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Eternally missed por Wiiel

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Notas del capitulo:

Naruto y sus personajes pertenecen a K. Masashi. Pero el contenido literario de este fanfic me pertenece, por lo que queda COMPLETAMENTE PROHIBIDO el plagio parcial o total de esta obra.

Dejo mi tumblr: MiieL.Ritzu

Y mi DeviantArt: Wiiel

 

 “Eternally missed”

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Naruto. La vida no es fácil.

 

— ¿Otra misión rango S? —preguntó el  rubio mientras miraba hacia la baranda cercana a donde se encontraba sentado ese día. En su mano traía una paleta helada de sabor naranja como las que solía compartir con Jiraiya, ero-sennin; a quien, aunque le costara admitirlo abiertamente a otra persona a parte de sí mismo, extrañaba en demasía.

Su vida en la aldea era algo… miserable, por ponerle un nombre. Y el estar rodeado la mayor parte del tiempo por gente que le miraba como si fuera una de las peores pestes que han cobrado vida en la tierra, no ayudaba para nada a su autoestima y amor propio. A veces, aunque muchos no lo llegaran a creer, su semblante cambiaba a uno serio y abandonaba las sonrisas risueñas y divertidas que solía presentar como máscara artificial, para tratar de evadir las preguntas de sus conocidos. Y no es que estuviera solo en el mundo o que fuera un inadaptado social con complejo de emo; para nada. Pero, llegando a ser jounin, todos sus amigos habían sido asignados a escuadrones especiales, otros a divisiones de inteligencia y unos cuantos tenían ya su propio grupo de discípulos gennin con los que trabajaban y entrenaban para desarrollar a los nuevos ninja del futuro. Aun le era duro el encontrarse a Shikamaru sabiendo que, en inteligencia él era un prodigio que planeaba estrategias de combate tan buenas como las de su padre y efectivas a la hora de infiltrarse en una aldea enemiga o realizar un pequeño ataque. Darse la vuelta y toparse con Ino, una de sus mejores amigas, que después de haber desarrollado su jutsu médico y heredar la florería de sus padres, seguía siendo una ninja capaz y extraordinaria en el área de interrogación, donde trabajaba con su padre. Kiba, Hinata y Shino seguían desarrollándose como un equipo en conjunto siendo ahora uno de las mejores opciones a elegir cuando se necesitaba un escuadrón de primera clase. Y Naruto seguía pasando sus días en el edificio Hokage, soportando los susurros y críticas indirectas de los demás ninjas debido a su puesto como mano derecha del líder de la aldea. Además, de las burlas por su “falta de vena ninja”, pues desde que se graduó de la academia, presentó su examen chunin y luego el de jounin, nadie le había visto presentarse en una pelea. Para todos, el joven shinobi era simplemente un chico al que se le había dado una posición como esa sólo para poder mantenerlo en constante vigilancia.

— Ajá —. Un susurro en respuesta fue lo único que consiguió. A su lado, Kakashi arrancaba un pedazo de hoja del periódico semanal y emprendía la realización de una grulla.

El rubio sonrió zorrunamente, realmente feliz por la exitosa carrera que desempeñaba el peliblanco. Naruto siempre había admirado al mayor, y éste, simplemente lo trataba como una persona más (al parecer del Uzumaki, ciertamente); pues la verdad era que Kakashi no solía tener relaciones personales de ningún tipo, con nadie, o al menos no tan cercanas como la que tenía con el chico de quince años que admiraba desde lo más profundo de su corazón. Para él, Naruto era una persona fuerte, completa, y capaz de casi cualquier cosa. Y evidentemente, también, era una suerte que eso sucediera, pensándolo de otra manera; pues no le agradaría la idea de andar compartiendo al blondo con cualquiera.

— Vuelves a hacerlo —le acusó el mayor frunciendo el ceño pero sin despegar su vista del libro que tenía sobre las rodillas y leía en momentos, desinteresadamente. Pero, su voz era directa dando a entender que estaba poniendo toda la atención posible hacia su compañero de asiento.

— ¿Qué cosa?

— Vivir a través de otros —fueron las únicas palabras que salieron por el hombre de la máscara, que jugaba con la pequeña grulla de papel que había terminado de crear. La puso sobre la cabeza rubia del joven para después darle un pequeño golpe en la nuca. — Lo que deberías de hacer es presentarte frente a Hokage-sama, decirle que tus estúpidos papeles dicen que eres un ninja y no una secretaria de tiempo completo. Eres totalmente capaz de andar por ahí en alguna misión suicida y romperle el trasero a cuanto shinobi se te venga en gana.

Naruto se sobó la parte afectada haciendo una mueca. No sabía que es lo que tenía su senpai, que, aunque los golpes que soltaba aparentaban no ser más que palmadas juguetonas, venían cargados con saña y la suficiente fuerza como para dejarte un morado al ser víctima de uno. — No vivo a través de otros, ‘ttebayo.

— Claro que sí. Sé que te alegras de mis misiones, de las de Nara, Hyuga y todos tus compinches de generación —se adelantó a decir cuando notó que el Uzumaki estaba dispuesto a debatir sus palabras. Aún tenía los ojos puestos en las amarillentas páginas de su libro, que había leído ya tantas veces. — Pero, ¿no te gustaría mostrarles también lo  buen ninja que eres? ¿Hacerles sentir orgullo al ver como tú también desarrollas grandes técnicas y te conviertes en un gran shinobi?

— ¡No soy un ninja de misiones, sino de oficina ‘ttebayo! —Contestó recordando como solían llamarlo sus superiores. No le agradaba la idea de comenzar una nueva pelea con Kakashi por lo mismo de nuevo, simplemente no le gustaba que tocase ese tema. — Claro que me gustaría, simplemente no estoy hecho para ello. Me conformo con lo que tengo ‘ttebayo.

Naruto se levantó y caminó hacia el barandal enfrente de la banca donde seguía sentado su amigo, se llevó la paleta congelada a los labios y la mordió “furiosamente” en un gesto demasiado infantil para su edad.

— ¿Entonces, como es que pasaste tus exámenes para ser jounin? ¿Cargando documentos y llenando informes?

El rubio cerró los ojos mientras se recargaba en la baranda mirando hacia abajo, sus ojos azules se volvieron tristes y se ensombrecieron con sus últimos recuerdos. — Le dije lo mismo… al viejo.

— ¿Cuándo? —Esa información sorprendió al enmascarado que se puso de pie recargándose en la baranda quedando de espaldas al paisaje que se mostraba dándole la cara al rubio.

— Hace cuatro, o cinco años. Una noche después de que Ebisu-baka-senpai fue a advertirme que no quería verme de nuevo vagando por la academia como si fuera “el señor” de la casa ‘ttebayo —se permitió un suspiro mientras miraba la paleta mordida con sus dientes marcados en ella.— Fui con el viejo. Le dije que era un ninja, que los murmullos acerca de mí me volvían loco y que me diera la oportunidad de demostrarles a todos esos estúpidos que Uzumaki Naruto no es una secretaria ‘ttebayo.

— ¿Y…?

— Me aclaró… la razón de mi chakra “demonio”.

Kakashi levantó una ceja, pero no dijo nada.

— Yo… al parecer, soy algo así como una jaula, o una pecera ‘ttebayo. O al menos eso es lo que entendí. —Miró a lo lejos sin atreverse a mirar a los ojos de su amigo, asustado de una reacción poco positiva de éste— dentro de mí está el Kyuubi, ya sabes, el zorro que atacó Konoha hace 15 años… Dónde Yondaime Hokage murió y por poco todos nosotros lo hacemos ‘ttebayo; al parecer necesitaban algo así como un contenedor, y yo estaba sólo en el mundo viviendo en el orfanato, así que no era recriminable que optaran por mí.  

El silencio del otro no alertó a Naruto, contento de al menos de recibir un desprecio.

Le dio otra mordida a su paleta antes de continuar. —  Yo… desde ese día entiendo  por qué el viejo no me ofrece un puesto en ANBU como hizo con Shikamaru cuando apenas fue nombrado jounin, o porqué no se me asigna una misión como las tuyas o las de todos nuestros compañeros que están tan capacitados como yo lo estoy, para realizarlas ‘ttebayo… Siempre había sabido que soy algo “raro” aunque no entendiera qué exactamente, también he crecido con las miradas de desprecio en todos, en todos, tanto los que me conocen como los que no. Y ahora me doy cuenta ‘ttebayo; hasta ahora entiendo que no es que me repugnen por ser un huérfano mugroso como siempre creí… me temen, temen al monstruo que soy….

— Vuelve a auto-nombrarte monstruo y te clavo un raikiri en el trasero —la voz colérica y molesta del peliblanco se hizo escuchar. Tenía aún una apariencia tranquila y serena, pero su voz tenía implantado un toque de gran peligro, una amenaza explícita, directa.

— Kakashi…

— Eres uno de los mejores ninjas que he conocido y punto. Me vale una mierda lo que tengas adentro. Admito que hasta el día de hoy  creía que lo que te cargabas en la barriga no era otra cosa que una lombriz, con todo lo que comes…

Naruto soltó una carcajada aliviado internamente por las palabras divertidas del mayor, después se puso serio.

— ¿No te… sientes “intimidado” como los demás ‘ttebayo?

— No más de lo que me intimidabas antes de escuchar la verdad —se encogió de hombros— siempre has sido un peligro andante para los bolsillos de mi chaleco... Pero, tanto con lombrices o con un demonio zorro… Eres Naruto, ¿no?

El rubio sonrió de lado lanzando al vacío el palito de madera de su golosina.

— Ahora muévete, debo ir al campo de entrenamiento a conocer a mis “discípulos”.

Naruto sonrió enormemente, al parecer, a pesar de su oscuro pasado y a la misma oscuridad que tenía en su interior, Kakashi le seguiría tratando igual que siempre. Su dicha no podría ser mayor.

— Gracias, ’ttebayo. —Y más que agradecer la pequeña grulla de papel, Naruto agradecía con el alma tener a Kakashi en su vida.

 

S&N…S&N

____________________________________________________

N&S…N&S

 

— No puedo creer que conoceremos a nuestro sensei —dijo emocionada Sakura mientras apretaba ambas manos juntas y sonreía. La chica estaba realmente emocionada y feliz por haberse lucido en su examen de jutsu, no sólo porque su querido Sasuke-kun le había visto en acción, sino que Uzumaki-san (el segundo en su lista de posibles novios) también la había visto en acción. Pero, lo que más la tenía de buen humor era que… ¡Era una integrante del equipo 7! ¿Y qué era lo maravilloso de pertenecer a ese equipo? ¡Que estaba con Sasuke-kun!

v Me pregunto por qué Uzumaki-san no es candidato a ser un jefe de equipo gennin, ni siquiera es maestro y a leguas se ve que es todo lo contrario a Ebisu-sensei.

Sakura frunció el ceño— pues porque Uzumaki-san es un jounin “de papeleo”, siempre ha trabajado bajo las órdenes directas de Hokage-sama, es bien sabido que no es un ninja de lucha, su cerebro es más bien como el de ése jounin, Shikamaru, de la división especial.

— Shikamaru-san daba clases hasta hace poco…

— ¡Pues él sí! Pero Uzumaki-san simplemente no puede, probablemente sólo se graduó como Chunin y jounin por su correcto manejo de chakra y de las técnicas básicas, todo lo demás debe ser por su erudito cerebro, he escuchado que era el mejor de su clase, ni siquiera Sasuke-kun es tan bueno como él en su época de estudiante.

El muchacho de cabellos cobres con un perro en la cabeza dio un suspiro. — ¿Porqué tenía que tocarme contigo? Estaba perfectamente con Yui —hizo un puchero recordando a su mejor amigo: Aburame, Yui. Con quien prefería como compañero que estar con esa molesta ojiverde que se emocionaba por la más simple acción que desarrollaba el chico Uchiha con el que también compartía equipo.  ¡No era su culpa ser el peor de la clase! Era injusto eso de poner al mejor con el peor. Definitivamente levantaría una queja con el mismísimo Hokage –si no le permitían la entrada a la torre dónde se encontraba, ya se las ingeniaría para abrirse paso-.

— ¡Cállate Kou! —Se quejó la pelirrosa.— Ni a mí ni a Sasuke-kun nos agrada tu presencia.

— No hables como si a Uchiha le interesara lo que piensas —le respondió el Inuzuka mientras bajaba de su cabeza al pequeño perro negro con manchas blancas que ladró un poco y comenzaba a caminar por la tierra

Sasuke soltó un suspiro. Nada contento con que el tema de conversación fuera aquel rubio atolondrado que desde le última semana no sólo era un cáncer en su vida, sino una obsesión. Una obsesión insana y enferma, definitivamente. Su carácter estaba peor que hace tres días, ¿y a qué se debía? A un estúpido espantapájaros, viejo, de poco entendimiento y falto de memoria a largo plazo. ¿Algo más? Sí, que era un maldito lenguaraz que se metía en asuntos que no le correspondían y con personas que no le pertenecían. Y es que, el muy maldito pelele estuvo toda la tarde, que bien puso haber sido aprovechada por el Uchiha para acercarse a su querido rubio de ojos zafiro y sonrisa de porcelana, molestándolo y acaparando la atención del rubio jounin dejándole prácticamente en un segundo plano con los nervios hirviéndose en bilis por todos los corajes que estuvo pasando durante la excelsa velada. ¡Y lo peor es que no pudo irse! A pesar de que las palabras del veinteañero causaban estragos en la mente del menor, no quería irse, simplemente. No podía irse, así de simple. Y Hatake había aprovechado eso, pues podía seguir jodiéndolo sabiendo que el menor no podría contestarle como quisiera preso del deseo de mostrarse “perfecto” ante el Uzumaki.

¡Y con un demonio! ¡Naruto le gustaba, y mucho! Y la simple idea de dejarle solo con aquel tipo con cabeza llena de canas le ponía nervioso, o quizá no era nervioso… sino furioso, hasta ese día el sentimiento de desconfianza no había sido tan fuerte. La sensación de tener un pergamino atascado en su garganta, y que resultara ser un explosivo al llegar a su estómago, le hacía tener un genio de los mil demonios. Por lo que agradecía estar parado lo suficientemente lejos de sus compañeros de equipo, ya que probablemente en esas condiciones terminara gritando maldiciones por tanto estrés.

— ¡Woah, es la réplica exacta de Akamaru! ‘ttebayo. Claro, dejando de lado el color.

Sasuke se dio la vuelta sintiendo como su sangre se congelaba,  o como cuando Shikamaru-san, durante uno de los selectivos le había paralizado con su técnica de sombras.

Una pequeña llama de esperanza y deseo comenzó a brotar en su pecho.

— ¡Uzumaki-san! —Saludó Sakura.

¿Naruto sería…?

— ¡Yo! Gusto en conocerles, mis queridos saltamontes.

Sus esperanzas se hicieron trizas. Volteó con la esperanza de encontrarse al rubio Uzumaki con su uniforme de jounin listo para dar comienzo a una práctica, imaginándolo con su pantalón ajustado y su frente cubierta por su protector haciéndolo ver profesional y experto en su área. Pero no, al parecer el destino, el karma y todas esas estupideces astrales tenían una conspiración en su contra con el único propósito de ponerlo en ridículo y hacerlo desgraciado. ¿Será por sus pensamientos de sangrienta venganza?

Y es que, frente a él y su recién formado equipo se encontraba el mojigato de cabellos blancos con complejo de pirata sosteniendo su inseparable librito tedioso.

— Hola chicos, estoy contento de presentarme como su jounin a cargo. Mi nombre es Hatake Kakashi.

— ¿Y qué hace Uzumaki-san aquí? —preguntó Kou señalando al rubio— ¿acaso tenemos la oportunidad de tener dos jounin? Porque eso sería más que genial. —El pequeño perro de color negro ladró mostrando el ánimo que se desarrollaba dentro del cuerpo de su joven amo.

— Veo que ya conocen a Naruto. —Sasuke frunció el ceño por la notable confianza con la que trataba el mayor a su rubio. — Nos acompañará este día ya que no tiene otra cosa más interesante que acumular firmas y archivar informes. Ah, hola Sasuke-chan~ (n_n)

El interpelado apretó los puños fulminando al peliplata.

Su año de entrenamiento antes del examen chunin sería un infierno.

.

 

.

— ¡Vamos, Sasuke-chan~! —Le animaba Kakashi mientras caminaba despreocupadamente sobre el pasto y saltando sobre varias rocas al azar haciendo poses estúpidas sin despegar la mirada de su libro. Esquivaba todos los intentos de ataque del pelinegro, causando la ira de éste claro, mientras que con sólo una mano libre utilizaba una kunai para hacer rebotar las que le eran lanzadas por parte de Sakura. Kou parecía estar planeando su siguiente ataque porque no se había parecido desde hace cinco minutos.

Apenas se habían conocido y el espantapájaros había comenzado con su estúpida práctica. Y es que, a pesar de que era algo aparentemente fácil, tratar de burlar al baka-sensei antes mencionada era toda una hazaña; se había puesto frente a ellos con dos cascabeles de metal sujetos a un listón de color rojo y los había amarrado a la  orilla de su pantalón, justo debajo del límite de su chaleco jounin. No había reglas, simplemente tenían que lograr quitarle al menos uno de los cascabeles, pues quien fallara, tendría que ser amarrado a uno de los tres troncos que estaban clavados a medio campo de entrenamiento siendo obligado a ver como su nuevo sensei comía su almuerzo. Ninguno de los tres gennin había desayunado esa mañana: Sakura estaba demasiado emocionada por ver a Sasuke-kun y tratar de aprender de sus maravillosas técnicas, Kou no había podido dormir por sus esperanzas de que lo que dijera Uzumaki-san durante su examen de graduación estuviera errado y fuera él su profesor. Mientras que Sasuke… bueno, no era necesario volver a decir porqué el Uchiha no podía conciliar el sueño ¿o si?

Bueno, por si acaso: … Todo era culpa de ése estúpido rubio.

Llevaban una semana con eso, y hasta la fecha no lo habían logrado.

— Vamos Sasuke-chan, hay que impresionar a ese apuesto jounin rubio.

Sasuke saltó sobre el mayor con un ciento de kunais bomba después de tales palabras.

¡Maldito espantapájaros!

Varios metros atrás, se encontraba el rubio mencionado. Posado sobre una rama gruesa en lo alto de un árbol, de cabeza, mirando divertido el enfrentamiento; verdaderamente le gustaría tener ése tipo de obligación como Kakashi, en la que encontraría gran diversión la verdad. Después de tanto tiempo, ya no recordaba siquiera la última vez que tomó una kunai para otra cosa que cuando recogía “evidencias”; y ni hablar de la última vez que peleó con alguien de esa manera. Sentir la adrenalina de chocar armas contra las de otra persona, la velocidad de los ataques, sentir la movilidad de sus piernas y brazos para esquivar los ataques de un atacante.

Sonrió tristemente… La única persona con la que podía entrenar seguro de no perder la cabeza y terminar matando a seres humanos, era ero-sennin. Y el viejo se encontraba en uno de sus tantos viajes “recolectando información” para alguno de sus libros; probablemente volvería hasta las fiestas navideñas, y eso, con suerte.

Kakashi era muy bueno, siempre, había tenido ese pequeño deseo de enfrentarse con él para medir sus fuerzas. Pero, con el miedo al rechazo de los habitantes de la aldea, se alejaba de todo tipo de peleas en las que pudiera sacar a relucir a su “huésped”, como había comenzado a referirse hacia el demonio zorro. La molestia que acompañaba los pensamientos por ese bijuu sólo eran calmados ya que, al pasar por su cabeza, arrastraban consigo la escena del puente, en donde le había dicho la verdad a su mejor amigo arriesgándose a ser rechazado y maldecido. Quizá eso jamás lo hubiera superado.

Se sonrojó cuando captó la mirada del peliblanco a lo lejos. Para volver a mirar hacia el cielo fingiendo no enterarse de nada de lo que sucedía unos metros más abajo.

Esto, para Sasuke no pasó desapercibido, y soltó una maldición antes de saltar con una shuriken hacia su nuevo maestro de entrenamiento. La furia que lo ahogaba era tanta que no pensó en sus acciones, simplemente tenía la necesidad de lanzarle algo a ese estúpido jounin, sin importarle qué fuera.

Grave, gravísimo error.

El arma impactó contra una roca lo suficientemente plana para hacerla rebotar como si de una bola de goma se tratase. Sasuke se había quedado enternecido por la imagen de las mejillas de Naruto, que intentaba que la tierra se abriera a sus pies y le tragara de inmediato. Tanta fue su falta de atención que muy tarde se dio cuenta de cómo la estrella de metal daba rápidos giros dirigiéndose hacia su pecho.

Kakashi, hasta hace un momento ocupado con Kou y Akeru, el perro de pelaje negro, tubo la intención de intervenir, pero decidió abstenerse cuando sintió como una presencia bien conocida se materializaba en el campo dispuesto a rescatar al menor.

¡Crask!

La shuriken hizo un sonido sordo al tocar/estrellarse contra el protector de metal en la mano derecha de un rubio atolondrado, que no pudo pensar más rápidamente en sacar una kunai por ejemplo, y reaccionó tan rápido que lo único que pudo encontrar adecuado para detener el corte del proyectil fue su el dorso de su mano.

Sasuke abrió los ojos topándose con la espiral  roja en la playera del ojiazul.

— Auch —fue lo único que salió de los labios del rubio, apenas susurró una mísera queja.

— ¡Uzumaki-san! —Dijeron Kou y Sakura al mismo tiempo, alarmados cuando un líquido rojo y algo espeso comenzó a caer por la mano del joven interpelado.

Kakashi avanzó pero Naruto alejó su sangrante mano abrazándola contra su pecho, era consiente de que la herida desaparecería si no en unas horas, al día siguiente. Por lo que sólo tenía que soportar el dolor momentáneamente.

— Está bien ‘ttebayo —le dijo el rubio sonriendo zorrunamente. — Pasaré al hospital, es solo un rasguño.

— Sólo a ti se te ocurre interponer tu mano ante una shuriken de ese tamaño —el peliblanco cerró los ojos suspirando. — Bien podría haberte cortado el brazo, ¿estás consiente?

El jounin oficinista sonrió asintiendo. — Gracias a Kami, soy muy resistente.

— Estúpido.

— ¡Hey!

— Tendremos que dejar el entrenamiento, supongo —Kakashi se dio la vuelta mirando a los gennins.— Acompañaré a Uzumaki-torpe-san al hospital. Pero nos podemos ver mañana para seguir con el divertido juego de los cascabeles.

— Yo puedo llevarlo —casi gritó Sasuke haciéndose notar.

— ¡Awww! ¡Sasuke-kun es tan amable! —chilló Sakura.

El rubio sudó una gotita— no, no es necesario… ‘ttebayo.

— ¡Fue su culpa que Uzumaki-san se haya lastimado, pelusa rosa! Es obvio que tenga la obligación de acompañarle al hospital. —Gruñó Kou al mismo tiempo que Akeru gruñía en dirección al Uchiha.

Kakashi frunció el ceño en su fuero interno.

— ¿No preferirían esperar hasta mañana?

— ¡NO! —sentenciaron Kou y Sasuke. Uno motivado por su deseo de justicia que dictaba que el culpable debía asumir la responsabilidad de sus actos; y el otro motivado por sus nuevos descubiertos sentimientos que gritaban y rugían cada vez que el peliplata se mostraba interesado por quien era, por algún retorcido tipo de derecho, suyo.

Naruto sonrió de lado, halagado por la preocupación de los pupilos.

— No se preocupen, Inuzuka-kun, Uchiha-kun. —Movió su mano sana en gesto de dejarlo pasar— he tenido peores ‘ttebayo.

ESO no ayudaba a la cordura de Sasuke.

— ¡Ya! Uchiha-baka será quien lo lleve, Uzumaki-san —dijo Kou cruzándose de brazos.

— ¿Nosotros nos quedaremos al entrenamiento entonces? —dijo Sakura bajando la mirada.

— ¡No es tan malo, pelusa rosa!

— ¡Deja de llamarme así! ¡Pulgoso!

Alejados de la pequeña riña, Sasuke miraba fijamente a su sensei, retándolo con la mirada a intentar negarse de dejar que acompañara al rubio. A como él lo veía, el estúpido peliplata lo estaba probando, y le dejaría claro que ése jounin de oficina era suyo; sin importar lo torpe y descuidado que pareciera ser. Kakashi sentía un pequeño malestar por la mirada penetrante del menor pero no dijo nada. Naruto por su lado, no entendía de dónde es que salía una oscura aura de “¿rivalidad?” más tensa que las fajas con las que Ebisu-senpai escondía su enorme panza; jamás había visto los ojos de Kakashi mirar a alguien con tanta seriedad como ahora, incluso hacia Hokage-sama. Y ni decir del rostro del pequeño Uchiha, que parecía estar preparado para asesinar al mayor si se atrevía a decirle alguna negativa. Si no fuera porque podría ver los ojos de uno y la banda a la mitad del otro, estaría seguro de que esos dos se habían atacado con genjutsus mediante sus Sharingans.

— Bueno, bueno —avanzó Naruto sonriente, aun conteniendo su hemorragia.— Andando Sasuke-kun, que quiero llegar temprano a casa a comer un enorme envase de Ramen instantáneo.

Kakashi frunció el ceño pero no dijo nada.

Sasuke infló su pecho con orgullo de victoria llenándole.

— Te iré a buscar para cenar —el comentario de la renovada cara feliz del jounin mayor hizo que las tripas de Sasuke amenazaran con salir a la luz.

¡Maldito espantapájaros!

De él corría que ésos dos no se vieran esa noche.

¡Porque, demonios, era Sasuke Uchiha a quién estaba retando!

Notas finales:

 Transfusión~ de magia pura para el <3…. Rimel de miel~ pa’ corregir la tristeza…. Tatto mental~ para borrarse la imaginación… Tragos de luz~ para alegrarse la vida. *cantando*


Pensando seriamente en dejar de publicar en amor yaoi debido a mi escacez de comentarios...  160 y tantas leídas y un review... eso no ayuda a mi amor propio.

Quizá no sea conocida en amoryaoi, pero sí tengo experiencia en esto. Subí este fic debido a que solía ser popular en la otra página donde comencé a subirlo y quería ganar más seguidoras.

No les gusta o como?

Errores, faltas de ortografía, aburrido...?

Diganme qué les molesta y prometo echarle más ganas :C


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