Tantos meses han pasado ya, tantos días de sufrimiento y dolor. Pero por sobre todo, un año completo de dolor y sumisión…
A la vista de mis amigos he sido siempre el mismo, sin que nadie se diese cuenta de estos sentimientos que me corroen el alma y pudren poco a poco mi corazón…
Quizás, solo quizás mi morena se hubiese dado cuenta de que algo ocurre conmigo, pero ya es demasiado tarde para intentar buscar una solución. Ya no me quedan salidas ni mucho menos fuerzas para poder seguir con esta farsa mucho tiempo más.
Pero a pesar de todo lo que ha ocurrido, de todo lo que he pasado y he sufrido la culpa es mía, mía y de nadie más. Después de todo fui yo quien no pudo ponerle un alto a todo esto cuando tuve el tiempo en mis manos…fui yo quien se hundí en su desesperación convirtiéndose en su juguete…
Si, su juguete. No soy más que un objeto para su entretención, una mera muñeca para saciar su lujuria y sus deseos carnales…
Por eso el tiempo se esta acabando, lo se muy bien.
He sido, especialmente este último tiempo, un autómata. El simple hecho de despertarme en las mañanas a sabiendas de lo que me esperaría durante el día hacia que un hecho tan simple como este me costase horrores realizarlo, por lo que no me sorprende en lo mas mínimo que los deseos de acabar con mi vida de una vez por todas me hallan embargado por completo.
Suicidio. Una simple palabra y un mero hecho que podría acabar con todos mis problemas y todo este dolor que tiene mi alma, pero eso significaría acabar también con todos mis sueños…
La noche pasada, a sido la ultima para mi. Has sido más brusco que otras veces, llevando a mi cuerpo a su límite definitivamente. Dudo inclusive, de que te hallas dado cuenta de que caí en el mar de la inconciencia producto de un fuerte golpe que recibí de tu parte, aun cuando luche a toda costa de mantenerme a pesar del dolor y la humillación que sentía en esos instantes.
Desperté al día siguiente aun desnudo en el piso de la cocina, sucio y cubierto de mi propia sangre y embardunado completamente de semen ajeno. Totalmente destrozado y degradado…
Por eso es que estoy preparado para morir, para dejar de ser más que un objeto roto ante tus ojos. Así que ahora me encuentro preparando una mezcla con diversos tipos de hongos venenosos que había recolectado el día anterior con antelación.
Me dispongo a fumar el ultimo cigarrillo que tendré en mi vid con calma, resiguiendo el sabor de nicotina lo mas que puedo y soltando suavemente el humo grisáceo entre mis labios. Me duele todo el cuerpo, en especial cierta parte que, desde que este incidente empezó, no ha logrado sanar ni cicatrizar completamente.
Me levanto con dificultad de mi asiento y sintiendo la zona baja de mi cuerpo entumecida levemente, tomando el vaso que contenía en el mí destino y bebiendo luego de unos segundos de detenimiento aquel desagradable liquido de forma lenta, extendiendo lo mas posible los diversos síntomas que prontamente acabarían con mi vida.
De un momento a otro han entrado mis compañeros a la cocina sorpresivamente, provocándome un sobresalto ante tal acción y que, por consecuencia, el vaso cayese al suelo rompiéndose en cientos de pedazos y esparciendo por este el poco contenido que aun tenia.
Las expresiones de mis nakama eran de mera confusión excepción de la del renito, quien me miraba con miedo intentando confirmar con mi mirada la estupidez que acababa de hacer.
Seguramente él ya se habría dado cuenta de lo que en verdad contenía aquel recipiente, después de todo él era un excelente doctor y la clase de hongos que había utilizado eran conocidos por su alto nivel de mortalidad al ser ingeridos. Además, claro esta, de contar con un sentido del olfato tan fino como el suyo que podía reconocer un olor como aquel en instantes.
Confirme todos sus temores en el segundo en que mi cuerpo colapso cayendo sobre el poco veneno que aun quedaba, retorciéndose entre bruscos espasmos causados por la fuerte tos que me aquejaba, desgarrando mi garganta y obligándome a escupir grandes cantidades de sangre que tiñeron parte del suelo de rojo.
Fui perdiendo lentamente la conciencia, escuchando a lo lejos los gritos desesperados de mis compañeros pidiéndome que no los dejase, aun cuando en aquellos instantes empezaba a ahogarme a causa de mi propio vomito.
Sabía que sus esfuerzos eran en vano, que no había esperanza alguna para salvarme ya que, al pensar en la probabilidad de que luego de que intentase suicidarme me encontrasen aun con vida, seleccione de tal modo mis ingredientes como para que aquella sustancia mortal destruyese desde adentro mi cuerpo y acabase con mi vida de una vez por todas…
Tsusuku (o tal vez no)