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Y todo comenzó con su número por rockmonster

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Notas del capitulo:

Jola !! Qué tal ?

No tuve tiempo para escribir ayer xD

Como sea, les traigo la conti :3

Esto está que se acaba !

Sonrió entrecerrando los ojos. Tomó mi polera por el cuello y me acercó a ella, dándome un beso en los labios que jamás podré olvidar.

Leo pasó por nuestro lado cojeando y fingiendo una tos. Comenzó a salir más gente de la casa, lista para encender el fuego y desayunar. Ayudé a Cristina a ponerse de pie.

-          ¿Qué le pasa? -, me preguntó por Leo.

-          No lo sé. Seguramente extraña a Isabel

-          Pobre…

La abracé, besando su mejilla, y me fui a ayudar a traer agua.

Los últimos días en la casa pasaron sin novedad. Fue muy divertido todo, lo pasé increíble. Además el resfriado se me pasó cuando volví a casa, al igual que a Cristina, a quien contagié en el paseo. Antes de irnos me devolví a buscar la manta, que se había quedado en uno de los troncos. Por curiosidad me acerqué a la casa para ver por última vez el corazón en la madera, pero me llevé una gran sorpresa al ver que ya no estaba, no existía ninguna marca. No le dije a nadie sobre esto.

Ahora el tiempo del relajo se había terminado. Venían las pruebas finales y luego las de admisión a la universidad. Con todo lo que había pasado ese año se me había olvidado por completo el hecho de que terminaba el colegio y tenía que decidirme por una carrera universitaria o algo así. Algo tenía que estudiar.

Comenzamos haciendo grupos de estudio, Leo, Isabel y Cristina iban a mi casa en la semana y estudiábamos para las pruebas más difíciles. Esto no nos funcionaba siempre, porque solo a veces podíamos juntarnos todos y no teníamos la concentración suficiente como para estudiar por dos horas. Además no puedo decir que cuando solo estábamos Cristina y yo el estudio se transformaba en una prioridad, era todo lo contrario.

Un día de esos en que solamente éramos ella y yo, me dijo que se aproximaba su cumpleaños.

-          ¿Qué harás? -, le pregunté.

-          No sé. Ni siquiera sé si celebrarlo o no

-          Bueno, como quieras. Pero no te vas a quedar sin regalo de mi parte

Se rió con ternura.

-          El solo hecho de tenerte a ti ya es suficiente -, me dijo.

Luego siguió una lluvia de besos y cosquillas inolvidable.

Los días pasaban, las pruebas iban y venían y el estrés se notaba en todos los rostros del salón. Lo único que quería era que todo terminara pronto, porque ya no aguantaba otro día más de estudio profundizado.

El día del cumpleaños de Cristina se acercaba, pero era extraño, ella no se veía feliz con eso. Entiendo que quizás no quería crecer o hacerse más adulta. Tal vez esa fecha le recordaba algo. Quise preguntarle qué le pasaba y me dijo que necesitaba hablar conmigo, urgentemente. Al parecer no era tan urgente, ya que pasaba el tiempo y a ella se le olvidaba. Eso o me evitaba. Ya no podía soportar la situación, así que la esperé a la salida del colegio para hablar con ella.

-          Cristina, dijiste que tenías algo urgente que contarme

Se quedó muda. Sus ojos se veían tristes, sin brillo.

-          Por favor… solo quiero saber qué es lo pasa

-          No te mereces esto, Ale -, me dijo por fin.

-          ¿Merecer qué?

No me respondió.

Pensé que iba a comenzar a llorar, así que no seguí preguntando y la abracé fuerte.

-          Cuenta conmigo, ¿sí? -, le dije.

Nos fuimos a nuestras casas de la mano, pero ninguna de las dos decía una palabra.

Su comportamiento me tenía intrigada. En la escuela me buscaba simplemente para abrazarme y no se despegaba un segundo de mí. Busqué en mi mente todas las respuestas posibles. Una de ellas era que parecía tenerle miedo a algo que yo desconocía, así que le pregunté si había alguien que la estuviera molestando en la escuela. Me dijo en seguida que no se trataba de eso, tratando de ocultar su triste mirada.

Llegó el día de su cumpleaños. Cristina no fue al colegio, lo que me preocupó aún más.

Al salir de clases fui a su casa para saber de una vez por todas qué era lo que sucedía, porque ya estaba harta. Me sorprendió ver un enorme camión afuera de la casa. Su padre llevaba una gran caja en los brazos hacia el camión, creo que por eso no me vio cuando entré. Miré las paredes blancas de la habitación y el desnudo piso de madera que brillaba. Fui de cuarto en cuarto, encontrándome con la nada en cada uno de ellos. Ya podía deducir la verdad de lo que pasaba.

Fui a la sala principal, Cristina venía bajando la escalera lentamente. Apenas me vio corrió hacia mí con los ojos humedecidos por las lágrimas. Yo estaba en shock, no podía articular palabra alguna, solamente abracé a Cristina tratando de digerir la información.

-          Traté de decírtelo, pero no sabía cómo hacerlo… -, me dijo dejando de llorar.

-          ¿Por qué te vas?

La pregunta salió de mis labios inconscientemente, todavía no aceptaba la idea de que ella se fuera así de pronto.

-          ¿Recuerdas cuando te conté sobre el trabajo de mi padre?

Asentí.

-          Lo han transferido a otro sitio… a otra ciudad

-          P-pero, ¿cuándo te vas?

-          Mañana

Limpié las lágrimas que caían por sus mejillas con cariño.

-          Podemos enfrentarlo -, le dije intentando sonreír.

-          ¿Cómo?

-          Yo podría visitarte, todos los días si quieres. Y además podemos hablar por teléfono y esas cosas…

Negó con la cabeza y me abrazó de nuevo, pero esta vez más despacio.

-          Ale, nos iremos a otra ciudad, en otro país… muy lejos de aquí

Ahí fue donde desperté. El nudo en la garganta que había cargado por esos cinco minutos de conversación se había convertido en llanto de un momento a otro.

Me hacía muchas preguntas, mientras el abrazo de Cristina se iba haciendo más fuerte.

-          ¿Por qué ahora? -, dije.

-          Lo mismo me pregunto yo…

No podía controlar mi llanto. Sentía que mi corazón se comprimía, me sentía débil.

Un pensamiento fugaz pasó por mi cabeza.

-          Cristina… vámonos de aquí, las dos. Vámonos a otro sitio donde no nos puedan separar

Se separó de mí y me miró con atención.

-          No quiero estar lejos de ti -, le dije.

-          Yo tampoco, pero…

-          Ven conmigo. Mañana temprano podemos tomar un bus…

Me besó, haciendo que me callara. Disfruté ese momento pensando que lo que le estaba proponiendo era demasiado y seguramente no íbamos a llegar a ninguna parte, así que probablemente sería el último.

-          Te amo… y no quiero que tengas problemas por culpa mía

-          Pero no sé cómo enfrentar esto -, dije.

-          Yo menos… al principio pensé en decírtelo de una vez, pero me acobardé y luego  creí que tenía que pasar más tiempo contigo porque no iba a verte más

Su padre la llamó pidiéndole ayuda, le dijo que dentro de poco su madre llegaría y todo tenía que estar listo para el día siguiente. Le recordó que se irían muy temprano. De paso me saludó amistosamente, creo que le dio pena vernos con los ojos hinchados y rojos porque su semblante cambió al instante.

-          Tengo que ayudarle -, me dijo.

-          Lo sé

-          Ale, yo no me voy a olvidar de ti. Lo prometo

-          Yo tampoco lo haré

Antes de soltar el llanto de nuevo la besé, sintiendo el metal de su piercing sobre mis labios pensando que esa sí sería la última vez.

Me fui de ahí, despidiéndome de su padre.

Cuando llegué a mi casa me dirigí a mi habitación como por inercia. Estuve ahí por una media hora, escuchando mi teléfono sonar constantemente. Miré quien me estaba llamando, era Leo, pero no quería hablar con nadie en ese momento así que no contesté.

Salí de mi cuarto para lavarme la cara en el baño. Pasé por el lado de la habitación de mi hermano, sorprendiéndome al ver que estaba en casa. No sabía ni siquiera que día era y no me importaba en ese momento.

-          ¿No me vas a saludar? -, me dijo él.

Seguí de largo hasta el baño y me lavé el rostro. Cuando volvía a mi habitación me encontré con Martín en la puerta, tapando la entrada.

-          Hola -, le dije secamente.

-          ¿Qué pasa?

-          Nada que te importe

-          Lo que sea que pase si me importa, porque tú me importas

Lo miré. Se veía preocupado de verdad, no podía creerlo.

Recordé a Cristina y una pequeña lágrima resbaló por mi recién lavado rostro. Lo abracé, pensando hacía cuanto tiempo que no lo hacía.

Me acompañó hasta entrar a mi cuarto y ahí me volvió a preguntar qué era lo que pasaba. No le decía nada, pero él no se iba de ahí. Suspiró pesadamente y se recargó en un mueble. Después me miró a los ojos.

-          Es por amor, lo sé -, dijo.

Miré la almohada de mi cama, asintiendo.

-          Bien, entonces puedo ayudarte

Notas finales:

Ven conmigo, ven conmigo baby (8)

Ojalá les haya gustado el cap.

La conti estará pronto pronto... Y el final también !


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