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Eternally missed por Wiiel

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Notas del fanfic:

:::.:::.:::Precaciones. No exactamente ahora, pero eventualmente:::.:::.:::

- Yaoi. Si no te gusta, bien. NO LEAS ENTONCES. No quiero reviews molestos.
- Maldiciones. Quizá no a tal extremo de ser irritante al leer, pero habrá palabras como 'cabrón' o 'joder'. Si eres hipersensible, mejor no leas, puedes quedar traumado. xD
- Auto-mutilación. Sobre esto, me refiero a intentos de suicidio.
- Muerte. Tristemente sí, alguien morirá.
- OoC. Bueno… la mayoría de mis FF tienen un toque de esto. Simplemente porque algunos personajes deben cambiar para el desarrollo de la historia; por mientras puedo avisar que será un poco notorio en Sasuke y un mucho en Sakura-frentona y… y… un mucho mucho en otros personajes XD

Notas del capitulo:

Naruto y sus personajes pertenecen a K. Masashi. Pero el contenido literario de este fanfic me pertenece, por lo que queda COMPLETAMENTE PROHIBIDO el plagio parcial o total de esta obra.

Dejo mi tumblr: MiieL.Ritzu

Y mi DeviantArt: Wiiel

 “Eternally missed”

- 1 -

Sasuke. Mi tormento constante

 

La lluvia caía sin misericordia por los alrededores creando una faz tranquila a la aldea de Konoha, oculta entre las hojas, madre de grandes ninjas y poseedora de algunos de los más poderosos clanes no solo del país de fuego, sino, del mundo shinobi. No había mucha gente caminando por los alrededores, lo que significa que nadie prestó atención al par de amantes que encontraron la lluvia como el más perfecto de los pretextos para encerrarse en una de las casas de aquel lujoso barrio; la jornada laboral no había terminado, pero tendrían poco tiempo para dar rienda suelta a sus placeres y necesidades más básicas. Como todos los viernes desde la última semana, las clases en la academia terminaban dos horas antes de lo establecido. Una perfecta cuartada para todos aquellos que disfrutaban la posibilidad de vagar un poco por ahí antes de volver a casa, seguros de que sus padres no los buscarían hasta más tarde. Pero, ¿qué clase de alumno de academia –que regularmente no rebasaban los 12 años-, desearía escaparse del colegio? O más aún: ¿… y que además, desearía escaparse para salir con un joven gennin tres años mayor?

Dentro de uno de los departamentos, en uno de los distritos de clase media, más específicamente el número 4, se encontraban dos amantes.

Al entrar, no pudieron evitar que uno de los bonsái que decoraban el barandal de entrada cayera al suelo rompiéndose su base de barro al impactar. Sinceramente ninguno de los dos estaba consiente de lo que estaba haciendo, o no completamente; sabían qué estaban haciendo, sabían también que no era algo de lo que estarían orgullosos sus padres o sus superiores y también sabían que las consecuencias de sus actos les llegarían en algún momento. ¿Entonces, porqué era que seguían, ahora azotando la puerta de entrada y cerrándola al imponer una espalda de un joven rubio de ojos azules sobre ella? Porque realmente no les importaba. Les importaba menos que un comino lo que dirían las personas a su alrededor, el papel de la sociedad, o las tontas y absurdas reglas que la sociedad imponía para cualquiera que desease pertenecer a ella… No señor, ellos se amaban, no había nada más que eso.

- Idiota, me debes una planta -susurró molesto el rubio mientras comenzaba a quitarse la molestia que representaba su chaleco verde junto con su protector de metal con el símbolo de la hoja grabado en él. Hace ya minutos que no había podido hablar debido a los constantes ataques depositados como besos con los que su compañero lo mantenía pegado a la puerta de su propio departamento.

Soltó un corto gemido al sentir los labios del moreno deslizándose por su acanelado cuello dejando a su paso restos de saliva.

- Uchi… -un gimoteo más salió de los labios dulzones y perfectos del ojiazul, mientras sentía las hábiles y juguetonas manos del otro posarse debajo de su playera de manga larga de color azul que conformaba su uniforme de jounin. Sintió ligeramente la sonrisa traviesa del cetrino contra la sensible piel de su pecho, ahora le había despojado de su prenda superior de tal manera que el blondo no había puesto resistencia… vamos, ¡ni cuenta se había dado!

Le encantaba escuchar esa voz jadeante diciendo su nombre, suplicando de esa manera por más; más de lo que solo él podía otorgarle. Y su deseo aumentó al verse excitado por dicha palabra, así que reanudó sus actos para hacerle sentir al blondo más placer de lo que ya era víctima.

- Uchih…  Uchiha….

- Naruto… -murmuró sobre esa suave y tersa piel tomando un poco de ella entre sus dientes y aplicando la presión suficiente con sus colmillos y labios para dejar un bonito chupetón en aquel cuello que le volvía loco, consiente de que después de ver aquella marca, los malditos “seguidores” de su amado rubio se verían intimidados y dejarían de una vez y para siempre el andar rondando alrededor de su Naruto.

La ropa comenzaba no solo a ser una molestia, sino más bien una jaula, una capa innecesaria que cubría sus cuerpos. Así que el moreno puso el buen ejemplo quitándose la playera oscura de mangas cortas para lanzarla a alguna parte del desierto departamento sin intención de volver a por ella en un momento cercano; volvió a invadir la boca del rubio con sus labios y su lengua sintiendo el contacto entre ambos torsos desnudos.

El mayor se abrazó del otro cuerpo, aplicando un poco de fuerza al caminar para guiarse ambos al interior de su apartamento, estampándose mutuamente en el recorrido por el estrecho pasillo (por alguna razón no había dominante y el sumiso, pues a ambos les encantaba acorralar al otro); al llegar a una de las habitaciones que –para su comodidad- ya había sido abierta con anterioridad, se separaron unos segundos para tomar aire y notar como sus respiraciones estaban vueltas locas y mirarse a los ojos.

- Uchiha-kun, yo….

- Naruto… -murmuró el menor dejando al otro caer a la mullida cama frente a ambos, antes de trepar como león a por su presa para acorralarle contra la suave superficie y su cuerpo semidesnudo. Volvió a besarle, por un momento, para después dirigir sus labios a la oreja izquierda del blondo, la que besó y apresó entre sus dientes; éste siempre era demasiado sensible en sus oídos, en más de un sentido al parecer, y no pudo reprimir el soltar un gemido más sonoro al sentir los dientes de su amante de nuevo jugando con su tez.

-…Uchiha… ¡Sasuke!

Esto último sorprendió al menor, pues no estaba para nada acostumbrado a que el rubio le llamara por su nombre.

.

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- ¡UCHIHA! -gritó una voz exasperada y molesta como si el alma se le fuera en ello.

Los ojos del moreno de se enfocaron por primera vez desde que comenzara la hora, para toparse conque estaba sentado en un pupitre de clase, junto con unas veinte personas más y siendo visto por casi todas ellas. La clase de historia de Ebisu-sensei era más que aburrida, simplemente entrabas al salón y te perdías completamente, o te dormías, que era lo que normalmente pasaba. Simplemente sus clases eran demasiado… teóricas, todo estaba mal con ese hombre. Y parecía sacar todo su estrés en clase hablando y hablando, o mejor dicho, molestando y molestando más a sus estudiantes.

Detrás del moreno, un par de chicas cuchicheaban acerca de “su perfecta cara de desconcierto” que había puesto en ese momento y sobre sus teorías acerca de lo que podría haber estado soñando el muchacho Uchiha.

- ¿Podrías decirme, Uchiha-kun, la información que acabo de dictarles respecto a la aldea de la nube? -preguntó el jounin acomodándose sus lentes oscuros con un solo dedo mientras caminaba hacia el asiento del mencionado alumno. Le molestaba en demasía que no se le prestara atención en sus clases, bastante tenía ya con los estúpidos de sus colegas en aquella academia, como para que los mocosos a los que adiestraba pasaran sobre él.

Sasuke entrecerró los ojos, como si la pregunta del profesor no fuera para nada algo que se mereciese ser respondido por él. Mantuvo su pose estoica como perfecto portador de su apellido y se encogió de hombros con indiferencia. Detrás, las chicas que hasta hace un momento habían mantenido silencio al ver al sensei acercarse, retomaron su plática para ahora halagar su porte serio y su rictus de frialdad.

- Me gustaría, Uchiha-kun, que dejase de pensar en algo tan importante como el rango de natalidad en los cangrejos, y a su vez, comience a pensar en su examen de graduación de la próxima semana, para después tener frente a frente su examen chunin.

- ¿No cree que sea algo patético, intentar probar mi falta de atención, cuando todo el mundo sabe que ciertamente, no he puesto atención a su clase desde que ésta empezó? Enaltecer su pobre ego con niños de academia… debe dar vergüenza.

Las risas de la clase estallaron en ese momento aplaudiendo la valentía –o quizá idiotez- del Uchiha para dedicarle tales palabras a su educador.

- ¡Tu! –gritó Ebisu soltando humo por los oídos literalmente- ¡Maldito mocoso de…!

Tap, tap (n/a: pasos de alguien al entrar.)

Pero, el siguiente insulto no tubo la suerte de salir de los labios del jounin, pues se vio interrumpido por el sonido de una puerta deslizándose al ser abierta y los pasos sonoros de un invitado nada esperado ni bienvenido a su aula.

El rictus de frialdad… se fue al infierno.

En la entrada del aula, se encontraba el mayor de los tormentos de Sasuke, se trataba de un jounin de cabellos rubios despeinados y cortos con un par de mechones cubriendo la banda negra que portaba con orgullo el protector de la aldea. Su altura no era algo de envidiar, pues no rebasaba los 1.60m, pero al ser joven se esperaba que su poca estatura fuera algo momentáneo, y que con el tiempo su pequeño cuerpo madurara volviéndose más altivo. Tenía dos juegos de marcas, tres en cada uno, en la cara, simulando bigotes en su rostro. Vestía el chaleco de todo ninja de la aldea y una playera de manga larga, negra, con las espirales bordadas en cada hombro al igual que en la parte frontal del chaleco; su sonrisa parecía uno más de sus descarados y vistosos adornos, pues se hacía notar con ella. Su aura simplemente era hermosa, él era hermoso, no había palabra mejor para describirlo… quizá hasta perfecto. Sí, Aquel joven era simplemente hermoso, como ninguno. Sasuke jamás conoció a una persona tan perfecta como esa, simplemente la idea de alguien con la misma aura o la misma estampa era inimaginable. Sonreía como si la mueca de desprecio y molestia en el profesor de historia ninja fuera algo de todos los días y algo que especialmente le importaba lo mismo que las tantas miradas parecidas que le dedicaba la gente todo el tiempo. Así que, con gracia y gusto de joder un poco a su “admirador”, el joven avanzó con paso seguro pero relajado a la estancia posando sus ojos en los estudiantes en la parte posterior del aula.

- Uzumaki-san… -profirió el educador con molestia marcando su voz dando  a entender que preferiría estar en cualquier otro lugar que en presencia de aquel mocoso.

Pero no era como si al rubio le importase la opinión de su superior.

- ¡Hola futuros ninja! -sonrió hacia los estudiantes, los bigotes en sus mejillas le daban una apariencia parecida a la de un zorro, la imagen era tan linda que Sasuke no se dio cuenta de la cara de idiota por la que había optado desde que el tormentoso dueño de sus delirios entró en la habitación. Traía una pequeña pila de papeles en sus manos. - Supongo que me han visto por los alrededores u oído de mí, pero por si acaso, me presentaré: mi nombre es Uzumaki, Naruto ‘ttebayo. Y he venido a entregarles éstos formularios, los cuales me gustaría que llenasen para que el próximo lunes estén listos para recibir a su jounin a cargo.

El joven comenzó a pasar los juegos de hojas a la primera fila de alumnos para que pasasen los demás a cada una de sus columnas.

- ¡Uzumaki! -se molestó Ebisu avanzando hacia el mencionado- ¡Aún no les he hecho el examen del jutsu de transformación, ni han sido acomodados en tríos!

El aludido levantó una ceja y después miró a los estudiantes encogiéndose de hombros.

- El viejo Sarutobi me ordenó hacerlo, no se desquite conmigo senpai, pues todos los maestros de academia fueron avisados de que los sorteos para determinar los equipos estaban por realizarse ‘ttebayo. Hoy era el último día para entregar su lista de alumnos capacitados para ser nombrados gennin.

- ¡Estaba a punto de hacerlo! -respondió el mayor con un grito. -Pero me temo, Uzumaki-san, que tu entrada siempre es altanera y no esperas a que se te autorice el actuar.

Naruto sonrió girando los ojos dándole la espalda a Ebisu, pero dejándose ver por los estudiantes, que sonrieron divertidos por su reacción.

- Como dije, el viejo lo ordenó ‘ttebayo. Así que comience con el examen entonces.

- ¡Entonces, ya puede retirarse, yo llevaré los pergaminos cuando termine!

- No tengo nada mejor que hacer -se encogió de hombros mientras se recargaba contra un estante de libros. - Además, espero con ansias ver en acción a nuestra siguiente generación ‘ttebayo.

Ebisu suspiró con disgusto mientras avanzaba hacia sus alumnos.

- ¡Una línea! Comenzaremos con el jutsu de transformación, después el de réplica y terminaremos con invisibilidad, quien pueda con ellos recibirá su protector y un lugar en un equipo de gennin. Quien no, se tendrá que preparar para el siguiente año.

Sasuke suspiró, mientras se levantaba de su lugar junto con sus compañeros y comenzaba a dirigirse al frente de la clase, cerca del pizarrón, y lejos del cúmulo de estudiantes que miraban embobados al joven jounin de cabellos rubios que miraba por la ventana de manera soñadora y desinteresada. No parecía estar a gusto cerca del profesor de historia, pues parecía realmente pasarla mal en su cercanía, pero no parecía nada entretenido en estar parado en esa clase observando a los pequeños ninja pasar al frente del de anteojos y desarrollar las técnicas más básicas con intención de pasar su examen y graduarse de la academia. Naruto recordaba esos ayeres cuando tenía esa tierna edad, quizá no hubiera pasado mucho de ello, pero aun cuando se vislumbraba  a sí mismo con esa tierna edad sus ojos se empañaban y sentía un nudo en el estómago; para el jounin, eran aún muy frescos esos recuerdos, a pesar de tratar de olvidarlos todos los días, seguían presentes como un cáncer en su sistema. Y el tener a Ebisu-baka-sensei dirigiéndole esas miradas de repugna y asco no ayudaban en su ego y amor propio. Pero esa sólo era una razón más para no dejarlo ver.

- Uzumaki-san -murmuró una niña de largos cabellos rosas rescatándolo del mutismo que le había estado consumiendo hasta esos momentos. Sus ojos verdes lo miraban inquisitivamente mientras un gesto de duda se implantaba en su cabeza mientras trataba de llamar la atención del mayor. A su lado, una niña de chonguitos la animaba a preguntarle algo al muchacho.

- ¿Uh? -levantó una ceja volteando el rostro hacia la niña.

- Haruno, Sakura -se presentó la niña tomando un gran pedazo de orgullo y valentía para sacar las palabras de su boca. La chica a su lado le daba empujoncitos para animarle a seguir. - Me… Nos preguntábamos si… si Uzumaki-san será uno de los… de los jounin que guiarán los equipos… Una vez que éstos sean formados, por supuesto.

Sasuke no despegaba sus ojos y oídos de aquel rubio, mordiéndose el labios en su fuero interno. Guardó sus manos en sus bolsillos mientras formaba puños con ellas esperando ansioso por la respuesta del mayor.

El rubio sonrió de lado dejando esa mirada perdida hacia la ventana para mirar a los chicos a su alrededor. - Lamento decir que no, Sakura-chan, ¿puedo llamarte así? -la niña asintió repetidamente embobada por la sonrisa del mayor. - Aún soy muy joven como para ser elegible como uno de sus “sensei” ‘ttebayo.

- ¿Qué edad tiene, Uzumaki-san?

Sasuke se dio la vuelta mirando a su profesor de historia, que ahora soltaba humo de los oídos y murmuraba cosas entre dientes acerca de “ese mocoso” que había invadido su área de trabajo, al tiempo que ordenaba, uno en uno, a los estudiantes el hacer los tres jutsus que había dicho con anterioridad. La última pregunta hecha al rubio era algo bien sabido para él, por lo que la respuesta no era de su interés.

La pregunta había venido de un niño de cabellos cobre que jugaba con un cachorro que reposaba en su cabeza.

- ¿Eres un Inuzuka? -preguntó Naruto recibiendo un asentimiento del menor-. Cuando tenía su edad, compartí equipo con Kiba, he de suponer que lo conoces. -Se permitió un suspiro rememorando un poco su infancia para después responder la duda del chico-perro, como solían apodar a su mejor amigo.-  Tengo 16 años.

Tenten, la chica de los chonguitos antes mencionada (segunda líder el club de fans de Sasuke, después de la niña de pelos rosas) abrió los ojos como caricatura japonesa con aire soñador y cursi.

- ¡Yo quiero que usted sea mi sensei a cargo! -chilló siendo apoyada por otras chicas.- Debería exigir que le permitan guiar un equipo de nosotros, es un buen gennin.

Naruto entonces sonrió tristemente, sí, lo había hecho, y sólo Sasuke se había dado cuenta al ser alguien experto en las expresiones del rubio. Esa sonrisa no era como las de siempre, las altaneras cuando retaba a los jounin superiores a él (Ebisu-sensei, eraun gran ejemplo),o la sonrisa sarcástica cuando un civil de la aldea le miraba por largo rato o susurraba al mirarle, o las sonrisas falsamente despreocupadas por las que optaba siempre. No, ésa era una sonrisa triste.

Más Naruto no tuvo tiempo de contestar.

La risa sarcástica de Ebisu se hizo escuchar mientras terminaba de calificar en su lista al alumno que había terminado con su demostración de jutsu y pasaba a sentarse en ese momento.

- Díganle eso a sus padres, y les prohibirán graduarse de la academia.

Naruto cambió su rostro a uno serio, pero no replicó.

Esto a Sasuke no pudo hacerlo enfadar menos. ¿Por qué no hacia nada? Ése había sido un ataque, uno directo y premeditado, con todo el veneno posible. Pero al parecer el rubio era demasiado educado o simplemente parecía actuar como si no le importase la opinión del otro que simplemente negó con la cabeza.

- Uzumaki-san, -pronunció con voz burlona el nombre del menor- es un jounin de “altura”, trabaja en el edificio Hokage, no es de los que sale a misiones…

Sasuke decidió intervenir por simple orgullo, sintiendo como una responsabilidad el no dejar que ese maldito hurón de cuarta siguiera desbordando rabia contra su rubio. -En vez de estar soltando su peste, Ebisu-sense, me gustaría que prestase atención a sus alumnos, que ya he terminado con el jutsu de transformaciones y no pienso hacerlo una segunda vez. Así que o yo mismo anoto mi nombre en su lista o usted se digna a ponerme atención.-Dijo con una réplica de la rabia del educador manchada con burla y desprecio como respuesta al bajo trato que éste le daba a Naruto.

Él interpelado puso mala cara volteando y convirtiendo al moreno en el nuevo blanco de su ira.

Naruto sonrió a lo lejos ante las palabras del Uchiha.

 

S&N…S&N

N&S…N&S

 

El Uchiha se mantenía aparte del mundo, mirando sin mirar hacia al frente. Recordó vagamente que la razón de ir a la academia, de sacar buenas notas siendo el mejor de los estudiantes, de terminar siendo un jounin experimentado y de los mejores en su área, de explotar su Kekkei Genkai –el Sharingan- más haya de lo que habían hecho sus antepasados; esa razón, era el odio, el odio de verse en un día futuro frente a la persona que más daño le había causado. Y si ese no era otro que Itachi, Uchiha Itachi; el asesino de todo su clan, traidor a la sangre y a la cuna que le dio vida. Le había dejado solo, solo en un pueblo de difuntos; y es que el barrio Uchiha (antes habitado por los pertenecientes a dicho clan), era eso, una necrópolis dónde él era el rey simplemente porque era la única presencia viva.

Sus estúpidos pensamientos hacia aquel rubio jounin le desconcertaban y le hacían olvidar que su futuro era matar a su hermano, vengar su clan y reconstruirlo. Las cosas banales como lo eran los sentimientos humanos, eran algo que debía exterminar de su vida, definitivamente.

-…Y entonces se puso a gritarle todo al viejo Sarutobi, remarcando que no era bueno que entrara a la academia, pues yo no era para nada un buen modelo a seguir ‘ttebayo. Además claro, de las quejas de los padres que comenzaron a llegarle ¿Puedes creerlo? Si no fuera porque no quiero meter al viejo en problemas, exigiría mi derecho a comandar un equipo, ¡‘ttebayo!

El Uchiha se quedó quieto a medio paso, al captar aquella normalmente alegre y escandalosa voz, que ahora se notaba molesta y quejumbrosa… pero lo escandalosa seguía, al parecer.

- Nunca he sabido porque no lo has hecho -dijo una voz no conocida para el moreno, que no puedo evitar dar una miradilla  discreta fingiendo estar entretenido mirando un manga al azar del puesto de periódicos y revistas; era estúpido, pero no entendía como era que un jounin joven como lo era Naruto, no era “un ninja de misiones”, pues no era alguien serio ni mucho menos retraído como para imaginársele a gusto en una oficina. - Es de mala educación escuchar pláticas ajenas, mocoso.

Sasuke se dio la vuelta, molesto por haber sido descubierto, pero mostrando su perfecto rictus de “no me importas tú ni lo que digas” para darle así la cara a ambos jóvenes que caminaba en ese momento a su lado. Vio al Uzumaki sonreírle, sin usar ya su chaleco verde, sino solamente la playera de manga larga negra con los símbolos de remolino rojos, mirándole también con una ceja alzada. A su lado estaba un hombre con el que en su vida se había topado: era alto, quizá una cabeza más que el rubio con bigotes, uno te sus ojos estaba cubierto por la banda de  la aldea que portaba inclinada sobre su cara y una máscara que recordaba a los tapabocas que usaban los médicos, pues tapaba desde la base del cuello hasta poco arriba de su nariz. Tenía el cabello blanco y una piel pálida; también caminaba con indiferencia sin mirar a nadie o nada excepto un pequeño libro que sostenía en la mano izquierda mientras que la derecha estaba metida en su bolsillo del mismo lado. Al momento de llamar la atención del casi gennin, bajó uno centímetros su libro para dirigirle una mirada con su único ojo visible.

- ¡Oh, él es el chico “en vez de estar soltando su peste”! -Le reconoció el Uzumaki para tristeza del Uchiha, pues hubiera preferido que el muchacho le reconociese por su gran desempeño en el examen de los jutsus de esa mañana, o por su gran talento nato o alguna de sus acciones perfectas; no que recordara su cara como el alumno que había mandado callar a Ebisu-estúpido, ganándose un castigo por ello.

El enmascarado subió su única ceja visible parcialmente sorprendido.

- ¿Uchiha, no?

- Uchiha, Sasuke -asintió el menor sin abandonar su pose defensiva. Ahora que veía bien la escena, no le gustaba para nada la presencia de ese enmascarado con su rubio.

Naruto sonrió. - Uchiha-kun entonces. -El interpelado casi cae desmallado al ver en parte cumplida una de sus fantasías, la de hacer que ese jounin dijera su nombre alguna vez.- Me alegra saber que aprobaste tu examen de graduación, ‘ttebayo. Él es Hatake, Kakashi, es un jounin también y uno de tus posibles líderes de equipo.

- Hi, Sasuke-kun~ -sonrió el peliblanco, o eso parecía por la forma en la que su ojo se curvó.

- Nos dirigíamos a comer en este momento ‘ttebayo -se adelantó el rubio- ¿qué te parece un buen plato de ramen? ¡Kakashi-senpai paga!

Sasuke no tubo la oportunidad ni para quejarse por el tonto mote ni para responder a la invitación del otro muchacho con una palabra coherente.

- Yo…

- A mi no me importaría que nos acompañaras -aclaró el peliblanco para después mirar al de bigotes-. ¿Pero, quién dijo que haría tal cosa? -se quejó el mayor levantando una ceja.

El rubio sonrió inocentemente mientras tomaba el brazo de Sasuke, haciéndole notar que su altura no era muy diferente al del jounin. Lo jaló haciendo que el moreno rememorara su pequeña “fantasía” en la que el mismo rubio se aferraba a su brazo pero motivado por la pasión carnal y no por el hambre, como era el caso. Pero simplemente no pudo evitar sentir un escalofrío por el contacto

- ¿Es que no acabas de volver de misión? Anda que tienes plata, me la debes ‘ttebayo.

- Yo no….-trató de negarse Sasuke.

- Preguntaría “¿de qué te la debo?”  Pero sé que solo armarías una excusa -soltó una carcajada mientras por un par de segundos se quedaba mirando pensativo hacia el muchacho de cabellos negros, dándose cuenta de la reacción para con el rubio y llamándole la atención que, a pesar de decir que no le gustaría acompañarles, no hacía realmente nada para terminar con el contacto con su amigo.

Sería muy divertido que aquel Uchiha, estando en plena edad de “las hormonas”, estuviera tirando suspiros por la vida debido a un ninja de cabellos rubios y ojos azules de manera platónica. Kakashi soltó un suspiro sonriente mientras le hacía una seña a Sasuke de adelante, que el pequeño gennin había captado a la primera dirigiéndole una mirada primero de sorpresa y luego una como de quien ignora a otro.

Así que ese mocoso estaba enamorado platónicamente del Uzumaki…

Mala suerte de que él ya había terminado de leer su Icha-Icha por cuarta vez y deseara entretenerse con otra cosa antes de comenzar con la quinta vez.

Notas finales:

“Montón de ideas y notitas del final.”

1. Sasuke, Sakura, Tenten, y Lee tienen 12 años. (A excepción de Sasuke, al cual amo, y los demás los puse como pequeños gennin porque son mis personajes “menos queridos” de entre los doce de Konoha. Agregué a este grupo a Hanabi, ella si me cae bien ;D

2. Naruto tiene 15 años en realidad, pero ésta historia comienza en un Junio, así que cuando le preguntan su edad él ya dice tener 16, aunque los cumple hasta dentro de 3 meses (en el mundo de la historia.

3. Kakashi tiene 20. ¡Sí, veinte! Es un joven y sexy Kakashi como nunca lo hemos visto. Al principio pensé en ponerle la misma edad de Naru, pero entonces no estarían tan experimentado como ninja y no sería ya mundialmente conocido como “el ninja que copia”.

4. Neji, Hinata, Ino, Kiba, Shino, Shikamaru y Chouji son de la generación de Naruto (15-16).

5. Según los datos oficiales, Itachi tiene 17 años. (SPOILER: ITACHI SALDRÁ EN ALGÚN CAPÍTULO FUTURO)

6. Personajes como: Kurenai (19), Gai(20), Asuma(21), Anko(20) son también de la generación de Kakashi. Mientras que Iruka(19).

Esoooo parece ser todo :D

Riitsu… ¡Off!


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