Estaba en su destino, era algo que estaba escrito desde antes de que el naciera, hubiera dado mi existencia entera por evitarlo, pero no podía, era lo que las voces sin rostro me habían dicho cuando me asignaron a mi humano.
—¿El que ha hecho?— me atreví a preguntar, las voces guardaron silencio antes de responderme
—Nada, pero así son las cosas
Quería gritar de dolor, de impotencia, pero de nada serviría, solo me ganaría un castigo terrible y al final todo pasaría como está escrito.
Normalmente, los shinigamis nos dedicamos a ver a nuestro humano de lejos, procuramos no interferir en su vida diaria, no tenemos derecho, claro, hay excepciones como la mía. Casos de cierta forma graves que merecen la intervención de un shinigami.
Para muchas personas el nombre que recibimos los que participamos en esos 'casos especiales' es ángel, pero seguimos siendo simples shinigamis, solo que llevamos a cabo una función diferente.
Nuestros casos son los más difíciles, porque nos llegamos a involucrar tanto con nuestro humano que es inevitable enamorarse, aunque no está prohibido, no es tampoco recomendable, en nuestro caso el amor verdaderamente trae solamente dolor, y tienes que cargar con ello los años que te queden de existencia, pueden ser mil o hasta millones de siglos, siendo shinigami es difícil tener precisión del tiempo que te queda.
Mi nombre 'shinigami' es Lee Taemin, mi 'caso especial' es Choi Minho, y esta es nuestra historia
La primera vez que los conoces no es fácil, tienes que introducirte en su vida de manera discreta, es esencial el mantenerse cerca. Claro, hay reglas que no deben ser rotas bajo ninguna circunstancia una de ella era que no podíamos revelar nuestra verdadera identidad, (al menos no hasta el final), eso causaría que cierto equilibrio existente entre el mundo Shinigami y el Humano se rompiera, en una ocasión muchos años atrás había sucedido, mi mejor amigo había intentado detener la muerte de su humano, estaba tan enamorado y desesperado que le había revelado la verdad, Key es el shinigami, Kim Jonghyun era el humano.
Key actualmente se encontraba en una prisión de mediana seguridad, no era peligroso para la sociedad pero sus acciones merecía un severo castigo, le habían puesto el peor de todos, estaba condenado a ver una y otra vez su error, a ver al amor de su vida morir una y otra vez, mucha gente esperaba que Key se volviera loco -nadie dura cuando le condenan de esa forma- pero no sucedió nunca, Key en la actualidad sigue tan lucido como la primera vez que lo encerraron, simplemente permanece callado.
Solía visitarlo un par de veces a la semana, aunque la visita por lo regular consistía en Key soltando un par de palabras y mirando hacia la nada, yo me dedicaba hablar, el solo escuchaba. Y ahora frente a mi humano me arrepiento el no haberle preguntado qué sintió o como reacciono al ver por primera vez a Jonghyun, pero estaba aterrado, tenía miedo de causarle más dolor del que ya sentía, al hacerle revivir esos momentos, por lo que permanecí callado, tendré que aprender por mi cuenta cómo actuar frente a él, sabiendo lo que le depara el destino.
— Lee Taemin, ¿cierto?— alce la vista nervioso y asentí con la cabeza, me sentía mareado, muy mareado, ¿era normal? Quizás seria algún efecto secundario por permanecer demasiado tiempo en el mundo humando, le preguntare a Onew- hyung cuando regrese, él ya ha estado aquí antes, él debe saber.
— Si soy yo
—Yo soy Choi Minho— extendió la mano en forma de saludo, y yo lo regrese apretándole la mano suavemente, unos segundos fueron suficientes para quedarme prendado de la suavidad de su pielr13; encantado, a mí me asignaron para enseñarte la escuela.
Es curioso como obra el destino, ¿verdad?, como tuerce sus hilos, los enreda hasta hacerlos encontrarse en un punto en común, estaba escrito que yo fuese un shinigami, el un humano, que nos conociéramos de esa manera, todo ya estaba fríamente calculado, ¿por quién? No lo sé, siempre me he preguntado quien era la persona que se divertía jugando tan enfermamente con las vidas de los demás, o quizás sufra más que todos, nunca me he preguntado si eso tiene sentimientos, quizás si, por algo mueve los hilos a su antojo.
—Gracias por cuidar de mí, Minho- sunbaenim— susurre mientras me inclinaba los 90 grados que le correspondían por ser mi hyung, me levante cuando escuche su risa ronca.
—;No es necesario ser tan formal Taemin-shii, solo llámame Minho o Hyung, solo nos llevamos un año de diferencia
Sonreí ampliamente, y me puse en pie con un pequeño brinco, caminando a su lado por los pasillos libres del enorme instituto
¿Puedo quedarme a tu lado para siempre Minho-Hyung?
—Este es el gimnasio— exclamo Minho abriendo los brazos y colocándose en medio de la enorme cancha de basquetbol, yo miraba todo con los ojos muy abiertos, ¡todo era tan nuevo para mí!
—Es enorme— mencione sin salir de mi asombro, Minho rio entre dientes
—¿Practicas algún deporte?— negué con la cabeza
—Prefiero bailar, los deportes nunca han sido lo mío
—Es una lástima, me hubiera gustado vencerte en algún partido de basquetbol— salimos del gimnasio para dirigirnos hacia la cafetería, la hora del almuerzo estaba a punto de comenzar, y juzgando por las expresiones de Minho, debía tener hambre, yo no, los shinigamis nunca tenemos hambre o sed, ese tipo de cosas no son necesarias para nosotros, si comemos y bebemos pero lo hacemos por mero gusto, no por necesidad, así que tenía que obligarme a comer en el mundo humano, resultaría demasiado extraño para los demás él no verme probar alimento.
Era sorprendente la cantidad de comida que Minho podía ingerir, si tomábamos en cuenta que era delgado, tenía un poco de músculos, pero era hasta atlético, nunca entendería cómo funcionaba el cuerpo de los humanos.
—No hablas mucho, ¿verdad?— Minho se acomodó sobre su silla después de devorarse su segunda hamburguesa, alce la vista de mi ensalada y lo mire por unos segundos antes de contestar.
—No es que no hable, simplemente me asustan las cosas nuevas— y no mentía, de verdad me sentía aterrado
—No tienes nada de que estar asustado, yo te guiare todo el tiempo que lo necesites, cuidare de ti— exclamo Minho sin dudar ni una sola vez, yo asentí entusiasmado.
¿Por qué siempre eras así? Poniendo a los demás antes que a ti.
~6 meses despues~
— ¡Hey, eso es trampa!— lo golpee ligeramente en el hombro, mientras él se reía a carcajadas.
—No lo es, no es mi culpa que apestes en los videojuegos—pauso el juego para darle un largo trago a su bebida, yo mire embobado la manera en que su manzana de Adán subía y bajaba, la forma en que su cuello se tensaba y su pecho vibraba cuando reía.
—Eres demasiado competitivo Hyung, ya perdí la cuenta de cuantos helados te debo— hice un puchero, aventando el control sobre el sillón, provocando que rebotara contra los cojines. Me cruce de brazos e ignore su intento de ‘aegyo’— No funcionara hyung, sabes que apestas haciendo aegyo
—¡Yah! No apesto, las chicas se mueren cada vez que lo hago— fruncí el ceño, claramente molesto, no podía evitar sentirme celoso, he aquí el primer contratiempo de cuidar a este “caso especial”, era imposible el no enamorarse ante al ser tan maravilloso que me habían designado, volví a la realidad cuando note que Minho estaba cerca de mí, demasiado cerca.
—¿Estas celoso?— me pico justo debajo de las costillas y yo me retorcí hasta alejarme de el
—Claro que no, mejor ve y hazle aegyo a todas esas “chicas”— me dispuse a levantarme del sillón, pero él me tomo de la muñeca jalándome hasta quedar atrapado entre sus brazos fuertes, su respiración en mi oído y su aroma sobre mis fosas nasales.
—Sabes que solo te amo a ti Minnie— solté un bufido
—Tonto, no deberías decir esas cosas con tanta normalidad, sabes lo que andan diciendo en la escuela sobre nosotros— me sacudió ligeramente sin soltarme, los colores y el calor sobre mis mejillas comenzaban a aparecer, pero mi corazón se detuvo, se detuvo por segundos cuando sentí sus labios sobre los míos.
—Y tú sabes que no me importa, te amo Minnie— las lágrimas se acumularon en mis ojos, mi respiración se volvió errática, estaba sorprendido pero no tarde en devolverle otro beso.
—Te amo Minho- hyung
¿Soy egoísta, si te quiero solo para mí?
~2 meses después~
—¿Minho, estas seguro?— me arregle el cabello por centésima vez y me alise la playera blanca que portaba, Minho caminaba riendo a mi lado.
—Basta, te ves bien
—Pero— apreté las manos un poco desesperado— estoy tan nervioso. Él es importante para ti, ¿y qué tal si no le caigo bien?
—Estoy seguro de que le caerás bien, te adorara
Se giró para darme un beso en los labios y toco el timbre al llegar a la casa blanca. Una voz grito desde adentro y en un par de minutos la puerta se abrió, revelando a la persona que Minho había estado queriendo que conociera, su mejor amigo. Pero nunca imagine, nunca puse la posibilidad de que fuese él.
—Kim Jonghyun— susurre, las lágrimas a punto de resbalar por mis ojos, la persona por la que Key lloraba todos los días estaba aquí frente a mis ojos, la razón por la que Key estuviera en aquella cárcel.
—¡Minho! No pensé que fueras a llegar a tiempo— se abrazaron con fuerzas y yo solo podía permanecer ahí parado.
—¡Oh Jong, este es Taemin, mi novio. Tae, este es Jong, mi mejor amigo
—Encantado— me incline, intentando parecer lo más normal posible. Sentía deseos de volver el estómago, de salir corriendo y contarle a Key, pero debía controlarme.
Jonghyun nos invitó a pasar, y sentí mi cuerpo desfallecer. Fotos, fotos por todos lados, fotos de Key y Jonghyun, abrazados, paseando, besándose.
Me sostuve de Minho, quien me miro extrañado
—¿Estas bien?— susurro, yo solo pude asentir, incapaz de decir una palabra.
Jonghyun había preparado una cena para celebrar que Minho salía con alguien después de años de soltería, me forcé a sonreír, y las preguntas morían por salir de mi boca, pero no quería arruinar la velada, todavía no, pero necesitaba saber. No fue fácil convencer a Jonghyun de que se tomara un par de fotos, necesitaba mostrarle a Key.
Minho y yo nos tumbamos en el sillón, abrazados y sonriendo, mientras Jonghyun tomo asiento en el sillón frente a nosotros, con una sonrisa triste en su rostro.
—¿Sucede algo?— pregunte tímido, inseguro
—No, solo. Extraño tanto a Kibum
—¿Kibum?— fruncí el ceño
—Jonghyun no, por favor— hablo Minho, sobándose el puente de la nariz, pero Jonghyun pareció no escucharlo.
—Kibum y yo solíamos ser novios, lo ame como a nadie en mi vida Tae, era la criatura más maravillosa que pudo existir, pero lo perdí en un accidente de avión hace muchos años
Lo sé, tu debías morir en ese accidente, pero Key te salvo y te revelo que era un shinigami. Te borraron los recuerdos y solo te dejaron la pobre memoria de Key.
—Lo extraño tanto, por eso, debes atesorar a Minho— lagrimas resbalaban por el rostro de Jonghyun, Minho y yo solo permanecimos en silencio.
~//~
—Disculpa que Jonghyun se haya puesto así— hablo Minho cuando llegamos a mi departamento— Simplemente extraña mucho a Kibum
—Lo sé, lo comprendo— el camino de regreso había sido silencioso, las palabras de Jonghyun retumbaban en nuestros oídos.
—El sábado vendré a buscarte— asentí y me puse de puntillas para enredar mis brazos en su cuello y depositar un beso en sus labios, Minho me correspondió sosteniéndome de la cintura.
—Te amo— susurro cuando nos separamos
—Yo igual— nos volvimos a besar brevemente, y cuando Minho estuvo fuera de mi vista, y verifique que no hubiera nadie en el pasillo, pude cambiar a mi forma shinigami y me transporte al otro lado.
Ciertamente, el otro lado, era un lugar lúgubre, unas pocas velas flotantes alumbraban un valle enorme lleno de neblina, las sombras de las montañas se desdibujaban a lo lejos, avance silencioso sobre el camino cubierto de tierra, la capa que portaba era lo único que hacia ruido al arrastrarse. La prisión se alzaba de forma aterradora, con sus largas paredes de piedras, con sus guardias pálidos y serios.
—Vengo a ver a Key—; dije mirando a la puerta de madera, nadie se atrevía a ver a los guardias a los ojos, muchos decían que en ellos podías sentir a la muerte misma. La puerta se abrió con rechinido y continúe avanzando, no tuve que pedir direcciones y nadie me pidió explicaciones, mis visitas a la prisión eran regulares.
La prisión estaba diseñada de manera que todos los poderes, que como shinigamis se nos eran otorgados, se suprimían de forma total, por lo tanto escapar era imposible. Toque la puerta de metal y escuche a la voz ronca de Key
—Pasa Taev antes de pasar, gire la vista a los lados del pasillo y me adentre a la habitación, cerrando la puerta tras de mí.
—¿Cómo te sientes?— me senté en una de las sillas colocadas contra la pared, Key estaba echo un ovillo sobre la cama gris.
—Como siempre
—Yo, veras… ¿recuerdas que te hable de Minho?
—¿Tu humano? — asentí
—Me presento a su mejor amigo, es una persona muy buena— la mirada de Key permanecía neutral sobre el suelo— Esa persona, era Jonghyun
Key alzo la vista con los ojos muy abiertos y llorosos, metí mi mano temblorosa en mis bolsillo y saque una de las fotos que había logrado tomarle, Key sollozaba
—Mi Jong, Oh dios, es Jonghyun
Le enseñe otra donde estaban los dos, Key las observaba embelesado, acariciándolas con cariño, con nostalgia.
Nadie dijo nada, el llanto de Key era el único sonido presente, yo no me atrevía a decir algo, por miedo a interrumpir su momento
—¿Es feliz?—lo mire y asentí con la cabeza. El cerró los ojos y apretó las fotos en su pecho
—Te extraña mucho Key
—Y yo a él, Taemin
—Dime
—Valió la pena, vale la pena la eternidad que pasare aquí encerrado, si él es feliz.
¿Este era nuestro destino Minho- Hyung?
~4 meses después~
Mis ojos se encontraban hinchados de llorar y de la falta de sueño, me lave el rostro con desesperación, y me comencé a maquillar. El estómago se me revolvía y luchaba por contener las ganas de desmayarme. Tome aire, no podía permitir que Minho me viera así.
Cepille mis cabellos rubios e intente sonreír naturalmente, pero no podía, no podía forzarme a estar feliz en un día así.
El timbre hizo que pegara un brinco, y me apresure para poder abrirle a Minho.
—Hey bebe— me beso y yo cerré la puerta del departamento, sentía cierta tristeza el dejarlo, pase un año de mi vida ahí, muchos recuerdos se almacenaban como oro en aquel lugar.
Mi primer beso, mi primera vez con Minho, todo estaba ahí.
Contuve las lágrimas y deje que Minho me guiara por la ciudad
—Tomaremos el metro esta vez, ¿de acuerdo?
No, no lo está, vayamos en autobús
—De acuerdo— me tomo de la mano y caminamos a través de la multitud que esperaba la llegada del tren, todo estaba como me lo habían mostrado. Los mismos rostros, el conductor de tren, los pasajeros, la niña, Oh dios la niña.
Pero continúe sonriendo, porque hasta el final Minho- hyung tenía que hacerte feliz, porque esta era mi misión en este mundo. Por esto la gente nos llamaban ángeles.
Mi misión era hacerte feliz este tiempo que te quedara de vida, no todos los humanos tenían este privilegio, solo aquellos que morían en alguna hazaña heroica. Yo sabía con precisión el momento de tu muerte.
Las puertas del metro se abrieron y tomamos asiento junto a la ventana, tu mano se mantenía sosteniendo la mía firmemente.
Mentalmente contaba los segundos
10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2…1
El tren se sacudió de forma violenta, las luces se apagaron y la gente comenzó a llenarse de pánico, tu me abrazaste, tu colonia inundo mis fosas nasales.
Ya casi.
El chirrido de las ruedas y los frenos mando escalofríos a mi espalda, un sudor helado cubrió mi piel y aun así tu mantenías la calma, probablemente intentabas que no me asustara, aun cuando tú lo estuvieras más que yo.
El tren sufrió otra sacudida y todo se vino abajo, nos volcamos provocando que el lado contrario de donde estábamos se raspara contra la pared del túnel. Tú me abrazaste, cuidando de que no me dañara.
Cuando por fin nos detuvimos, solo podías escuchar sollozos y gritos de dolor. Muerte, tanta muerte.
—¿Estas bien?— tu voz se escuchó ronca por el polvo y el humo del fuego que se había iniciado
—Si
La gente comenzó a salir desesperada, buscando huir de las llamas que arrasaban con todo, tu y yo estábamos a punto de hacerlo, cuando el llanto de una niña resonó por el tren
—Sal, enseguida voy
Quise sostenerte, quise decirte que no. Déjame ser egoísta.
—Te amo— te abrace y te bese, las lágrimas corrían libres, sonreíste y corriste hacia el fuego. Te espere justo en la salida del tren, saliste de las llamas con la niña desmayada en brazos
—Tómala y sácala de aquí
—Tienes que salir tu— te extendí mi mano, rogando que la tomaras y pudieras salir. Pero negaste con la cabeza
—Iré a ver si no queda nadie, tu sal
Tome a la niña en brazos y la saque, su madre sollozaba histérica en el suelo
—Gracias, gracias
—No me agradezca a mí, yo no…— la voz se me corto cuando el combustible que se había derramado había hecho explosión.
Era mi turno. Desaparecí de la vista de la gente, y extendí mis alas, encaminándome hacia el tren destrozado, era inmune al fuego y el humo no causaba nada en mis pulmones, ni siquiera luche por encontrarte, yo ya sabía dónde estabas.
Me acerque a tu cuerpo quemado, aun respirabas lentamente, sabía que era doloroso, quisiera poder compartir tu dolor, quería poder aliviarte aunque sea un poco.
—¿Taemin?
—Shh, no hables— acaricie con cuidado tu cabeza
—¿Qué haces aquí?— tosiste
Estaba aquí para recoger tu alma destrozada, los jirones de tu corazón de héroe.
Me incline y bese tus labios
—Te amo tanto, siempre te amé— miraste mis alas, pero no preguntaste
—Siempre supe que era un ángel, mi dulce Taemin— tus ojos se cerraron y con las manos temblando saque un pequeño frasco donde recogí tu alma blanca.
Volé hacia el otro lado y fuiste almacenado en un lugar privilegiado.
No supe cuánto tiempo llore tu muerte, Key me consoló noches enteras entre sus brazos
Pero veras Minho, salvaste una vida, tienes derecho a otra. Reencarnaste en un pequeño pueblo de nombre Incheon.
Era tan feliz, tenías derecho a volver a vivir y esta vez sin sufrimiento.
No sabía cuántos años me quedaban como shinigami, no sabía cuántas eternidades me quedan por delante sin ti.
Y no me importo sacrificarlas
¿Me amaras igual Minho- hyung?
Las risas infantiles resonaban por el parque, los niños subían y bajaban de los juegos, algunos sentados comiendo helado.
—¡Niñita!— grito uno a un pequeño rubio que se encontraba sobre el arenero
—¡No soy niña!— el niño lloraba y sorbía por la nariz, mientras hacia un puchero.
—;Déjenlo en paz— hablo otro niño, colocándose frente al rubio, defendiéndolo, los otros bufaron y se marcharon molestos— ¿Estas bien?— se agacho frente al niño que lloraba y barrió las lágrimas de las mejillas rosadas y regordetas.
—Gracias
—No es nada, soy Choi Minho, ¿y tú?
—Lee Taemin