¿Qué es un druida?
Se dice que un druida es aquel que tiene una comunión con la naturaleza tan fuerte que puede hablar y sentir al bosque.
Este sentir no es solo de estar consciente de que existe la naturaleza, no, este sentir se refiere a percibir a un árbol como si fuese un brazo, o sentir una ardilla como si fuera una mano; un druida también puede, y gracias a esta comunión, entender a la naturaleza y de este modo transformase en todo tipo de plantas y animales.
Transformarse no solo le permite entender, también le permite proteger y resguardar el bosque, la selva, la sabana, la pradera o cualquier otro ambiente donde el druida haya hecho su hogar.
Y es que un ser tan fantástico, suena a la descripción de un dios o en su defecto un semidiós, pero no, un druida es un humano, un humano diferente, pero humano al fin de cuentas; que nace, crece y muere en un tiempo, corto o largo dependiendo básicamente del azar de la vida; como cualquier ser humano.
Y así como cualquier ser humano un druida también, siente: pereza, hambre, soledad, ilusión, desilusión, odio y por sobre todo también siente amor y deseo.
Amor y deseo
Como es el caso de Kevin, un joven druida de apenas diecinueve años, el cual estaba enamorado, no solo enamorado si no perdidamente enamorado de alguien, y no cual cualquier “alguien”, ese “alguien” era un Humano.
Un humano común y corriente, sin ninguna relación mágica o natural con su antiguo linaje Celta, definitivamente años atrás hubiera sido repudiado por toda su raza hasta el punto de llevarlo al exilio; pero hoy en día no era ese el caso…
¿La razón?... sencillo él era único del linaje celta del druidismo; todos habían muerto, no por una causa especifica.
El tiempo causante del deterioro y muerte de cualquier ser viviente; y si además de eso le sumaba el hecho de que el poder sobre la naturaleza no fue entregado a su pueblo en el último siglo, era lógico pensar que algún día desaparecerían.
Obviamente al principio la tristeza le embargo, sufrió, lloró, se lamento; como a cualquier ser con sentimientos.
Y del mismo modo como cualquier ser con sentimientos pronto lo supero y empezó a ver el lado positivo a su controversial situación, y dicho “lado positivo” estaba relacionado con ese humano común y corriente del que se enamoro.
Así es Kevin también era egoísta y algo odioso, como cualquier ser con un corazón humano, pues pensaba que gracias a la desaparición de su clan, tenia la oportunidad de ser feliz.
Sin embargo Kevin tenía un problema, como cualquier problema que aqueja a los humanos, y es que esa adoración y amor era unidireccional, es más, él apenas conocía el nombre su amor.
Y es que Kevin también era estúpido, como cualquiera que alguna vez se haya enamorado, y suspiraba recordando la historia de cómo se enamoro.
Pues como cualquier enamorado tenía su historia, la cual al igual que muchas se podía definir con una palabra: patética.
Todo comenzó, a la corta edad de seis años, cuando la madre del joven druida murió, dejándolo solo con el árbol al que estaba unido, lloraba por su soledad, lamentaba la muerte de su madre y se deprimía demasiado para ser tan joven, sin embargo un dia como cualquier otro sus sollozos se interrumpieron por la vista a su árbol de una personita de su misma edad.
Y desde ese entonces el pequeño Kevin observo como un chico de castaños cabellos visitaba su árbol todos los días; siendo entonces que los días se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los meses en años.
Y así año tras año todos los días el chico cumplía la cita jamás hecha con el árbol.
De este modo Kevin lo vio crecer mientras que el mismo crecía, observando como el niño se convertía en un adolecente y luego en adulto, cambiando su apariencia, su forma de vestir y su peinado cada cierto tiempo, así como su rutina al ir a visitar el viejo sauce, siempre hacia algo distinto, a veces estudiaba, otras leía, un par de veces fue a dormir, otras tantas jugaba con un aparatico de luces; y un par mas lo vio llorar.
No sabía a ciencia cierta en qué momento de ese intervalo entre que ser un niño y luego un adulto de diecinueve años, se enamoro del chico, y si chico, porque además de todo Kevin es homosexual;
--Me siento ridículo—pensó en voz alta observando desde una rama del árbol, a su adoración.
Simplemente no tenía el valor de acercarse. Mil dudas atacaban cuando si quiera pretendía hacerlo.
--¡Vamos! Tu puedes…se valiente—se animo a sí mismo—ahora baja del árbol y háblale—si Kevin también estaba loco, pues hablaba solo.
--¿Eh?... ¡ey tú! ¿Qué haces en mi árbol? Baja de ahí… no ves que lo lastimaras—y al parecer Kevin también era ruidoso, no supo mantener la boca cerrada y por ende fue descubierto.
--¿Tu árbol?... que dices… lo arboles no le pertenecen a nadie—vale esta no es la mejor forma de comenzar una conversación; pero por lo menos estaba hablando.
--si, MÍ árbol, he venido aquí desde que tengo uso de razón por lo tanto es mío y de nadie más—
--no crees que esa es una actitud, muy odiosa—bajo de la rama, para quedar frente a frente.
--Puede que lo sea, sin embargo a ti eso no te importa—ok sabía que su adoración era un poco testarudo, pero no sabía que podía llegar a ser tan odioso.
Algo andaba mal, el apacible chico que todos los días visitaba el sauce jamás seria así.
-- Ok, ok esto va mal… comencemos de nuevo—sonrió ante la indescifrable mirada del otro chico—me llamo Kevin—extendió su mano a modo de saludo.
--Eres raro sabias—torció su rostro, correspondiendo el gesto—me llamo Dexter, ahora dime ¿qué hacías en mi árbol?—
--Testarudo—Dexter lo miro mal—primero te repito, no es tu árbol… los arboles no le pertenecen a nadie… y segundo, si de algún modo le pudiera pertenecer a alguien, no sería tuyo, si no mío, ya que vivo en él hace trece años—espeto sin medir sus palabras.
--ah… pero que idiota más grande me he topado— ¿Seria así de rudo con todos, o solo con él?—primero, las personas no viven en los arboles; y segundo si así lo hicieran yo a ti nunca te he visto—vale el tenia parte de razón.
--Si, si tienes “algo” de razón—hizo con sus dos manos el ademan de unas comillas—pero la cosa es que si en efecto; yo vivo aquí y nunca me habías visto por qué…. Bueno porque me puedo esconder muy bien—Kevin debía medir sus palabras.
--me voy—definitivamente, Dexter no quería seguir hablando con un loco.
--¡No! Espera no estoy loco… es la verdad—
--no te creo, ni media palabra… pero como soy una buena persona; digamos que te doy el beneficio de la duda—hizo una pausa, para observar la mirada ilusionada de Kevin—así que demuéstralo—
--¡con gusto!—¿medir palabras, medir acciones? Al carajo todo; el lindo chico que le gustaba el estaba poniendo atención y él no iba pasar por un loco.
Con avidez el joven druida transformo su cuerpo en el de una pequeña ardilla, ante la mirada estupefacta de Dexter.
--¿pero qué Diablos eres?—estaba asustado, impresionado y un poco aterrado; quería salir corriendo de tal fenómeno.
Peor no, muy dentro su curiosidad por saber más acerca de lo que acababa de presenciar le detuvo la huida.
--bueno, es complicado… pero en palabras cortas, soy un druida—en realidad no era complicado, lo complicado fue decirlo.
--¿un druida?—para el chico esto era una verdad a medias; nunca creyó que existieran seres como esos, o sea si existía algo como un druida que le decía que no existían cosas como los unicornios o peor aun una Medusa.
Pero ante lo que veía; simplemente no podía dudar.
--si…--Kevin sonrió tontamente—y como te dije ya… creo que comenzamos con el pie izquierdo, así que si no te molesta… ¿amigos?—no era lo que el druida precisamente quería; pero, por algo se empieza, ¿no?
Dexter, aun sin salir de su sorpresa inicial, solo asintió… mientras observaba como Kevin volvía a su forma humana.
--oye… estas desnudo—Dexter no pudo evitar mandar la mirada sobre todo el cuerpo de Kevin.
--¡oh! Lo siento esto es vergonzoso--
Ante la embarazosa situación, Kevin halo unas cuantas hierbas y ramas, para reconstruir su peculiar ropa.
“Darle tiempo a las cosas es la mejor manera de que todo funcione”
O eso pensó Kevin hace ya seis meses cuando se presento ante su adorado Dexter, se lo repitió a sí mismo constante mente.
Algunas veces dudó pero retomaba su frase con un: “quizás se necesite más tiempo”.
Pero, pero hoy ya lo dudaba tremendamente.
O sea sí, eran amigos y diría que muy buenos, pero Kevin no quería un amigo, él obviamente quería otra cosa, cosa que al parecer Dexter no estaba ni mínimamente interesado en darle.
Pero también hay que ver que existía un gran obstáculo, para dar el gran paso amigos-pareja.
Y tenía que ver con uno de los “atributos” humanos, que como humano, Kevin tenía. Ese gran atributo llamado estupidez, y si, él no le había comentado nada al respecto de sus sentimientos
Debía hacerlo, no sabía cómo pero, debía hacerlo.
Y como no conocía a nadie, para que le ayudara decidió preguntarle a la única persona que creyó podía ayudarlo.
--oye, Dexter—hablo un tanto inseguro.
Se encontraban caminando por el pueblo natal Dexter, el cual se econtraba solo a minutos del bosque y por ende al árbol de Kevin, mirando tiendas y buscando un sitio decente donde tomar algo algún trago.
--¿Qué quieres?—
--que hostil—Dexter lo miro como disculpándose—da igual…es que tengo que preguntarte algo… importante—
--y eso ¿seria?—
--¡no puedes ser más gentil!... bueno lo que ocurre es que a una amiga… no un amigo…no una amiga si eso una amiga… le gusta un chico y no sabe como decírselo--ok Kevin era malo para mentir.
Dexter lo miro intrigado con sus grandes ojos marrones.
--¿Al fin que es chico o chica?—
--es un chico, si un chico—vale hacer su historia más parecida a la realidad, quizás ayude un poco.
--ok entonces, tú me estas preguntando a mi… por una situación de un amigo tuyo que le gusta otro chico y no sabe como declararse—
--eh sí, eso mismo—nervioso, Kevin paso una mano por su cabello de color cobrizo
--y por qué crees que yo sabría la respuesta una situación como esa—
--bueno yo--¡diablos! Había metido la pata
--además no te creó una mierda—Kevin quedo estupefacto, sus ojos verdes abiertos de sobre manera reflejaban su sorpresa. —Tú no tienes más amigos que yo… así que es a ti el que le gusta otro chico—Dexter lo miraba enojado.
--Bueno yo…--ok, esa no la esperaba, el de pelo castaño era más listo de lo que esperaba.
--Dime quien es el desgraciado que te gusta… le romperé la cara—
--¿eh?— que paren el mundo, ahora si no entendía nada, pero nada es NADA.
--que me digas quien es el desgraciado que robo tu corazón… lo matare dolorosamente—
--ok, ok para el carro… creo que me perdí de algo aquí… y explícame eso de querer matar al que me gusta—si estaba confundido y por mucho.
--ay Kevin, eres idiota o que… como se supone que voy a dejar que mi novio se ande enamorando de otros chicos… ¿eh? Dime, soy liberal pero no tanto—
En ese momento el joven druida sintió que algo no conectaba correctamente.
--¿somos novios?—pregunta estúpida, pero necesitaba salir de dudas; y arreglar el corto circuito de su cerebro.
--¡Claro!... si no, ¿Qué no se había notado?—El druida solo tenía una palabra para definir tal situación.
---idiota— y en menos de dos segundos callo a Dexter con un suave beso.
Realmente debían aclarar un par de puntos, comenzando por aclarar que para Kevin, no existía nada más humano que estar enamorado única y exclusivamente del extraño