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Es cruel el amor por Aquarius No Kari

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Un juego para Milo


-:-:-:-

Sé que pronto pensarás lo peor de mí; pero entiende que aún no me acostumbro a que entres en mi vida… Y por lo que verás, cometo error tras error...

-:-:-:-

Aioria miró la escena escondido detrás de un pilar; al principio no supo si lo que sentía era alegría por ver reunidos a dos buenos amigos, más luego se sintió celoso de que Milo abrazara a Camus ¿Y si luego quería convertirlo en su presa como a él?... ¿Qué tal si al santo de acuario terminaba gustándole su amigo? Mientras más lo pensaba el castaño, un nudo en su garganta crecía.

-“Te encantara ver a todos”- sonrió Milo suspirando y dejando de abrazar a su amigo

-“Anoche vi a Mu”- Dijo pensativo

-“Ya lo sé, me lo dijo Aioria”

-“Ahora sé porque se me quedó viendo tan raro”- Respondió un poco divertido aunque no sonrió

-“Es que luces diferente, ¿Qué te hizo tu maestro?”

-“Me enseñó lo básico para una pelea”- Respondió Camus mirando el suelo y poniendo de nuevo su rostro inexpresivo

-“¡Vamos amigo! No pongas esa cara, el Camus que conocí hace muchos años era un inmaduro”- Jugó el escorpión dándole una palmada en la espalda

-“Esos tiempos ya pasaron Milo, ahora tengo trece años”- Dijo cerrando sus ojos

-“¿Y se supone que eres la manzana caída?”

-“¿Qué?”- Preguntó mirando a su amigo sin comprender

-“Que si ahora eres muy maduro”- Rodó los ojos

-“Si y mucho”- Contestó tenso

-“¿Enserio? ¿Qué tanto?”- Preguntó de una manera seductora

-“¿Cómo?”

-“Nada… bien, tengo que hablar algunas cosas con Aioria… ¿Te parece si junto a los muchachos y nos vemos en mi casa?”

-“No lo sé, tengo cosas que hacer…”

-“Después de tantos años de no vernos no puedo creer que me desprecies”- Dijo Milo haciendo drama y tirándose al piso como si de pronto se desmayara. Camus se soltó riendo recordando aquellas veces en que su amigo solía hacer eso, el escorpión se sentó en el suelo mientras lo miraba embelezado… entonces aquella idea que antes se le había ocurrido, se aferró aun más a su cabeza –“¿Vendrás?”

-“De acuerdo”- Respondió meneando la cabeza y sonriendo levemente –“Ahí estaré”

-“Bien, adiós Camus, nos vemos esta noche en mi casa”- Se levantó, le guiñó un ojo y salió corriendo de su casa.

Milo se sentía tan feliz de recuperar a su antiguo amigo y más de haberle hecho sonreír aún cuando parecía estar muerto por dentro. Se fue corriendo en dirección a la casa de Leo y encontró a su amigo un poco nervioso, parado en donde antes lo había dejado –En realidad había llegado ahí corriendo luego de oírle decir a Camus, que tenía algunas cosas que hablar con él-.

-“Milo, ¿Ya le viste?”- Sonrió con nerviosismo

-“Si y tenias razón… estaba bastante cambiado…”

-“Te lo dije, no creo que vuelva a ser el mismo de antes”

-“¿Pero qué dices?... ¡Lo hice reír!”- El castaño lo miró desconfiando de que fuera cierto -“¡Te lo juro Aioria! ¡Se rió!”-

-“Algún día tenía que hacerlo ¿No?”- Respondió el santo de Leo alzando los hombros y dándole la espalda

-“¿Qué te pasa?”- Preguntó extrañado al sentir de pronto la hostilidad del que había sido su amigo y amante

-“Nada”- Volvió a alzar los hombros

-“Bien.”- Respondió como si fuera poca cosa y luego le contó su idea –“Quería comentarte una idea que se me ha venido en mente”

-“¿Una idea?... ¿Qué clase de idea?”- Preguntó temiendo lo peor y dándole la por fin la cara

-“¿Qué te parece si para darle la bienvenida a Camus paso una noche con él?”

-“¡Que es una locura! ¡Eso es lo que me parece!”- Se escandalizó Aioria

-“No exageres”

-“Milo, Camus no sabe que cambiaste en todos estos años, él no sabe que eres un don Juan que anda de cama en cama como una puta”- Dijo furioso

-“Ese comentario me dolió”- Lo miró con cara de pocos amigos mientras hacia un puchero

-“Sabes que es la verdad; además, no creo que quiera acostarse contigo solo porque si”- Se burló Aioria pensando que había triunfado y que Milo solo seria para él

-“Mira, será solo un juego; trataré de conquistarlo al precio que sea para llevármelo a la cama y cuando logre mi propósito le contaremos que esa es mi manera de pasar el tiempo y que todo es un juego”

-“Milo, Camus no te conoce, por lo que no sabe de tus juegos y si no tienes cuidado… vas a perder su amistad”

-“¡Claro que no! ¿Quién más podría ser el mejor de sus mejores amigos?”- Rió el santo de escorpión mientras salía de la casa del castaño

-:-

Aquella noche, se reunieron en la casa de escorpión, Mu, Shaka, Aioria, Milo y Camus. El último no parecía estar muy convencido; pero al convivir con todos sus antiguos amigos, su ánimo mejoró mucho. Se la pasaron horas y horas bebiendo vino mientras hablaban de los años que no se vieron, de su regreso al santuario y de los nuevos planes para el futuro como santos dorados.

Al pasar de las dos de la mañana, el primero en irse fue Shaka –quien dijo que tenía que meditar media hora antes de acostarse y media hora antes de levantarse, por lo que le quedaba solo dos horas para dormir-, el segundo en irse fue Mu –quien alrededor de las cuatro de la mañana dijo que tendría una audiencia con el patriarca y que debía verse al menos un poco descansado para que evitase posibles regaños-, el último fue Aioria, quien como a las 6 se quedó dormido en la mesa y Milo tuvo que llevarlo a su propia cama para que descansara-, ahora solo quedan el escorpión y el santo de acuario; así que Milo no vio mejor oportunidad para continuar su plan que esa.

-“Fue una velada estupenda”- Dijo muy alegre Camus sentado en la escalera de la casa de escorpión mientras veía como empezaba a amanecer

-“Y eso que es la primera, imagina si nos reunimos todos…”- Rió Milo sentándose junto a su amigo

-“Pero ya no estaremos todos, el maestro Dohko hace mucho que se fue, Saga desapareció del mapa y Aioros esta muerto”

-“Si y no sabes lo difícil que fue”- Suspiró Milo bajando la mirada –“Aioria sufrió mucho, sobre todo porque su hermano fue acusado de traidor, creo que fuiste el más afortunado al marcharte”- Camus miró a su amigo

-“Bueno, si no hubiera ocurrido aquél problema entre tú y mi maestro, jamás me hubieran mandado a entrenar a Sibería…”- Sonrió, lanzó un suspiro y siguió observando como el sol se imponía ante la oscuridad de la noche

-“Pero tenía que hacer algo, ese idiota siempre quiso alejarte de mi”- Dijo apretando los dientes y cerrando los puños

-“Sus razones tendría”- El santo de acuario sintió un poco raro a su amigo, más no le dio importancia; pero el escorpión estaba seguro de que quería acostarse con él, al precio que fuera

-“Quizá estaba celoso de mi”- Comentó de pronto Milo mirando ahora a Camus y soltando un suspiro

-“¿Celoso?”- Preguntó el último sin comprender y frunciendo el entrecejo

-“…l te quería… a pesar de todo, el maldito lo hacia; así que te alejaba de mi para que no me quisieras como yo te quiero ahora”- Camus miró a los ojos al escorpión, este tomó su rostro con ternura entre sus manos

-“Milo… ¿Qué…?”- El santo de cabello azul, pidió a su compañero silencio poniendo su dedo en sus labios, luego se acercó despacio a él para besarlo, mientras que Camus miraba sus labios aproximarse a los suyos siendo atraído peligrosamente, como una presa indefensa al escorpión… Milo rozó los labios del santo de acuario con los suyos con dulzura, lo besó despacio y con delicadeza como temiendo que se rompiera. Camus por su parte no supo que pensar… ni siquiera sabía si lo estaba haciendo, porque el calor de los besos de Milo lo estaban absorbiendo por completo sin dejarle salida alguna mientras correspondía aquella muestra de afecto… entonces recordó a su maestro


# Flash Back #

Camus estaba tirado en el hielo, tendría como diez años, en su cuerpo había gran cantidad de golpes y heridas

-“¡Levántate inútil!”- Gritó su maestro, el pequeño Camus se arrastró con dificultad –“¡Jamás serás un caballero dorado!”- Los ojos del pupilo se llenaron de lágrimas mientras hacia esfuerzos fallidos por ponerse en pie y escuchaba las palabras de su instructor

-“¿Qué sucede Camus?”- Decía la voz de Milo en su cabeza dándole ánimos para seguir adelante –“¿No prometiste que volverías con la armadura de Acuario?... ¡Me prometiste que juntos seriamos los caballeros más fuertes de todo el santuario!... ¿O ya olvidaste tu promesa?”

-“M-Milo…”- Musitó apoyándose en sus brazos y se levantaba

-“¿Todavía sigues con eso?”- Preguntó furioso su maestro, lo jaló de los cabellos y lo obligó a mirarlo –“Ya te dije miles de veces que te olvides de tus sentimientos… ¡No valen nada!”

-“Te equivocas”- Dijo sin pensar el pupilo –“Nuestra amistad es el tesoro más valioso que tenemos y ni tú podrás quitármela”

-“¿Amistad?”- El maestro rió con frialdad –“¿Piensas que me tragaré el cuento de que solo sientes amistad por él?...”- Camus abrió los ojos sin comprender, su instructor lo jaló con más fuerza del cabello y con su mano libre agarró su brazo –“Si duermes soñándolo y vives pensando él, ¿Crees que no sé que te gusta ese tonto de Milo?; pero ya verás…”- lo aventó contra el suelo mientras le daba un golpe en el estomago, Camus derramó gruesas lágrimas en el hielo que se congelaron de inmediato –“¡Polvo de Diamante!”- Lo atacó su maestro sin que él pudiera defenderse y mientras se congelaba con aquél poder tan frío le decía –“Algún día tu querido Milo te fallara, no se puede confiar en los sentimientos y mucho menos en las personas; así que si deseas sobrevivir deja tus cursilerías a un lado”- El pequeño Camus se congelaba mientras negaba con su cabeza tales palabras y pensaba

-“No… yo lo sé… él jamás me fallará… Milo nunca haría algo que me hiciera daño…”

-“No puedo culpar a aquellas personas que se enamoran sin remedio alguno; pero un caballero y más un santo dorado, debe evitar sentir esas cosas tan triviales… ¡Debes olvidarte de eso cuando estas en el campo de batalla!... ¿Lo entiendes?... ¡Y si no recuerdas bien mis palabras, algún día te van a traicionar!”

# Fin Del Flash Back #


Las manos de Milo ahora estaban puestas en su cuello mientras aquél beso seguía su curso, el santo de acuario estaba por caer, de eso no había duda; pero al recordar aquello, se levantó como movido por un resorte y miro a su amigo horrorizado

-“Camus…”- El santo de escorpión se puso en pie para tratar de hablar con él; más este salió corriendo hacia su casa sin darle tiempo se reaccionar –“¡Camus!”- Le gritó como si su vida dependiera de eso; pero él ya no estaba y aquello frustró mucho a Milo… porque por primera vez una presa se les escapaba viva –“Pero siempre hay esperaza de que llegue una segunda oportunidad”- Dijo sonriendo mientras se dirigía a su habitación para dormir aunque fuera en el suelo, gracias a Aioria

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