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En éste o en cualquier otro Reino por Ichi

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Notas del fanfic:

Mi primer y único Thorki, espero que les guste ^

Notas del capitulo:

Espero que les guste ^^

En éste o en cualquier Reino

 por Ichi

 

–Por favor… por favor… no más, ya no más…

Thor se detuvo y miró a su padre, Odín asintió con un gesto y así su hijo se retiró del prisionero. El muchacho se encogió hasta quedar en posición fetal, temblando y llorando por lo bajo. Lleno de moretones y cortes que demostraban la tortura de ese día, y viejas cicatrices que eran testigos fieles de los interrogatorios ya pasados. Pero todo se repetía, día tras día, semana tras semana sin descanso. No a mano de los guardias, sino directamente del Príncipe de Ásgard mientras que el Rey miraba y supervisaba el interrogatorio.

–No habrá más dolor en cuanto confieses –dijo Odín mientras caminaba alrededor del chico, como si fuera un poderoso león rodeando a una presa caída–. Di la verdad, Loki: ¿en dónde está tu padre?

–No lo sé, por favor, se los he dicho muchas veces ya. ¡No lo sé! –exclamó Loki cubriéndose la cabeza.

–No te atrevas a levantarle la voz a mi padre, traidor –espetó Thor levantando el martillo.

Loki se encogió todavía más y guardó silencio. Odín, sabio y consciente de que era suficiente por el día y probablemente para siempre, palmeó el hombre de su hijo y le indicó que lo siguiera. Thor obedeció sin chistar.

Ambos salieron del calabozo, abandonaron las mazmorras del castillo y subieron a los pisos superiores.

–No nos dirá nada –sentenció el Padre de Todo.

–Quizás porque no hemos sido lo suficientemente persuasivos. Si me dejaras presionarlo un poco más…

–No vamos a seguir torturando a ese chico.

–¿Chico? –casi escupió con asco–. Es un Gigante de Hielo, no es un chico. Y para mal de males es un traidor, un taimado que se hizo pasar por uno de nosotros en la Corte por años.  Su existencia es un insulto a tu reinado, padre.

Thor era impulsivo, siempre lo había sido y lo dejó más que claro aquel día, unos meses atrás cuando accidentalmente la identidad de Loki fue revelada. Loki era un sirviente más del montón en el castillo que fregaba los trastos o limpiaba los pisos. Caprichoso había sido el destino cuando se encontraba limpiando la sala de armas junto a otros sirvientes, y no tuvo mejor idea que acercarse al Tesseract cuya energía lo envolvió y reveló su verdadera identidad –que el propio Loki desconocía-. Los guardias lo apresaron y la ira de Thor no se hizo esperar cuando la noticia le llegó.

La primera golpiza, la verdadera golpiza había sido en ese día de revelaciones. Thor lo hubiera matado de no ser porque Odín intervino.

–No creo que Loki haya sido enviado por nadie, creo que es una extraña coincidencia el destino que sufrió –finalizó el Rey–. No podemos interrogarlo más.

–¿Pretendes dejarlo libre? –exclamó Thor.

–No, pretendo que lo ejecutes.

*******

Loki escuchó pasos a su espalda, se sentó como pudo y contempló al Príncipe Heredero del otro lado de la puerta enrejada. Pasó saliva con trabajo y fue a ponerse a de pie.

–¿Sin tu padre? –sonrió de repente, expresión muy contraría a la desdicha que había demostrado ante Odín durante el interrogatorio–. Normalmente esperas un poco más, no hay que ser tan obvio.

Thor no contestó, miró a un costado con todo el peso de la vergüenza y la falta de moral que venía escondiendo desde que Loki fuera apresado. Pero no pudo desviar la mirada cuando el otro se desprendió los pantalones, los dejó caer al suelo y se giró para apoyar las blancas nalgas en los barrotes de la celda, permitiéndole ver entre uno  y otro el orificio que lo llevaba al Valaha cada noche.

Eran amantes desde que Thor se hiciera hombre, de hecho había conocido lo que era tal cosa no de la mano de una doncella, sino de Loki, de ese sirviente que siempre lo miraba de reojo desde pequeño taimado que tenía siempre algo para decirle. Y cuando se adentraba en su cuerpo… las cosas que le decía, maldito desgraciado. Había manchado su honor demasiado con ese muchacho, pero cuando se enteró que era en realidad un Gigante de Hielo… no pudo contenerse.

–Vístete, no he venido a eso –protestó tratando de no mirarlo.

–¿No? No veo por qué otro motivo ibas a venir –le contestó mirando por encima de su hombro–. Anda… he esperado todo el día.

–Te dije que no he venido por esto.

–No me importa por lo que hayas venido, mientras te vengas en mí –sonrió sensual.

Thor resopló como un animal molesto, se bajó apenas el pantalón y se acercó a la celda. Podría abrir la puerta simplemente, pero no, de alguna manera creía que sería menos personal si lo hacía de esa manera, con cierta distancia, marcando exactamente quién era quién. Así que se escupió los dedos, acarició el ano de Loki y entre los ronroneos de éste fue metiendo los dedos.

–Ah… esos dedos, sí –gimió Loki arqueando la espalda.

–Calla…

–Me gustan más… así, que cuando me golpean –insistió en un jadeo–. Ya, ya… métela, no aguanto.

Mordiéndose los labios, Thor sacó su erguido y enorme miembro, frotó el glane baboso contra el culito abierto y fue haciendo presión lentamente. Pese a sus repetidos e intensos encuentros Loki siempre estaba estrecho, siempre estaba ardiendo… ¿cómo iba a imaginarse que era un Gigante de Hielo? Imposible, aún en el presente le costaba creerlo. Pero dejó de pensar cuando su verga fue succionada por ese hermoso culo apretado, hubiera embestido con fuerza de no ser porque los barrotes estaban entre él y el cuerpo de Loki.

–Sí… sí… ¡ah sí! –gemía éste.

Maldito, sensual y provocador, Thor se sujetó de los barrotes y comenzó a embestir. Retirándose hasta casi abandonar su interior para luego clavarse hasta golpearse contra las rejas. El calor, el placer, no podía controlarse. Se lo folló con tanta fuerza como fue posible, hizo retumbar la celda y la llenó con los gemidos de Loki, quien tentador como siempre pedía más y apretaba el culo para enloquecerlo.

Loki lo transformaba en un hombre tan terrenal, en un idiota que le daba la espalda a sus tradiciones, su religión, su padre y su trono… lo convertía en un idiota que sólo podía pensar en enterrarse más y más, y oh por favor, más en ese cuerpo.

Para cuando se corrió, Loki casi ronroneaba de gusto al sentir el semen caliente llenarlo, tan abundante y espeso.

–¿No… no vas a ordeñarme? –sonrió mirándolo.

Thor rió entre jadeos, abrió la reja y entró en la celda. Una vez Loki se había puesto un casco con grandes cuernos mientras estaba en el cuarto de Thor, y desde entonces lo llamaba “vaca”. Pese a que los cuernos del casco no tenían nada que ver con uno de esos animales, Thor lo había llamado así con todas las intenciones de que la idea de “ordeñar” se desprendiera inmediatamente.

Ver a un dios como él caer de rodillas delante de un traidor, un preso, un seudo gigante de hielo… delante de Loki, era algo que sólo éste podía sonreírse de saber. Thor era tan alto, tan fuerte, tan viril y hermoso… y era suyo. Lady Sif podía mirarlo cuanto quisiera y esperar paciente a que Odín se dignara a comprometerlos, y aún cuando lo hiciera y se casaran, Loki sabía que en su noche de bodas y en cualquier ocasión que Thor tocara a esa mujer… estaría pensando en él, sólo en él. Se había encargado por años de tenerlo para él, que lo amara, lo deseara y lo necesitara.

–Ahh… esa boca –gimió sonriente, enterró los dedos en los cabellos rubios–. No sé qué es mejor… tus dedos o tu boca… mmmhhh… estoy en duda…

Thor no le respondió con palabras, era un hombre de acción. Por lo que siguió chupando, felándolo con intensidad mientras sus dedos de colaban en el agujerito dilatado, acariciándolo y masajeándole las enrojecidas paredes internas, sin sentir asco alguno por su propio semen deslizándose entre sus dedos. No, los gemidos de Loki, la forma en que estremecía, cuando ponía los pies en punta y apretaba las nalgas… todo eso le hacía olvidarse si acaso algo no le gustaba.

Cuando Loki se vació en su boca, no dudó en tragarlo todo.

–Si tu padre te viera –rió por lo bajo el menor.

Siempre hacía ese tipo de bromas… pero en esa ocasión era diferente. Se separó bruscamente, escupió hacia un costado y se limpió la boca con el dorso de la mano. Loki se le quedó mirando confundido.

–¿Qué sucede?

Thor no contestó, le dio la espalda y gruñendo le asestó un puñetazo a la pared. Loki se sobresaltó y se subió los pantalones rápidamente, incómodo y pringoso contempló las grietas formadas en los ladrillos y pasó saliva con cuidado. Decidió ser precavido e inteligente como siempre era, aunque con Thor nunca había necesitado ser manipulador.

–Thor, ¿qué sucede? –insistó acercándose, lo rodeó por la fuerte cintura y apoyó el rostro en la capa roja contra la espalda–. Dime.

–Mi padre me ha ordenado ejecutarte.

Loki se separó bruscamente, como si Thor le hubiera lanzado una descarga eléctrica. Apretó los dientes y los puños, miró a los costados como si acaso encontrara algo con qué romperle la cabeza a ese rubio y salir de allí de una vez. Llevaba meses tolerando estar encerrado y follando en secreto, esperando el momento prometido en que Thor lo ayudaría a salir de allí. Y ahora…

–¿Y entonces? Es la excusa perfecta. Pretendes asesinarme y te deshaces de mi cuerpo, ese será el momento para escapar ¿verdad?

Thor no contestó.

Loki se mordió el labio inferior y sin pensarlo más fue a empujarlo por la espalda, el asgardiano se giró a mirarlo con pesar.

–Es así entonces ¿eh? –siseó venenoso–. Vienes a darme un polvo de consuelo para después aplastarme la cabeza con ese martillo tuyo. ¡Anda! ¡Llámalo como un perro y rómpeme el cráneo!

–Loki…

–¡No te atrevas! ¡No te atrevas a pretender que te duele hacerlo! –exclamó preso de la ira–. Nunca te importé, nunca. Fui tu secreto vergonzoso, pero que disfrutabas más porque hacías algo en contra de tu padre y no por mí.

–No es así y lo sabes –replicó Thor acercándose y tratando de sujetarlo.

–¡¿Lo sé?! ¡¿Qué es lo que sé?! Sé que estás conmigo desde que eres un muchacho, sé que me mirabas mucho antes de eso y sé que no eres capaz de enterrar la verga en otro agujero sin pensar en mí. Sé que gritas mi nombre cuando me tomas y sé que no puedes estar sin ponerme las manos encima… Pero sé que por mucho que digas amarme ¡nunca harás nada por mí en contra de tu padre! Quieres desafiarlo pero te regocijas en su aprobación. No necesitas mendigar su cariño como yo mendigo el tuyo… ¡y te atreves a decir que te duele esto! Me matarías tres veces si pudieras, si tu amado padre te lo pidiera. ¡Y no te atrevas a negarlo, asgardiano! Soy el monstruo del que te hablaban cuando eras un niño, con el que te amenazaban si no comías tus vegetales y el que veías cuando no querías quedarte solo en la oscuridad. ¡Así que hazlo!

Thor negó con la cabeza repetidas veces y eso enloqueció a Loki, se lanzó sobre él sujetándolo por el cuello. Jamás podría haberlo tumbado de no ser porque el rubio estaba laxo y no oponía resistencia, pero así estaban en el piso, Loki encima de Thor y Thor mirándolo sin saber qué decir.

–Eres un cobarde, Hijo de Odín.

Y de repente, se separó veloz de su lado y salió corriendo por la puerta que Thor había dejado abierta. Le tomó unos segundos darse cuenta de lo sucedido, y en esos segundos perdió un tiempo valioso. Se puso de pie y lo llamó a voz de grito mientras corría por los pasillos.

–¡Loki! –exclamó al verlo girar por una esquina.

Corrió, sus largas y fuertes piernas le dieron alcance rápidamente, pero cuando fue a sujetarlo del brazo sólo lo traspasó, la imagen se rió en su cara y desapareció. Jadeante y confundido, Thor golpeó la pared y convocó a su mjolnir, el martillo llegó volando veloz a su mano.

Mientras tanto, Loki había conseguido escapar del castillo, con astucia y haciendo uso de su magia para despistar a los guardias. Llegó hasta los establos y se llevó uno de los caballos de ocho patas. El enorme corcel galopó veloz y resistente por el puente de Bifrost. Ásgard ya no era un lugar seguro para él por mucho que deseara quedarse, y aunque lejos de sus deseos estaba el regresar a su lugar de nacimiento… ¿qué más quedaba por hacer?

Se apeó del animal y miró con recelo el recinto donde Heimdall esperaba. ¿Mostraría misericordia y le abriría un camino a cualquiera de los demás reinos? No, el maldito toro era demasiado leal a su rey, tan ciego como Thor a las órdenes que se le daba, incluso si era atrapar a un muchacho inofensivo cuyo único crimen era haber nacido.

Loki reunió valor, quizás podría persuadirlo, podía hacerlo… sí, él era inteligente y astuto. Unas cuantas palabras sobre misericordia, honor y respeto por la vida de los demás quizás ablandarían lo suficiente el corazón de Heimdall.

Así que empezó a caminar hacia la entrada… al menos hasta que escuchó los truenos sobre su cabza retumbar y los rayos que recorrieron las nubes que hasta segundos no estaban allí. Loki echó a correr, pero ninguna magia lo ayudó cuando Thor aterrizó veloz bloqueándole el camino sobre el puente. Jadeante, Loki miró alrededor y apretó los puños.

–No huyas de mí –dijo peligrosamente Thor mientras se acercaba, martillo en mano y mirada fiera refulgiendo en sus ojos claros.

–Te di la oportunidad de aplastarme la cabeza –sonrió Loki mientras retrocedía por cada paso que su amante daba–. La perdiste. O me matas o me dejas ir.

Thor detuvo su avance y volvió a darle esa mirada llena de dudas, la misma con la cual lo había contemplado en la celda. Loki no soportaba eso, no toleraba esa indecisión. Sentirse menos que el honor de Thor, no ser siquiera una pizca más importante que las órdenes de Odín… lo odiaba.

Tomó la determinación y dejó de retroceder, se acercó rápidamente al rubio y le rodeó el cuello con los brazos, un beso ardoroso, demandante y brusco fue el que le comió los labios a Thor. Jadeante, el príncipe sujetó por la cintura a Loki y respondió a su ansiedad.

–Encontraré… encontraré una solución –le prometió mirándolo, jadeando contra sus labios, respirando el mismo aire.

Loki sonrió y le acarició la barba rala de un par de días, tan rubia como su perfecto cabello. Incluso el que fuera tan bello y perfecto le molestaba. Thor lo tenía todo, y cuando decía “todo” se refería especialmente a su amor. Y él ¿qué tenía? Los bienes materiales nunca le habían importado, pero el no tener identidad de repente era una estaca helada creciendo en su corazón y punzando en su pecho. Y para variar… tampoco tenía el amor de Thor que había esperado.

–Descuida –susurró Loki–. Yo ya la encontré…

Para Thor todo comenzó en cámara lenta. El desconcierto de la situación, lo imposible y desalmado, todo pudo verlo tan despacio y con tal detalle… que fue increíblemente doloroso no ser capaz de evitarlo. Él, que era considerado un dios entre los habitantes de Migdar, él que era un Príncipe, un guerrero del Trueno… él no pudo hacer nada para retener a Loki.

El muchacho se zafó de sus brazos con agilidad y destreza de una serpiente, corrió un par de pasos y saltó… Loki saltó por el puente de Bifrost hacia el vacío y la oscuridad.

–¡¡LOKI!!

Llamó a su martillo, lo sujetó por la correa y comenzó a moverlo, quizás un vuelo veloz y podría alcanzarlo. Pero entonces una mano fuerte y pesada se posó sobre su hombro, al girarse se encontró con la mirada de su padre.

–Déjalo ir.

–¡Pero, padre…!

–No se sabe qué hay allí, Thor. No perderé a mi único hijo por un Gigante de Hielo.

Y entonces sucedió… el relámpago no estuvo en sus manos, sino en sus ojos. Thor miró con rencor a su padre, al Padre de Todo.

–No se sabe que hay allí ¿cierto, padre? –le sonrió con tristeza.

–¡¡¡THOR!!!

Thor lo empujó y se arrojó sin gracia ni dubitación alguna. Alcanzaría a Loki… en ese o en cualquier reino.

 

 

¿FIN?

Notas finales:

Espero que les haya gustado y que me lo hagan saber. Si tienen sugerencias o ideas, también más que feliz de recibirlas :D


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