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Jojojo, motherfuckers por Leia-chan

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Notas del fanfic:

... Adivinen qué? El único objetivo de esto era tener algo llamado "jojojo, motherfuckers" XD

No me gusta como quedó, ya que no pude desarrollar a los personajes como me hubiera gustado y no puse el lemon.

No me dio para explicar que Noel odia la Navidad, pero por lo menos Andrea sí esta como quería.

Notas del capitulo:

So, la excusa para hacer a Andrea de la forma en que es Andrea, es que vi a un chico en un video que... etto, era porno, ok? Y era un emo hermoso que gemía como nena y me gustó... mucho... XD e incluso lo llamé Andrea, que en mi país se usa como nombre de mujer... I love Andrea... XD

Jojojo, motherfucker

Andrea estaba en su habitación, tirado en la cama, con la ropa del colegio, desde hace ya varios minutos. Miraba el techo, inmóvil, tratando de siquiera respirar fuerte, o pensar. Sabía que si se movía, si hacía o decía algo, se derrumbaría. Pero no podía quedarse allí para toda la vida, por más que quisiera. Ni siquiera podría decirse que quería morir, sólo… desaparecer.

-       Soy un idiota, me he arruinado la Navidad… - se dijo al fin y, como había predicho, se derrumbó.

Aprovechando que nadie estaba en la casa ese 24, se echó a llorar como una niña. “Porque eso es lo que soy, una nena con pene”, pensó con angustia.

-          Y por eso me odia – completó en voz alta, levantándose de golpe – Pero, ¿por qué fuiste tan estúpido, Andrea? ¿Cómo se te ocurrió confesarte justo el día antes de Navidad?

Y justo en la navidad que había decidido pasar con sus amigos y se había quedado atrás, mientras su familia iba a la ciudad vecina a pasar con otros familiares. Pero, qué jodida idea. Ahora iba a pasar la Nochebuena solo y con el corazón roto.

-          Si por lo menos me hubiera rechazado por ser hombre y no por… - se estaba mirando en el espejo, recordando – por… - la voz se le cortó al estudiar su delicada figura, casi femenina, sus cabellos negros, lacios, brillantes y su rostro terso y redondeado – ¡Pareces una nena! – se gritó al espejo y volvió a tirarse en la cama.

Con los mismos gestos y todo. Y Andrea lo sabía. De alguna forma, incluso buscaba ser más femenino. No podía evitarlo. Le gustaba saberse delicado y casi vulnerable. Añoraba que alguien lo abrazara y lo hiciera sentir seguro. ¡Diablos, que su estilo de moda era emo! Sabía que iba a afrontar muchos rechazos. Por ser homosexual, por casi todo el mundo. Por ser tan… femenino por el mundo gay. Por ser un jodido  emo poser entre los chicos de su edad. Lo sabía, estaba preparado. Se creía preparado. Pero que él, su mejor amigo, el chico del que aún seguía perdidamente enamorado, le haya dicho esas cosas…

-          Noel, ¿por qué no me amas? – preguntó en voz alta y las palabras del chico cuando lo rechazó fluyeron con violencia en su cabeza y terminó llorando hasta quedarse dormido.

Cuando despertó, el sol ya se había puesto y podía escuchar las risas y las músicas de sus vecinos. “Diablos, aún no terminaron las fiestas”. Hubiera deseado haberse quedado dormido durante toda la Navidad y despertar solo cuando su familia estuviera de regreso. Así, al menos, tendría a su hermana para que escuchase sus lamentos.

Le dio algo de hambre, así que decidió pasar a la cocina y rebuscarse algo de comer. Bajó las escaleras y entró a la sala, que después daba a la cocina. La sala rebosaba de adornos navideños, completó con el arbolito de Navidad y las medias colgadas sobre la chimenea. “Detestable”, musitó pasando de largo y fue a prepararse un sándwich. Cuando se decidió por agregarle pepinillos, recordó a Noel no le gustaban y solía dárselos a él durante el almuerzo.

-          Ahora, nunca más comeré los pepinillos de Noel – susurró y no pudo evitar volver a llorar.

Mientras tanto, en la sala, una luz verde, roja y dorada se deslizó por la chimenea y un chico se materializó en la sala.

-       Jojojo, motherfuckers… - dijo al verse en la habitación. Andrea escuchó ese desde la cocina y se paralizó.

-       Un ladrón – murmuró asustado y comenzó a entrar en pánico – No, es precisamente por esto que Noel me rechazó – se dijo y respiró profundo para darse coraje. Decidió ir a enfrentar al ladrón.

Tomó un cuchillo y caminó sobre la punta de sus pies, sin hacer ruido. Asomó la cabeza para ver, esperando encontrarse con un escalofriante y odioso ser humano que metiera sus pertenencias a una bolsa, no… a un chico de su edad –bastante apuesto, por cierto- que sacara cosas de la bolsa y las acomodara bajo el árbol de Navidad.

-       Pero, ¿qué diablos…? – preguntó, entrando a la sala. El “ladrón” se dio vuelta para verlo. “En verdad, es muy apuesto. Se parece a Noel, pero con cabello blanco”, y el solo recordarlo, hizo que obviara todo lo bizarro de la escena y sintiera ganas de llorar. Pero se contuvo.

-       Jojojo, los niños buenos deberían estar dormidos – dijo el “ladrón” o “Noel cano” – Pero tú no me pareces ningún niño…

-       Y no lo soy, tengo 17 años. ¿Qué haces en mi casa? ¿Quién eres? – preguntó alzando el cuchillo.

-       ¿Cómo que quién soy? ¡Soy Santa Claus!

-       Sí, claro – dijo Andrea, con sarcasmo.

-       Bueno, soy… Uno de los remplazos del viejo, ese. Tienes sus años, ¿entiendes?

-       ¿Qué? Deja de bromear, y vete de mi casa

-       Pero los regalos para los niños…

-       ¡No hay niños en esta casa! – gritó, exasperado.

-       ¿Eh? ¿No? – preguntó el “ladrón” – Pero si los duendes dijeron que era aquí… ¿Estás seguro?

-       ¡Estoy seguro! Estoy sólo en esta ciudad y aunque no fuera así, ¡no tengo hermanos menores! – Andrea estaba hecho una furia. Ese “ladrón” se parecía demasiado a Noel y lo último que quería era seguir hablándole.

-       ¿Estás solo? ¿Por eso estas llorando? Puedo hacerte compañía. De todas formas, esta era la ultima casa de mi lista… - ofreció.

-       ¡No necesito que un ladrón me haga compañía!

-       No, soy un ladrón, jojojojo. Soy… un ayudante de Santa Claus, o algo así… - pensó en voz alta.

-       ¡Si, claro! ¡Te creo! ¡Diablos, incluso haces las mismas bromas estúpidas que él! ¡Te odio! ¡Lo odio! ¡Me quiero morir! – explotó Andrea y terminó lagrimeando en el piso.

-       Vamos, vamos… - el “ayudante de Santa Claus” se arrodilló al lado de Andrea y acarició su espalda – No todo esta perdido…

-       ¡Sí, sí lo esta! Soy un monstruo afeminado que no atrae ni a heteros ni a gay. ¡Nadie me querrá nunca!

-       Hey, hey… Yo creo que eres precioso – aseguró el otro – En serio.

-       Pero eres… un ladrón que esta loco… - lloriqueó, calmándose un poco.

-       No soy un ladrón y no estoy loco. Soy un ayudante de Santa… o algo así… jojojo… - Andrea amenazaba con volver a quebrar en llanto – De acuerdo, de acuerdo. Soy un ladrón loco que quiere hacerte sentirme mejor, ¿ok? – Andrea rodó los ojos, pero estaba conforme con eso – Ahora bien, déjame repetirme que eres hermoso, tal y como eres y que atraerías a cualquiera.

-       ¿En serio? – preguntó, con ojitos de cachorro. El “ladrón-ayudante de Santa Claus-Noel cano” asintió con dulzura - ¿Incluso a ti? – el otro volvió a asentir - Pruébalo – rogó Andrea

-       Con gusto – sonrió el otro y lo besó.

Andrea despertó y se encontró en el suelo de la sala, rodeado de los despojos de la decoración después de la noche apasionada que tuvo con el completo desconocido que se asemejaba a Noel. Y el desconocido estaba a su lado. Andrea estaba a punto de entrar en pánico. Había dormido con un desconocido en la noche de Navidad. ¿Qué mierda pasaba por su cabeza?

-       No soy un desconocido, Andrea – dijo el “ladrón que terminó no siendo ladrón”, como leyéndole la mente. Se sentó y se peinó los cabellos blancos – Soy Noel… - dijo y su cabello cambió a los castaños de Noel.

-       Pero…

-       No, espera – interrumpió – Tengo que terminar de decirte esto – suspiró para darse fuerzas – Lo siento, Andrea. Lo que yo dije ayer… cuando me dijiste lo que sentías por mí… No sólo maleducado, sino que es mentira. No pienso así de ti. Yo… yo… Me gustas, y mucho. Y eso me asusta. Por eso dije todo aquello. Es que… ya sabes, a mí… a mí me gustan las chicas y nunca sentí atracción por un chico, pero tú… Tú eres perfecto, tan bello, tan… tan… No podía afrontarlo, ¿me entiendes? Me derrito ante ti, siempre termino haciendo lo que quieres y ayer me dijiste aquello y mi corazón… ¡parecía que iba a explotar! Y me dio tanto miedo… - bajó la mirada, avergonzado – Perdóname, Andrea, no quise hacerte daño…

-       ¿Hablas en serio? – Andrea creía estar en su sueño.

-       Te amo, Andrea – fue la respuesta de Noel, con los ojos pidiendo disculpas desde lo mas profundo de su alma.

-       Tonto, yo tampoco puedo resistirme a ti y lo sabes… - sonrió Andrea y se lanzó a besarlo – Te perdono si prometes salir conmigo.

-       No hay nada que pueda detenerme ahora – rio Noel y le devolvió el beso.

-       Pero eres increíble. Te colaste a mi casa y te inventaste el cuento de ser “ayudante de Santa” sólo para pedirme disculpas… - comentó Andrea, divertido.

-       Oh, no. Todo eso fue verdad, jojojo – y Noel volvió a peinarse los cabellos, que volvieron a ser blancos.

-       ¿Qué? – preguntó Andrea, anonadado.

-       ¿Qué? – bromeó Noel, brillando verde…

JOJOJO, motherfuckers! Feliz Navidad XD

Notas finales:

u///u si leyeron hasta aqui, verán que hay muchas cosas sin contestar. Es que, es que... quiero que alguien haga algo bonito por mí... Necesito ser amada... como Andrea XD

Tenía planeado que alguien, aquí o en cualquier lado, se ofreciera a darle a esto una conclusión. Si no sucede, bueee... lo terminaré despues de mis examenes, para año nuevo...

Pero si te interesa, si te inspiró aunque sea un poco, o si sólo quieres hacer algo bonito por una completa extraña que no puede darte nada más que su gratitud a cambio... adelante :D


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