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Angelito por YokoShibo

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Notas del fanfic:

Se me ocurrió mientras venía de regreso a casa, si no tenéis la mente abierta para cualquier tipo de idea, os recomiendo no lo leáis.

Notas del capitulo:

La canción recién la conozco, no sé de qué año es, menos autor, pero es del género de reggeton, uno que no conozco en absoluto pero que me inspiró para éste songfic. Si no os gusta tal género, os comprendo, pero tampoco deseo comentarios groseros respecto a ello. Sed de mente más abierta.. sin más por decir.. disfrutenlo, espero os guste.

Amaneció bajo las alas de la muerte
aquellos brazos de hombre que lo aprietan fuerte
todavía le late el alma el corazón no lo siente
Amaneció bajo las alas de la muerte

Era de noche, el notable silencio en las calles de aquel distrito, no era de sorprenderse que se escucharan historias sobre gente a la cual asaltaban por aquellos lares, sin embargo su trabajo estaba demasiado lejos, ¿qué debería hacer entonces si no volver a casa?, escuchaba sus propios pasos, con el corazón en la boca esperando a que en algún momento algún tipo viniera y lo asaltara, tal vez lo golpeara, era lo de todos los días, pero siendo su única forma de llegar a su destino, aprendió a resignarse y a pedirle a un Dios, que si es que existía, que lo cuidara de cualquier mal hechor. Pronto vio un par de sombras seguirle, apresuró el paso, rezaba internamente para que fueran sólo otros trabajadores de vuelta a casa, pero pronto sintió su espalda chocar contra la espalda, si eso era un castigo por ser homosexual, comenzaba a pensar volverse virgen eterno, observó unos profundos ojos negros que parecían atravesarle el alma, su respiración era agitada, una pequeña sonrisa en aquellos labios perforados, tragó en seco, ¿sería sólo su dinero?, podía vivir con ello, pero la golpiza tal vez le haría llorar como niña, quería salir corriendo, sin embargo sintió una mano en su rostro, delineando las finas líneas de su rostro y aquellos carnosos labios anhelados por muchos y muchas, su esbelta figura tembló, sin despegar sus ojos casi hipnotizado a los de aquel moreno, sólo se escuchó la sirena de una patrulla que pasaba cada mil años por aquel vecindario, giró levemente su rostro y pronto ya no estaba más aquel moreno. Un suspiro, había salido de aquel problema libre, si es que así podía decírsele. Vaya día el que había tenido…



Y vuela,vuela,vuela, angelito vuela
que ya no me quedan
muchas horas de vida desde tu partida
angelito vuela, angelito vuela
que tampoco te quedan
muchas horas de vida marque tu partida angelito.

¿Quién hubiera dicho que el amor de tu vida te dio el susto de tu vida?, vaya forma en la cual se habían conocido, pero apenas un par de días después tenía siguiéndolo a casa a aquel moreno de ojos profundos, sentía su presencia, sin intentar huir se perdió entre las calles bien conocidas de su barrio y le enfrentó, siendo contestado con un fogoso beso, ¿acaso lo que pasaba en su vida era normal?, en definitiva no. Desde aquel momento en el cual quedó huérfano y terminó en un orfanato hasta su mayoría de edad, en espera, siempre con la ilusión de que algún día alguien lo adoptara, pero eso no pasó y se resignó. Sin embargo al salir, lo primero que vio y su primera sonrisa fue de un drogadicto con el cual inició una “relación” si a aquello se le podía llamar así, era tóxico, asfixiante, sin dudarlo de lo peor que le había pasado en su vida. Pero aún y con todo aquello decidió salir adelante, con un trabajo promedio, en un barrio bajo, en un departamento pequeño, tenía lo necesario, apenas algún que otro compañero de trabajo al cual decidió no decirle sobre sus preferencias sexuales, porque aún en ese siglo, aquello parecía un insulto para algunas personas.

Ahora estaba abrazado a aquel fornido cuerpo del que se había convertido en su protector, sonrió suavemente acariciando su cabello, aquellos hilos negros que caían de una forma única por su rostro, afilando más su rostro, aquellos ojos cerrados, que en la primera vez de conocerlo habían sido su miedo más grande, ¿aquella felicidad podía ser cierta?, no lo sabía, pero disfrutaría de ello lo más posible.


Amaneció bajo las alas de la muerte
aquellos brazos de hombre que lo aprietan fuerte
todavía le late el alma el corazón no lo siente
Amaneció bajo las alas de la muerte

El aire escapaba de sus labios, sintiendo bajo sus manos aquellas sábanas que eran testigos de las noches de pasión y amor que había tenido con el moreno, su cuerpo era arremetido salvajemente por ese cuerpo tan bien formado, unas manos en sus caderas llevando aquel ritmo frenético, su interior parecía estar siendo desgarrado, sin embargo y para su extrañez, lo disfrutaba, se sentía en el cielo si es que así lo podía llamar, aquella posición en cuatro tan sumisa, pero que marcaba a la perfección sus hermosos rasgos, su sensual espalda apenas algo quemada por el sol, sus brazos delgados de los cuales caían gotas de sudor como gemidos de sus labios, su pequeña cintura por la cual era atraído a uno de los demandantes besos de su pareja, sus caderas algo amplias haciéndole una figura graciosa de jovencita, sus glúteos firmes y redondos que eran azotados de vez en cuando para gemidos más fuertes si es que aquello se podía, aquel erecto miembro se perdía entre sus glúteos y aquellas hermosas piernas de las cuales se sentía orgulloso, de piel suave y notable hermosura, de las cuales era cargado sin problema alguno hasta aquella cama, su amiga del placer. Gemidos, gritos de placer, jadeos, susurros, aquel pequeño departamento se llenaba de todo aquello por lo menos una vez al día, es que aunque aquello seguramente era amor, la pasión que sentían en sus cuerpos al ver al otro era irresistible, apenas y recordaban otras partes de aquel estrecho cuarto, pero su parte favorita era siempre la cual contenía las curvas de placer. El moreno observaba los ojos cerrados de su pareja, sus carnosos labios entre abiertos de donde escapaban suaves jadeos y sonoros gemidos, le encantaba; sus pómulos algo rojizos debido al calor de la habitación, su cabello largo que se pegaba a su rostro y espalda, no era mas que la perdición de la pasión, quienes se habían atrevido a dejar a su amante deberían estar ahora mismo golpeándose contra la pared, era como un carbón que se habían convertido en joya, su joya; su ritmo aumentó al sentir ese cosquilleo en su vientre, su glande se hinchaba dentro de aquella rosada cavidad, tan delicioso e inexplicable, algunos empujes más y se desparramó en su interior, su momento favorito venía; porque si bien todo el mundo decía que era al correrse, para él era ver como aquel orgasmo ponía al castaño tan sensible que apenas un suspiro lo hacía estremecerse, sus ojos castaños iluminados por la reciente pasión y sus labios con una hermosa sonrisa, un pequeño beso antes de dormir, tan sólo eso podía hacerlos felices.



Y vuela, vuela vuela angelito vuela
que ya no me quedan
muchas horas de vida desde tu partida
angelito vuela, angelito vuela
que tampoco te quedan
muchas horas de vida marque tu partida angelito.

 

No recordaba en qué momento aquellos días de felicidad se habían convertido en aquello, el moreno a veces llegaba borracho al departamento del castaño, lo poseía de la forma más humillante y violenta que encontraba en el respectivo encuentro, éste no decía nada, pensando siempre en que algún día volvería a ver a aquel amoroso Aki, del cual se había enamorado perdidamente, sentía como sus entrañas eran penetradas sin piedad, con brusquedad, al día siguiente…nada, más que una disculpa, una excusa, besos, una sonrisa y una promesa de que no volvería a pasar. Siempre asintiendo con desgano, una sonrisa fingida y el maquillaje perfecto que se convertía en una máscara que se colocaba diariamente para crear el disfraz perfecto de felicidad, felicidad que no era creída por cierto castaño claro que lo veía siempre desganado, aquel que se convirtió en el abrazo amigo que necesitaba para superar el dolor.

Podía sentir de nuevo el dolor, sin embargo no lo quería creer, quería imaginar que estaba de nuevo en aquellos días de pasión, porque la pasión nunca se perdió, sólo el amor.



Sorprendidos en la cama de un extraño jugando a quererse
nunca pensó que la venganza un desengaño lo hiciera atreverse
tal vez fueron las copas se lo han dicho tanta gente o aquella excusa frecuente
o aquel refrán de que la vida es solo una y hay que vivir el presente.

 

Cedió luego de meses a aquellos amables brazos que ahora lo protegían amablemente de un dolor que sólo podía ser curado por dentro, sin embargo aquellos labios que se frotaban suavemente contra los suyos ayudaban en mucho, aún quería a Aki, no, aún amaba a Aki, le encantaba perderse en aquellas lagunas negras, que desbordaban pasión con tan sólo un mirar, pero ya no era lo mismo, ya no eran aquellos momentos de calor en el aire, de pasión en la piel, de excitación en los besos y de amor en la unión, ahora era sólo sexo, algunas veces consentido, otras casi como una muda violación. Se escuchó la puerta de aquel pequeño local abrirse y lo vio, con sus ojos negros casi perforando su corazón, su ceño fruncido que le daba un toque aún más temeroso que sólo sus ojos, sus labios en una notable mueca de disgusto, un golpe, dos, tres…ni siquiera contó cuantos necesitó para dejar a su consuelo en el suelo, tirado, con sangre saliendo de sus labios, con aquellos fuertes brazos fue casi arrastrado en un eterno camino de disculpas y culpas mutuas hasta su pequeño hogar, si es que ahora lo podía llamar de aquella forma. Observó apenas unas gotitas de dolor que querían desbordarse como ríos de sus ojos, como tinta china en una filosa pluma, pero luego sintió aquellas amables manos convertirse en la asfixia de su cuerpo, sometiéndolo a múltiples golpes, a notables maltratos.


Un engaño, dos extraños jugando a quererse
en lo oscuro el amor no puede verse
es que tengas la vida de frente morir o detente.

Temblaba, no sabía si era el miedo o era el dolor en su alma, dolor que no apagaba ni con la fe y esperanza que le reconocían, sólo podía observar cómo era encerrado en aquella que antes había sido su pequeña “casa”, ver entrar y salir al moreno, a veces ebrio, a veces sobrio, suplicando a cada minuto que fuera la segunda opción, de lo contrario aquella noche sería una tortura más para su diaria agonía.



De nada vale llorar
tan solo queda volar
solo expande tus alas coge vuelo y no vuelvas mas.

 

La lágrimas ya no le servían de nada, ahora ni ellas le daban un poco de consuelo, sentía el ardor en su alma, debía acabar con aquello antes de que todo eso terminara con él, deseaba regresar el tiempo y pararlo en los momentos en los cuales su felicidad parecía ser eterna, pero la historia continua y la vida también, eso debía hacer…finalizar su historia.



Y vuela,vuela,vuela
Y vuela,vuela,vuela

Vuela, angelito vuela
que ya no me queda
muchas horas de vida desde tu partida
angelito vuela, angelito vuela
que tampoco te queda
muchas horas de vida marque tu partida, angelito.

 

Decidido esperó en la cama, observó cómo llegaba su martirio, su consuelo, su tristeza y felicidad, lloró internamente porque de sus ojos no salía nada más, lo recibió como siempre, sumiso y dejándose golpear, un patrón en sus días de martirio, ya todo sentido de cambio en su monocromía sería en vano, sintió sus labios, una última lágrima escapó de sus labios,  un ligero y perdido “te amo” resonó en sus labios mientras que el sonido parecido a una cascada se escuchó…Dicen que el color del amor era el rojo, de ese mismo color se había llenado aquella habitación con la sangre de su amante, lo miraba con aquellas lagunas rojas mientras tocaba la herida en su costado, sonreía suavemente casi agradeciendo aquel tormento en el cuál él también vivía; cada día desde aquel engaño deseó poder cambiar, pero su naturaleza callejera, agresiva, vengativa no se lo permitía, deseaba perdonar, anhelaba dejar toda aquella basura del odio, mas era su estilo de vida, como había crecido, el destino eligió que fuera así su vida, que curso tomara y ahí se encontraba su final. Acarició nuevamente aquellas mejillas de pómulos definidos, dejándolos en rojo tal y como cuando se detenía a mirarlo, aquella inocencia que él mismo había destruido…”Gracias Mizuki…te amo” Y con aquellas simples palabras el castaño se derrumbó, ¿qué había hecho?, ¿porqué no pudo soportar más tiempo de aquello?, ¿acaso el amor no era suficiente?, se maldijo una y mil veces tratando de que aquellas lagunas negras no apagaran su pequeño brillo, besó sus pálidos labios disculpándose, acarició sus hebras que parecían perderse entre sus dedos, ya no había vuelta atrás.

La muerte siempre se había estado presente en su vida diaria, ahora sería ella su única vida, aquella afilada navaja abriéndose paso en sus muñecas, sin su noche, sin sus hermosas lagunas negras, ¿qué quedaba para él?, lo había perdido todo, se había llevado con él su alma, ahora sólo su corazón latía tratando de sobrevivir, sin embargo, eso no sucedió…


Esta es la historia de dos enamorados
de dos soñadores, de dos amantes
que permitieron que tan solo un minuto de su vida
decidiera el resto de la misma.

Irónico el momento en el que el amor
se convierte en muerte.....
que descansen en paz.

Vive la vida minuto a minuto,
y encontraras en cada uno de ellos
un motivo por el cual conducirte
en las forma correcta.

Te lo aseguro.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció?, honestamente me gustó más de lo que imaginé. No soy del tipo que os cuenta el cómo nació un fic, pero sólo os diré que por culpa de que mis audífonos se descompusieron éste fic nació. Espero que os haya gustado y si dejan un comentario, se los agradeceré, si no lo hacen, tampoco hay problema, con que lo lean es suficiente.

Os dejo el link de la canción.. http://www.youtube.com/watch?v=5flrW8kU8YE

 

Para quienes me deseen contactar por cualquier tipo de asunto, mi Twitter es @_MukuRock_ 

Hasta pronto ~

 


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