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Y todo comenzó con su número por rockmonster

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Notas del capitulo:

:D

Esa noche la pasé mirando el techo, tratando de imaginarme cómo serían las cosas. Estaba tan nerviosa que no pude descansar y tampoco aprenderme completamente el guión. Mi memoria solo me ayudó hasta la mitad, después me abandonó.

Al día siguiente mientras caminaba hacia la escuela me repetía una y otra vez que yo iba a un ensayo, nada más. Que no era necesario ponerme nerviosa porque el profesor nos había juntado por urgentes motivos y seguramente iba a tenernos toda la tarde repitiendo frases y haciéndonos recomendaciones sobre cómo teníamos que actuar, o sea, no nos iba a dejar solas. Sin embargo a penas llegué eso fue lo primero que hiso.

-          ¡En un momento estoy con ustedes chicas, debo hacer una llamada importante! -, fue su excusa.

Mi instinto asesino despertó en ese instante, pero me controlé por respeto a Cristina, quien había soltado una carcajada al escuchar al profesor. Se veía hermosa con jeans y esa polera blanca sin mangas. Le quedaba a la perfección esa ropa, porque así era ella: simple y hermosa. En cambio yo era… una cosa rara.

-          ¿Has sabido algo de Leo? -, preguntó ella.

-          S-sí, al parecer se quebró la pierna derecha y lo han operado

-          Suena mal… Bueno, yo pensé que ya no iban a hablarse más después de lo que pasó ayer, pero me alegro de que no sea así -, terminó sonriendo.

Por mi mente pasó un recuerdo fugaz de mí misma dándole un golpe en la cara a Leo.

-          Yo también me alegro… -, dije.

-          ¡Bien, comencemos! -, dijo el profesor llegando.

Subimos al escenario para empezar por la primera escena que teníamos juntas, era el baile donde Romeo y Julieta se conocían y ocurría el beso. “El… beso”, me dije paralizándome en ese instante. No entiendo cómo no había pensado en eso antes.

-          Chicas, antes quiero decirles algo -, el profesor captaba nuestra atención desde abajo.

-          ¿Qué cosa? -, preguntó Cristina.

-          Como hemos cambiado el actor por una actriz no es obligatorio que se besen… ¿Qué tal un beso en la mejilla? En ambas escenas, la fiesta y el final

Nos miramos al mismo tiempo con Cristina, luego asentimos a lo que había dicho el profesor. Me alivié enormemente al saber que solo tenía que besar su mejilla, aunque igual estaba nerviosa.

Al comienzo fue un poco difícil, Cristina me preguntaba si me encontraba bien ya que temblaba cada vez que tenía que tomarle las manos o cuando la miraba a los ojos mi rostro se ponía como un tomate. Pero con el tiempo me acostumbraba al personaje y a la historia, además ella era una excelente actriz. Casi me convencía de que la obra estaba ocurriendo de verdad.

El ensayo terminó algo tarde, eran casi las nueve cuando nos fuimos de ahí.

De camino a casa me entraron los nervios de nuevo. Ninguna de las dos hablaba. La miré, sonreía como una boba, pero aún así me parecía linda.

-          ¿Sucede algo? -, me preguntó al descubrirme observándola.

-          N-nada -, dije al tiempo que me sonrojaba.

-          Estaba pensando a qué lugar podría ir con Martín cuando nos juntemos… ¿Tu qué opinas?

Lo pensé. Martín seguramente preferiría una fiesta.

-          ¿El cine? -, dije quitando a mi hermano de mi cabeza.

-          Sí, lo mismo había pensado. Creo que será el cine

Silencio otra vez. Ya me estaba volviendo loca.

-           E-eres una buena a-actriz -, le dije.

-          Gracias… La verdad me encanta Romeo y Julieta, creo que he leído el libro unas diez veces -, sonrió.

-          Se nota. Te sabes cada p-parte a la perfección

Sus mejillas se cubrieron de un rojo ligero. Era la primera vez que la veía sonrojarse, mis ganas de abrazarla fueron bastante grandes en ese momento.

-          Bueno, tu tampoco lo haces mal Romeo -, dijo.

-          Yo… hago lo que puedo

-          En serio, te sale muy bien… Hubiera sido genial que hubieras aceptado el papel desde un principio

Fue mi turno de ponerme roja. Ella no lo notó, o al menos eso creo.

Nuestra conversación continuó, con un par de carcajadas incluidas, y pronto llegué a mi casa. Cristina debía seguir caminando un poco más, así que se despidió. Miré el cielo, estaba mucho más oscuro que cuando habíamos salido de la escuela.

Vi como se alejaba por el cemento y no lo pensé dos veces. Me acerqué trotando a ella, acompañándola mientras caminaba. Se sorprendió cuando me vio pero no me dijo nada, simplemente rió. Llegamos a su casa  luego, siguiendo con nuestra charla. Me despedí de Cristina y me fui.

Cuando entré a mi casa cerré la puerta principal con el corazón latiendo a mil por hora y con una sonrisa de estúpida en la cara.

El momento del estreno había llegado más pronto de lo esperado. Me sabía todo el guión de memoria, pero no me sentía lo suficientemente preparada todavía. Pensaba todo el tiempo en que algo iba a salir mal.

Al llegar a la escuela y verlos a todos corriendo de un lado a otro, llevando la escenografía e instalándola en el escenario, me puso mucho más nerviosa de lo que esperaba. Me quedé mirando todo por un momento, hasta que el profesor hiso que despertara y fuera a ponerme el vestuario. Así me fui al baño de chicas y me cambié de ropa, poniéndome mi caballeroso traje azul. Cuando volví las cosas se habían relajado un poco.

Entonces la vi. Se había puesto un vestido rojo al estilo antiguo que le quedaba estupendamente bien. Cristina me miró y sonrió saludándome.

-          ¿Nerviosa? -, me dijo acercándose.

-          Un poco -, dije expulsando el aire como en un suspiro.

El profesor empezó a llamar a todos para un pequeño discurso antes de salir a actuar. Después de eso todo volvió a ser un caos. Entre la gente vi a Isabel, quien ayudaba a Leo a caminar. Se veía bastante extraño con el yeso puesto en su pierna. Me acerqué a saludarlos, recomendándole a Leo que buscara una silla de ruedas en la enfermería. De inmediato aceptó mi idea y de paso me dio ánimos, diciendo que la obra iba a ser un éxito. Le sonreí y me fui.

La puesta en escena comenzaba ya y yo ni siquiera había asomado mi cabeza para saber qué tanta gente había. Cuando bajaron los primeros actores me dijeron que no era tanta, quizás lo hicieron para que se me quitaran los nervios, pero no funcionó porque al subir al escenario descubrí que si habían muchas personas. Sin embargo me tragué el miedo y actué como si nada, totalmente metida en la historia.

Así la obra fue avanzando y ya tocaba la parte del baile. Estábamos arriba actuando mientras la música alegre sonaba, cuando todos comenzaron a alejarse. Miré a Cristina, que en ese momento era Julieta, y un foco nos llenó de luz solo a las dos al son de una romántica tonada.

-          Si yo profano con mi mano indigna este santuario, mi castigo es este: ¡mis labios peregrinos se disponen a borrar el contacto con un beso! -, dije a Julieta.

-          Injusto con tu mano, peregrino eres, porque ella se mostró devota -, me respondió ella.

-          ¿No tienen labios los santos?

-          Sólo para rezar… Ahora por la gracia de tus labios quedan mis labios libres de pecado

Entonces un impulso extraño se apoderó de mí y en vez de besarle la mejilla como habíamos ensayado lo hice directamente en sus labios. Cristina no se apartó, simplemente cerró los ojos un momento. Cuando nos separamos me miró un segundo pero no dijo nada.

El resto de la escena siguió igual. Me sorprendía verla ser tan profesional después de lo que había hecho.

Al bajar del escenario mi corazón comenzó a latir con desenfreno. La gente que estaba por ahí me miraba sin poder creerlo, decían que había sido la mejor actuación que habían visto en toda su vida, que casi se habían derretido de romanticismo. Y yo, en lo único que pensaba era en no encontrarme con los ojos verdes de Cristina mientras estuviera abajo. No tenía una explicación para lo ocurrido y me causaba terror tener que hablar con ella.

Todo continuó como se había planeado. La obra estaba llegando a su fin, solamente faltaba la última escena donde ambos personajes principales morían.

Y ahí estaba yo, tirada en el piso haciendo de Romeo, muriendo por culpa de un veneno que había conseguido por ahí. Julieta despertó y vio al hombre del cual se había enamorado perdidamente muerto en el suelo. Echó al fraile, diciendo que no pensaba moverse del lugar. Después se acercó a donde yo estaba y se inclinó.

-          ¿Qué es esto? Es una copa aún apretada en la mano ya fría de mi amor… ¡Voy a besarte para que tus labios, si han guardado una gota de veneno, me maten con el beso que te doy!

Ante mi sorpresa, Cristina me besó en los labios como antes. No moví un músculo.

Julieta, al ver que no conseguía morir de esa forma, tomó la daga de Romeo y se apuñaló con ella, cayendo sobre él. Le siguieron un montón de aplausos y el telón bajó.

Cristina se levantó con serenidad, tendiéndome la mano sin una expresión facial descriptible. Evité su mirada lo que más pude, pero no era necesario, porque ella era quien me evitaba a mí.

Notas finales:

Tengo algo con los besos en público, no sé .-.

Ojalá les haya gustado el cap

Gracias por leer y por comentar :D

Nos leemos !! bye...


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