Ese día, hasta ahora, era oficialmente el peor día de toda mi vida. ¿Por qué? Simple, todo lo que había hecho hasta esa tarde había terminado en un desastre, pero déjenme relatárselos.
Todo comenzó un lunes, un asqueroso y malnacido lunes, para comenzar todo mi despertador había sonado exactamente a las 7:00 am, pero como la noche anterior me había desvelado en una fiesta, la resaca que había en mi cabeza era terriblemente pesada, así que sin mucho interés lo lance a la pared todo lo que mis fuerzas mañaneras me daban volviéndome a dormir.
Todo estaba en silencio, mi cama estaba en ese punto en el que parece que estas durmiendo en la cosa más suave y cómoda del mundo ¿Lo han sentido?…. ¡Ah! Como extraño ese momento. Pero para mi desgracia ya había acabado… y de la peor forma del mundo en el que uno quiere levantarse me desperté, ¿Cómo? Pues con nada más y nada menos que los hermosos, armónicos y amables gritos de mi madre, esa mujer, estoy seguro que algún día terminaré con un infarto por sus gritos.
-… -mi cuerpo no reaccionaba, no tenía ni la más mínima intención de moverse de ese lugar en el que ya había amoldado mi cuerpo a la perfección, estaba a punto de dormir otra vez, hasta que algo llegó a mí de repente… - mierda… ¿De qué me olvide?... –seguía tratando de recordar lo que olvide, pero no lograba recordarlo ¿Qué diablos era?...
¡EXAMEN!
Pegue un brinco de mi cama aterrorizado lanzándome como pude al baño para ducharme –con el agua tremendamente fría- en un tiempo record, me vestí con el uniforme con la poca delicadeza que tenía o más bien me quedaba y baje las escaleras, siete peldaños con los pies y los otros trece restantes con el trasero, ¿Qué si dolió? ¡Bastante! Pero ya habría tiempo para quejarme en la escuela. Tome la tostada que quedaba en la mesa y me la metí a la boca con un buen trago de leche, está vez ahogándome mientras mi madre, aterrorizada, me daba golpes en la espalda, me la pase y salí disparado a la escuela.
Al pasar por el parque me distraje, en la banca más pequeña de todo el lugar había un chico, pelirrojo, de piel cremosa y brillante, mantenía una sonrisa en su cara, al parecer estaba hablando con alguien, su sonrisa me hizo sentir en paz, quizás solo por un momento pero logre tranquilizarme y… ah… me sentía en paz en esos momentos y…
Mierda
Mierda, mierda y mierda, porque esta vez no solo estaba maldiciendo, si no que justamente había pisado la mierda de un perro, y lo peor de todo era que creo que aquel chico me había mirado pisarla ¡Maldita sea! Más vergüenza no podía pasar, ¿Qué habrá pensado de mí? ¡Ah!, Me tranquilice y seguí caminando
Al llegar a la parada del bus no había nadie, lo que significaba que el autobús ya había pasado, agregando otra cosa más a la lista de mi peor día, corrí hasta llegar a un cruce, esperé a que el semáforo estuviera en rojo y al poner un pie en el asfalto un carro casi me arroya, por suerte no lo hizo pero… el jodido me había empapado con el agua mugrosa de un charco que vaya a saber de dónde carajos salió, porque eso sí, el día más soleado no podía estar.
Al llegar a la escuela corrí todo lo que mis delgadas y ya muy desgastadas piernas me daban a mi salón, y justo cuando creí que lo había logrado el profesor se había parado frente a mí obstruyéndome la entrada.
-Joven Kim, ¿Sabe usted qué hora es? –Me pregunto con la cara interrogativa más estúpida que jamás había visto en mi vida -¿Y bien?
-Son las 7:59… ¡Llegue a tiempo! –me defendí cruzándome de brazos haciéndome como si estuviera indignado
-Mentira, mi reloj marca exactamente las 8:01, lo que significa que llegó tarde- me sonrió triunfal el vejete aquel
-¡Pero yo…! –y ¡Bang! La puerta de un momento a otro estaba en mis narices amenazando con sangrar si no hacía algo pronto.
-¡Hijo de…! –calma JongIn… calma, no querrás aguantar otro castigo otra vez.
Al ir por algo de comer me encontré con ChanYeol, el está en mi clase, sin contar que además es mi mejor amigo ya que lo llevaba conociendo desde preescolar, pero ¿Qué demonios hacia ahí?
-¡Kai!- me grito con su característico entusiasmo -¡Por aquí! –No tenía más que acercarme, total ¿Qué más me podía pasar?
-¡Hey! ¿No estabas en clase? –le pregunte sentándome frente a él dejando mi mochila de lado mientras me arreglaba el cabello
-El vejete me ah sacado, al parecer hablo demasiado en clase –
-No me extraña de ti, tienes más faltas en todo el año que las veces que has venido a clase ¿Cómo es eso posible? –le pregunte divertido molestándolo un poco
-¡Es el él que me odia! Como aquel día que sin hacer nada malo me puso a limpiar los borradores – me hablaba tratando de hacerse la victima
-¡Ah claro! El día en que tú y Baek se estaban comiendo el uno al otro ¿No? – le dije fingiendo inocencia con mi dedo sobre mi barbilla
-Si… ese –me habló bajito escondiendo el notable sonrojo en sus mejillas – Cambiando de tema ¿Te vienes conmigo al final de clases? Quiero presentarte a un amigo –me pidió sonriendo alegremente, soy yo o ChanYeol cada vez está más loco… ¡Nah! Debe estar pasando por ese momento de la pubertad en el que te da por ser bipolar
-Va… vale –le sonreí desconfiado, todos los amigos que algún día me presentó terminaron por volverse extraños.
Al terminar las clases me fui con ChanYeol hasta llegar al parque, desde que dejamos el instituto me iba contando algo, en todo ese trayecto le preste atención, pero al llegar al parque mi mente se llenó de pensamientos del chico que había visto en el parque, aquel que me había visto pisar aquello
-¡Kai! –me gritó ChanYeol chasqueando los dedos frente a mí. -¿Me oyes? –
-¿Qué… que decías? –le pregunte volviéndome a él reaccionando
-Que allá esta mi amigo, no hagas ruido, me gusta asustarle. – no comprendí… todo lo que veía era al chico de esta mañana acariciando a su perro, se veía tan mono…
¿Qué?
Ya tenía en claro que me gustaban los hombres, y eso ya lo sabían mis amigos pero… hace mucho que nadie me llamaba la atención así… ¿Me habré vuelto loco?
-¡Shh! –me regaño ChanYeol caminando por detrás de la banca aguantándose las carcajadas, y en un reflejo lo tomo por los hombros bruscamente y gritó
-¡TAEMIN! – El chico se tiró al piso en respuesta al tremendo susto que ChanYeol le había pegado, de inmediato el perro que estaba con él comenzó a ladrarle molesto poniéndose frente a él chico
-Ya, ya, Hombre, no fue para tanto, cálmate duque – se reincorporo ChanYeol sobándose el estomago.
-ChanYeol, ¡BESTIA!, levántame animal, como te agarre no vives para contarlo. –le gritó el chico llevándose la mano al corazón respirando agitadamente
ChanYeol lo ayudo a levantarse aún riéndose, llevándose como regalo un fuerte golpe en el hombro por parte de Taemin.
-Vale, no lo hago más. – se quejo ChanYeol sobándose el hombro con una mueca de dolor. –Quiero presentarte a alguien, Su nombre es JongIn. –bajo el brazo señalándome el asiento junto
-¡Un gusto JongIn! Yo me llamo Lee Tae Min… -me extendió su brazo para que lo estrechara mirándome fijamente –Y si acaso te lo preguntas, Sí, Soy ciego. –su sonrisa se ensancho más, y yo… me quede petrificado en el asiento, no me lo imagine ni en mis pensamientos más locos…
Me sentía terrible.
Yo quejándome de cosas que le pasan a cualquiera y el… tal parecía que le gustaba ser ciego, me siento el ser más horrible del mundo
-¡Venga! Dame la mano, ya podrás auto compadecerte tu mismo después – me habló buscando y encontrando mi mano para sostenerla
-Yo… perdón… es que no, nunca… -no sabía que decirle, mis mejillas ardían por la vergüenza que sentía
-¿Habías conocido a alguien ciego? No es la primera vez que me lo dicen, pero ¡Ánimo! Si el ciego soy yo, no tu.- se rio amablemente sosteniendo mi mano aún –Al menos no reaccionaste como ChanYeol, que cuando se enteró me cargo de caminó a casa para que no me perdiera. – se rió a carcajadas limpias mirando a donde estaba ChanYeol, mientras este volteaba la cara por la vergüenza.
-Te vez feliz, eso me gusta. –solté de la nada haciendo que Taemin se callará, no sé si fue mi imaginación pero note un sonrojo en sus mejillas… tan adorable
-Yo creo que hago mal trió, así que me voy, seguro que Baek ya salió y si no me ve ahí me mata – Se despidió de nosotros dejándonos solos, de un momento a otro comenzamos a hablar de cosas sin sentido,me contó el porqué había quedado ciego, y yo le conté todo de mi, como si le conociera de toda la vida hasta el día de hoy.
Y todo eso se volvió un hábito, todos los días al terminar las clases me iba al parque a estar con él hasta que las lámparas se encendieran, en todo ese tiempo me había dado cuenta que aquel chico me gustaba, desde este terrible día hasta dos meses después, justo ahora.
El reloj marcaba las 2:50 pm solo diez minutos más y podría salir para ver a Min… esta vez estaba decidido, le contaría todo lo que siento por el aunque me rechazara, ya no me importaba.
Exactamente a las 3:05 el…
No estaba ahí…
Sentía que rompería en llanto, no sabía porque pero me sentía terrible, ¿Qué tal si le había pasado algo?, ¿Y si encontró a alguien más? Quería llorar, en todos estos meses cada vez el estaba ahí, en esa misma banca, esperando por mí.
Tenía un hueco, y ni siquiera sabía porque…
Me di la media vuelta para irme, estaba triste y mi alegría se había ido al caño.
-¡JongInnie! –Escuche su grito… ¡Era él! Me gire esperando encontrarlo, pero no lo encontré, me estaba desesperando no lo veía por ninguna parte
-¡Animal!... ¿No se te ah ocurrido buscar en el piso? –me pregunto frustrado, y si, efectivamente el estaba tirado en el piso, con su cabello desarreglado y su ropa y cara sucias, corrí a él aún con las orejas rojas por la vergüenza.
-¿Estás bien?, ¿Dónde está duque? –le pregunte juntándolo, mientras que el se sostenía de mi cintura.
-No lo sé, solo escuche como maulló un gato y salió corriendo tirándome a media calle – me dijo abrazándose a mi escondiendo su cara en mi pecho.
-Te… ¿Te asustaste? –pregunte preocupado abrazándolo también
-No… Todas esas personas miraron cuando me caí… ¡Qué vergüenza! –se abrazo más a mi sonrojándose notoriamente, sinceramente esa no era la respuesta que me esperaba.
-Tae… Taemin… Yo tengo que decirte algo –sentí como asentía en mi pecho mostrándome que me escuchaba. –Yo… de hace tiempo que te conozco y pues… no sé, cada vez que te miro me hacer sentir bien, me gusta cuando sonríes y te alegras y cuando te sientes mal se me parte el corazón yo creo que… -No termine… ¿Por qué?
Me beso.
-Déjate de tonterías… Ya lo sabía, solo esperaba a que te armaras de valor… Estúpido- se rió en mi cara abrazándome esta vez pasando sus brazos por mis hombros mientras me sonreía.
Y aunque Taemin no es el típico ciego que se deja manipular por todos y da lastima con una mirada tierna...
No
Taemin es el nuevo tipo de ciego que se burla de todos aunque no los vea, el que se rie de todo aunque no sea su problema, y el ciego que arma un escandalo cuando le da la gana.
Quizás ese día no era tan malo después de todo, ahora que lo pienso para mí fue el mejor ya que ese fue el día en el que conocí a mi ahora novio.