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..::Creciendo Juntos::.. por SeptimaKolera

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Notas del capitulo:

Ligero retraso :B SORRY!!! gracias por todos esos revs!!!!! 

Veinte años:  .-Cigarrillos-.

—Mándale mis saludos a Gaara. ¿Vas a volver hoy por la noche-dattebayo? —Preguntó el rubio mientras se ponía una camiseta para cubrir su fornido dorso desnudo.

—No lo creo, ¿tú vas a ir a la fiesta de tu facultad? —Sasuke respondía con su mirada fija en la mesa de dibujo, aún con planos sin terminar.

 Nunca se sentaba, hacía los planos de pie, inclinándose sobre el dibujo. Él decía que de esa forma, las líneas quedaban más definidas. Naruto lo único que veía en eso, era una mala postura que a la larga le produciría una horrenda joroba. Para los ojos de Naruto ahora todo tenía que ver con la salud y la preparación física, difícil de creer en un joven que hace un par de años casi muere ahogado por su propia irresponsabilidad con su cuerpo.

—No lo creo. Sabes que las fiestas con alcohol no son lo mío.

—Oh , vamos. Todo el mundo sabe que en las fiestas de tu facultad hay que sentirse feliz si hay una gaseosa. No puedo creer que todos ustedes sobrevivan a punta de agua. Si no fuera porque te conozco y sé que al menos tomas sopa de ramen, me alarmaría de tu incapacidad de beber cosas con “sabor”.

—Ja-ja, muy gracioso. Las chicas sí se emborrachan en mi facultad-‘ttebayo.

—¿Con qué?, ¿con aire?

—Algo parecido, la verdad —Naruto se sonreía, de cierta forma Sasuke tenía razón—. Bueno, da igual, quizás vaya. De otra forma me quedaré en casa a terminar la campaña del Age of Empires que no pudo terminar Itachi-nii.

—Si quieres te dejo mi notebook y lo juegas ahí. Ya sabes, el mío tiene mejor tarjeta de video y de sonido.

—¡Eso sería genial nii-chan!, ¡gracias-dattebayo!
—Sólo te pido que no grabes sobre mis partidas. Ahora, sé lindo y pásame el plano B-7.

r13;¿Cómo sé cuál es el plano B-7?

—Está dentro del portaplanos azul, al lado de los H-3.

—¿Por qué un plano llamado “B-7” estaría a un lado del “H-3”? ¿No sería mejor que estuviera entre el  “A-algo” y el “C-algo”?, sino, ¿qué sentido tendría ponerle letras al nombre-‘ttebayo?

Sasuke se quedó unos segundos callado hasta que el rostro empezó a ponérsele colorado al darse cuenta que Naruto tenía razón. Le había puesto códigos con letras y números a sus planos para organizarlos, pero nos los ponía en orden… era un desastre. Naruto empezó a reír al darse cuenta que había dado con el talón de Aquiles de Sasuke.

—¡Cállate, dobe! Yo entiendo mi desorden, ¿ok?

—Lo que digas, nii-chan, lo que digas. Aquí está tu plano B-7. Ahora tú también sé lindo y pásame los pantalones que están en la silla que no usas-‘ttebayo.

Sasuke le obedeció en silencio. Le molestaba que Naruto dejara su ropa tirada en cualquier parte de la habitación, pero ya estaba tan acostumbrado a eso a través de los años, que no importaba. Además él mismo aportaba al desorden de ese lugar al dejar sus planos regados por todos lados. Casi no había espacio dentro del armario para que Naruto metiera su ropa, ya que también habían planos allí dentro, y en casi todos los armarios de la casa, sin contar la cantidad de maquetas y cartones en cada rincón. Nadie le advirtió a Sasuke que los estudiantes de arquitectura debían estar dispuestos al caos de sus propios materiales. Al menos su familia no parecía quejarse y hasta les entretenía ayudarle con las maquetas.

Minato era muy bueno y preciso haciendo líneas, tenía mucha experiencia usando la regla metálica. Itachi, como buen doctor, sabía cortar muy bien con cuchillas pequeñas, y ayudar cortando cartón para las maquetas de Sasuke lo relajaba del estrés de ver tanta sangre al día; quizás Itachi era quien más disfrutaba hacer esas malditas maquetas, llenaban su tiempo libre ya que cada vez veía menos a Kakashi desde que este tenía citas con un individuo al cual ni siquiera se dignó en presentarle.

 Tanto Mikoto como Naruto eran un asco en las manualidades. Mikoto era torpe y siempre en presencia de algún elemento corto-punzante terminaba hiriendo sus pequeños y frágiles dedos, sin embargo ella ayudaba a veces a pegar las cosas en su lugar y unir partes de la maqueta. Naruto, por su parte… traía bocadillos para todos. Cada vez que se le ocurría meter mano a algún trabajo de Sasuke, algo malo ocurría. Era como una especie de don en las manos de Naruto: todo lo que toca se hace trizas. Pero para no excluirlo de aquella escena familiar, lo convirtieron en el “ayudante oficial”, él era quien iba a buscar o a comprar cualquier cosa que faltase a último momento. Ya se había vuelto un experto en los materiales e insumos que usan los arquitectos. Traía café para todos y arropaba a Sasuke cuando este se quedaba dormido después de días sin dormir.  En resumen: la familia seguía unida contra todo pronóstico.

Al principio fue difícil para el resto el darse cuenta de la ruptura entre Naruto y Sasuke. Ninguno de los dos estaba de ánimo para hablar el tema, pero no lo ocultaban, simplemente nunca encontraron las palabras para comunicarle la situación al resto de la familia. Decidieron que tarde o temprano ellos se darían cuenta. Como nunca mostraron mucho afecto frente a sus padres y hermano, sólo para no incomodarlos, cuando terminaron con su noviazgo fue casi imperceptible. Ambos decidieron esa noche que volverían a ser hermanos, y han actuado como tales todo este tiempo. Ya han pasado seis meses desde que Sasuke y Naruto terminaron su relación y si no fuese porque Naruto volvió a llamar “Nii-chan” a Sasuke, ellos jamás se hubiesen enterado de que ya no estaban juntos.

En un principio, Mikoto, Minato e Itachi sintieron pánico. Sólo una vez hablaron del tema con los chicos, durante una cena. Mikoto fue quien se atrevió a preguntar qué era lo que pasaba entre ellos y estos se miraron entre sí sonrientes. “Nada, sólo que volvimos a ser hermanos” respondieron. Fue difícil para los mayores adaptarse, pero con el tiempo todo se fue dando de manera más natural hasta hacer de aquél pasado en que sus hijos estuvieron juntos algo muy lejano.

Ambos jovencitos se veían felices, y parecían disfrutar más su tiempo juntos, ya que se veían poco. Sasuke iba al menos dos veces a la semana a desaparecerse quién sabe dónde. Itachi lo interrogó al respecto, y lo único que pudo sacar fue que Sasuke sostenía una relación con otro chico, nada más. Le comunicó esto a sus padres, y Mikoto se mostró profundamente preocupada por Naruto. Ya le parecía extraño que su hijo hubiese desempolvado su viejo columpio. Él se justificó frente a ella con que lo usaba para pensar en cosas de la universidad. Sentía que lentamente su pequeño Naruto volvía a alejarse de ella y del resto de la familia, aunque no podía negar que a simple vista se le veía muy feliz.  También parecía estar muy cómodo a un lado de Sasuke, compartían más horas de juegos y conversaciones.


*********************************************


—¿Por qué siempre vienes sin avisar? —Gaara pateaba al bulto que se hallaba fuera de la puerta de su departamento. Se trataba de Sasuke, quien ahora levantaba la mirada despertando del sueño.

—Porque me dieron ganas. —Sasuke se incorporaba para darle paso al pelirrojo para que este abriera la puerta.

—¿Siempre haces lo que se te viene en gana, ¿no, Uchiha?

—Claro, de lo contrario, ¿qué sentido tiene estar vivo, Sabaku-no?

—Bueno, quizás mi vida carece de sentido. —Al decir esto Gaara dejaba entrar a Sasuke y luego cerraba la puerta tras de sí.

—Así parece, pero al menos tienes una razón para vivir —Sasuke se volteaba y acorralaba al pelirrojo contra la puerta, acercando sus labios en busca de una perspectiva más interesante—. Y déjame decirte que es una muy buena razón.

Con esa frase se daba inicio al beso con el cual siempre se saludaban. El resto del tiempo ambos resultaban ser muy distantes, pero en concreto, con sólo un poco de cercanía desataban pasiones feroces que por más que pasara el tiempo siempre les sabrían a prohibidas.

—Una “muy buena razón”, ¿eh? —Pronunciaba Gaara al término de aquél contacto, esbozando esa pequeña sonrisa malintencionada y pícara que de tanto en tanto se permitía en presencia de Sasuke—. ¡Qué modesto! Baja de tu nube, Uchiha.

—No estoy arriba de una nube, pero debo confesar que me gusta el cielo.

—Si te pasas la vida con la vista en el cielo, no te sorprendas de que tus zapatos pisen mierda.

—¡Qué sabio, Sabaku-no! Ya me han dicho cosas como esa y hasta ahora lo único que he pisado es a un mapache.

—Qué mala suerte tienes, esos suelen seguirte a casa.  No te dejan en paz hasta que les das lo que quieren.

—¿Y qué crees que quiera este mapache? —Sasuke acariciaba la barbilla del menor y la levantaba ligeramente en busca del enfoque de esos ojos aguamarina que lo hipnotizaban.

—No creo que ni él mismo sepa lo que quiere.

Gaara evadía las manos del mayor y se escabullía dentro de la sala. Sasuke lo siguió a paso ligero.

—Voy al balcón —Le indicó al pelirrojo mientras encendía un cigarrillo  con cotidianeidad.

—Claro. ¿Cerveza o sake?

—Sake para mí, Gaara.

—Claro —Al poco rato, el menor se sentó junto a él en el balcón. Sirvió dos pocillos de Sake y trajo consigo  algunos bocadillos—.  ¿Cuánto tiempo estuviste esperando por mí sentado afuera?

—No lo sé, me quedé dormido, pero sé que no fue mucho. ¿Un cigarrillo? —Sasuke le extendía la cajetilla al aludido, este meditó unos segundos antes de tomar uno, como siempre hacía. Gaara puso el cigarrillo en su boca y Sasuke se acercó con el suyo, haciendo que ambas puntas se encontraran y compartieran así su fuego—. Me encanta el rubor ligero que se adueña de tus mejillas cada vez que enciendo tu cigarrillo.

—No hables idioteces, Uchiha. Ya estás muy grande como para ser tan romántico y muy joven para ser senil.

—Tú realmente no crees en el amor, ¿verdad, mapache? —Sasuke parecía tranquilo mientras jugueteaba con un bocadillo que probablemente jamás se comería.

—¿Por quién me tomas? Claro que no, y aunque te sorprenda tampoco creo en el conejo de pascua,  el hada de los dientes,  la bandera de U.S.A. en la luna, el Coco, ni Santa Claus. —Respondió irónico.

—Yo sí creo en Santa Claus… —Susurró Sasuke inmerso en una especie de transe, con su mirada en un punto fijo, vislumbrando antiguos recuerdos de su hermanito llorando por su culpa; por haber negado a Santa Claus.

—¿Disculpa? —Gaara le miró extrañado, pero Sasuke pareció reaccionar enseguida y volver al presente—. A veces me sorprende tu inocencia.

—A mí me sorprende lo frío que puedes llegar a ser.

—Siempre he sido así Uchiha.

—Es cierto, te compré con defectos. Tú también a mí. De todos modos, siempre me ha intrigado qué te hizo así.

—Sasuke, me gusta este juego y todo, pero ese es terreno que no debes pisar.

—¿Cuántas veces debo hacerte el amor para recién poder pisar ese terreno?

—Mi pasado no es algo negociable, Uchiha, entiéndelo de una vez. —Gaara empezaba a molestarse, siempre ha odiado que le recuerden el pasado.

—El otro día le pregunté a Naruto un poco sobre ti. Sobre esa conversación que tuvieron ese primer día en que llegaste, pero él no quiere soltarlo.

—Él es un amigo FIEL. No como CIERTAS personas traidoras que conozco.

—¿Me estás reprochando algo, CÓMPLICE? Ni Naruto me reprocha respecto a ese tema y lo haces tú. Además tú también formaste arte y parte de mi infidelidad.

—Quizás no te reprocha porque no le has dado la oportunidad a que lo haga. Pero te lo advierto: Tarde o temprano él explotará como una bomba de tiempo y por fin podrás ver al verdadero Naruto a la cara.

—Eso nunca pasará. Él está lleno de mentiras y de engaños que se ha esforzado a creer él mismo. Tú no lo conoces como yo; de niño, Naruto solía pretender que todo estaba bien sólo para no preocuparnos. No lo recuerdo muy bien, pero siempre he tenido la sensación de que Naruto usa muchas máscaras, pero ya me cansé de seguirle la pista a sus verdaderas emociones.

—Y tú siempre huyendo.

—Y tú siempre pretendiendo ser alguien que no eres.

Callaron unos segundos. Sus conversaciones, indistinto del tema, solían ser así de densas, pero ninguno de los dos  parecía afectado ni molesto. Sólo analizaban lo que había dicho el contrario y si concordaba con lo que ellos mismos pensaban de sí mismos. Así funcionaba su relación: se decían un par de verdades sólo para confirmar su veracidad, no en ánimo de discusión.

—Mucha razón Sasuke, ahora, precisamente quiero pretender que soy alguien querido.

—Me encanta cuando pretendes ser esa persona.

Sasuke tomó la barbilla de Gaara y lo miró a los ojos mientras iniciaba un ósculo cálido y tierno. Con Gaara solía controlarse y ser lo más dulce posible, algo le indicaba en su cuerpo y su actitud que era un ser que en cualquier momento se rompería en millones de pedazos, incapaces de volver a ser lo que alguna vez fueron.


*****************************************************

Le mandó un mensaje de texto a Naruto para darle aviso de que debía volver solo a casa. Odiaba no poder compartir ese lindo ocaso con su hermanito por este imprevisto, pero sabía que esto era lo suficientemente importante como para que Shikamaru Nara estuviera de pie frente a él en ese momento, esperando fuera de la facultad.

Luego de la sorpresa de haber visto al castaño después de todos esos años, intercambiaron un par de palabras secas hasta que Shikamaru le indicó un lugar donde podrían hablar. Supuso que si quería ir a un lugar con sillas era porque tenía mucho que decirle. Fue entonces que entraron a un restorán de comida rápida, en el cual ambos sólo se sirvieron café.

—Me sorprende tu presencia. Sé conciso y dime qué es lo que quieres, Nara.

—A mí también me da gusto verte, Sasuke. Creo que ya sabes un poco de lo que voy a hablarte.

—De Naruto.

—Es interesante que la primera persona que se te pasa por la cabeza sea Naruto y no tu “novio”.

—¿Te refieres a Gaara? Él no es mi “novio”, como dices. Sólo es alguien con quien me acuesto periódicamente y con quien la paso bien.

—También es interesante que él te defina de la misma manera.

—¿Estuviste hablando con él? —Sasuke tuvo un ligero respingo ante lo mencionado.

—Claro, somos amigos. ¿Algún problema? Sería interesante que tuvieses un problema con aquello, ya que no son “novios”.

—Que no seamos novios no quita que me moleste que hable con alguien a quien sabe que desprecio.

—¿Aún soy digno de tu desprecio después de todos estos años? Me halagas. Eso de alguna forma implica que no me has olvidado, realmente me conmueves.

—Déjate de payasadas y dime qué mierda quieres conmigo y Gaara de una buena vez.

—Bien, tienes razón. Seré directo y sincero. Te haré una pregunta y dependiendo de su respuesta me quedaré a advertirte ciertas cosas o simplemente retirarme.

—Espero contestar correctamente y así te vayas lo antes posible.

—También lo espero. Bien, la pregunta es simple: ¿De qué color es el cabello de la madre de Gaara?

Sasuke pareció estar inserto en un daje vu.  Esa misma pregunta le había hecho Gaara hace años, pero dirigida hacia la madre de Naruto. Ahora que lo pensaba no sabía casi nada de la madre ni de Naruto ni de Gaara. Imaginar que sólo gracias al arranque de ira que sufrió Minato cuando internaron a Naruto hace un par de años él se enteró de la forma en que murió aquella mujer, pero no ha vuelto a hablar del tema con su hermanito, y Gaara muy reacio a hablar de su pasado. Con suerte le podía sacar qué era aquello que había hecho durante el día.

—No lo sé. —Dijo serio, sabiendo que era la respuesta que haría que Shikamaru se quedara a decirle unas “cuantas verdades”.

—¿Cómo te las ingenias para enamorarte de personas tan heridas, Uchiha?

—No estoy enamorado de Gaara, y sé que él tampoco de mí.

—Qué bueno que lo sepas, entonces será menos doloroso para ambos cuando terminen.

—¿Por qué supones que vamos a terminar?

—Porque tú amas a otra persona, lo sabes y tarde o temprano esa persona explotará frente a ti sin más remedio que amarte. — “Explotará”, Shikamaru decía las mismas palabras de Gaara.

—Dime todo lo que me tengas que decir pronto, te escucharé.

—Bien, es una especie de advertencia. Gaara te quiere, y realmente le gustas. Pretende que no, pero realmente le gustas. Pero eso no es lo que los mantiene unidos. Lo que les une a ti y a Gaara es la “necesidad” que él siente por ti, sólo eso. Gaara te necesita Sasuke. Te sientes útil, lo contario de tu relación con Naruto en la cual te sentías como un estorbo.

—¡¿Qué mierda sabes tú de la relación que tuve con Naruto?!

—Muchas cosas, cosas que de alguna manera predije y pensé que pasarían si es que Naruto no lograba cambiar. Cuando leí la carta que me escribió el día que decidieron irse realmente fui feliz. Pensé que Naruto por fin había decidido ser él mismo y ser feliz a tu lado… pero ya veo que me equivoqué. Ahora me imagino quede estar como una alma en pena sonriente en tu casa. Pretendiendo ser feliz cuando todos saben que no es así.

—A él le gusta que hayamos vuelto a ser “hermanos”.

—Le acomoda, no le gusta. Es su regalo de consuelo, es su manera de no perderte y no arruinarlo. Se siente más seguro contigo como hermano porque sabe que ese lazo es irrompible, mientras que el de “novios” si lo es. ¿Cómo no te das cuenta de lo inseguro que es Naruto?

—Él siempre se ve tan confiado de sí mismo. Sé que oculta cosas y todo, pero sé también que las supera y siempre crece y crece sin que nadie lo detenga. Shikamaru, tú no lo has visto, pero Naruto está cumpliendo todos sus sueños, todas sus metas. Está rodeado de amigos, de gente que lo quiere, su mundo es perfecto ahora.

—Es cierto, su mundo es perfecto, pero no es el mundo que él quiere, Sasuke. Lo que te vengo a decir es que Naruto también te necesita, no te dejes engañar. Gaara también lo piensa.

—Sí me lo ha dicho, pero Gaara vive justificando cada cosa que hace Naruto.

—Porque tiene razón. Gaara sabe lo que se siente estar solo.

—¡¿Qué sabe él de lo que ha vivido Naruto?!

—¡Porque él lo ha vivido y peor! —Shikamaru se exaltó y se levantó del asiento golpeando la mesa con la palma de sus manos, fulminando a la necedad de Sasuke con sus ojos rabiosos—. ¡Tú eres el único que no parece darse cuenta de los sentimientos de los demás!

—¡Gaara nunca me dice nada!

—¡¿Tú crees que para él es lindo tener que contar todas las veces que han intentado matarlo?! —Sasuke quedó petrificado. Shikamaru después de lo dicho volvió a su asiento y trató de encontrar sosiego antes de continuar—. Gaara… ha tenido una infancia más que difícil. Eso es deducible de sólo mirarlo. Es un “hijo no deseado”. Su madre murió poco después del parto, así que jamás la conoció. Su padre lo culpó toda su vida por la muerte de su madre y sus hermanos le temían, ya que su padre nunca dejó que ellos se acercaran a él, metiéndoles en la cabeza de que él era un asesino. Una noche, ebrio, intentó ahogar a Gaara con una almohada. Su hermana mayor dio la alarma a un familiar, por eso se salvó.

»Decidieron que El padre de Gaara se quedaría con sus dos hijos mayores y el hermano de su madre se haría cargo de Gaara, pero lo que no sabían era que este también le guardaba rencor. Nunca me ha contado lo demás porque después de eso el dolor ya no lo deja continuar. Sólo sé que  ha vivido su vida tratando de agradar, escudándose en personas fuertes y alejándose del resto, para no volver a ser herido.

»Te necesita Sasuke, pero eso no quiere decir que seas especial para él. Sólo te ve como una persona fuerte en la cual poder escudarse. Te mira, te imita y es casi un espejo en cual te puedes reflejar. Se asegura que tú no le harás más del daño que tú mismo puedes hacerte. Comparte tu suerte. Por eso me dijo exactamente lo que tú me dijiste respecto a su concepto de novios. Haz un experimento: dile que dejarás de fumar. Pagaría por ver tu cara al darte cuenta que él no volverá a tocar un cigarrillo en su vida. Sasuke… puedes decirle que lo amas… y él te amará.

—¿…por… por qué me dices todo esto?

—Porque ya es hora que te des cuenta que hacia donde huyas, ya sea a los brazos de Gaara, de Naruto, o de quien sea, siempre te encontrarás con dificultades. Basta de huir, Sasuke. Si te vas a dedicar a hacer feliz a Gaara, hazlo. Él te necesita, ¿no es lo que querías?... ¿sentirte útil?

Sasuke desvió la mirada meditabundo. La historia detrás de Gaara lo hería. Sabía que de alguna u otra manera ha estado haciéndole daño a Gaara todo este tiempo. Se sentía irresponsable.

—No es mi intención seguir huyendo, Nara.

—Me alegra oír eso —Shikamaru se ponía de pie. Sasuke lo siguió hasta la salida. Una vez afuera, uno al lado del otro, miraron el cielo a la vez sin premeditarlo—. No sé nada sobre el pasado de Naruto, pero sí sé que al igual que Gaara, es algo que no quiere recordar. Espero que indistinto de lo que hagas o lo que decidas, te des cuenta de lo importante que eres para esas dos personas.

—Gracias —Sasuke respondía con su sequedad acostumbrada, pero sabía que debía agradecerle a Shikamaru de todo corazón—. Sólo me queda una duda. ¿Por qué te importa tanto?

—Sólo estoy tratando de proteger la felicidad de la persona que amo.

—No volveré con Naruto, Shikamaru. No sé cómo hacerlo feliz.

—Lo sé. No me refería a él.

De súbito, Sasuke dirigió la mirada hacia el castaño, pero este seguía contemplando el horizonte sin importarle la gravedad de sus palabras. Luego de unos segundos, una vez ya curado de su sorpresa, Sasuke pareció resignarse y sonrió de lo graciosa que era la vida. Sacó la cajetilla de sus cigarrillos y le ofreció uno de los últimos dos que le quedaban a Shikamaru mientras él mismo se dejaba el restante.

—Me sorprende tu capacidad de siempre interponerte en mi camino, Nara.

Continuará…

Notas finales:

Mucho diálogo, no? pero habían cosas que debian ser dichas necesariamente ;)

BYE BEE


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