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Es cruel el amor por Aquarius No Kari

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Recuerda nuestra amistad

-:-:-:-

Aún recuerdo la primera vez que te vi, y aunque han pasado más años que los suman la mitad de mi vida, recuerdo tu rostro como si fuera ayer…

Entre nosotros siempre ha habido una sólida amistad que a pesar del tiempo de no vernos, se ha fortalecido más. Eres muy especial para mí, así que por Athena, jamás me olvides.


-:-:-:-

Milo, el santo dorado de escorpión, tenía escasas dos semanas de haber recibido su armadura y eso, para cualquiera, era un gran honor, puesto las pruebas que se les imponían para obtenerla eran muy difíciles.

Aquella mañana se levantó de una cama ajena a la suya, tal y como desde hace varios meses venía haciéndolo. Para él, la mayor diversión de todas, era tener conquistas por montón, jugar con sus victimas un rato y luego votarlas como siempre.

Ese día regresó al santuario, lo primero que haría, era meterse en la ducha, entrenar un poco, molestar a quien pudiera y volverse a bañar para seguir con su siguiente victima.

Aioria estaba fuera de su casa -vestía la armadura dorada de Leo-, cuando Milo se acercaba a su casa por la escaleras; estaba muy pensativo recargado en uno de los pilares, ni siquiera pareció darse cuenta de que el escorpión se encontraba por ahí. De pronto se dio la vuelta y lo vio

-“¡Ahí estas!”- Exclamó, Milo se le quedo viendo un tanto extrañado hasta el momento en que su pie llegó al último escalón -“Me parece que no tengo que preguntar si has pasado la noche fuera del santuario…”

-“Haces bien en no preguntarme, porque no sé si te hubiera respondido”- Dijo el escorpión parándose con prepotencia delante de su amigo

-“Supongo que al menos, debo agradecer que no portes la armadura cuando vas con tus amantes”- Habló el de castaño como si no lo hubiera escuchado

-“Mira que cuando retozamos juntos si la traía”- Sonrió el escorpión

-“No comiences, no me gustaría estar de nuevo en tu lista”- Se molestó Aioria

-“Pero nos divertimos juntos, ¿o no?... Ya te lo había dicho, de todos mis amantes eres el mejor…”- Dijo meloso mientras ponía una mano en su mentón

-“Si claro, y supongo que eso se lo dices a todos…”- Respondió el de Leo rechazando su mano

-“Te juro que ese es solo cumplido tuyo”- Dijo Milo herido

-“Dejáte de bromas. Mira, te estuve buscando anoche y parte de la mañana, para decirte algo muy importante”- Aioria se puso serio y se cruzo de brazos

-“Si fueras mujer, te creería si me dices que estas embarazado…”- Se burló el escorpión

-“MILO!!!”

-“OK, ya entendí… ¿Qué es eso tan importante que debes decirme?”- Preguntó aparentando seriedad y cruzándose también de brazos, Aioria soltó un respingo de resignación y siguió

-“Alguien regresó ayer, y me refiero a alguien que conocemos muy bien”

-“No te entiendo, ¿Quién regresó?”

-“¡Ya lo sabes, vamos, piensa!”- Exclamó exasperado el santo de Leo

-“No se me ocurre nadie”- Dijo Milo parpadeando varias veces y poniendo su mano en su propio mentón para pensar mejor

-“¿Eres o te haces?”

-“Es que no sé…”- Aioria lo tomó por hombros y lo sacudió varias veces mientras le decía

-“Milo, te estoy hablando de alguien que conocimos hace muchos años… alguien que se fue a entrenar y que no ha puesto un pie en el santuario”

-“Pero no es posible, todos estamos aquí…”

-“No todos, ¿Acaso le olvidaste tan pronto?”- El castaño le soltó, le dio la espalda y entró en su casa, el santo de escorpión le siguió aún reflexionando

-“Creo que, ya sé de quien hablas”- Dijo deteniendo se pronto -“¿Pero es posible?”

-“Él regresó anoche…”- Sonrió Aioria volteándose para mirarlo

-“¿Qué?... ¿Estas seguro?”

-“Si, no lo vi; pero Mu dice que esta demasiado cambiado, que no es el mismo de antes”

-“Tenía que ser… ¡No puedo creerlo!... ¡Camus ah vuelto!”- Gritó el santo de escorpión corriendo a la casa de acuario, su amigo trató de detenerlo sin resultados

-“¡Milo, espera!... es inútil, ya se ha marchado, ahora solo quiero ver la expresión que pondrán ambos al verse tan cambiados”- Aioria sonrió y saló detrás del escorpión para estarlo, mientras este atravesaba todas las casas para llegar

El santo de escorpión subió las escaleras lo más rápido que pudo, su corazón latía con fuerza al pensar que de nuevo vería a su antiguo amigo, aquél de quien se despidió de lo más alto de una roca sin poderle decir otra cosa que adiós con la mano. Milo llegó a la casa de Acuario, se asomó a su interior y la encontró mucho más fría que antes, noto a un caballero dándole la espalda, vestido con su armadura dorada y su cabello… el mismo que su mejor amigo…

-“Mira lo que trajo el viento de Sibería”- Dijo entrando en la casa y sonriendo con ganas

-“¿Quién anda ahí?”- El santo de acuario se dio la vuelta para mirar a quien ahora invadía su casa

-“¿Camus?”- Preguntó atónito Milo, no recordaba que su amigo tuviera ese aspecto tan frío y sombrío en su rostro -sobre todo en sus ojos-; dio varios pasos hacia él para detenerse frente a frente -“¿Qué demonios le pasó a tu cara?”

-“¿Quién me habla con tanta familiaridad?”- Preguntó en tono frío

-“¿Qué? ¿Ya no me recuerdas?... Soy Milo, de escorpión”- Dijo herido

-“¿Reconocerte? ¿Tendría qué?”- El santo de acuario seguía con su mismo aspecto frío… distante… sus ojos tan inexpresivos…

-“Dejá de hacer bromas, que siempre fuiste muy malo para ellas”- Dijo nervioso Milo

-“¿Te parece que bromeo?”- Se molestó Camus

-“¿Enserio que no me recuerdas?”- Le preguntó comenzando a sentirse herido

-“¿Debería?”- Alzó sus cejas mientras cruzaba los brazos, Milo apretó los dientes

-“¡Así es!... No puedo creer que olvidaras que somos amigos”- Dijo furioso

-“¿Amigos?”- Preguntó el santo de acuario sin comprender

-“¿Te lavaron el cerebro? Tú y yo fuimos muy unidos en el pasado”


Flash Back

-“¡Milo, eres un tonto!”- Lloraba un pequeño niño, como de unos seis o siete años, tirado en el piso, con una mano se recargaba y con la otra se tapaba la cara

-“Solo estábamos jugando, no tienes porque ponerte así”- Le decía otro niño de cabello azul mientras le daba la mano para que se pusiera en pie

-“¡Pero me dolió!”- Se quejó mientras se paraba

-“Algún día serás un caballero y tendremos que pasar más pruebas como esas”- Dijo Milo cruzándose de brazos

-“Si me va a doler, no quiero serlo…”- Sollozó se limpiaba las lágrimas

-“No lo digas ni de broma, recuerda que prometimos que algún día seriamos reconocidos como los caballeros más poderosos de todo el santuario…”

-“Aún sueñas despierto”- Dijo la voz de otro niño detrás de Milo

-“Pero si no son sueños Aioria”- Sonrió el pequeño de cabello color azul -“Seré reconocido como el más fuerte, guapo y poderoso de todos…”- Camus y el castaño estallaron en risas -“¿De qué se están burlando?”- Les preguntó amenazante

-“De nada Milo, no te preocupes”- Sonrió Camus con una lagrima de sudor en su cabeza

-“Aioria…”- Musitó otro pequeño niño de la misma edad que los otros tres, llamando la atención de los dos amigos. El niño tenía el cabello de color lila, tenía dos lunares en su frente y lucía un rostro que denotaba timidez

-“¿Quién es tu amigo?”- Preguntó Milo con interés, el pequeño que estaba detrás del castaño se escondió aún más

-“Se llama Mu, pero es muy tímido”- Dijo mirando sobre su hombro -“Quiero presentarte a mis amigos, el de cabello azul es Milo y el otro es Camus”

-“Mucho gusto”- Balbuceó todavía detrás del castaño y mostrando sobre el hombro de su amigo sus ojos verdes

-“Si que es raro tu amigo Aioria”- Comentó Camus parpadeando varias veces

-“Mira quien lo dice”- Comentó divertido Milo mientras le daba una palmada en la espalda al que acaba de hablar

-“¿Qué quieres decir?”- Preguntó enojado

-“Entrenamos para ser caballeros dorados y tú lloras por todo”- Respondió cruzándose de brazos y sacándole la lengua

-“Mentira”- Discutió Camus

-“Todos saben que es cierto, siempre te la pasas riendo, llorando… llorando y riendo y nadie nunca sabe lo que pasa contigo… eres muy inmaduro…”- Dijo Milo haciendo un gesto de desagrado

-“Tengo siete años…”

-“Pero te comportas como un bebé”

-“Claro que no”- Contestó Camus aún más enfurecido

-“Claro que si”

-“¡NO!

-“¡SI!”

-“¡Ya verás!”- Gritó Camus arrojándose sobre su amigo, tirándole al suelo, y revolcándose varias veces mientras forcejeaban. Aioria comenzó a reír, Mu lo miró a él y luego a los otros dos niños para comenzar a reírse junto con su compañero

-“No puedo creer que ustedes serán los próximos caballeros dorados”- Dijo otro niño detrás de ellos, Camus y Milo -completamente sucios-, dejaron de pelear para mirarlo, Aioria también volteó a verlo y Mu de nuevo se escondió detrás del castaño

-“¿Quién rayos eres tú?”- Preguntó el niño de cabello azul levantándose, su amigo también se paró pero al contrario de él, se sacudió la ropa

-“Mi nombre es Shaka”- Respondió un niño de cabello rubio, muy sedoso, tenía los ojos cerrados y su semblante era parecido a un ángel.

-“Hola, yo soy Aioria, el tímido es Mu, el alegre es Camus y aquél arrogante…”

-“¡Oye!”

-“Es Milo”- Rió el castaño al tiempo que sus amigos -menos el niño de cabello azul- reían

-“Lo sé, el Escorpión, Acuario, Aries y Leo… tu maestro es tu hermano Aioros”

-“Y el arrogante soy yo”- Se burló Milo al ver al chico que parecía saberlo todo

-“¿Tú de que signo eres Shaka?”- Preguntó Camus opacando el comentario de su amigo

-“Soy Virgo, entreno en la India y soy la reencarnación de Buda”

-“¿Por qué tienes los ojos cerrados? ¿Eres ciego?”

-“¡Milo!”- Reprendió Camus

-“Es parte de mi entrenamiento, algún día seré el caballero más fuerte de todos, seré como un dios en la tierra”- Respondió con orgullo

-“Lo que tú digas…”- Comentó el niño de cabello azul rodando los ojos

-“Pues mucha suerte Shaka”- Habló tímidamente Mu

-“Te deseo lo mismo, sé que el maestro Shion tiene entrenamientos algo duros, ojalá puedas venir algún día a mi casa a entrenar conmigo… si quieres”

-“¡Claro!”- Sonrió entusiasmado el niño de cabello lila

-“Bien, regreso a meditar a mi casa, nos vemos”

-“Adiós Shaka, fue un placer”- Sonrió Camus, el niño rubio hizo una seña con la cabeza mientras embozaba una sonrisa y luego se alejaba

-“«Adiós Shaka, fue un placer»… ¡Bah!...”- A remedó Milo

-“¿Tienes algún problema, amigo?”- Se rió Camus

-“Ninguno, veo que encuentras muy fascinante a ese tal «dios en la tierra»”- Se burló de mal humor el niño de cabello azul mientras les daba la espalda y se iba por el lado contrario que Shaka

-“¡Oh, vamos! Se ve que es un buen amigo”- Comentó Camus riendo mientras iba detrás de Milo

-“Pues si tan buen amigo te parece, ya no me necesitas a mi”- Contestó indignado

-“No creí que te enfadara, perdona… ya sabes que eres el mejor de mis mejores amigos, siempre”- Milo se dio la vuelta para gritarle algo a Camus, más al ver su sonrisa tan sincera de siempre, le sonrió, acto seguido se lanzo sobre de él y siguieron peleando en el suelo mientras reían

Fin del Flash Back


-“Milo…”- Susurró Camus con la mirada perdida

-“Aioria, Mu, Shaka, tú y yo, éramos amigos entonces… pero nosotros teníamos una amistad más sólida… ¿Recuerdas?”- Preguntó el escorpión poniendo sus manos en los hombros de Camus

-“Yo… Si, ya me acordé… eres el mejor de mis mejores amigos”- Repitió sus palabras como hacia siete años, salió de su trance, miró al chico que estaba delante de él… no sonrió pero al menos su rostro mostró una expresión diferente y Milo lo abrazó

El santo de acuario al sentir su calor, correspondió a aquél abrazo, cerró sus ojos y se dejó envolver por el cosmo que emanaba el escorpión mientras recargaba su cabeza en el hombro de su amigo.

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