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Zero por himiko-chan

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Notas del capitulo:

He vuelto, con algo de indigestion pero enterita :D

Y como prometi, actualizare mas seguido, en cuanto tenga un capi listo, lo estare subien.

Lo queria hacer ayer, pero la pagina no estaba funcionando u.u

En fin, espero les guste :D

Capitulo 4


 


 Cuando nacemos todos somos creados con un corazón, o al menos eso quiero creer.


 Pero sinceramente, es solo un órgano inútil que te vuelve débil y vulnerable a los demás. Yo no quiero eso…


 “Y entre otras noticias…. La boda del año se ha dicho. La unión de Carolina y Eliot, hijos de los magnates más grandes de toda Rusia…”


“Se había escuchando tanto de estos dos, pero al parecer al fin celebraran su unión…”


 


 No es exactamente con la noticia que esperas encontrarte cuando estas en un hospital, junto al cuerpo en coma de tu amiga y un malherido amigo. De hecho, quizás esperas encontrar algún tipo de consuelo en medio de tanta desesperación, no toparte con la noticia de que la persona que dijo amarte en un par de meses estaría por casarse.


 Lo peor de todo es que… sé que es lo mejor y aun así, duele demasiado.


 Me concentro en mirar a esos dos que yacen en la cama; Daniel se ha sorprendido por la noticia al igual que yo, pero no dice nada, en cuanto a Carmen… hace mucho que ella no despierta. En parte es mejor así.


 A veces pienso que lo mejor seria que ella hubiera muerto, de esa forma, no estaría sufriendo día tras día en aquel estado.


 Todo lo que aquella noche sucedió, nunca me lo esperé. Estaba tan confiado y simplemente no noté a tiempo las señales que se paseaban y restregaban con burla frente a mí. El estar tanto tiempo a salvo me hizo ser descuidado y estúpido. No, el sentir cariño por estas personas lo hizo.


 


— ¡Woau!… Es enorme – comento Daniel.


— Todo listo chico. –  Dijo el hombre encargado de aquel lugar, un hombre ya mayor. Muy poco había tratado con él, nunca hacia migas con ninguno de mis contactos, la mayoría eran conocidos de Dimitri o de Noah, por lo cual se suponía que eran personas de confianza.


— Gracias.


— ¡Axel!


 El cuerpo cayendo frente a mí, los ensordecedores disparos rozando mi oído. Todo pasó en cámara lenta frente a mis ojos. Carmen se había interferido en el camino de aquel sujeto, quien disparaba sin cesar contra mí. La sostuve entre mis brazos por fracción de segundos mientras sonreía aferrándose débilmente contra mi pecho, cayendo al suelo sin si quiera poder yo hacer un solo movimiento.


— ¡No…! – los gritos de Daniel, quien inútilmente trato de esconderse por debajo de la avioneta retumbaron  por todo el lugar. Una bala fue directa a su pierna izquierda. Sus gritos fueron los que me hicieron despertar de pronto y me hicieron dar cuenta del inminente peligro en el que ahora estábamos; me hizo darme cuenta que la que estaba tirada justo a mis pies, era Carmen.


 No supe como, pero, logre sacar un par de armas que traía en aquella maleta plateada. No vi cuantos eran, ni importaba, el dolor nublo por completo mi mente y lo único por lo que me preocupaba era que todos ellos cayeran. Todos debían morir…


 Esquivaba un par de balas y otras más rosaban peligrosamente mi rostro y mis costillas. Estaba desesperado, sin salida, sin nadie que le importara el ver morir a ellos dos. Ellos no merecían eso, todo lo que hicieron fue venir conmigo. ¿Por qué castigarlos con morir como un par de perros? Era tan injusto.


 No sé como lo hice, sinceramente, ni si quiera recuerdo el haber sacado a ambos de allí y el trasladarlos a un hospital que estaba a mas de una hora de distancia. ¿En que estaba pensando al hacer eso? Pudieron morir en el trascurso, por fortuna no fue así.  Por el momento, simplemente me limité a esperar paciente algún reporte sobre ellos, mientras tanto en las noticias se hablaba de la explosión de un almacén de aeroplanos. Sonreí, y de nuevo sentía la ira apoderarse de mí lentamente, llevándome a la locura y absorbiéndome en ese oscura habitación de nuevo…


 Y ahora, justo un mes después, me encuentro de regreso en Roma, donde nos encontraremos con Noah. Me he sentido intranquilo en todo el viaje de regreso por dejar a Carmen en aquel hospital, pero era imposible traerla, ella aun no despierta.


 Daniel, en cambio, se había repuesto más rápido de lo que esperaba, eso me alegraba. Al menos, él aun sigue a mi lado.


— ¿A dónde vamos? – preguntó Daniel algo cansado de caminar por un buen rato por la ciudad. Después de todo, su pierna aun no estaba en las mejores condiciones.


— Iremos con Noah. – lo vi sonrojarse.


— Eh… Que bien… - desvió su mirada de mí, pero quedando prendado de la belleza de las calles de roma.


— En cuanto nos instalemos y descansemos, podremos recorrer tanto como deseemos la ciudad. – le dije.


— Si. – respondió con una gran alegría que trataba de no expresar.


 Seguía pensando en aquella noticia. Quizás, realmente estaba roto y en ese momento odie el tener un corazón latiendo dentro de mí. Si tan solo este dolor se fuera. Me consumía el alma y era de las peores torturas sufridas.


 Había leído en algunos libros, que el enamorar traía consigo grandes sentimientos. Yo deseo perder cada uno de ellos si eso significa que deje de doler.


 Ni si quiera el estar aquí en Roma y encontrarme e nuevo con Noah me hacia sentir mejor. Pensar que podría de nuevo hacer encender esa vieja flama desbordante de ira contra Víctor podría apartar mi mente de Eliot fue una completa perdida de tiempo.


 Al fin llegamos a nuestro destinó; una pequeña cabaña alejada del tumulto de la ciudad. Yo sinceramente, tengo un mal presentimiento. Las cosas no me han salido bien últimamente y, creo que esta vez no será diferente.


 No es que desconfié de Noah, pero era tan extraño el que me pidiera venir junto con Daniel. Incluso consiguió más rápido de lo esperado ambos pasaportes.


— ¿Ocurre algo? – incluso Daniel  notó lo consternado que me encontraba. Es por él por que tengo miedo. Daniel ha dejado todo por seguirme. No deseo que salga herido de nuevo; él es mi único amigo justo ahora.


— No es nada, es solo que… con todo lo que nos ha ocurrido en estos meses, me siento preocupado.


— Si… supongo que debería estar igual pero… Ahora tendremos a Noah. Todo estará mejor. Es lo que yo pienso. – sonreía.


— Eso espero. – y era algo que deseaba desde el fondo de mi corazón.


  Pasé la mayor parte de la noche despierto. Temía dormir y despertar para encontrar a Daniel muerto. Perder a la única familia que ahora tenia, por que aunque Carmen estuviera aun viva, sé que es casi imposible el volver a donde ella por el momento, eso si algún día regresa.


 Este sentimiento me ha atormentado por días; creo que no saldré de esta. Algo esta por pasar y no será algo bueno, para mi, para ninguno de los dos. Y no sé que hacer a estas alturas.


 Y fue cuando me encontraba tan preocupado que escuche pasos a nuestro alrededor. Sentí que mi corazón de paralizo por segundos, invadiéndome con ese vértigo hasta la punta de mis pies, sintiendo como cada una de mis pesadillas fueran pronto a hacerse realidad…. Y el olor a sangre empezó a invadir cada uno de mis embotados sentidos.


— Daniel…- susurre levemente – despierta.


— ¿Qué… que ocurre Axel? – estaba agotado, y el levantarlo a tales horas, no era lo mejor para él. Estaba demasiado cansado como para levantarse y huir.


— Tenemos que salir de aquí. – lo jale bruscamente fuera de la cama, haciendo que me mirara molesto y  no era para menos.


— ¿Pero que te ocurre? – Replico contra mi - Axel, es demasiado temprano para levantarse. Ve a correr si quieres… yo seguiré aquí – bostezo.


— Hay personas afuera Daniel. Tenemos que salir. – y como supuse, eso si lo levanto de inmediato y centro sus ojos cafeses en los míos. Tenía miedo, y yo también. – necesito que te quedes debajo de la cama Daniel y no salgas. Te protegeré.


— Lo sé… - y como si de una costumbre se tratara, apretó mi mano fuertemente tratando de calmarme y a él también.


— Pasé lo que pase, no salgas afuera. –  le dije. Busque rápidamente dentro de la maleta plateada una carta y se la entregué a él. – Si algo ocurre, debes ir a este lugar y decir que Amon, el cuarto pecado, te ha enviado. Él te ayudara a volver.


— Axel, me estas asustando. ¿Sabias que esto ocurriría?


— No, solo tuve  un mal presentimiento. – sonreí. – Adiós. – besé por ultima vez su frente y, soltando su mano, salí de aquella casita.


 Es una tristeza que no pudiera enseñarle la ciudad a Daniel ni ver de nuevo a Carmen ni a Eliot.


— Al fin sales Axel. – cerré los ojos y apreté con fuerza mis armas. Debí imaginarlo pero el solo hecho de pensarlo, era demasiado cruel.


— Noah…


— No pareces sorprendido. ¿Cómo te diste cuenta? – pregunto con una sonrisa en su rostro mientras se acercaba a mí.


— Me pareció extraño desde el momento que supieron donde encontrarme. Nadie más tenia conocimiento de mi ruta de escape mas que tu.


— Y aun así… viniste.


— Creo que aun creía en ti, algo estúpido. – ah… el dolor de la traición, es incluso peor que el perder a Eliot.


— Víctor desea que te unas a él. Aun cree que puedes serle de utilidad. Si juras lealtad, te perdonara la vida.


— Prefiero la muerte a servir a quien mato a Dimitri. – respondí firmemente.


— Entonces, supongo que tendré que ser un poco más persuasivo. ¿Dónde esta tu amiguito? Estoy seguro que se querrá unir a la fiesta.


— Él no tiene nada que ver. – le apunté directamente a la cabeza, a lo que él solo rio.


— Sinceramente Axel, ¿Crees que puedes matarnos a todos nosotros? Mira bien estúpido imbécil; ni tu ni tu amigo, podrán salir con vida de aquí, a menos de que cooperes.


— No lo haré. – permanecería firme a mi palabra, hasta el final.


— Bien… Quemen la casa. – ordeno, a lo que yo  voltee a donde la caballa y vi que ellos roseaban gasolina por todo el lugar.


— ¡No!...- Quise correr y dispararles, pero Noah me sostuvo fuertemente entre sus brazos y yo, usando todas mis fuerzas empecé a luchar contra él, pero, siendo alguien con quien creciste, no era fácil.


— Sinceramente esperé que fueras mas listo.


 De un golpe directo a la cara, lo mande al suelo. Desesperado, empecé a correr donde aquellos sujetos, no quería arriesgarme y disparar, podría incendiar todo con una sola bala.


 Los loqueaba, o disparaba directo a su cabeza, pero cada que caía uno, dos mas venían contra mí. No me sorprende, es Noah quien los trajo. Eran tipos realmente enormes y no dudaban en golpearme con  todas sus fuerzas; cadenas, bates y demás.


 Sentía la sangre correrme por todo el rostro y creo que incluso había perdido uno que otro diente. De unos de los mejores, a un inútil. Patético.


 Mis fuerzas empezaban a flaquear, fue cuando sentí un fuerte golpe en el cuello. Noah se había levantado.


— Eso dolió Axel.


  Me arrastro dentro de la casa y me arrojó con violencia contra la dura pared, pero aun podía levantarme y no dejaría que terminara tan fácilmente conmigo.


— Debo decir que es algo que siempre me ha gustado de ti. Busquen al chico. – me aterré. El pensar que Daniel había escapado era algo ilógico e imposible. Y en menos de  minutos, ya estaba frente a nosotros.


 Aterrado, ni si quiera eso describía lo que veía en sus ojos. Y todo por mi culpa. No debí traerlo. ¿En que pensaba? En que tenia miedo de estar de nuevo solo. Ese deseo egoísta estaba a punto de costarle la vida y mucho más.


— Hola Daniel. Me alegro tanto de verte. Te ves tan lindo como siempre, ¿no creen chicos? Daniel es un chico muy cariñoso y encantador… tan manejable. – su voz se había vuelto seductora y ponzoñosa.


— Déjalo ir Noah. Tú me quieres a mí. Deja al chico fuera de esto. – me dolía incluso el respirar y apenas podía estar de pie. – por favor…


— Axel Cacciatore… nunca pensé – caminaba lentamente hacia mí y con cada paso, mis fuerzas disminuían – que te vería en tal estado… El chico predilecto de Dimitri, su mayor orgullo  - el primer golpe llego, directo a mí estomago, haciendo que cayera al suelo de rodillas,  sentí como la sangre escurría por mi boca, sintiendo el sabor metálico de ella– de rodillas, ante este humilde servidor. – Me levanto por el cabello a la altura de su rostro – pobre chico… violado por un montón de depravados. ¿Quieres mirar?


— No por favor… - le rogué – a él no…


— ¡Axel!.... – Grito con fuerzas mientras tres sujetos empezaban a tironear de su ropa.


— ¡NO!.. – pero Noah me tenia fuertemente sujetado por una llave en el cuello.


— Míralo bien Axel… ¿Ocuparías su lugar?... – susurro a mi oído.


— Si… - conteste – déjalo ir.


— Suéltenlo – les ordenó  y así lo hicieron. – Puedes irte Daniel. Siéntete agradecido a Axel.


— ¡No me iré sin ti Axel! – trato inútilmente de acercarse a mi, aquellos hombres los sujetaban de ambos brazos.


— ¡Vete ahora Daniel! Estaré bien… - sabía que estaba demasiado lejos de parecer convincente, aun así me forcé a sonreírle. – Sal de aquí.


 Me miró a los ojos y los aparto con gran dolor mientras se dejaba caer derrotado al piso. Pero él lo sabia, el salir de aquí me garantizaba un poco de esperanza de sobrevivir. La carta aun la tenía en su poder.


 Vi como salía de la casa, solo volteo una vez más y en sus ojos pude observar un “gracias”. Ahora, solo debo soportar cada uno de sus golpes y todo lo que venga.


— Un gesto muy noble de tu parte – repentinamente el abrazo con el que me tenia prisionero desapareció – debo decir que has cambiado mas de lo que esperaba. – una dulce sonrisa se dibujo en su rostro, de esas que muestra cuando esta apunto de matar a alguien. – Quítate la ropa. – ni si quiera podía ponerme de pie correctamente y el solo levantarme, me ocasiono un horrible dolor en las costillas. – Vamos, no tenemos todo el día.


 Poco a poco fue deshaciéndome de la poca ropa que me quedaba, la camisa que ya estaba hecha pesados fue la primera en salir. Me desabotonada cada botón del pantalón con suma lentitud, cosa que no le agrado para nada a aquellos hombres.


— ¡Hey niño, apresúrate! – solo eran 5 los que estaban dentro de la cabaña, me aterrorizaba pensar que los demás que se encontraban fuera entraran.


— Disculpa a mis nuevos amigos, son algo… desesperados. – y mi pantalón fue a dar al suelo y, junto con el, todo mi orgullo. – Bien, ahora… de rodillas Axel.


 Las risas de todos invadieron el ambiente y ya no me podía sentir peor. Lentamente baje de rodillas ante él sin decir nada, solo apretando mis dientes, era lo único que podía hacer.


— Que se siente estar debajo de mi Axel – se puso a mi altura y alzo mi rostro a la altura de su cara – ser tú quien besara el suelo donde camino. No sabes cuanto tiempo espere por esto… no tienes idea.


— Esperó que lo disfrutes – respondí con las pocas fuerzas que me quedaban.


— Como nunca Axel…


 De un solo movimiento mi cara estaba besando el suelo. El dolor me cercenaba el cráneo, pensé que de un momento a otro, mi cráneo colapsaría por la fuerza de su pie. Sin embargo, el solo pensar que alguno de ellos me tocaría, superaba en creses aquel dolor.


— No debes preocúpate por algo como eso. – Dijo. Noah me conocía demasiado bien – pues… ¿Quién quería tocar un cuerpo tan asqueroso como el tuyo?


— Una escoria.


— Un ser indiciado.


— Alguien olvidado por dios – termino Noah.


  Mi cuerpo fue duramente tratado y sentía el dolor recorrer cada fibra de mi ser y, lo peor, era que ellos no planeaban matarme rápidamente.


— Bien, terminemos el trabajo – les dijo a los que lo rodeaban mientras se arreglaba un poco la ropa – no queremos hacer esperar al jefe. Sujétenlo fuerte. Y tu… - ni si quiera podía ver a quien le hablaba dado que mi vista se encontraba nublada por la sangre que me escurría por el rostro. – hazlo que te mandaron.


— Si.


 Sujetaron fuertemente mis brazos y mis piernas, a decir verdad, en ese estado no podía ni moverme ni un solo milímetro. Yo solo quería cerrar mis ojos y…


— ¡¡¡¡¡AHHHH!!!!! - el dolor de sentir aquel metal fundiéndose en mi piel era demasiado doloroso.


— Que no se mueva, no queremos que salga mal esto, ¿verdad? – pude oír las risas a mi alrededor. Les divertida el escucharme gritar que pararan y lo peor de todo, era que no podía evitar hacerlo.


 En mi espalda fueron talladas aquellas dolorosas palabras que siempre he escuchado desde niño.


— Olvidado por Dios. ¿No crees que va muy bien contigo?


 El dolor… ya no podía más…. Un pinchazo fue lo último que sentí…


 


— ¿Esta muerto? – pregunto uno de ellos.


— ¿Quieres comprobarlo?


 Se acercó al cuerpo desnudo que se encontraba en el suelo y pateándolo un poco, lo volteo y checo los latidos del cuerpo, los cuales eran inexistentes.


— ¿Estas satisfecho o… deseas que corte su cuerpo en partes para ti? – no eran del tipo de personas deseosas de ver miembros esparcidos por doquier. Eso era algo que él sabia muy bien. – si ya terminamos. Traigan la caja – ordenó.


— No entiendo el porque nos molestamos en enterrar el cuerpo, podríamos solo quemarlo – siguió hablando el mismo sujeto.


— Por que es lo menos que se debe de hacer con un antiguo amigo… además – se acercó a él y le dijo – por que yo estoy a cargo y puedo hacer lo que se me antoje… - ante esto, el otro no pude decir nada más.


 Un ataúd negro, el color que mejor le sentaba, pensaba Noah al ver ahí dentro a Axel. Camino con suma tranquilidad, manteniendo esa sonrisa en el rostro y, acercándose al cuerpo, deposito un oso negro dentro.


— Para que te acompañe hasta el infierno. “Lo necesitaras… “– pensó.


 En un agujero recién escarbado, fue depositado aquel ataúd. Ni una sola lágrima se derramo sobre él.


“Te estaré esperando Axel…”

Notas finales:

>.< Sinceramente espero no me linchen :3

Por cierto, estoy ayudando a administrar una pagina en facebook, así que espero puedan darme su apoyo :D

Las quiere Himiko-chan >.<

http://www.facebook.com/nekoErato?ref=ts&fref=ts


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