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Aislamiento por NeSLY

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Notas del fanfic:

SHINee, y sus miembros, al igual que cualquier miembro de otra agrupación, lamentablemente, no me pertenecen. Yo solo ocupo un poco de mi tiempo en escribir fantasias xDD


 

Notas del capitulo:

 

 

 

Aislamiento

Lo supe, y aún así fui lo suficientemente tonto como para hablar

Primera Parte

 

 

 

Tenía esa mala costumbre de no poder negarse.

 

Si sus compañeros de salón necesitaban ayuda, allí estaba Jinki dispuesto a explicar cualquier cosa que el otro no supiera, y era amable, educado, y paciente. Regalaba esas sonrisas que aplacaba la frustración en el contrario solo para embellecer el momento y que todo fuera un poco más fácil de llevar.

 

Tenía esa costumbre de saludar cada mañana aunque muchas veces no recordara rostros, caminaba por los pasillos y era lo suficientemente conocido por todas partes como para que solo recordara en su cerebro la información estrictamente necesaria. No se trataba de ser cruel, solo despistado.

 

Y por ende a todo aquello Jinki no podía desobedecer a sus padres. Siempre el muchacho ideal, de altas calificaciones, de precaria condición física pero él nunca deseo nada que tuviera que ver con los deportes. Galante y acomedido, una contemplación maravillosa a los sentidos, hasta el día de hoy.

 

—¿Cómo que no?

 

Las cejas de su madre se habían juntado, ligeramente ante su hermoso rostro que ahora lo veía con enojo y desconcierto al mismo tiempo.

 

—No, madre. No pienso viajar a Taiwán con ustedes.

—Jinki, no es una decisión en la que puedas decidir quedarte o venir con nosotros— Aclaró la mujer, con el tono más comprensivo que pudo encontrar –Sencillamente no puedes quedarte. No tenemos familia aquí.

 

—Lo sé— Se desesperó un poco Jinki, sacudiendo sus cabellos y suspirando frustrado –Pero no puedes pedirme que me vaya a Taiwán así como así. Tengo una vida ¡Diablos! No quiero sonar como el típico adolescente, pero no me puedes quitar todo lo que tengo.

 

—No estás siendo razonable Jinki. A tu padre le han ofrecido el puesto de embajador y ¿lo único que puedes pensar es tu vida estudiantil?

—Pues puede que para ti no sea demasiado, pero para mi edad lo es.

 

—Entonces cuando tú tengas mi edad, comprenderás que esto es lo mejor. Para tu futuro y tu familia a veces hay que hacer sacrificios— De repente la voz de ella fue dura, casi como un regaño —¿Crees que yo no estoy dejando cosas importantes acá? ¿Tu padre no está aventurándose a algo nuevo? Todos vamos a tener un cambio brusco al cual deberemos adaptarnos y nosotros solo queríamos que tú estuvieras de nuestro lado.

 

La conciencia pesó sobre sus hombros, sobre sus manos juntas mientras mordía su labio inferior y bajaba la mirada. Eso peso de la culpa de ser buen hijo mientras las palabras contrarias taladraban en su cabeza.

 

—Pero… Victoria…

 

—Otra vez esa muchacha— El mismo tono reticente de su madre cuando le hablaba de ella –Tienes diecisiete años, no puedes pensar que toda tu vida gira en torno a ella. Te falta un mundo por conocer, gente que puede cambiar tu forma de pensar. Te faltan muchas cosas por vivir como para pensar que ella es la única.

 

—Estoy enamorado de ella.

—Tienes diecisiete Jinki— Lo recalcó como si él a veces lo olvidara –Apenas hace cinco años eres medio consciente de lo que es vivir y ¿crees que ya has encontrado a la persona con la que compartirás toda tu vida?

 

—Tú no entiendes— Susurró despacio, cansado de darle vueltas a la situación de siempre mientras su madre caminaba de un lugar a otro –Podría quedarme, trabajar y mantenerme hasta terminar mis estudios y…

—¿Y en qué vas a trabajar si toda tu vida solo te has dedicado a los estudios? ¿Quién te va a alimentar? ¿Quién va a lavar tu ropa? No tienes ni idea de lo que es valerte por ti solo todavía. ¿Crees que la vida es así de fácil? ¿Qué ella va a querer acompañarte es esta locura?

 

—Lo haría si se lo pidiera.

 

—Es imposible que siquiera estés considerando esa opción— Se alteró, como pocas veces lo hacía mientras Jinki se hundía el sillón, negándose rotundamente a emigrar –No quiero hablar más sobre esto, Jinki. Se supone que eres lo suficientemente inteligente como para saber lo que te conviene y mantener a raya tus instintos.

 

—¡Lo que siento por ella no son instintos!

—Entonces piensa un momento con la cabeza y dime si todo ese sacrificio va a valer la pena cinco años después cuando ya no tengas tiempo para estudiar y los hijos te compliquen más ese tiempo escaso que te sobre.

 

 

 

 

No era como un juego de niños.

No dejaba de ser  un sentimiento de pertenencia solo por que su madre la vaticinara un futuro poco alentador.

 

Jinki creía en sus capacidades y por sobre todo en su suerte, esa que le guiñaba el ojo de vez en cuando, mientras los días pasaban y Victoria empezaba a notar su actitud extraña y melancólica.

 

—Onew…— El susurro de ella volvió a despertarlo en medio de sus planes y pensamientos amortiguados por el cansancio —¿Qué sucede últimamente? Estás muy pensativo.

—Victoria ¿me amas?

 

—Por supuesto.

 

Sin dudas, sin intervalos de segundos entre su pregunta y la respuesta de ella.

Justo como era de esperarse.

 

—Vámonos a vivir juntos, intentemos salir adelante los dos, sin que nadie se interponga.

Entonces la reacción no fue la esperada —¿De qué estás hablando?

 

Frío viento que recorría su cuerpo en cuanto la muchacha se levantó de sus piernas en aquel pequeño espacio de césped a la hora del receso.

 

—Nos vamos a mudar a Taiwán por el trabajo de mi padre, pero no me quiero alejar de ti. No quiero dejarte.

—¿Y lo primero que se te ocurre es abandonarlo todo?— Su voz sonaba a reproche –No estás pensando adecuadamente.

 

Victoria movía su cabeza en forma de negativa, sus cabellos largos se movían poco y su nariz estaba arrugada.

 

—Somos demasiado jóvenes Jinki. Yo quiero ir a la universidad, tener una carrera, esforzarme por eso. Salir y divertirme cuando por fin tenga la mayoría de edad, a esos lugares que todavía no puedo y me imagino que tú también tienes sueños, metas, cosas que quieres lograr.

 

—Cosas que puedo lograr contigo.

 

Jinki había tomado las manos de Victoria, pequeñas y suaves como su mirada que ahora lo atrapaba, con ese gesto tan mínimo y cansado.

 

—¿Quieres que te augure nuestro futuro?— Se soltó levemente de las manos grandes de Lee –Estaremos enamorados, pero muy cansados, por el trabajo y los estudios si es que tenemos la oportunidad de estudiar. Mientras nuestros amigos se estarán divirtiendo y tarde o temprano llegaran los momentos de comparación. Tendremos que ocupar nuestro poco tiempo libre en cosas que no querremos como cocinar, limpiar o alguna de esas cosas por que nadie más lo hará por nosotros como hasta ahora. Entonces ¿qué tiempo es el que nos queda para nosotros, para recordar por qué estamos juntos?

 

—Victoria…

 

—Déjame terminar— Lo interrumpió, con sus ojos serios y una respiración profunda –Eres talentoso e inteligente, si culminaras tus estudios universitarios conseguirías un trabajo decente o en verdad bueno. La mediocridad no está escrita en tu destino, Jinki. Yo quiero ser modelo, lo sabes. Eso que queremos no está de nuestra mano si decides dejarlo todo por una relación de adolescentes.

 

Jinki miró sus ojos, con una incomprensión absoluta mientras Victoria bajaba la mirada y suspiraba apesadumbrada.

 

—Tú no me amas.

 

—No te comportes como un niño, Jinki— Victoria sonó ofendida, levantando la mirada con fuerza e indignación –No se trata de amor, sino de pensar con la cabeza. Podemos amarnos pero no destruir nuestro futuro, las esperanzas de nuestros padres, yo no…

 

—Ya basta Victoria. Ya entendí.

—Jinki— Fue ella quien lo retuvo, sosteniéndolo del brazo, con su mirada un poco más suave –No hagas esto.

 

Aún así, Lee se soltó del agarre tranquilo, con su expresión vacía y la decepción golpeando una puerta. Con la voz dulce de Victoria pronunciando su nombre a pesar de que él jamás dejó de caminar, justo como ella le había pedido.

 

 

 

 

—Victoria y Jinki han terminado.

 

Se oían los rumores por cada extremo de cada pasillo.

 

Lo atormentaban a pesar de que él regalaba sonrisas a su paso diciendo cosas como ‘Si, pero aún somos amigos’ o palabras escuetas de ‘Son cosas que algún día tienen que pasar’ Victoria no le hablaba aunque posaba sus ojos sobre él cada que tenia la oportunidad y él moría por lanzarse a sus brazos, a su calidez humana y su fragancia dulce y pasional que lo hacía cerrar los ojos y apretarla contra su pecho como si nunca la quisiera dejar ir.

 

Pero las cosas ya no eran iguales.

 

Ella no sabía como acercarse sin poner de por medio la conversación antes establecida.

Y él no sabía como hablarle sin que la vergüenza lo atacara ante sus impulsivos y frustrados planes.

 

—Oí que te mudarías a Taiwán— Y el rumor principal ya había empezado a correrse también, de la mano con el final del año escolar que se anticipaba mientras su princesa de cuento de hadas ya volaba por otros lares –Al menos terminaras el Colegio con nosotros.

 

Aunque Jinki no pronunció palabra alguna el otro muchacho suspiró. Los ojos de Onew seguían posados en Victoria, en su cabello recogido esa mañana mientras pasaba unos apuntes y las horas continuaban caminando como si él no se atreviera a hablar con ella, como si le faltara el valor y aún así, a pesar de todo, no quisiera dejarla.

 

 

 

 

—¿Quieres ir al baile conmigo?

 

La cabellera rubia de Luna se agitó ante el movimiento brusco de su cabeza cuando escuchó a Jinki pronunciar esas palabras. Inesperadamente sus labios dibujaron una sonrisa tan imprudente y amplia que ella misma se sintió avergonzada por lo que demostrada.

 

—¿Me hablas a mí?— Necesitaba cerciorarse, por que Jinki estaba en tercer y ella apenas en primero, con sus ojos soñadores posados en el mayor casi desde el momento en que lo vio –Pensé que salías con Victoria.

—Terminamos— Aclaró tranquilo, con una sonrisa en el rostro y esa fugaz expresión de calma —¿Qué dices?

 

—Me encantaría, oppa.

 

Se había estremecido, juntado sus manos y movido un poco el pie ante la vergüenza que la había recorrido por el solo hecho de que él se encontrara ahí, con su sonrisa virtuosa y su porte sofisticado.

 

—Bien— Sonrió –Te recojo a eso de las siete, luego cuadramos bien lo de la dirección y el resto.

—Si, oppa.

 

Y Luna se quedó entre los recovecos de sus sueños y esperanzas mientras Jinki avanzó por los pasillos con su sonrisa eliminada y un sentimiento de culpa en el pecho, había visto a Victoria varias veces con aquel alumno del Tercero C, pero no fue hasta ese día en el que se enteró que los dos irían al baile, que Jinki decidió que también iría.

 

No podía encerrarse en su casa a ver como cada espacio se quedaba en vacío ante la inevitable mudanza, mientras Victoria parecía seguir caminando y él parecía todavía estancado. La amargura se había hecho presente en su ser desde que hubieran terminado, aunque oficialmente no lo hubieran hecho.

 

No quería la soledad a su lado, es algo que no podía contemplar si tenía a Victoria tan presente como un recuerdo latente en los recónditos ocultos de su mente.

 

 

 

 

—¡Jinki, no!

 

El grito estridente de Victoria lo hizo trastabillar, el golpe en la mejilla de aquel muchacho que acompañaba a la que alguna vez fue su novia, mientras lo miraba desde el piso con tantas ganas de devolverle el golpe que lo único que lo detuvo fue la mano gentil de ella mientras se agachaba a su lado.

 

—¡¿En qué diablos estás pensando?!

 

Ni siquiera Onew lo sabía, solo podía verla junto a ese tipo, tocando con cuidado su mejilla enrojecida, era una ofuscación propia a la noche más importante de muchos. Él bailando con ella, pegándola a su cuerpo, hablándole al oído, a un acceso que hasta hace poco solo él tenía.

 

Robando su espacio, su amor de adolescente.

 

Y ella lo miraba como si fuera el culpable, y lo era.

La música se había detenido mientras varios de los estudiantes lo miraban con desaprobación, se sentía abrumado y confundido, con el licor que algunos estudiantes habían metido de contrabando corriendo por su cuerpo. Torpe y celoso.

 

—Será mejor que te vayas.

 

Fue la voz de Victoria, sonando como puñaladas lo que lo hizo fruncir el ceño.

 

—Si, hace mucho que sobro en tu vida.

 

Soltó con reproche sus palabras, observando la mirada dolida de Victoria que le sonaba a falsedad en su más pura expresión, mientras la gente se abría a su paso y la música poco a poco empezaba a sonar de nuevo. Luna, estaba ahí, con ese vestido hermoso que se había comprado y los ojos débiles y tristes con premura.

 

—Eres un idiota— Murmuro ella, humillada y golpeada en el pecho ante la acción del muchacho que había pedido que lo acompañara –Todos saben que vinimos juntos y aún así haces esa escenita de celos por ella— Pasó una mano por su mejilla, amortiguando su dignidad por no llorar frente a él –Creía que eres diferente, pero eres igual de idiota que todos los chicos de mi salón.

 

Aunque hubiera querido alcanzarla, Jinki solo la pudo ver corriendo, con el sonido de sus tacones escuchándose por los largos pasillos del lugar durante esa noche tan especial. Ella que se había colocado tacones que nunca antes había utilizado, que se había esforzado y peinado su cabello. Y ahora él que se sentía cada vez más insignificante.

 

Su vida era un caos.

Un caos cercano al infierno mientras iba por ahí destruyendo los últimos días que le quedaban en Seúl y lastimando gente, casi de la misma forma en que lo habían lastimado.

 

Y en su cabeza, Victoria ya no valía la pena, ni su sonrisa ni su belleza que lo habían iluminado por tanto tiempo. Se agarraba de las paredes para no tambalear por lo ebrio que se sentía, ¿por qué Victoria lo había hecho a un lado cuando él la quería?

 

¿Era tan maravilloso ese sentimiento de lastimar a quien más te quería?

 

—¡Hyung!— Escuchó los pasos de un muchacho correr hasta él, con su mirada preocupada y su voz agitada por haber venido corriendo pero Jinki no recordaba haberlo visto antes, turbado por el mareo repentino que sentía apenas podía distinguir el uniforme que el muchacho portaba, siendo seguramente de algún año inferior —¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en el baile?

 

—¿Quién eres?

—Estuviste tomando.

 

La voz del muchacho sonó con reproche, y Jinki quiso seguir caminando antes de tropezar y sentir su cuerpo siendo agarrado por aquel muchacho.

 

—No está bien que tomes de esa forma.

—¿Y tú quien eres para decirme que debo hacer?

 

Su voz sonaba agresiva, estaba molesto y dolido. No necesitaba los reclamos de nadie.

 

—Tienes razón, no soy nadie en tu vida— Sonaba opacado por sus propia consciencia mientras Jinki levantaba la mirada, todavía en los brazos del otro muchacho que había bajado la mirada –Hyung…

—¿Qué?

 

No le molestaba la calidez que sentía, era agradable, similar a la que Victoria solía proporcionarle.

 

—Te gradúas este año, y nunca tuve la oportunidad de decírtelo.

—¿Decírmelo?— Preguntó curioso —¿Es algo sobre Victoria?

 

—Pareces obsesionado con ella, es molesto.

—Ah, genial— Rió irónico –Te gusta mi exnovia. Pues suerte con eso, parece estar saliendo con ese muchacho del C. Al parecer llegaste tarde… Igual que yo cuando quise recuperarla.

 

Sonaba penoso, y los ojos del muchacho que todavía lo sostenía se habían posado en su rostro, con una fijeza y algo tan parecido a la tristeza que lo hizo sentirse congelado por un instante.

 

—¿Por qué me miras de esa manera?— Se sintió turbado, esa mirada tan similar a la que Luna le entregaba.

—Me gustas, hyung.

 

Sus ojos se abrieron con sorpresa, las palabras del menor dándole una certera cachetada en el rostro, sublimes y calmadas como si le estuviera diciendo la hora mientras Onew asustado y confundido únicamente acertó a empujarlo con fuerza, perdiendo él también el equilibrio. Y cayendo al suelo mortificado.

 

—¿Qué diablos estás diciendo?— El rostro del muchacho no era claro para él, maldita la hora en que había decidido tomar de esa forma –No es posible. Eres un hombre.

—Lo sé, hyung.

 

—¡No te acerques!

 

Onew levantó su mano en alto, tratando de marcar una distancia ahora que el muchacho se había arrodillado frente a él para estar a la misma altura, ambos todavía en el piso.

 

—Lo siento— Intentó ser amable, todavía con la confusión en sus venas –Pero no me gustan los hombres.

—Hyung yo…

—Ni siquiera sé quien eres.

 

Las palabras parecieron callar al muchacho que ahora lo veía asombrado.

 

—¿No me reconoces?— Onew negó de inmediato –Me has dado varias tutorías de matemáticas.

—Hay tantas personas a las que ayudo con matemáticas— Suspiró Onew —Lamento si te di señales equivocadas.

 

Trató de levantarse, agarrándose de lo que podía, mareado y acongojado por lo que tenía que pasarle en sus últimas horas en Seúl, pero perdió fuerza y el muchacho volvió a agarrarlo.

 

—Hyung…— El murmullo de esos labios lo hizo bajar la mirada, craso error ante el impulsivo intento del más joven cuando atrapó sus labios y cerró los ojos, ante los suyos que permanecían abiertos y horrorizados.

—¡Ya basta!— Volvió a empujarlo esta vez con más fuerza, viéndolo chocarse contra la pared contraria –Traté de ser amable, pero… — Las nauseas burbujearon en su cuerpo. Maldito licor —…Prefiero quedarme solo, que salir con alguien como tú.

 

Esos ojos se abrieron de par en par, sorprendido y golpeado como si él no hubiera intentado dejárselo claro con más amabilidad.

 

—¡Onew!— Joon venía corriendo de repente, con su traje negro y visiblemente preocupado mientras se acercaba y se agachaba a su lado para ayudarlo a levantarse –Te estuve buscando por todos lados. Vamos, te iré a dejar hasta tu casa.

 

Notó de repente esa mirada fija que Onew tenía sobre el muchacho que estaba parado frente a él y su rostro descompuesto.

 

—¿Qué sucede?

Onew únicamente se levantó –Nada. Vámonos por favor.

 

Se tuvo que sostener en el cuerpo de su amigo para salir de ahí, sintió la mirada del muchacho a su espalda mientras salía y sus pasos tambaleantes Joon intentaba coordinarlos. Parecía que caminaba por inercia mientras recordaba su último día ahí, la mirada de Victoria, las palabras de Luna y la confesión de aquel muchacho tan fundidas en su mente como para no recordarlas.

 

Como para olvidar ese día, y empezar su nueva vida lejos, muy lejos de ahí.

 

 

Fin de la Primera Parte

Notas finales:

 

 

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