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Puede esperar sentado por sleeping god

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Notas del fanfic:

Ahora me doy cuenta que pudieron demandarme por lo siguiente: los personajes no me pertenecen, son obra de la imaginación de Tite Kubo-no lo he puesto en varíos fics, que descuido-

Notas del capitulo:

No avanzo en los otros dos pero si me nace la inspiración en el hospital, oh sí. Extraño pero cierto. Romperse una pierna trae cosas buenas en algunas ocaciones.

Serán sólo dos capítulos, uno de Ichigo y uno de Grimmjow. 

Y como pueden ver el título y los nombres de los capítulos son lo que me dijeron en la "agradable" estadía en el hospital. 

Espero les guste.

 

Esperar. No debe ser mucho para un ser que vive millones de años.

El problema es esperarte.

Cada día es eterno.

Pero eres tan pequeño. Un simple y nada común niño en el jardín de una primaria. Correteas a los demás y te ensucias sin importancia.

Tan joven y ya te amo.

¿Acaso tu sentiste eso mismo?

Debí preguntártelo aunque pensé que te lastimaría.

¿Cómo soportaste? ¿En qué pensabas para que el sol caminando por el cielo no pareciera un viajero perezoso? ¿Me amaste aun siendo un crio? ¿Sufriste al pensar que todavía mi mente no pensaba en enamorarme? ¿No te dolió ver que ese pequeño le gusta, infantilmente, su maestra? ¿Qué hiciste para soportarlo? Debí preguntarte pero admito que nunca esperé me tocara.

Quería que tu lo sufrieras, egoístamente, nunca yo.

Sé que tú espera fue peor. Supiste tratarme con tanto amor como un humano, aun cuando mi cuerpo envejecía y el tuyo no. Se podría decir que fui el viejo más afortunado del mundo, con un jovencito que me cuidaba y decía a quien le preguntara “es mi pareja”; sí, un anciano de cabello encanecido con esa complexión que adorabas en el pasado. Y aun así me amaste hasta mi muerte y nunca demostrarte el terror de ver que mis días estaban más que contados y en cada suspiro un segundo de vida se iba.

Ahora me cuestiono: ¿Te dolió?

Si, seguro que sí.

Sin embargo mi duda es ¿Cómo pudiste esperar a que naciera nuevamente en el rukongai y luego esperarme a que creciera?

¿Cómo lidiaste contigo mismo?

Se me destroza el corazón esperarte un década y tu esperaste cientos de años.

Y luego me conquistaste. Eras mucho mayor pero encantador, aun apuesto, salvaje, eras mi hombre ideal. Aun lo eras. Aun lo eres.

Te ame. Me amaste.

Parecía un sueño eterno.

Y sin decirlo desperté.

Dormías a mi lado y dijiste “tengo hueva de hacer el desayuno ¿lo haces? Estoy cansado”. Sin protestar te hice caso. Preparé un par de huevos y tocino, tu desayuno favorito.

Al subir estabas cobijado completamente, como solías hacerlo, dejándome congelar con el frio, tenías la cabeza en mi almohada, ignorando como siempre la tuya. Pero el sol te daba en el rostro y tú odiabas eso, siempre bajabas las cortinas para dormir más.

Deje la comida  a un lado y fui a moverte.

No tarde mucho en cocinar, quizá un cuarto de hora pero estabas frio.

Jale y tu cabeza y calló de la almohada pesadamente.

No te quejaste.

No me insultaste.

No hiciste nada.

Y tú jamás en la vida habías dicho que estabas cansado, siempre, sin importar cuanto hubieras peleado el día anterior, que tan crudo estuvieras ni cuantas horas de sexo pasáramos lo habías dicho.

Cansado.

Ahora descansabas.

Te llamé a gritos y te abofeteé. Lloraba también.

En esta ocasión no calmaste mis lágrimas ni te quejaste. Simplemente no volviste a mí.

Así como hay personas que viven hasta los 100 años resultó que tu cuerpo estaba fatigado, muerte natural lo llamo Urahara, sí, con esa apariencia de 60 años te fuiste.

No supe que pensar por años y años.

Y me salvaste tú.

Al tirar tus cosas para avanzar encontré la carta que me diste en la cita para pedirme ser tu novio.

“te amaré en esta y en todas mis vidas”. Tardaste en  explicarte ha que te referías con otras vidas. Te creí un loco. Y luego confié en ti. Finalmente no lo dudé y amé  a mi enemigo.

Así decidí hacer lo que té. Esperar. Aunque duela.

Ese niño pequeño aun le falta madurar pues corre por la calle hasta tropezar y sentarse con lágrimas en los ojos por su rodilla sangrando.

-¿estás bien?-te pregunto. Sólo tu cabello y ojos revelan tu identidad.

Te sonrojas y secas las lágrimas.

Finges ser fuerte.

Siempre lo has hecho así.

-sí… no me lastimé-te levantas aguantando. Uso un pañuelo en tu rodilla y me miras apenado.

Te sonrió y ocultas tu cara.

Te marchas corriendo avergonzado.

-crece pronto-te pido, con la necesitad que me consume de tener a mi Grimmjow Jeagerjaquez.

Notas finales:

Gracias por el leer.


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