Caminamos de la mano, reímos y lloramos por banalidades, aquellos días brillantes llenos de inocencia están aun en mi memoria.
Discutimos, gritamos y nos hicimos daño, ese día… ambos dijimos cosas que no debíamos. Yo moría de ganas por abrazarte y pedirte que pares, decirte como siempre que discutir estaba mal. Pero no era justo, era siempre yo quien pedía perdón; me trague mis palabras y te pedí que salieras de mi casa.
Muchos días han pasado desde entonces… cada día muero por verte, incluso un poco más que el día anterior. Escuchar tu voz y mirar tu sonrisa son cosas que anhelo demasiado. Me armé de valor y marqué tu número, aguantando las ganas de colgar hasta que hayas contestado… pero no lo hiciste y de nuevo lloré por ti.
Si pudiera hacer un deseo realidad en este momento… sería verte ahora mismo. Quizá te hartaste de esta relación inútil que dejo de hacernos felices hace tanto tiempo, quizá encontraste a alguien más que te comprendió y te hizo sentir mejor… mi cabeza no deja de pensar en esa clase de cosas que solo me lastiman aun más de lo que en realidad podría estarnos pasando.
Así siguieron las cosas, mi paciencia llego a su límite y sin pensarlo demasiado, tome mis cosas y salí corriendo a buscarte. Ya nada importaba, si tus padres estuviesen o no de acuerdo con lo nuestro… era algo que parecía insignificante comparado con no verte desde hace ya una semana, si acaso no me dejaban verte… alguien al menos tendría que darme razón de ti. El clima no es nada favorable, el cielo como todos los días anteriores estaba gris en su totalidad e incluso comenzaba a llover.
Cuando llegue a tu casa, la puerta la atendió tu dulce hermana, quien lloraba y que al verme me pareció percibir que rompió en llanto más salvajemente. Yo no entendí nada… me quede mirando y pensando hasta que mi corazón me dijo que algo andaba mas contigo y comencé a llorar también.
Ella me explico que hace unos días habías tenido un accidente en tu motocicleta y que desde entonces hasta ahora te encuentras en un hospital en estado de coma. Me quede inmóvil… pensando que todo aquello era una de tus pesadas bromas y con la esperanza que salieras sonriendo de tu habitación miré a tu hermana… agacho la mirada y entonces supe que todo es real.
Le pregunté la fecha en que todo ocurrió y cuando escuche lo que su voz pronunció… subí a mi auto y conduje hasta el hospital en donde estabas.
- 10 de Noviembre – el mismo día en que tú y yo discutimos.
Llegué y exigí que me dejaran verte, tenía aun la mínima esperanza de al llegar a tu lado… ver esos hermosos ojos castaños mirándome como siempre tan brillantes, sin embargo… tu perfecto rostro lleno de heridas y tus manos cayendo a cada lado de tu delicado cuerpo… ya no hubo más esperanza en mi corazón.
Tome tu mano y me arrodille a tu lado… intenté con todas mis fuerzas no llorar pero fue inútil… lloré como un loco, me culpaba de todo… seguramente si no hubiera sido tan orgulloso, te habría pedido perdón y tu no habrías salido tan enfadado de casa. Quizá… nada de esto estaría ocurriéndonos.
Ya nada parecía real, mis sentidos apenas me respondían… me sentía flotar en una realidad alterna, pensé incluso que estaba soñando. De pronto dejé de escuchar, vi que tu hermana entró en la habitación y sus gestos desesperados… ella intentaba gritarme algo pero yo simplemente no quería escuchar… doctores, enfermeras entraron corriendo… al final escuche un agudo sonido dentro de mi cabeza y de pronto todo se volvió obscuro.
Cuando desperté… me encontré a mi mismo recostado en una camilla en una habitación completamente blanca. ¿Qué sucedió? No lo recordaba. Al mismo instante en que me incorporé sentándome en la cama… alguien vestido de blanco entro a la habitación… y entonces recordé todo lo que había pasado y esta persona venía a darme las peores noticias de mí ahora inservible vida.
Tú decidiste ese día… que seguirías solo por ese largo camino, dejando aquí muchas cosas que quisiera decirte. Caminamos sin tomarnos las manos, discutimos por trivialidades y fuimos necios. Nuestras tontas discusiones, son ahora mis más dulces recuerdos.
Si pudiera hacer realidad un deseo en este momento, pediría verte otra vez. Sé… que todos debemos recorrer ese largo camino, asegúrate de esperarme y entonces, de nuevo pasaremos tiempo hablando de nuestros incontables recuerdos.
¿Puedes verme en donde estas? ¿Estás cuidado de mí? Aunque no lo había entendido hasta ahora… sé que tú sigues vivo dentro de mí, tal y como eres en mi corazón. Aunque muchas estaciones pasarán, nuestros días no desaparecerán.
- Te amo… Uruha.
Caminamos de la mano… reímos y lloramos por banalidades.