Capítulo 17
— ¿Dónde estabas? – la voz del joven pelinegro rezumbó por toda la habitación.
— ¿Ahora eres mi padre Maksim? – Resopló molesta la mujer – Eso no lo sabía.
Se levantó de su lugar y caminó directo hacia ella. No le dijo nada más hasta estar frente a frente. — Me preocupo por ti.
— Lo único que te preocupa es que valla a casa de Steven. – él no dijo nada, simplemente se limitó a desviar la mirada dolido.
— Eres cruel conmigo…
— Y que esperabas – contestó con altives - ¿Qué lo cambie a él por ti? Ya hemos hablado de esto una y otra vez.
— ¡Puedo darte todo lo que quieras! Y ese hombre no. – la chica se quedó pasmada por sus palabras, pero se recuperó fácilmente y no pudo evitar reír frente a él.
— ¡Pero que gracioso eres! – de mofó de él - ¿De verdad crees que necesito algo como eso? ¿¡Dinero!? ¡Ja! – Presionó su dedo contra su pecho, justo encima del corazón – eso es lo único que piensas. – Dijo con desprecio – eres justo igual que tu padre y es por eso…. – finalizó con una mirada penetrante y amenazadora – que te quedaras solo, sin nadie que te amé.
3:00 am.
Eso fue lo que vio en el reloj digital de su mesita de noche. Suspiró con cansancio. De nuevo una noche de desvelos; ya era la cuarta seguida.
No entendía que pasaba, pero incluso para él era extraño aquello. Nunca le pasaba tan seguido. Siempre eran dos o tres veces al mes, ¿pero cuatro días seguidos? No entendía la razón. Miró a su costado, a su lado derecho y la vio, de nuevo había ido por Lena. Se levantó con cuidado de la cama, lo que menos quería era darle más molestias de las que ya le había causado a su amiga-amante. Ella no necesitaba estar oyendo sus problemas cada diez segundos.
Había algo extraño, en cuanto miro al espejo que se encontraba encima del lavabo del baño, al examinar su rostro sentía que faltaba algo y fue en ese momento que sintió una extraña presencia detrás de él que respiraba sobre su cuello, pero al momento de girar no había nada, excepto un extraño sentimiento de soledad.
Se llevó las manos a la cabeza, jalándose los cabellos hacia atrás con un poco más de la acostumbrada fuerza y decidió que estaba pensando las cosas demasiado. Lo mejor que podía hacer era tomar un baño y largarse de aquel lugar.
¿No tenía que salir de…? Necesitaba un buen trago definitivamente.
Se sentía tan extraño, ni si quiera había notado cuando estaba ya vestido y a fuera del departamento de Lena. Empezó a caminar por las heladas calles de Moscú, como siempre, el frio le calo hasta los huesos. Las calles estaban desiertas, cosa demasiada rara en aquella ciudad. Tal vez el lugar donde Leva vivía era tranquilo, pero no a ese extremo.
— Necesito un cigarrillo… - busco con calma entre sus bolcillos pero nada. Al parecer extraña noche – sí, era de noche – aun no terminaba. – debí quedarme un poco más en la cama.
Siguió su camino un rato más pero era tan extraño que su auto no apareciera cerca de ahí, ¿acaso Lena lo había traído? Eso sí era muy pero muy raro. Definitivamente no volvía a tomar… a quien engañaba, lo más seguro es que fuera lo primero que hiciera.
— ¿Es… un niño? – ok, ¿Qué demonios pasaba ahí? La ciudad estaba desierta, ¿pero había un niño caminando por esas horas de la noche? – Ahora si necesito un trago… - susurró al ver desaparecer al pequeño entre la niebla, la cual se acercaba rápidamente hacia él. – demonios…
Antes de ser absorbido por aquella masa de humo – la cual no había podido evitar - había cerrado fuertemente los ojos esperando el final, pero no fue así. El escenario había cambiado y ahora se encontraba en casa, justo en el comedor, sentado en la silla a la cabeza en la enorme hermosa mesa de madera y cristal, lo que de plano le hizo levantarse y tirar la silla al piso fue verlas ahí delante de él…
Estaba tan hermosa como la última vez que la vio. Frente a él, estaba su hermana; ahí estaba Minerva, pero no era la única.
— Es una jodida broma…
— Hola Eliot. – sonrió la mujer de largos cabellos negros.
— ¿Madre?
Abrió los ojos una vez más y lo notó enseguida: era un muy mal sueño…
— Rayos… - cubrió con su brazo izquierdo sus ojos. La luz del día era realmente molesta, pero al menos le había despertado y evitado seguir viendo a esas dos mujeres que fueron tan importantes en su vida. Antes de poder quitar su brazo por completo, una sombra logro vislumbrarse cerca de la cama.
Eso sí le hizo pararse enseguida.
¿Qué pasaba? Nadie quería decirle. Al parecer después del accidente que tuvo hace casi un mes, todos parecen esconder algo y la situación estaba ya hartándole.
— Necesito un baño – susurró, aun así, no estaba muy dispuesto a levantarse de su cama. Se sentía tan bien ahí, pero extrañamente sentía que algo – o alguien – le miraba.
Sentía que le había quitado algo realmente importante y “eso” trataba de hacerle pagar por ello, entonces, ¿Por qué no lo recordaba?
La preguntare era… ¿A quién?
Ya rumbo a su trabajo y con el celular apagado – su prometida era una acosadora – iba disfrutando de las canciones que ponían en la radio. Algunas eran realmente incitadoras pero otras… parecía que querían que saltara contra el primer puente que se le cruzara en frente.
Pero decidió no apagarla porque al menos así se le hacía más corto el camino a su oficina y es que solo ver nieve a su alrededor no era exactamente su escenario favorito.
— Si fuera rojo… - sonrió ante el pensamiento.
Eso era otra de las cosas extrañas que descubrió sobre sí mismo al despertar: el rojo le encantaba. Y no es que fuera un fetichista pero, cada vez que veía una melena rojiza no podía evitar seguirla con la mirada.
No podía evitarlo y lo peor de todo, es que esperaba que alguien apareciera antes de su boda, para la cual solo faltaba una semana. Sonrió y sin evitarlo no pudo evitar empezar a reír. Se sentía tan estúpido al pensar en aquello, tal vez debieron dejarlo un poco más en el hospital porque, al parecer, no había quedado muy bien que digamos.
La suave melodía empezó a llenar todo su alrededor. Por alguna razón, no quiso cambiar de estación.
When you wake up
Turn the radio on
And you'll hear this simple song
That I made up
That I made up for you
When you're driving
Turn the radio up
Cause I can't sing loud enough
Hard these days
To get my message through
If time is all I have
I'll waste it all on you
Each day I'll turn it back
It's what the broken-hearted do
I'm tired of talking to an empty space
Of silences keeping me awake
When you marry
And you look around
I'll be somewhere in that crowd
Torn up, that it isn't me
When you're older
The memories fade
But I know I'll still feel the same
For as long as I live
But if time is all I have
I'll waste it all on you
Each day I'll turn it back
It's what the broken-hearted do
I'm tired of talking to an empty space
Of silences keeping me awake
Won't you say my name, one time?
Please just say my name
“Eliot”
Si ese momento hubiera estado manejando en una zona donde la circulación era difícil por la gran cantidad de automóviles, era muy seguro que ya estaría nuevamente en el hospital por frenar de esa forma.
Miró justo al asiento del copiloto pero nadie estaba ahí. La música siguió sonando y por rarezas de la vida, sentía una cálida presencia a su lado. Sonrió nuevamente mientras apoyaba su cabeza contra el volante; definitivamente se estaba volviendo loco.
But if time is all I have
I'll waste it all on you
Each day I'll turn it back
It's what the broken-hearted do
I'm tired of talking to an empty space
Of silences keeping me awake
If time is all I have
I'll waste it all on you
Each day I'll turn it back
It's what the broken-hearted do
I'm tired of talking to an empty space
Of silences keeping me awake
Won't you say my name
When the song is over
Sin darse cuenta, en aquel momento en medio de aquella carretera a las afueras de Moscú, se encontraba Maksim Eliot Sergéevich Kuznetsov, llorando como un niño pequeño y la razón, era algo que definitivamente él no comprendía, mientras trataba de entender porque recordaba una sonrisa como esa antes de que una puerta fuera cerrada.
“¿Sabes? Creo que te amo…”
Fin.