh si, hoy estrenara las nuevas posiciones que aprendió del kamasutra.
Llego a la casa de su novio Jordan e inserto la llave de emergencias que secretamente había tomado “prestada”. Entro como un huracán pelinegro con corazoncitos en los ojos y una cara de bobo que no se la quita nadie. Dejo de dar vueltas en medio de la sala, extrañándose de que Jordan no apareciera después del tremendo escandalo que había montado. A decir verdad estaba sospechosamente silenciosa. Agudizo el oído y escucho unas risas en el fondo del pasillo, reconoció las inconfundibles carcajadas de su novio.
- De seguro estará viendo una de sus comedias, mejor así, te voy a dar una grata sorpresa.
Empezó a desvestirse con una sonrisa juguetona, quitándose con parsimonia cada prenda que tapaba su calenturiento cuerpo, ¡porque joder! se estaba poniendo muy caliente o simplemente es culpa del calentamiento global. Quedando solamente en sus boxers grises con estampados de gatos. Camino sigiloso intentando reprimir la risa, llego a la puerta y tomo el pomo de esta y ¡SLAM! La abrió de golpe ocasionando que Jordan se sobresaltara y mirara con horror a Shawn en calzones.
- Feliz aniversario… pero… ¡qué mierda! ¡maldición! ¿¡qué es ese bulto amarillo que esta debajo de ti!? – exclamo al borde de la histeria.
Simplemente no era capaz de procesar lo que veía, eso no tiene perdón de Dios, llevo sus ojos desorbitados a la expresión desencajada de su novio y dejo caer el vino caro y el ramo de flores que ahora parecen marchitas.
- Jordan… ¿qué sucede aquí?
Debajo de su “fiel”, “devoto” y “apasionado” novio se asomaba una cabecita rubia que no dejaba de temblar. Los atrapados infraganti estaban completamente desnudos, solo la sedosa sabana los cubría hasta medio cuerpo. Jamás creyó que eso le pasaría, pero como persona civilizada que es intentaría comprender está metedura de pata con paciencia y educación psicoanalítica.
- ¡Que cojones haces con un crio desnudo en la cama cabrón de mierda!
Bueno… lo había intentado.
- Esto y-yo puedo explicarlo, veras solo somos amigos y…
- Aja, es muy común que los amigos se rocen y practiquen coito a espaldas de sus parejas ¿no?
- No. – susurro Jordan cabizbajo, sintiendo los pequeños temblores del rubio, de seguro estaba cohibido, y como no, si tiene por novio una fiera que impone y que es mejor no hacerle enfadar porque se pone muy pesado y violento.
- Vaya, ojala me hubieses visto hace un rato. – alzo la voz empleando un tono irónico y despechado.- Caminaba saltando por la calle como una colegiala enamorada e incluso estoy semi desnudo porque quería ofrecerte una vista erótica de mi cuerpo, mientras tú bebías del vino ridículamente caro en el cual gaste gran parte de mis ahorros. ¿Y qué me encuentro? Que mi idealizado novio me estaba poniendo los cuernos.
- Shawn yo no quería…
- Todos los hombres sois iguales, solo piensan con el pene.
- Tú también eres hombre. – susurro tímidamente el rubio, sin atreverse a mirar al pelinegro a los ojos.
- Disculpa pero se supone que este es mi monologo donde descargo mi decepción en el tío que hace unos minutos te metía el rabo por el culo como poseso, así que no me interrumpas.
- ¡Shawn! – le regaño Jordan escandalizado.
- ¿Qué? Cuando estas haciendo el amor te gusta adoptar la pose de macho dominante. Pero sabes, me alegro que me hayas engañado, así me he dado cuenta de la clase de basura que eres, así que rubito disfrútalo porque es todo tuyo.
- Pero Shawn te estás precipitando. – suplico Jordan desde la cama.
- No Jordan, ya no más, si me quieres déjame ir.
Y dándose la vuelta lentamente salió de la habitación, con el espíritu abatido y con unas intensas ganas de atragantarse con comida chatarra hasta engordar.
- Y me llevo esto. – volvió a entrar y se llevo la botella de vino ante las miradas incrédulas de los nuevos amantes.
- Ese chico es muy… admirable y raro. – dijo el rubio sin dejar de temblar, parecía uno de esos chihuahuas nerviosos.
- Sí, lo es.
Un chico caminaba por la calle pero ahora un rictus de amargura le acompañaba. Sentía una fuerte opresión en el pecho, su corazón estaba hecho añicos. Le habían apaleado dolorosamente. Tanto, que le costaba respirar con normalidad, sus ojos arden, tiene deseos de llorar pero no quiere hacerlo, ese… ese idiota que por tanto tiempo amó no merecía sus lágrimas y lo sentía por el crio, menudo cretino se ha conseguido.
Llego a su apartamento, para nada lujoso, con piso de madera y decoración simple pero acogedora. Se tiro en el sofá y al instante un gato blanco se subió a su pecho para hacerse un ovillo mientras estudiaba la expresión triste de su amo con sus luminosos ojos verdes.
- No sé que voy a hacer con mi vida Kouta. – dijo mientras acariciaba con las yemas de sus dedos el suave lomo de su gato. El minino comenzó a ronronear sintiéndose confortable con las suaves caricias.
Shawn se dejo arrullar por el sutil ronroneo y poco a poco el sueño le iba venciendo y termino por cerrar sus ojos color miel, ocultándolos tras sus finas pestanas.
- Me gustaría que todo fuese una pesadilla, pero es la maldita realidad.
Y con esa última frase se durmió completamente, exhausto, cansado y hastiado de la vida y los sucesos del día de hoy.