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Y todo comenzó con su número por rockmonster

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Notas del capitulo:

Holaaa !!

Diosss hace calor !! xD

Bueno bueno, este cap. está como... no sé, léanlo xD

Ojalá les guste ! :3 

 Me quedé mirando el corazón grabado en la madera un rato más después que todos se habían alejado de ahí.

 Luego me fui a ayudarles a hacer al almuerzo. Alguien había llevado arroz y pudieron atrapar otro pescado un poco más grande que el que había conseguido yo. Íbamos a pasar el resto del viaje comiendo pescado, eso era seguro.

Cuando todos terminaron de almorzar llevé los platos a un lavadero improvisado que habían construido esa mañana en el patio. Comencé a lavarlos, cuando llegó Cristina a ayudarme.

-          Hacía frío anoche -, dije, solamente por quebrar el silencio.

-          Sí. Si no te hubieras quedado conmigo me hubiera congelado, gracias Ale

-          No te preocupes…

-          Están preparando una excursión al cerro, ¿vendrás?

-          Claro que sí -, dije entusiasmada.

De pequeña siempre me había gustado ir el cerro con mis padres y mi hermano, con quien jugaba toda la tarde si era posible.

El cerro al que se refería Cristina quedaba detrás del pequeño bosque, lejos de la casa. Teníamos que caminar bastante si queríamos llegar hasta la cima, de hecho Leo se quedó en la casa con unos cuantos más porque su pie no iba a aguantar tanto. Por eso apenas terminamos de lavar los platos nos unimos a la excursión, la cual ya se iba adentrando en el bosque.

No hacía mucho calor, de todas maneras algunos habían llevado botellas de agua. Lo que nos cansaba era que parecía que el camino no tenía fin.

Pudimos llegar a los pies del cerro sin problemas. Ahí tomamos un pequeño descanso y luego seguimos caminando, ahora en subida.

Por experiencia sabía cómo había que subir y bajar para evitar caídas, así que por el camino iba aconsejando al resto. Aún así algunos se cayeron, sin sufrir grandes daños claro.

Ya estábamos a mitad de camino, cuando escuché un grito. Miré a todos lados, preocupada, al igual que los demás. Mi vista pasó de rostro en rostro hasta que supe que alguien faltaba en el grupo.

-          ¡Cristina! -, dije esperando respuesta.

Bajé un poco, buscándola angustiadamente al no poder encontrarla.

-          Ale cálmate, no debe estar lejos -, me dijo José.

De inmediato nos separamos para buscarla. Estuve casi quince minutos gritando su nombre con el corazón en la mano. Entonces escuché un quejido cerca de un gran árbol que tapaba una zanja de tierra y rocas no muy profunda. Volví a llamarla.

-          ¿Ale? -, escuché.

La voz de Cristina me llegaba desde debajo de las frondosas ramas del árbol, que me impedían verla.

-          ¡Cristina! ¡¿Estás bien?!

-          Sí, pero no puedo salir…

Traté de tirar las ramas a un lado, pero no pude. En un intento por bajar hacia donde estaba ella terminé cayendo yo también a la zanja.

El espacio era muy reducido, había rocas por todos lados y la luz del sol apenas entraba por entre las ramas. Miré a mi lado y me encontré con Cristina, sentada en el suelo cerca del árbol. Su ropa estaba sucia pero a simple vista no tenía ninguna herida.

-          Ale, ¿te encuentras bien?

-          Sí, estoy bien. ¿Y tú? ¿Te has herido? -, le pregunté acercándome con cuidado.

-          Me torcí el tobillo tratando de salir, pero no es grave

-          Bien, entonces salgamos de aquí

-          Espera

Me abrazó del cuello y me besó sin avisar. Sorprendida, respondí el beso, que no duró mucho.

-          ¿Alejandra? -, escuché desde arriba.

Cristina me miró sonriendo. No quise responder, me hubiera gustado quedarme en ese agujero polvoriento para siempre con tal de estar acompañada por Cristina. Pero teníamos que salir de ahí en algún segundo.

-          ¡Estoy aquí! ¡Encontré a Cristina! -, grité.

-          ¡Ya las sacamos, no se preocupen!

Ayudé para que la subieran a ella primero y después salí yo.

Volvimos a la casa, tomando un baño en el río por el camino. Cristina podía caminar bien, eso me alegró mucho. Pensaba todo tiempo en el beso que me había dado, no podía sacármelo de la cabeza.

Estaba atardeciendo y los chicos empezaban a preparar la fogata. Yo me secaba el cabello con una toalla dentro de una de las habitaciones de la casa, la cual era la más pequeña y solo tenía una cama vieja y un par de muebles, cuando Leo apareció preguntándome cómo estuvo la excursión al cerro. Hablamos durante más o menos media hora, porque el sol ya no entraba por  la ventana cuando se fue de la habitación. Pensé que quizás era necesario prender una vela para cambiarme ropa, pero no lo hice.

Casi lista para salir a la fogata, me quité las gafas para limpiarlas. Me di media vuelta buscando la toalla y volví a sentir de pronto los labios de Cristina sobre los míos. Me asusté un montón, pero me relaje de inmediato cerrando los ojos.

Se separó de mí, dándome tiempo para volver a ponerme las gafas.

-          Gracias por salvarme -, me dijo.

Prendí una vela que había encima de un mueble, eso solo proporcionaba una luz tenue, pero de alguna forma sus ojos brillaban.

-          Fue con la ayuda de todos, no solo yo -, dije.

-          Pero tú me encontraste…

Le sonreí.

-          ¿Vamos afuera? -, pregunté.

-          No, aún no

-          ¿No quieres ir?

-          Iré solo si me respondes algo

-          Está bien

Cristina se sonrojó un poco, respiró hondo y después me habló.

-          Ale, ¿quieres ser mi novia?

Me paralicé. Eso que había querido preguntarle por tanto tiempo, para lo que había esperado el momento preciso, ella venía y me decía de una vez.

Como no le decía nada creo que la asusté, así que le respondí, con el rostro muy rojo.

-          Sí, sí quiero

La abracé feliz al ver su sonrisa iluminando su cara.

Parecía un sueño. Se me olvidó por completo que nos encontrábamos dentro de una casa que me espantaba, solo éramos Cristina y yo en la oscuridad interrumpida por una pequeña vela.

Después de un rato fuimos afuera. Yo lleve una manta de nuevo, porque hacía frío a esa hora. Nos sentamos en un tronco las dos juntas y nos cubrimos con ella, entrelazando los dedos de nuestras manos.

Sentí la mirada de Leo. Desde su asiento me sonreía y asentía con la cabeza. Le hice señas para saber si había podido llamar a Isabel. Me respondió que pudo encontrar señal, pero dentro de una letrina escondida en el bosque y que ni loco entraba ahí.

Esa noche volvimos a dormir afuera, no nos separamos ni nos movimos un solo centímetro. Me sentía tan bien al saber que tenía a Cristina a mi lado, lo único que quería hacer era abrazarla hasta que mis brazos ya no me respondieran.

A la mañana siguiente apenas desperté lo primero que hice fue estornudar. Me había resfriado.

Desperté a Cristina sin querer, quien comenzó a reírse de mí. Empecé a hacerle cosquillas como castigo por haberse reído y en menos de lo que esperaba ya nos habíamos caído del tronco donde estábamos sentadas. Estornudé de nuevo, lo que le causó más risa.

-          No es gracioso… -, le dije acercándome a ella, que estaba tendida en el suelo boca arriba.

La verdad no me gustaba resfriarme, pero la risa de Cristina me contagiaba y hacía que mi comentario pareciera falso. De todas maneras ya me daba igual, el mundo podía venirse abajo si quería, porque en ese momento era tan feliz como una cabra saltando de cerro en cerro.

Seguía riendo. Yo me acerqué hasta quedar encima de ella.

-          ¿O quieres que te pegue el refriado? -, le dije con una risa malévola.

Notas finales:

Un lado de Ale que no se conocía !

Capítulo dramático?... Romántico?... Cosa extraña?...

No sé que es esto :D

Nos leemos !! Que estén bien !! :3


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