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Y todo comenzó con su número por rockmonster

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Notas del capitulo:

Hola hola !! :D

Que tal ?? Yo de vacaciones !! Wiii...

Para celebrarlo les dejo el siguiente capítulo :3

Disfruten !

Cuando nos tocó salir al escenario a recibir el aplauso del público Cristina no se presentó, nadie sabía dónde estaba. Me inquietaba un poco, pero de cierta forma pensaba que era mejor así, porque no tenía muchas ganas de verla en ese momento. “Con el tiempo se le olvidará todo”, me decía.

-          ¡Qué actuación Ale! -, me dijo Leo.

Se había conseguido la silla de ruedas e Isabel era quien lo llevaba.

-          No sabía que eras tan buena actriz -, dijo ella.

-          Gracias…

-          ¿Pero por qué esa cara? -, Leo me preguntó.

Le lancé una mirada que lo decía todo. Al parecer él comprendió muy bien el asunto.

-          ¿Y qué vas a hacer al respecto? -, me dijo.

-          Nada… ¿Qué quieres que haga?

-          Hablar con ella

-          No. No quiere verme, eso es seguro

-          ¿Tan mal besas?

Le di un golpe suave en el hombro.

-          Esto ya se está pasando de la raya… No sé qué voy a hacer -, dije apenada.

-          Calma. Tienes que explicarle que fue un impulso estúpido y que te arrepientes

“¿Me arrepiento?...”, pensé. La verdad no sabía lo que sentía, pero en el momento en que la besé el mundo desapareció. Fue algo realmente extraño.

Le di las gracias por el consejo a Leo y lo mandé a su casa a descansar. Lo habían operado hacía poco, por lo que debía tener reposo. Se lo encargué a Isabel, guiñándole un ojo de paso.

Caminé nerviosa por el pasillo hasta la sala de clases, esperando no encontrarme con Cristina. Sabía que tarde o temprano tenía que explicarle todo pero no me sentía preparada aún. Prefería esperar un poco.

Recibí muchas felicitaciones por parte del profesor y mis compañeros, hasta me pidieron autógrafos. Por lo visto la obra no había salido tan mal.

Durante la última semana de clases que nos quedaba antes de las vacaciones no vi a Cristina por ningún lado. Se rumoreaba que se había enfermado después de la obra y estaba en su casa en cama. Pensé muchas veces en ir a verla, pero no sabía si eso empeoraría la situación o no, porque cuando recordaba lo que había hecho se me hacía un nudo en el estómago.

De cualquier forma todo tenía que llegar a su fin en algún momento, así que ideé un plan para explicarle todo y rogarle que me perdonara.

Le envié un mensaje desde mi teléfono, el cual me habían devuelto hacía poco, que decía la hora y el lugar de la cita con Martín. Ella se notaba tan ansiosa por esa cita que era seguro que iba a aparecer por ahí, así que era el momento perfecto.

Ese día me puse la ropa más decente que tenía, incluso me peiné un poco. Antes de salir tomé una rosa blanca del jardín y me fui.

Al llegar noté que Cristina estaba esperando afuera del cine, el sitio de la reunión. De lejos se veía muy nerviosa. Suspiré y me acerqué lo más confiada que pude, aunque de verdad no lo sentía así.

-          Alejandra…

-          Cristina, quiero pedirte disculpas

Me miró con un poco de miedo, muy sonrojada.

-          Fui una estúpida… lo siento. De verdad no sé por qué lo hice -, dije.

-          N-no te preocupes, ya pasó

Aunque me dijera eso lucía preocupada.

-          P-pero…

-          No, déjalo así. Ya no importa -, dijo mirando el suelo.

Le di la rosa, diciendo que Martín se la había enviado para que lo perdonara por haber faltado a la cita. Ella la miró y sonrió de medio lado, después su sonrisa se borró.

-          Creo que no habrá cine hoy… -, dijo.

-          Lo lamento

Me miró por primera vez en toda la conversación a los ojos y sonrió.

-          ¿Vamos por un helado o algo? -, me dijo.

Sonreí.

-          Claro, vamos

Fuimos a una tienda que había cerca y compramos un helado cada una. Me parecía un poco extraño que las cosas hubieran mejorado de un momento a otro. Al parecer Cristina ya había superado lo del beso y lo había hecho muy rápido.

Conversamos un largo rato. La puse al día sobre lo que había pasado en la escuela la última semana, pero no quise preguntarle por qué no había asistido. No quería arruinar el momento.

-          Están planeando hacer un viaje a la montaña o algo, como es nuestro último año… -, dije.

-          Sería genial un viaje como clase. Yo me mudo muy seguido por el trabajo de mi padre y he conocido muchos lugares interesantes

-          Qué bien…

-          Sí, es divertido. Tengo amigos por todos lados

Se hacía tarde, así que volvimos a nuestras casas.

Las vacaciones terminaron más pronto de lo que esperaba. Cristina se fue a visitar a sus abuelos por el resto de las vacaciones, por lo que no pudo ver a Martín mientras estaba en casa. El viento sopló a mi favor por un instante.

Volvimos a clases, y con eso volvieron las tareas y trabajos, que nos mantenían en un cierto grado de estrés.

Para la clase de biología nos tocó hacer un experimento para la feria científica que sería pronto. Era en grupos de cinco personas. Yo miré en seguida a mi izquierda, Leo levantó su pulgar indicando que sí estaba en el grupo. Isabel también quiso entrar al grupo, solo porque Leo estaba en él. Aceptamos ambos inmediatamente. Nos faltaban dos integrantes más. Me pregunté quién estaría con Cristina. Miré a mi lado, ella conversaba con unos chicos. “Seguro será con ellos”, pensé.

Comenzamos a ver quién quedaba sin grupo. Al final le preguntamos a un chico llamado Nicolás si quería hacer el trabajo con nosotros. Dijo que sí en seguida.

Aún nos faltaba un integrante pero al parecer todos tenían grupo ya, así que no importaba.

Todavía no sabíamos de qué se iba a tratar el experimento. Siempre utilizábamos plantas y era realmente aburrido. Ese año seguramente iba a ser igual. Nos pusimos de acuerdo y dijimos que el viernes nos juntaríamos para decidir qué hacer.

En el recreo no pude evitar notar que Cristina estaba sola en una banca, al lado de unos chicos jugando fútbol. La observé largo rato antes de acercarme a ella y saludarla.

Me respondió el saludo sonriendo, o al menos lo intentó.

-          ¿Pasa algo? -, le pregunté.

-          No es nada… solamente estoy un poco estresada por los trabajos

-          Ya veo, tenemos un trabajo de castellano y además el experimento para biología

-          Sí… es horrible. Ni si quiera tengo grupo

“¿No tiene?...”

-          E-entonces ven a nuestro grupo, nos falta un miembro -, le dije.

Ella me sonrió. Antes de aceptar lo pensó un poco, fue extraño.

-          Está bien

-          El viernes nos juntamos después de clases para decidir de qué tratará el proyecto

-          Bien…

De pronto una pelota de fútbol se dirigió directamente a la cara de Cristina. Lo único que pude hacer fue tomarla por los hombros y acercarla a mí. Por suerte la pelota no le tocó un pelo.

-          ¡Tengan más cuidado! -, les grité a los chicos un poco enojada.

Ellos se rieron y se fueron a jugar a otro lado.

Cristina se separó bruscamente de mí, con la mirada en el suelo. Se levantó de forma apresurada y me dijo un pequeño “gracias” que apenas escuché.

Iba a irse, pero la detuve a tiempo tomando su brazo con delicadeza. La miré preguntándole con mis ojos qué le pasaba. Me sorprendí al ver que estaba casi llorando.

La llevé a un lugar apartado donde pudiéramos conversar tranquilamente. Vi que el gimnasio estaba abierto así que entramos sin problemas. Escuché de lejos la campana sonando, pero no me importó.

Tomé sus dos manos y la miré a los ojos.

-          Sé que cometí un error terrible en la obra, sé que fui una completa estúpida. Me dejé llevar por el momento… fue una distracción. Por favor perdóname, porque no puedo soportar que estés así conmigo -, le solté de una vez.

Las palabras quedaron resonando en mi cabeza. No podía creer que hacía algún tiempo no podía decir más que monosílabos mientras hablaba con ella.

Cristina no pudo más. Rompió en llanto.

-          Por favor, no llores… -, dije secando algunas de sus lágrimas con mi mano.

Seguramente si seguía llorando yo también iba a empezar a hacerlo. Creo que se apiadó de mi cara de aflicción en ese instante porque se calmó un poco.

-          No puedo perdonarte -, me dijo.

-          ¿Qué?...

-          Porque realmente no has hecho nada malo

Me miró a los ojos. Yo seguí con sus manos entre las mías.

-          Además… el verdadero problema… -, continuó diciendo.

Nuestros rostros de pronto estaban muy cerca. Me sonrojé levemente al sentir su respiración sobre la mía.

-          El verdadero problema es que me gustó… -, dijo Cristina.

Notas finales:

Don't call my name, don't call my name... Alejandrra xDD

Gracias por dejar comentarios y seguir la historia !!! TuT

 


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