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La boda de mi mejor amigo por IchirinNoHana

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Notas del fanfic:

Jamás, en mi vida vi la película "La boda de mi mejor amigo" Es decir, vi los primeros quince minutos que me sirvieron de inspiración xD Solo tomé prestada la idea, no es plagio :B

Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, son derecho exclusivo de Amano Akira.

-         Me voy a casar, Gokudera.

-         Ah… Que bien por ti, idiota del béisbol.

 

Acto seguido, se levantó del sofá para salir de la habitación dando un portazo.

Una vez fuera, apoyó la espalda en la puerta; y por tercera vez en su vida se permitió llorar.

Supo que si se quedaba mucho tiempo ahí, Yamamoto podría descubrirlo. Se enjugó las lágrimas con la manga de su traje, encendió un cigarrillo y emprendió el viaje de vuelta a su departamento.

 

Al salir de la base subterránea, para su sorpresa, estaba lloviendo. Bufó con fastidio mientras veía cómo se le apagaba el cigarrillo que acababa de encender. Lo escupió con desgano y se detuvo a mirar el cielo.

 

Sinceramente, era su culpa. Él había terminado con Yamamoto seis años atrás, y le había hecho prometer aquello: “Si a los 25 seguimos solteros, tú y yo nos casaremos. Es una promesa de sangre” Dijo mientras juntaba su pulgar con el del moreno.

Y eso estaba bien, estaba cumpliendo la promesa de mafiosos que habían hecho. Sin embargo, si tan solo… Si tan solo él no hubiese tenido la esperanza, ni se hubiese enamorado de ese espadachín cabeza hueca nada de eso estaría pasando.

 

Continuó caminando, y las lágrimas comenzaron a fluir nuevamente, confundiéndose con la lluvia que golpeaba su rostro. Aquella lluvia que le recordaba a la persona que tanto amaba, y que ahora tenía que olvidar.

 

 

La historia de ambos podría catalogarse como una tragicomedia. Esos típicos dramas de telenovelas, solo que la realidad era muy diferente.

 

Todo comenzó cuando tenían quince años. Una típica calentura por parte de Gokudera, que había empezado como una pelea, y terminó siendo un arranque de abrazos y besos húmedos en la azotea del colegio.

 

Y se suponía que donde empezaba, terminaba. Pero se descubrieron a ambos buscándose con desesperación, anhelando los besos del otro.

Después de eso, no pasó mucho tiempo para que ambos perdieran la virginidad juntos, comenzando una historia de amor que estaba lejos de tener un final.

 

Yamamoto, en muchas ocasiones le dijo que lo amaba. Pero para Gokudera lo de los sentimientos siempre le habían sido difíciles, por lo que jamás fue capaz de decirle con palabras que él también sentía lo mismo. Creyó que el otro se daría cuenta de sus sentimientos a través de esas pequeñas sonrisas, y las furtivas miradas que le dedicaba, además de todo lo que gritaban cada uno de los poros de su cuerpo cada vez que hacían el amor.

 

Sin embargo, cansado de aquel juego, un día Gokudera lo obligó a hacer un pacto de sangre. Acabarían con eso de una vez por todas; pero si ambos seguían solteros a los veinticinco años, volverían a estar juntos y se casarían.

 

Hubo ocasiones en las que buscó a Yamamoto con desesperación, y terminaban encerrados en cualquier lugar, haciéndolo durante días. Pero tarde o temprano algo debía suceder.

Una promesa, era una promesa; y de un día para el otro, el guardián de la lluvia va y le dice que va a contraer matrimonio con Haru.

 

¡Haru! ¡Por Dios! ¿Haru? ¿Qué demonios le había visto a aquella ruidosa mujer llamada Haru? Era terca, gritona y estúpida ¿Qué tenía ella que no tuviese él?

 

Sonrió amargamente mientras se metía a su departamento. Era evidente.

Haru era una  mujer.

 

 

 

 

Los días se hicieron eternos para el guardián de la tormenta. Entre cajas y cajas de cigarrillos se encerró en su departamento. Ya no importaba nada. Se estaba autodestruyendo poco a poco.

 

Yamamoto se había casado una semana después de aquella conversación en la base subterránea. Hayato se tragó su orgullo y fue a la boda, felicitándolo como si no fuese gran cosa. En cuanto terminó la ceremonia, desapareció silenciosamente mientras todos pasaban con alegría a la recepción.

El espadachín tampoco fue tras él, declarándole su amor y diciéndole media sarta de cursilerías, donde él lloraría en los brazos de su amado aceptando y profesando su amor. Que no, maldición, no era una maldita telenovela.

 

Probablemente ahora la pareja de tórtolos pensaría en tener hijos, cuatro o cinco. Haru amaba a los niños. Y quien sabe, quizá Takeshi también.

 

Sin querer se mordió la lengua mientras se levantaba de su cama a buscar más cigarrillos en la cocina. El sonido de la lluvia lo distrajo por un momento, trayendo consigo una opresión en su pecho. ¿Por qué desde que ellos se habían casado no había parado de llover?

En las noticias habían dicho que un frente de mal tiempo se avecinaba durante una semana, pero ya había pasado más de un mes y la lluvia no cesaba. ¿Sería porque el guardián de la lluvia lloraba? Se golpeó la frente con la palma de la mano. Aquello era un pensamiento bastante infantil. Una paranoia de niños.

 

Rebuscó por todos los rincones de la casa pero no encontró ni un solo cigarrillo. Tendría que salir a reabastecerse de su arsenal de cajetillas.

Miró en dirección a su habitación y se encogió de hombros. No le apetecía ir a buscar un abrigo, de todos modos el negocio quedaba en la esquina de la cuadra.

 

Abrió la puerta y el viento entró copiosamente, empujando de paso, a la persona que estaba del otro lado de la puerta.

Gokudera miró sorprendido al espadachín que ahora apoyaba la frente en su hombro y lo abrazaba fuertemente. Estaba empapado hasta los huesos y temblaba de frío.

 

-         ¿¡Yamamoto!?

-         No puedo, Hayato.

Un escalofrío recorrió la espalda del otro guardián, que comenzó a temblar, nervioso.

-         Qué… ¿Qué dices?

-         Yo te amo, Hayato, y no puedo vivir sin ti.

-         Yama…moto – El de ojos esmeralda comenzó a llorar, abrazando con fuerza al otro – ¡Takeshi!

-         ¡De verdad lo intenté! Traté de olvidarme de ti y empezar de nuevo pero no pude – Se separó un poco de él y buscó sus labios – Te amo – Dijo antes de juntar sus bocas por primera vez en mucho tiempo.

-         Entonces… ¿Qué pasa con nuestra promesa? – Preguntó el peliplata cuando se separaron.

-         Ya me casé, ¿No? Que no haya funcionado no estaba contemplado dentro de lo que prometimos – Sonrió el espadachín - ¿Qué te parece si hacemos una nueva?

-         Solo si se trata de no volver a separarme de ti, idiota del béisbol – Dijo quedando automáticamente rojo, pero feliz de que estaba siendo sincero por primera vez. Yamamoto, sorprendido asintió.

-         Estaremos juntos por siempre.

-         Te amo, Yamamoto Takeshi – Confesó, abrazando al otro fuertemente.

-         Yo también te amo, Gokudera Hayato.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Hi hi!^^

Mi primer fic KHR! :3 Estoy tan emocionada y nerviosa a la vez xD Me conocerán por escribir fanfics de PoT que otra cosa, pero aquí estoy incursionando en nuevas series.

Espero que les haya gustado ^^

Jaa Ne!

IchirinNoHana.


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