Todo comenzó un día soleado. Un joven de nombre Fernando se encontraba en la calle en medio de una enorme cantidad de personas. En su rostro se dibujaba una sonrisa al revés, no estaba contento.
Caminaba de una manera en la cual se veía su columna encorbada, con su hermoso pelo violeta cubriendo su rostro. Lo único que poseía era un par de bolsas; las cuales tocaron el piso en el momento en que Facundo se cayó tropenzando con un extraño de cabellera roja.
Fernando se quedó atónito, nunca había visto a una persona con tal sonrisa, con tal hermosos ojos verdes, con tal cuerpo... En realidad lo que más le sorprendió fue ver esa sonrisa fingida. No era una sonrisa del corazón, sino que era de esas que ponemos cuando aparentamos ser amables.
Desde el piso, pudo observar y descifrar con un vistazo, que ese extraño pelirrojo no era feliz. Sin embargo, el extraño comenzó a levantar las pertenencias de Fernando para luego extender su mano hacia el y ayudarlo a levantar.
El joven, tirado en el piso no pudo reaccionar al instante. Al segundo despertó de su estado de inconsciencia y tomó la mano del pelirrojo. En todo este momento, el extraño no dejaba de sonreír, pareciendo amigable, pero cuando sus manos hicieron contacto ocurrió algo incomprensible para los dos.
Era un sentimiento de gusto y placer, se miraron tan directamente que parecían conocerse de toda la vida. Cualquier persona que pasara y los observara diría que eran amantes. El pelirrojo se echó a reir, lo que provocó que Fernando se ruborizara en un segundo.
Fernando, de la impresión y emoción perdió el equilibro... se estaba cayendo de nuevo. Pero antes de volver a caer al suelo, el extraño le agarró de su frágil mano y de su silueta. Acercó la mano de Facundo hacia su hombro, y su silueta hacia su cuerpo.
En ese segundo, era como si el mundo se hubiese detenido sólo para observar a esos dos. El pelirrojo se presentó con un tono dulce ''me llamo Martín''. Facundo no dejaba de mirarlo, de ver como el viento maltrataba el cabello del pelirrojo, de ver como esa sonrisa fingida se transformó en una de placer.
Todos sus pensamientos se vieron absorvidos por el momento. Martín, se estaba acercando cada vez más a Fernando, mientras que éste, asustado se alejaba de apoco para no ofender al extraño que le había prestado su ayuda.
El extraño no paraba de reirse, insinuandole a Fernando que no tuviese miedo... cayó la risa y dibujó en su rostro una sonrisa. Comenzaron a caminar juntos, sin saber por qué.
Se imaginarán que no todo era silencio, ya que de pronto comenzaron a surgir las preguntas básicas. Facundo, tartamudeando comenzó la conversación:
-M.. me llamo Fer.. Fernando. Un gusto.
-Ah, me presento de nuevo, me llamo Martín.
-Perdón por haber tropezado contigo, esque no soy muy bueno con la multitud.
-En serio? que problema tenes?
-Es que me pone nervioso estar en medio de tanta gente, es sólo eso.
-Ah... tranquilo, la gente no da tanto miedo. Es sólo cuestión de saber hacia donde quieres ir.
-E.. es verdad, pero no puedo evitar ponerme n.. nervioso.
En ese momento Fernando se sonrojó, y bajó la mirada creyendo que Martín se iba a burlar de él por su problema.
Lo que no se esperaba era que el joven pelirrojo, dejara de sonreir y se pusiera serio. Martín buscaba algo en su abrigo. Al encontrar un listón, se acerco de nuevo al chico, agarrón su largo pelo. Con la cinta, recogió aquella rebelde cabellera violeta despejando su frente.
Un ataque de pánico se apoderó del cuerpo de Fernando, haciendolo temblar y titilar aún más de lo normal. El pelirrojo no tenía idea de quien era Fernando hasta que el cabello lila de éste, fue recogido de su frente.
El jóven de pelo violeta dio tres pasos atrás lentamente. Comenzó a girar su cabeza de izquiera a derecha rápidamente, con sus ojos violetas muy abiertos y se echó a correr. pensando: ''me descubrió''. Martín extendió su mano tratando de agarrarlo y detenerlo, pero no logró alcanzarlo.
Ninguno de los dos imaginó que ese día iba a marcar el comienzo de una trágica, pero bella historia.
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