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Apple is A+ por Yais

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Notas del capitulo:

Adid chan ¡GRACIAS! ^____^

Capítulo 2

 

 

 

Como el pelinegro había imaginado Naruto se hizo el desentendido al día siguiente. Desayunaron juntos en una atmosfera de “Aquí no pasó nada” y a pesar de que Sai no buscaba una relación, no pudo evitar preguntarle a su amigo si ya eran novios o si sólo habían pasado a ser amigos con derechos.

 

Lo anterior porque él, y estaba seguro ambos, había disfrutado de lo que hicieron así que lo más lógico era que debían seguir haciéndolo, más porque estaba gratamente sorprendido al comprobar que Naruto de verdad era hombre; le pidió permiso para hacer pinturas de su expresión durante el orgasmo, previniendo que se molestara; y le preguntó si era capaz de hacer la hélice, que intuía la respuesta era sí porque se le notaba bastante flexible.

 

– Por eso… sabía que no debía meterme contigo – fue lo único que le contestó Naruto, con gesto entre avergonzado y resignado, para después hacerle saber que lo quería, pero que había descubierto que su relación estaba bien como siempre había sido. Que no se sentiría a gusto cambiando su dinámica y, por supuesto, le prohibió que contara o hiciera algún tipo de representación de ellos teniendo relaciones sexuales.

 

Sai se decepcionó un poco porque, de verdad, la experiencia le había gustado y no tenía problemas con repetir, pero no le sorprendió pues se trataba de Naruto, un Kitsune bribón y amante en toda la extensión de la leyenda japonesa. Ahora sabía que si fuera lo suficientemente ingenuo para insistir en ello, seguro se enamoraría del rubio; lo que sería un desastre tomando en cuenta que no sería correspondido.

 

Así que para comprobar sus pensamientos, dejó su desayuno para ir al lado de su amigo y besarlo con pasión. Naruto se rindió ante él hasta que el beso fue demasiado y lo obligó a apartarse para no ahogarse. Al separarse Sai se dio cuenta que el brillo de curiosidad en los ojos azules de su amigo ya no estaba y, en cambio, había una pizca de deseo pero nada de amor.

 

No había lugar a dudas, Naruto tenía bastante claros sus sentimientos – Gracias – le dijo lamiéndole los labios, por el puro placer de no quedarse con las ganas de hacer aquello – porque probablemente yo sí me habría enamorado de ti –

 

 

 

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Desde ese día, aproximadamente hacía dos semanas, Lee cerraba las cortinas y se mantenía alejado de cualquier ángulo que lo hiciera visible desde la habitación de su vecino a través de la ventana. Sabía que Sai lo había visto espiándolo y no tenía idea de cómo debía reaccionar o qué tenía que hacer, a parte de huir como si fuese el diablo, cada vez que lo veía. Justo como había hecho esa tarde.

 

A esas alturas del mes, Tenten y Neji ya habían vuelto de sus vacaciones. Y aunque, mientras tomaban una malteada en la cafetería de la colonia, estuvo bastante tentado a contarles lo que había visto hacer a su vecino (Pretendiendo omitir, claro, el pequeño detalle de él teniendo un orgasmo sin haber puesto una mano sobre sí) no fue capaz de llevar el tema a conversación.

 

No porque fuese tímido, sino porque ante la ligera mención de la palabra con “S” Tenten lo golpeó y Neji, a pesar de mantenerse serio, inundó sus mejillas con un ligero rubor.  Para Lee, lo último fue un critical shot que lo obligó a huir, también, de él, pues su libido había estado muy alborotada esos últimos días.

 

Para sorpresa personal estuvo contemplando las posibilidades de hacer con Neji lo que su vecino había hecho con el rubio, e incluso tenía varias ideas para acorralar a Hyuuga. No dejaba de pensar en lo bien que se sentiría y tenía unas ardientes ganas de tocar y adentrarse en su amigo. En unas horas Sai arruinó el esfuerzo y dedicación que sus padres habían puesto en convencerlo de que eso sólo lo debía hacer cuando fuera un adulto, responsable y, preferentemente, casado.

 

Pero ¿Qué podía hacer contra sí mismo?, siempre que se fijaba una meta la cumplía y esta vez no sería la excepción. Se había obsesionado con el sexo y, definitivamente, lo tendría. Convencería a Neji y, a pesar de no tener la más mínima idea de cómo, lo lograría.

 

Sin embargo, a pesar de lo anterior, lo más impactante era que su mente lo había estado obligando a recordar la expresión de su vecino, su piel pálida y sus cabellos pegándose a su frente a causa de su cabello mojado; mientras se movía y encajaba en su compañero una y otra vez. Aquello era una tortura porque ahora dudaba cada vez que tenía que salir de su casa o volver a ella por miedo de encontrárselo y que su corazón bombeara tan rápido que le provocara un paro.

 

 

 

[A+]

 

 

 

Los días de Sai durante ese verano pasaron tranquilos y fueron tan interesantes que, a pesar del calor agobiante y la cantidad de trabajo que tenía, estaba muy inspirado. Se había reunido con sus amigos un par de veces y en ambas disfrutó de la compañía de Naruto. Como imaginó, a diferencia de lo que decían algunas novelas que había leído, no se sintió incómodo, de hecho, incluso tenía una mayor conexión con el rubio. Como si su amistad se hubiese afianzado.

 

Esa mañana de sábado fue al mercado para surtir su alacena y de camino a casa compró una paleta helada la cual, debido al calor, escurría empapando sus dedos. Estaba concentrado, decidiendo entre preparar fideos con tofu o ensalada del mismo ingrediente, cuando llegó a la puerta de su hogar y se topó con que su pequeño vecino y un niño de, aparentemente, su misma edad también llegando a casa del primero.

 

Al verlo Lee se sonrojó de tal manera que incluso su cuello se coloreó y comenzó a temblar mientras intentaba abrir el seguro de la reja que daba a su jardín. Sai recordaba que la última vez que se encontró al menor, el pequeño, al no poder insertar la llave en la ranura, había optado por saltar la verja y chocar con la puerta principal de su casa. Le parecía un niño muy curioso pero, principalmente, tonto.

 

– Buen día – el acompañante de su vecino, un castaño con gesto serio, le reverenció un saludo al darse cuenta que los miraba; logrando que Lee lanzara un grito leve.

 

– Buen día –  respondió Sai sabiendo que a pesar de que ya había pasado lo que él consideraba “tiempo suficiente” para que Lee dejara de huir cada vez que lo veía, el menor aún se ponía nervioso con su presencia. Entonces sonrió y optó por ingresar a su casa para que su vecino pudiera relajarse.

 

 

 

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Cuando Lee consiguió entrar a su hogar se recargó en la puerta como si temiera que Sai viniese detrás suyo e intentara seguirlo. Neji, a su lado, lo miraba como si estuviese loco; más porque estaba sonrojado hasta las orejas.

 

Una vez que llegaron a la habitación de Lee, a pesar de las protestas del dueño, Hyuuga abrió la ventana para que refrescara y se sentó en la cama para mirar a su amigo con un gesto de duda – Últimamente te has comportado muy extraño – le comentó arqueando una ceja pues el pelinegro estaba pegado a la pared, en un punto ciego desde la ventana de su vecino.

 

– Extraño, yo – rió nervioso – extraño ¿Cómo? – Lee intentó relajarse. En los últimos días a parte de estarse escondiendo de Sai, tenía entre sus manos una campaña para hacer a Neji su novio, la cual bautizó “Hacer a Neji mi novio”, y hoy tenía planeado dar un paso directo.

 

Neji cruzó los brazos – Extraño como que insistes en salir sin Tenten, finges ser amable pero te la pasas golpeándome por “accidente” y me das cosas raras… ayer me regalaste unos trapos sucios, ¿Acaso quieres pelear conmigo o qué? –

 

Lee compuso su mejor gesto ofendido – ¡Trapos sucios! – gritó – esos eran mis calentadores favoritos –

 

Una líneas azules adornaron el rostro de su amigo – Tus ¿Qué?... por… ¿Por qué me diste eso? – Neji no tenía ni una vaga idea de lo que Lee pretendía.

 

El pelinegro se sonrojó asustando más a Hyuuga, pero el último no pudo poner mucha atención en ello porque su amigo se lanzó al suelo y, como si hiciese un ejercicio militar, se arrastró por el piso hasta llegar al pies de la cama; asegurándose de mantenerse en el punto ciego.

 

– ¿Qué haces? – preguntó Neji todavía sin entender nada.

 

Lee se subió a la cama, reptando por las sabanas como si fuese un personaje de una película de terror, hasta que logró acomodarse a un lado de su amigo – Neji – le dijo con un tono de voz serio al tiempo que lo tomaba de las manos – ¿Quieres ser mi novio? –

 

No obtuvo una respuesta inmediata por parte del castaño pues parecía que éste tenía dificultades para procesar lo que acababa de escuchar –  ¿Tu… qué? –

 

– Mi novio – repitió Lee con una sonrisa.

 

– …Tu novio – Neji habría esperado escuchar de su amigo cualquier incoherencia, pero entre todas esas, jamás alguna que lo incluyera a él, quieres, ser y mi novio en la misma frase. Era incomprensible, una broma y una bastante perturbadora.  

 

– Sí, mi novio – a pesar de que Rock estaba ansioso por llegar al momento “S”, la verdad es que quería a Neji… no, mejor dicho: amaba a Neji y, por lo tanto, deseaba una relación en la cual pudiese tomarlo de la mano, acariciarlo sin disimulo, besarlo y pasar por todas esas citas y experiencias necesarias entre una pareja antes de “intentarlo”.

 

– Tu novio – el castaño repitió como si fuese una computadora atrapada en un loop, condenado a repetirse a sí mismo hasta colapsar.

 

Entonces Lee no lo pudo evitar, la adorable expresión de Neji lo estaba incitando a besarlo, y así lo intento.

 

– …espera ¿qué haces? – Neji fue capaz de reaccionar justo cuando vio a su amigo acercarse, prácticamente en cámara lenta a su rostro, y para él fue tan aterrador que no tuvo mayor opción que asestarle un golpe, a puño cerrado, directamente en el rostro – ¡Espera! – le grito como respuesta.

 

El pelinegro calló de vuelta al suelo y desde ahí pudo ver  como su amigo se incorporaba al tiempo que sus mejillas se encendían. Hyuuga bajo la mirada y sus ojos se cruzaron unos instantes hasta que desvió la vista al puño con el que lo había molido, observándolo con arrepentimiento y tristeza – Lo… lo siento, no tenía que haber hecho eso pero… yo… no quiero ser tu novio… debo irme – No se fue corriendo pero sus pasos fueron apresurados.

 

Lee, por su parte, se quedó estático; tendido en el suelo.

 

 

 

[A+]                                    

 

 

 

Sai fue a su habitación para cambiar su ropa por algo más fresco, antes de ir a cocinar, y gracias al silencio que siempre inundaba su hogar pudo, perfectamente, escuchar el golpeteó que hacía su vecino cada vez que se lanzaba y arrastraba por el suelo para evitar tener que verlo. No pudo evitar mirar hacia su ventana y sorprenderse porque la del menor estaba abierta.

 

Mientras se acomodaba su playera de algodón, blanca y sin mangas, oyó todo lo que ocurría en la habitación de al lado y casi se encogió de dolor al escuchar el golpe que, estaba seguro, el castaño le había asestado a su vecino y, después, el rechazo.

 

Desde que Lee había violado su privacidad, mirándolo mientras estaba con Naruto, Sai no pensaba que debiera respetar el momento de azoro que seguro vivía el menor, así que se asomó por la ventana para ver en qué estado había quedado.

 

Lee no se movía ni un milímetro, e incluso parecía que no respiraba. Durante un largo minuto Sai se vio a sí mismo en aquel niño, quién no reaccionaba ante el rechazo de su amigo, pero sólo fue en ese instante porque, aparentemente, la falta de aire hizo reaccionar al menor, quien, con una expresión autómata se sobó el golpe y después se encogió en sí mismo. Abrazando sus piernas en posición fetal y escondiendo el rostro entre las rodillas.

 

El mayor se dio cuenta de que el otro había comenzado a llorar porque sus hombros temblaban y no pudo evitar sentir lástima por él.

 

– Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos – comentó en voz alta, citando a un autor que había leído y del cual no recordaba su nombre.

 

Rock levantó el rostro de donde lo escondía y se aventuró a mirar hacia la ventana.

 

Justo cuando Sai observó sus ojos rojos, llorosos y sorprendidos; le sonrió.

 

 

Notas finales:

Quiero pensar que no soy la única que ama estas parejas XD.

Un beso y muchas gracias por leer.

Atte. Yais


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