Odio levantarme a las 6.30 de la mañana. Odio el turno de mañana en Starbucks. Me han ofrecido cambiar de turno, pero... Si lo hago, dejaría de verle.
No sé su apellido, apenas sé su nombre porque una vez oí a uno de sus amigos llamarle así. Bill... Nunca pensé que un solo nombre me gustaría tanto.
Pero es que aguanté dos años, solo mirándole... Dos años casi perdidos, por eso decidí comenzar a hablarle. Ya me sabía de memoria sus reacciones, sus horarios. A veces llegaba más temprano a la cafetería y se tomaba su café en una de las mesas más cercanas a mi sector. Me miraba de reojo mienras bebía su café y eso me encantaba, en cuanto se daba cuenta de que yo también lo miraba se sonrojaba, y se veía tan jodidamente precioso...
El simple hecho de verlo en las mañanas me alegra el día completo.
Hoy no es la excepción y en cuanto le veo entrar al local, sonrío. Camina al mesón y miro sus caderas, su caminar es felino y coqueto, pero no forzado. Miro a su rostro y apoyo mis codos en el mesón, sus ojos, usaba lentes de contacto y se veían grises, pero ya sabía que su sojos eran color avellana naturales. Su forma de delinearlos era perfecta, hacía ver sus ojos mucho más grandes y llamativos, aunque ya de por si, lo es todo su cuerpo. Sus ojos son enmarcados por unas cejas ni delgadas, ni gruesas, tiene un piercing en una de ellas. Te das cuenta de él porque una de las manías de Bill es enarcar esa ceja. (Dense cuenta de cuánto tiempo me tomo observarlo a diario como para saber eso). Pocas veces, solo cuando ríe mucho, veo también su piercing en la lengua. He tenido tantas fantasías con él...
Veo a Bill darme una sonrisa, una de esas sonrisas que me tienen así de enamorado y correspondo dandole una de vuelta.
-¿Capuchino con canela y dos de azúcar para llevar?
Susurro ronco, inevitablemente, al recordar lo que soñé anoche.. Llevaba dos semanas soñando lo mismo. Le tenía en mis brazos, le besaba como nunca antes había besado a nadie y antes de poder hacer el amor, me despertaba. Medio sonrío al pensar lo que hubiéramos podido hacer si no fuera por el despertador y lo miro a los ojos.
-Ya me conoce, señor.
Ríe y me mira a los ojos también. Su risa es melodiosa al igual que su voz. Desvía la mirada y se sonroja un poco. Me encanta provocar eso en él... ¿Será por mí o será una simple reacción de su organismo?
Camino a hacer su café, por coincidencias de la vida, es uno de mis cafés favoritos. Me encanta beberlo y prepararlo, más aún si es para él.
Al terminar el café lo llevo hacia él, lo escucho soltar un suspiro y ruego a Dios que sea por mí.
-¿Pensativo?
Le digo tranquilamente, sin dejar de ver su rostro, él se sobresalta y enarca su ceja, como siempre...
-Ah… N-no…
Lo escucho murmurar mientras toma el café, me mira a los ojos y sonríe un poco. En mi cabeza solo pensaba en cuan estúpido fui al no haberlo hecho antes. En su café, pegué una notita de color verde con mi número. Espero que me llame...
-Adiós, Thomas.
Susurra dejando el dinero en el mesón. Ya ni lo contaba, confiaba plenamente en que me daría el monto correcto y algo de dinero extra... Miro sus caderas al caminar y recuerdo otra vez mi sueño... No me considero homosexual, pero desde que lo vi por primera vez, me enamoré perdidamente. Tuve un año completo sin querer admitirlo, acostándome con cada chica que se me cruzara pero ya lo sé, lo amo, sabiendo solo su nombre, sabiendo solo su café favorito y sabiendo todas sus manías, me enamoré. Ni siquiera sé su apellido...
Prendo el televisor de la cafetería, a esta hora comienza a llegar la gente que toma café antes de irse a trabajar a la oficina o algo así. Dejo el noticiario al no haber nada interesante.
Atiendo a las típicas chicas colegialas que vienen todos los días. Me estoy cansando de sus risitas, joder, si supieran que me gusta un chico. Les doy sus cafés, y miro la televisón, ya eran las 8.25...
Presto atención a las noticias, me paralizo y quedo en blanco.
"El tren de la compañía Thames Trains que acababa de partir de la terminal londinense de Paddington en dirección a Didcot, se dispuso, como es habitual, a cambiar de línea a la altura de Ladbroke Grove pero, por razones aún no esclarecidas (algunos creen que no vio una luz roja) se encontró con el tren de la firma Great Western que avanzaba a toda velocidad, procedente de Cheltham, en el oeste de Inglaterra.
La colisión fue prácticamente frontal y ocurrió a las 8.11, por ahora, se han encontrado más de 20 muertos y 150 heridos por el incendio de tres de los vagones provocado en el choque..."
Dejo de escuchar y pienso en él. Bill... ¿Qué tren tomabas?
Dime... Dime que no era ese...
Inevitablemente siento una lágrima caer por una de mis mejillas, comienzan a pasar las imágines del accidente, mierda, mierda, mierda. Es lo único que puedo pensar al ver su bolso en una de las mesas de los vagones.
No es él, no es él por la mierda, cualquiera tiene ese bolso, ¿verdad?
Siento los gritos de la gente en al fila, siento como Mathew golpea mi hombro alegando que atienda a la gente, pero no puedo. ¿Para qué, si el no vendrá más?
Siento mis mejillas húmedas por el llanto, primera vez en mi vida que lloro. Intento agudizar mi vista apesar de las lágrimas y lo veo. Sobre una camilla siendo llevado a la ambulancia. Lo reconozco por su ropa singular, nadie se viste como él. Evito mirar su rostro, evito mirar las ropas que se pegan a su piel por las quemaduras, prefiero quedarme con la última visión que tuve de él, sonriéndome mientras enarca su ceja.
Ya todo me da igual, porque... ¿Para qué vivir si no está él? Medio sonrío y bajo la mirada. No pude probar sus labios ni una sola vez. Miro a la salida y corro hacia ella, nunca pude abrazarle, nunca pude besarle, nunca pude decirle... Nunca pude decirle que lo amo. Nunca pude decirle que desde la primera vez que lo ví deseé que su sonrisa fuera por mí, que desde la primera vez que lo vi no dejo de soñar con su rostro, con su olor, con su risa, con su forma de acutar.
No sé lo que hago y no sé cómo es que no me han atropellado ya. Solo sé que el Lambeth Bridge es el puente más cercano y corro hacia él.
"Al parecer, es un día de tragedias para Londres. Se ha confirmado un suicidio en el puente Lambeth Bridge, los testigos informan que parecía un hombre de unos 20 años, gracias a la información dada, este chico llegó corriendo al puente, y simplemente se lanzó por él, sin mirar atrás. A sido uno de los sucesos más sorprendentes y extraños para la historia de Londres, sumándose una muerte más al día 6 de Octubre de 1999."