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Del odio al amor hay una infidelidad de distancia por pandita_chan

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Notas del fanfic:

Otro fic resubido~ y está beteado *-* Wiii~ 

Notas del capitulo:

Ojalá les guste *-* 

El odio intenso que mantenía el uno por el otro no era novedad para nadie, siempre fueron rivales, ya sea por notas o en la música. Ambos excelentes estudiantes con muy buenas notas y buenos bateristas. Tenían más cosas en común de lo que creían pero el odio era más grande, y jamás se imaginaron que algo tan increíble los uniría de la peor forma…

 

Un año de edad tienen de diferencia, Kai el menor, es hijo único de un matrimonio que tenía negocios importantes en el rubro de la hotelería, Nao el mayor, hijo único también, no tenía padre y su madre era socia de la familia de Kai, más a parte tenía un gran defecto que recaía en su debilidad por los hombres menores.

 

Ambos chicos se movían dentro de un mismo círculo social y de amistades, evitando siempre el contacto directo. Cuidando esos pequeños detalles no había problema, de lo contrario siempre terminaban a golpes.

 

A ninguno de los dos les agradaba que sus familias fueran socias, ya que irremediablemente debían verse en esas ridículas cenas formales de negocios, aparte de tener que escuchar obligados porque ambos eran los sucesores en la línea familiar y esos negocios tarde o temprano caerían en sus manos.

 

Pero no todo siempre iba en subida con esas cosas y una vez Kai escuchó a sus padres hablar de quiebra, creyó no haber escuchado bien, no le tomó importancia y cuando llegó la hora de enterarse de la noticia, la solución fue peor de lo que imaginaba…

 

—Estoy dispuesta a cubrir esa cantidad, la tengo, pero con una condición— dijo la madre de Nao.

—¿Qué condición?— preguntó la madre de Kai.

—Quiero casarme con Kai— concluyó

—¿Reiko, está consiente que es menor que su propio hijo?— le preguntó su socio.

—Esa es la condición— dijo seriamente.

—Mamá, no pienso permitir que te cases con ese niño— le dijo Nao.

—Tú no tienes ni voz ni voto en esto— respondió.

—Kai, dile que no te casaras con ella— le dirigió la palabra como pocas veces lo hacía. Pero él no pudo decir nada.

 

En sus manos estaba la salvación de los negocios familiares, de él dependía todo y no le agradaba la sensación. Sus padres lo miraban con suplica, Reiko con deseo y Nao con odio, tenía que dar una respuesta y no era capaz de procesar bien sus pensamientos. Para que su familia tuviera qué comer, debía casarse con una mujer que podía ser su madre, la que tenía un hijo mayor que él, quien era su rival en todo sentido.

 

—¿Y bien?, ¿cuál es tu respuesta Kai?— le preguntó Reiko.

—Di que no— susurraba el chico sentado frente suyo. Sus padres no decían nada.

—Lo haré— decidió.

—¡Mocoso estúpido!— le gritó Nao parándose con intensiones de golpearlo.

 

Al decir que sí estaba firmando su sentencia, pero no podía dejar a sus padres en la calle, se había metido en un gran problema y solo debía salir. Ya era adulto, estaba conciente de lo que decía, tampoco nadie lo obligó a aceptar. Se salvó de la golpiza que Nao estaba dispuesto a darle gracias a Reiko, realmente no tenía idea en que se había metido.

 

Como la condición de Reiko para salvar la empresa había sido casarse con él y ya que el dinero se necesitaba dentro de periodo a corto plazo, ese matrimonio se realizó más pronto de lo que se esperaba. Sus padres se lo agradecieron, pero eso no le ayudaba en nada. Ser un hombre casado a tan corta edad nunca había estado dentro de sus planes, su mujer era linda no podía negarlo, pero la edad de la misma y sus propias preferencias sexuales no eran un tema menor.

 

—Ahora estarás feliz, ¿no?— le preguntó Nao.

—Mira que contento estoy— respondió con evidente sarcasmo.

—Por tu culpa todo el mundo se reirá de mí, ahora soy el hijo de un puto ambicioso menor que yo— dijo.

—Que me perdone tu madre, pero aquí el puto no soy yo— se defendió.

—Te odio— declaró.

—No me interesa— dijo restándole importancia.

 

Ninguno de los dos estaba conforme con esa relación que se les había impuesto, y tal como había reclamado Nao, se había convertido en el hazmerreír de la universidad. En tanto a Kai, él era el pendejo ganador que se había agarrado a una de las mujeres empresarias más lindas de todo Japón, y a parte, se había convertido en el padre de su peor enemigo. Por donde sea que se viera, el que menos tenía de dónde defender su dignidad era Nao, por eso mismo odiaba a Kai aun más que antes y estaba dispuesto a todo con tal de que se separe de su madre.

 

La única contenta con todo era Reiko, otra vez había conseguido casarse con el hombre que quería, había también hecho crecer sus inversiones, pero le faltaba consumar ese matrimonio, y no tenía idea que le costaría mucho más de lo que pensaba, o mucho más de lo que le costo con otros.

 

—¿Por qué esa cara?— le preguntó Nao a su madre.

—No es de tu incumbencia— respondió de mal genio.

—Déjame adivinar, ¿Kai no quiere acostarse contigo? — dijo.

—Mocoso insolente— lo reprendió.

—Mocoso tu marido— contestó desafiante.

—Cállate si no quieres que te golpee— volvió a decir.

—Como si fuera a dejar que me golpees — dijo—. ¿Sabes?, eso de que tu marido no quiera acostarse contigo es porque no le gusta dar, el mocoso de mierda es gay, prefiere que le den—agregó parándose de la mesa.

 

Dejo a su madre con la palabra en la boca, pero no lo había dicho por decir, él no era de esa clase de personas. Nao averiguó sobre su joven padrastro y fue a dar con ese interesante dato sobre su sexualidad, el cual le ayudaría en mucho si sabía cómo ocupar. Hasta ese momento le había metido la duda a su madre en la cabeza, si lograba demostrar que Kai es gay sería un divorcio seguro y no sólo eso, la ruina de su familia era un gusto adicional que Nao se daría en venganza por todos esos años de rivalidad y odio que cargaba encima.

 

Reiko estuvo dispuesta a todo con tal de consumar su matrimonio con Kai, y a base de drogas consiguió lo que quería, todas las veces que ella quiso tuvo al chico a su entera y total disposición, luego de eso la sonrisa no se le iba aún cuando Nao insistía con la idea de que su marido era un mocoso gay arribista, de todos modos lo mando a vigilar para salir de dudas.

 

—Se supone que después de tener sexo debes andar contento— lo molestó Nao.

—¿Podrías guardar silencio?, me duele la cabeza— se quejó.

—No recuerdas lo que hiciste, ¿verdad?— siguió.

—¿Cómo quieres que me acuerde?, tu madre me droga— dijo.

—Pobre de ti, eres un pendejo violado— se burló una vez más.

—Eres insoportable—  

—Mocoso gay— lo insultó.

—¿Yo qué te he hecho? Déjame en paz— pidió.

—Me gusta joderte la existencia— reconoció.

—Con tu madre me basta y me sobra— admitió.

—Nunca esta demás joderte Kaicito, me alegra el día— informó.

 

Podía llegar a ser más cruel de lo que se proponía, pero aún sabiendo todo lo que sufría, le encantaba molestar a Kai y no tendría descanso hasta que su madre lo deseche. Sin embargo, por más que se esforzaba no lograba demostrar que su padrastro era gay y ya se estaba cansando de esperar.

 

Los resultados de los seguimientos que le hicieron a su marido no mostraron ninguna anomalía, y quedo tranquila sabiendo que Kai no se veía con ningún hombre a sus espaldas. Mientras, ella seguiría cumpliendo sus caprichos y deseos a base de drogas y engaños.

 

Kai tenía la costumbre de ir donde sus padres todos los fines de semana, trataba de hacerlo sin la compañía de su esposa para así conversar con tranquilidad con ellos sin tener que aparentar ser feliz…

 

—¿Cómo van las cosas?— preguntó su madre.

—Como siempre, con ella bien dentro de lo que se puede, pero con Nao cada vez peor— contó.

—Haz valer tu rol, eres su padrastro— dijo su padre.

—Pero papá, Nao es mayor que yo y no me hará caso, además esa es una idea demasiado absurda— contestó.

—Aguanta hijo, como lo has venido haciendo todo este tiempo— aconsejó su madre.

—Eso haré —suspiró— aguantar es lo único que me queda.

 

Estaba cansado de su matrimonio, de ser drogado y abusado por su propia esposa; de las burlas de Nao y de no poder vivir tranquilo. Sabía que cada cierto tiempo estaba siendo vigilado, podía perfectamente haber tenido un amante porque oportunidades no le faltaban, pero por una mala jugada no quería derrumbar a sus padres, debía aguantar hasta que las ganancias de la empresa familiar fueran suficientes como para devolver cada peso que Reiko invirtió en ella, de esa forma poder optar a su divorcio, pero eso podía demorar años.

 

Por la poca paciencia que le quedaba, y la ansiedad por desenmascarar a sus padrastro, el viaje de negocios que debía hacer su madre le cayó como un regalo del cielo; quiso aprovechar esos días para lograr demostrar la homosexualidad de Kai…

 

—¿Puedo traer a alguien a la casa?— preguntó Nao.

—La casa es tuya idiota, no me preguntes— respondió.

—Entonces, ¿no te molesta si hago fiesta? — volvió a preguntar.

—Haz lo que quieras, yo me iré a casa de mis padres— contestó tranquilo.

 

Pero Kai no se fue por todo el periodo de tiempo que Reiko estaría fuera del país, fueron sólo un par de días y cuando volvió encontró a Nao viendo el circuito de cámaras instalado en la casa, dándose cuenta que su habitación era la única en la que no había, dejando en evidencia que él mismo chico las había mandado a instalar. Se hizo el desentendido en el tema, pero estaba conciente que su hijastro lo tenia vigilado…

 

No sabía la razón por la que Kai había vuelto, pero eso le daba una nueva posibilidad en su propósito de desenmascararlo frente a su madre y se jugó la última carta invitando a alguien para que le ayudara en su plan. Hasta el momento de la cena no hubo ningún inconveniente entre ambos, el invitado estaba callado y tranquilo, sólo observando…

 

—¿Por qué volviste antes?— le preguntó Nao.

—Jamás dije que me iría todo el tiempo que tu madre esté fuera— contestó.

—Tu presencia me molesta— comentó.

—Mala suerte—

—¿Siempre se tratan así?— preguntó el invitado.

—¿Así cómo?— interrogó Kai.

—Mal, de forma despectiva y grosera— detalló.

—Siempre— dijo Nao

 

Quien cocino esa noche fue Kai y aprovechó su facultad como chef para hacer caer a Nao en su propia trampa, poniéndole las mismas drogas que ocupaba Reiko con él en la comida pero en menor medida, y sin mayor problema hizo que el invitado se fuera antes de que todo empezara a hacer efecto. Luego se fue a dormir esperando a que todo sucediera como debía pasar.

 

Media hora mas tarde tenía a Nao metido en su cama…

 

¿Qué me hiciste? le pregunto viéndolo con odio sentado sobre su cadera.

Yo no he hecho nada respondió haciéndose el inocente.

Me siento caliente, estoy seguro que le pusiste algo a la comida lo increpó.

No me eches la culpa de tu calentura dijo levantando las caderas apropósito.

No hagas eso pidió.

¿Qué cosa? preguntó haciéndolo una vez más.

No te muevas, que me calientas más admitió.

 

Siguió provocándolo sutilmente hasta que lo tuvo moviéndose por voluntad propia sobre sus caderas mientras lo besaba salvajemente, pero como sabía que estaba siendo grabado lo saco de allí y a punta de empujones lo llevo hasta su propia habitación…

 

¿Así que anda caliente el caballero? lo increpó cuando llegaron.

Por tu culpa respondió

¿Yo te caliento? le preguntó acorralándolo contra la puerta y su cuerpo.

 

No recibió palabra alguna, sólo un jadeo ahogado como respuesta. Sin pensarlo dos veces lo besó a la vez que introducía las manos por debajo de su ropa y empezando a abrir los cierres a su paso intentando desvestirlo…

 

Espera un poco se separo Nao del beso esto no es necesario.

¿Ahora quieres encargarte solito? Cuando tú mismo fuiste a meterte a mi cama como un cualquiera dijo introduciendo su mano dentro de los boxers de Nao.

Dé…déjame… por favor tartamudeó.

¿Seguro? preguntó comenzando a masturbarlo.

N…no, ¡no te detengas! pidió.

 

El orgullo se le fue a la mierda al sentir la mano de Kai en esa parte de su cuerpo, se dejo llevar por las caricias y sólo terminó de sacar las pocas prendas que quedaban en su cuerpo, mientras Kai seguía masturbándolo, pero lo detuvo antes de poder terminar.

 

Ahh detente… basta, no quiero terminar aún dijo

 

Como niño obediente Kai se detuvo y comenzó a desvestirse mientras Nao trataba de regular su respiración apoyando su espalda en la puerta de la habitación. Una vez terminó, apagó la luz y lo arrastró con él hacia la cama depositándolo sobre las sábanas con cuidado sentándose sobre su pelvis. Comenzó un recorrido lento con su boca por el cuerpo del mayor a la vez que se movía lentamente sobre él, empezó posando sus labios en el cuello el cual besó y lamió a su antojo, haciéndolo gemir y retorcerse bajo suyo mientras las temblorosas manos de Nao recorrían su cuerpo.

 

Eran demasiadas sensaciones, las caricias, el roce de sus cuerpos, la fricción de sus miembros, los besos, las lamidas y mordidas. Kai parecía ser un experto en lo que hacía, y esa era la primera vez con un hombre para él, las cosas que Kai le estaba haciendo hacían que desconociera su propia voz la cual sólo escuchaba a través de los gemidos que estaban siendo arrancados con maestría de su boca, por un momento se sintió utilizado, pero el placer que le otorgaba era más grande y quería seguir sintiéndolo.

 

Sabía que lo que hacía estaba mal, pero el cuerpo de Nao lo tentaba demasiado, estaba dando rienda suelta a sus caprichos doblegando a su enemigo en la cama, estaba viéndolo retorcerse a causa de sus besos, caricias y roces. Un panorama así no tenía precio y lo estaba disfrutando demasiado. Esa era la perfecta venganza, le haría pagar con gemidos, jadeos y suplicas todas las veces que lo molestó en el pasado.

 

No había espacio para nada más que la placentera sensación que experimentaban en esos momentos. Sus cuerpos se amoldaban a la perfección y se movían en sincronización sacándose gemidos mutuos que inundaban la habitación, duraron así hasta que entre besos y rasguños terminaron manchando el vientre ajeno con su propio semen.

 

Faltaba la última parte en todo eso y Kai sin esperar a que Nao se recuperara de su orgasmo, ocupo su propio semen para prepararlo introduciendo tres de sus dedos de una sola vez en su interior...

 

Me duele se quejó.

Ya pasará, relájate pidió.

 

Comenzó a mover sus dedos con cuidado de forma lenta de adentro hacia fuera, separándolos de vez en cuando arrancando gemidos de incomodidad por parte de Nao, quien estaba comenzando a rasguñar su espalda para aplacar un poco el dolor.

 

Se siente incomodo dijo respirando agitado.

Al menos ya no duele comentó

De todas formas se siente raro alegó.

Veremos si dices lo mismo cuando reemplace mis dedos por lo otro se burló.

 

Siguió un momento más con su tarea de dilatarlo, hasta que sintió que los rasguños en su espalda pasaban a ser caricias ansiosas y los gemidos de incomodidad, jadeos de placer. Sacó los dedos, separó sus piernas y con cuidado se fue introduciendo en su interior hasta llegar al fondo.

 

¿Es incomodo? le preguntó sin moverse aún.

No, es diferente intentó explicar.

¿Diferente cómo? interrogó comenzando a moverse lentamente tomando impulso afirmando sus caderas

Ahh, no sé, pero me gusta admitió.

 

Mantuvo en contra de su voluntad el ritmo lento de sus penetraciones hasta que Nao empezó a mover sus caderas en busca de más profundidad. Kai quería que Nao tomara las riendas del asunto y le exigiera hacerlo como lo quería sentir, quería que se comportara como el puto que había demostrado ser, que él estaba dispuesto a complacerlo, pero sólo si se lo pedía.

 

¿Te gusta así o lo quieres de otra forma? le preguntó Kai.

¿Qué otras opciones tengo? consultó.

Rápido dijo aumentando la velocidad.

Mghh… me gusta, ¿qué más? preguntó.

Más fuerte contestó tomando un impulso mas violento.

Ahh… bien, ¿algo más? quiso saber.

Profundo ofreció tomando su pierna izquierda para dejarla sobre su hombro e impulsarse llegando mas adentro

Ahh Kai… quiero fuerte, profundo y rápido pidió.

 

Al escuchar su petición sonrió con burla, pero en vez de obedecer inmediatamente lo que pedía, salió de su interior arrancándole un gemido de inconformidad para hacerlo cambiar de posición en medio de protestas e insultos.

 

No seas impaciente, ya tendrás lo que quieres informó.

 

Lo acomodó boca abajo en la cama haciendo que levantara su trasero y tomando con una mano su cintura y con la otra su propio miembro, se introdujo una vez más en su interior sin delicadeza alguna…

 

Ahh Nao gimió al entrar completamente.

Vamos Kai, dame lo que quiero exigió moviéndose en dirección contraria a sus caderas de forma ansiosa.

 

Sin querer hacerlo esperar más, cumplió sus deseos otorgándole las estocadas como quería, escuchando por fin esas sucias suplicas de su parte entre gemidos y gimiendo el también para hacerle compañía. Sus embestidas eran cada vez más rápidas fuertes y profundas, movía el cuerpo de Nao a su conveniencia haciéndole perder la decencia y la conciencia con cada estocada que daba en el punto exacto en su interior…

 

Escuchaba su nombre salir de los labios de Kai entre gemidos y agitadas respiraciones, a la vez que sentía como llevaba ese vaivén sosteniendo sus caderas e impulsándose hacia su interior, se sentía agotado de tanto placer, y el movimiento de caderas por parte de ambos no cesaba. Con cada embestida Kai lo llevaba al cielo y lo traía de vuelta, no le estaba dando tregua y aceleraba más el ritmo haciendo que sus propios gemidos sean mas agudos y suplicantes cada vez, hasta que sintió el cuerpo de su acompañante tensarse llenando con su semen tibio y calido su interior, estaba a gusto con eso, pero aun tenía ganas de más.

 

Aguantó bastante llevando el ritmo desenfrenado que le pidió Nao, escuchando sus gemidos escandalosos y suplicantes, pero esas contracciones involuntarias que tenía cada vez que golpeaba su próstata lo hicieron terminar antes de lo que hubiera querido. Estando conciente que su acompañante aun no terminaba, hizo uso de las pocas fuerzas que le quedaban después de su orgasmo para complacerlo de otra manera. Lo hizo sentarse en la cama, ensalivó el miembro de Nao ocupando su lengua, lo masturbo un momento preparándose mentalmente para lo que haría, una vez terminó con su tarea se auto penetró de una sola vez sin preparación alguna marcando los dedos en su hombro debido al dolor…

 

Ahh Kai ¿te duele? preguntó.

Un poco, pero eso es lo de menos, termina tranquilo pidió.

Pero…

Si no te atreves yo lo hago, quiero que termines interrumpió comenzando a moverse.

 

No podía negar que le dolía la intromisión, porque fue sin preparación y no estaba lo suficientemente excitado como para aplacar el sufrimiento, pero con el pasar de los segundos y las tímidas embestidas que le proporcionaba Nao todo se iba transformando en placer.

Nao el ver a Kai tan seguro se sintió disminuido, y haciendo uso de su propia experiencia anterior tomó confianza y aplicó lo aprendido…

 

Ahh Nao, ¡más fuerte! pidió.

Está bien respondió.

 

Hizo lo que le pidió viendo como se masturbaba con los ojos cerrados mientras se montaba sobre él. Esa era una experiencia diferente a la que había vivido anteriormente y le gustaba de igual manera, sobretodo escuchar su nombre en los gemidos que Kai decía en su oído.

 

Al abrir los ojos otra vez, lo primero que vio fueron los labios entreabiertos de Nao, no resistió la tentación enredó los brazos alrededor de su cuello y lo besó, de forma hambrienta y desesperada, quitándole el aire, recorriendo esa boca su antojo, jugando con su lengua, y regalándole un pequeño mordisco cuando llegaron a su orgasmo a la misma vez.

 

Kai sacó el miembro de Nao de su interior por mientras se besaban, agotados se acomodaron ambos entre las sábanas dispuestos a seguir compartiendo el calor de sus cuerpos, y luego de un último beso cayeron dormidos después de esas largas horas sexo…

 

La realidad los golpeo cuando el celular de Nao sonó con el tono de la alarma. Queriendo seguir dormido entre los brazos que lo acorralaban tiro lejos el aparato, pero fue en ese preciso instante que se dio cuenta que esos brazos en los que se sentía tan cómodo y seguro pertenecían a su joven padrastro, persona con la cual había mantenido relaciones sexuales horas antes en esa misma cama, cuando quiso soltarse se dio cuenta que Kai estaba despierto y no tenía intenciones de dejarlo ir…

 

—¿Estas arrepentido?— le preguntó.

—Claro que me arrepiento, me acosté con la persona que más odio en el mundo— contestó Nao.

—O sea que ni siquiera soy tu padrastro o el esposo de tu mamá, soy la persona que más odias en el mundo— comentó.

—Nunca has sido más que eso para mí, una persona detestable— respondió.

—Una persona detestable que te hizo gemir como puta— aclaró.

—No fui el único que gimió como puta— trató de defenderse.

—Pero el gay soy yo, un machito gimiendo mientras la persona que odia se lo mete es raro, ¿no crees?—

—No soy gay— dijo.

—Claro que no Nao, solo te gusta el sexo duro con un hombre, nada más— le respondió.

—Si alguien se entera de esto, te mato— advirtió molesto.

—No tengo interés de decirle a nadie que me tiré al puto de mi hijastro— aclaró

—¡Que no soy puto!— le gritó.

—Agradece que tuve la consideración de venir a cogerte donde no hay cámaras, porque el ver y escuchar tus propios gritos revisando las cintas ha de ser muy vergonzoso y poco digno— dijo con malicia.

—¿Cómo sabes lo de las cámaras?— le preguntó aterrado.

—Yo sé muchas cosas Nao, seré mocoso como me dices, pero no soy imbécil— 

 

Era difícil de aceptarlo, pero el mocoso de su padrastro lo jodió y bien jodido, no sólo le descubrió el plan y lo hizo caer en su propia trampa, sino que se lo tiró con ganas y sin necesidad de dejar evidencia. Lo peor de todo fue que al levantarse le dolió hasta el alma y tuvo que escuchar sus burlas durante todo el día…

 

—¿Por qué mierda a ti no te duele?— le preguntó Nao indignado.

—Después de la tercera vez ya no duele— respondió restándole importancia.

—¡Dios!, y lo dices así como si nada— se sorprendió.

—Si quieres practicamos hasta que ya no te duela— ofreció.

—Mocoso puto— lo insultó.

—Claro hijo, como usted diga— respondió.

—¡No me digas hijo!— gritó.

—¿Qué tiene? Legalmente lo eres— se defendió.

—Enfermo mental— siguió insultándolo.

—Omito mis cometarios de ahora en adelante en honor al placer que me has brindado durante la noche que paso— dijo

—¡Kai!—

 

No había como llevarse bien, menos después de haber tenido sexo, se sentían cómplices eso no lo negaban, pero el odio seguía presente, Nao estaba desistiendo de su plan para que su madre deje al marido, y Kai estaba tratando de buscar una vía para que Reiko lo deje. Ambos tenían el mismo objetivo y la solución en sus manos, pero debido a la falta de disposición para conversar no se daban por enterados.

 

Cuando Reiko volvió de su viaje encontró que todo estaba muy diferente en la casa, el ambiente estaba aun más tenso de lo que recordaba, sentía que algo sucedía y no le gustaba la idea de no estar enterada.

 

Como Kai ya sabía el truco que ocupaba su mujer para poder acostarse con él se sacaba la responsabilidad de otra forma, muchas veces sacrificando sus horas de sueño echándole la culpa a los trabajos de la universidad, que muchas veces no eran propios pero si eso le servia para no tener intimidad y ganar unos pesos extras con gusto lo hacía…

 

—¿Dormiste?— le preguntó su mujer.

—No, pase de largo— respondió.

—Eso te pasa por postergar las responsabilidades— comentó Nao.

—Nadie te pidió tu opinión— Contestó Kai.

—Grosero— le reprochó.

—Entrometido—

 

Y con eso empezaba una vez más la larga lista de cosas que tenían para decirse, que empezaban con cositas livianas y sin gran ofensa, hasta llegar a sacarse la madre. Si no era por Reiko esos dos terminaban agarrados a golpes, y discusiones como esas se estaban haciendo costumbre todas las mañanas…

 

—No doy más, quiero divorciarme— le dijo Kai a su madre.

—Estas por cumplir un año y medio de casado, aguanta un poco mas— le pidió.

—Eso me viene diciendo desde que me casé, ¿qué parte de ya no doy más no entiende?— preguntó.

—No seas grosero Kai— le reprendió.

—Lo siento, pero estoy cansado— se disculpó.

 

A esas alturas ya había suficiente dinero para devolverle la inversión a Reiko, pero él debía convencerla de darle el divorcio, y no sería una tarea nada de fácil porque el matrimonio se acababa cuando ella decidía, no cuando él quería…

 

—¿Qué te hace pensar que te daré el divorcio?— preguntó.

—Pero ¿de que le sirve mantenerme? si no pasa nada entre nosotros, y estamos en conocimiento que aquí nunca hubo amor, al menos no de mi parte— trató de encontrar un punto a su favor.

—Me sirves para no estar sola por mientras encuentro uno mejor— respondió.

—No cambiará nunca ¿verdad?— preguntó

—Tú lo haz dicho— dijo.

 

Lo intentó, y sabía que debía seguir aguantando hasta que Reiko encontrara alguien más que le interese, pero por más que trató de salvarse de la intimidad ella buscó nuevas técnicas y drogas más efectivas para obligarlo. Pero el efecto era demasiado prolongado incluso para Reiko y quedando aún con ganas, una vez recurrió a la única persona que tenía cerca. Se fue a meter a la cama de Nao a mitad de noche…

 

—Nao, ayúdame— pidió removiéndolo para que despierte.

—¿Qué?— pregunto mirando la hora.

—Ayúdame o te violo— advirtió.

—No jodas, déjame dormir— dijo tapándose otra vez.

—No digas que no te lo advertí— menciono metiéndose entre las sabanas.

 

Otra vez terminaron teniendo sexo y en esa ocasión estando Reiko en la casa unas habitaciones más allá de donde ellos se encontraban. Sabían que era arriesgado, pero fue como una necesidad de sus cuerpos encontrarse una vez más en esas circunstancias y lo disfrutaron más que la primera vez, sólo que reprimiendo sus gemidos y reemplazándolos por débiles susurros no menos llenos de placer.

 

A la mañana siguiente despertaron abrazados tal como la primera vez y quien los despertó no fue el despertador de Nao, fueron los gritos de la propia Reiko en la puerta de la habitación que para fortuna de ambos estaba cerrada con seguro…

 

—¡Maldición!— gritó Nao asustado.

—¡Esa no es manera de contestar, levántate de una vez es demasiado tarde!— gritó su madre de vuelta.

—¡Ya voy!— respondió.

—No grites— pidió Kai.

—¿Qué haremos ahora? Mi madre no puede enterarse que dormimos juntos— susurró.

—Otra vez— agregó.

—Como sea, no podemos salir juntos de aquí y no puedes dejar que te vea— pidió mientras se vestía.

—Lo sé, ve tú, cuando se vayan salgo yo— solucionó.

—¡Nao, apúrate!— gritó su madre otra vez desde afuera.

—Puta madre, nunca más me acuesto contigo— sentenció Nao mirándolo feo.

—Nunca digas nunca hijo mío— contestó.

—No me digas hijo, imbécil— alegó.

—¿Y como quieres que te diga?, ¿mi amor?— se burló.

 

Antes de poder decir o hacer algo Kai lo besó acorralándolo contra la puerta, después la abrió y lo lanzó hacia fuera para que fuera a desayunar con su madre mientras él volvía a acostarse en esa cama que no era suya. Tenía aproximada una hora para esperar a que se fueran, por mientras el intentaría dormir entre esas sabanas que tenían el olor de Nao en ellas.

 

Cuando se sentó a la mesa el dolor que le causo su acción, le recordó de lo que había hecho con Kai, se puso nervioso he intentó que no se le notara ni el nerviosismo, ni el sufrimiento…

 

—¿Por qué demoraste tanto en arreglarte?— interrogó su madre.

—Me había quedado dormido— respondió.

—Tenías la puerta cerrada con seguro, eso es raro en ti— comentó.

—Debí haberla cerrado anoche cuando me levanté al baño—

—Estás nervioso ¿te paso algo?— preguntó.

—N…no— tartamudeó.

—¿Has visto a Kai?— siguió preguntando.

—Se atoró— No, no lo he visto— contestó una vez se recuperó.

—Hoy no voy a trabajar— le informó.

—Pero vas a salir, ¿verdad?— preguntó.

—No, me quedaré en casa a descansar— contestó.

 

Estaba perdido, si su madre no se iba de la casa Kai no podía salir de su habitación a menos que saliera por la ventana, tenía que sacarlo de ahí antes de que Reiko se fuera a meter para ordenar como lo hacía todos los días, por lo que después de tomar desayuno fue a su habitación una vez más y se encontró con él chico durmiendo en su cama como si nada hubiera pasado…

 

—Kai, despierta— susurró.

—¿Qué?— preguntó perezosamente.

—Por favor termina de despertar— lo movió.

—¿Qué paso?— interrogó sentándose en la cama.

—Kai, mi mamá no ira a trabajar hoy, si no sales de aquí por la ventana se dará cuenta de todo, tienes que irte— explicó.

—No puedo salir en pijama— alegó.

—Te compraré ropa si así lo prefieres, pero por lo que más quieras sal de aquí— rogó.

—Ok, saldré por la ventana— accedió.

 

Quedaron de acuerdo en que Nao lo esperaría a unas cuadras de la casa para acompañarlo a comprar ropa. Estaban arriesgándose demasiado, pero todo era para que Reiko no sospechara nada de lo que había pasado entre ellos…

 

—Te ves raro con mi ropa— comentó Nao.

—No sólo me veo, me siento raro— acotó.

—Imagino que sí, ahora ¿dónde vamos a comprar?— preguntó.

—Donde sea, la cosa es que no nos pillen— contestó.

—No puedo creer que vayamos a faltar a la universidad para esto— se quejó.

—Para cubrir una calentura— trató de explicar Kai.

—Calentura no, infidelidad— aclaró Nao.

 

En el camino Kai pasó a botar su pijama y siguió los pasos de Nao a donde iba en completo silencio, por alguna razón se sentía seguro y cómodo a su lado. Aunque no lo reconociera, le gustaba estar con él…

 

—¿Qué quieres comprarte?— le preguntó.

—Lo que sea— contestó encogiéndose de hombros.

—Escoge lo que quieras, yo pago— ofreció.

—¿En serio?— consultó

—Sí, pero no te acostumbres— advirtió.

—Ok, gracias—

 

Costaba decidirse entre tanta ropa, pero después de probarse un par de prendas escogió cosas sencillas y de bajo valor, le paso las cosas a Nao para que pagara y después de todo le agradeció con un beso, se le estaba haciendo costumbre besarlo…

 

—No vuelvas a hacerlo… al menos no en público— pidió sonrojándose.

—Lo tendré en cuenta, de todos modos muchas gracias por la ropa— volvió a agradecer.

—No te preocupes por eso— respondió.

—Aún queda tiempo, podemos llegar a clases todavía— informó mirando la hora en una vitrina.

—A estas alturas no vale la pena, vamos a almorzar mejor— propuso.

 

Sin esperarlo ni proponérselo pasaron todo el día juntos yendo de un lado para el otro, sin pelear, sólo en silencio o conversando de aquellas cosas que sabían tenían en común, entre uno que otro beso cuando estaban alejados de las miradas de la gente. Cuando fue hora de volver a casa tuvieron que separarse y llegar cada quien por su cuenta…

 

El primero en llegar fue el hijo, quien se fue directo a su habitación a ver si estaba todo en orden y para dejar la ropa que había usado Kai en el closet. Con media hora de diferencia llego Kai, sin darle explicaciones a nadie se encerró en la habitación donde solía amanecer haciendo trabajos para la universidad.

 

Para la hora de la cena Reiko estaba enterada de todo, o al menos intuía una gran parte, porque al ser ella quien hacia la cama de su hijo pudo darse cuenta que no había dormido solo, y que quien lo había acompañado había sido Kai porque su olor estaba en las sabanas, a parte de tener evidentes manchas de algo que ella reconocía muy bien debido a todos sus años de experiencia. Era solo cuestión de tiempo para que todo tenga su desenlace.

 

Los encuentros nocturnos entre Kai y Nao empezaron a hacerse mas frecuentes y ya no había drogas de por medio, lo hacían porque querían y porque nacía en ellos la necesidad de buscarse mutuamente, se habían convertido en amantes oficiales, confiando en el sueño pesado de la dueña de casa llevaban una rutina minuciosa…

 

Pero tarde o temprano Reiko los iba a desenmascarar y cuando el día llegó se llevaron el susto de sus vidas, ya que los encontró abrazados en la cama de Nao…

 

—Esto es motivo de divorcio— dijo abriendo las cortinas.

—Puedo explicarlo— dijo Kai soltando a Nao.

—No vale la pena, ya lo sabía, sólo estaba juntando el valor suficiente para enfrentarlos— confesó.

—Mamá, lo siento— se disculpó.

—No quiero volver a escucharlos ni verlos haciendo sus porquerías en mi casa, les doy hasta mediodía para irse, y si vuelvo a encontrarlos en mi camino los mataré ¿quedo claro?— amenazó.

 

Reiko los pilló con las manos en la masa y la seriedad con la que los amenazo les provoco escalofrío, por lo que decidieron hacerle caso antes de que los mate ahí mismo. Se notaba que estaba enojada y no valía la pena querer dar explicaciones de algo que ellos mismos no tenían idea cómo llegó a suceder. Antes del mediodía estuvieron ambos fuera de la casa…

 

—Quedé sin casa por tu causa— le echó la culpa.

—No empieces, hace mucho no discutíamos— se quejó Kai.

—Pero no tengo donde ir, no puedo estar tan tranquilo como tú— respondió.

—Podrías empezar por ese punto, no echándome la culpa de todo, si no tienes donde ir ven conmigo a casa de mis padres, no hay problema con eso— propuso.

—¿No habrá problema si voy contigo?— consultó.

—No, además que sólo será por un tiempo, después veremos qué hacemos— explicó.

—Hablas como si fuéramos pareja— comentó Nao.

—Ese es un tema a parte, jamás hemos hablado de sentimientos. Tú toma esto que te propongo como un favor— aclaró.

—Así lo veo, muchas gracias Kai—

—No hay de qué— sonrió.

 

La simpleza con la que Kai veía y tomaba las cosas estresaba a Nao en un principio, pero poco a poco la convivencia fue haciendo que se acostumbrara. Los padres de Kai los recibieron sin mayor problema y después les facilitaron un lugar para ellos solos. El tiempo comenzó a pasar y en ningún momento se separaron, seguían con esa relación sin pies ni cabeza a pesar de que los sentimientos de odio habían cambiado hace mucho tiempo…

 

—Me iré— anunció Nao.

—¿Dónde?— consultó.

—No lo sé, pero ya he abusado mucho de tu buena voluntad— dijo.

—No quiero que te vayas, me sentiré solo y te echare de menos— admitió.

—¿Llegaste a quererme tanto como para echarme de menos?— preguntó.

—Se sonrojo— ¿Es necesario que diga que te quiero?— 

—Admite que me quieres— pidió.

—No es necesario que te lo diga— dijo mirándolo fijo.

—¿Por qué?— preguntó.

—Se sentó sobre sus piernas— Porque te lo he demostrado siempre, en cada cosa que hago— respondió.

—También te quiero Kai— dijo.

—Entonces quédate conmigo— pidió.

—Con una condición—

—¿Qué condición?— consultó.

—Sé mi novio— propuso.

—…—

 

Recibió como respuesta un beso, uno muy diferente a todos lo que había recibido de su parte, más lento y calido. Después de eso sabía que las cosas serían mejor teniendo en cuenta que había otra clase de sentimientos correspondidos de su parte, quien en el pasado haya sido su peor enemigo, ahora era la persona que más amaba en el mundo…

Notas finales:

Muchas gracias por leer~ :D 


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