-Punto Límite-
Miraba fijamente su espalda, sus pensamientos estaban centrados en el dueño de ésta. No podía más…
Había estado ocultando sus sentimientos desde hace tiempo, los había dejado en el lugar más recóndito de su mente, pero ahora, tenía una oportunidad que le era difícil dejar escapar. Tragó saliva, movía constantemente sus dedos, jugaba con ellos, necesitaba liberar su desesperación.
-T.O.P., ¿no piensas jugar? –Pausó el videojuego y se giró un poco para mirarlo-, es un poco aburrido jugar solo… -le sonrió.
-… -no pudo atinar a decir algo.
-¿T.O.P.? –dejó el mando en el suelo y se dirigió a la cama donde T.O.P. se encontraba.
Tragó saliva de nueva cuenta, si el chico se acercaba y le tocaba… no podría aguantar más.
-T.O.P… ¿estás ahí? –se detuvo al lado izquierdo de la cama y le pasó la mano para obstruir su visión.
-Ah… sí… -comentó taciturno.
-¿Estás bien? –Preguntó mientras ponía su mano en su hombro, -¿pasa al… -se vio interrumpido- go…? –En un parpadeo se vio debajo de T.O.P.
-No puedo más… -susurró para sí mismo.
Daesung no pudo entender, y le ponía de nervios la posición poco usual: T.O.P. tenía sus muñecas presas con una mano mientras que se encontraba sentado en sus caderas. Se alarmó al sentir una mano intrusa bajo su playera.
-¡Es-espera! –se asustó al sentir su mano cercana a su pecho. -¿¡Qué… haces?!
-Daesung –se inclinó lo suficiente para poder susurrar en su oído, -no puedo controlarme más –lamió su lóbulo y empezó a jugar con sus tetillas.
-¡Ah! –gimió ante el tacto y se estremeció.
T.O.P. siguió con su asunto ignorando totalmente al menor, Daesung se estremecía tras cada toque, apretaba los labios para evitar que sus gemidos fueran escuchados, pero al pelinegro le molestaba eso…
-Déjame oírte… -le susurró al oído para después morder su lóbulo. El castaño no pudo evitar soltar el gemido, T.O.P. sonrió. –Tan lindo –le miró frente a frente, le dedicó una cálida sonrisa y le plantó un beso.
Daesung se sonrojó tras la sonrisa y sin duda alguna se confundió al ser besado, pero se dejó hacer, no sabía muy bien lo que pasaba… pero le gustaba, le agradaba el toque. Ahogó un gemido al sentir la lengua de T.O.P. intrusa en su cavidad bucal, era demasiado bueno, pensó el castaño. El pelinegro tocaba cada orilla de su cavidad, rozaba su paladar y enredaba su lengua con la suya… Se retorció al sentir ambas manos sobre sus pezones, sus gemidos eran ahogados por el exquisito beso del mayor.
-Es… pe-ra… -alcanzó a decir en una leve separación de sus labios, alarmado al sentir un intruso dentro de sus pantalones.
T.O.P. se detuvo, se alejó lo suficiente para poder mirar todo su cuerpo: su playera estaba desordenada y alzada, podía ver todo su torso; de su boca caía un hilillo de saliva y su cremallera estaba bajada lo suficiente para permitirle ver su ropa interior. Se puso azul de la impresión y se enojó consigo mismo por haber provocado tal escena, quiso llorar… Sin embargo,
-¿Estás bien? –posó su mano derecha sobre la mejilla de T.O.P., le habló con un tono cálido, calmado; su rostro reflejaba preocupación.
El mayor no pudo decir mucho, más bien no dijo nada; a pesar de casi haberle violado ¿el castaño le trataba bien? ¿Qué acaso aquello no había sido suficiente como para recibir un golpe y un montón de palabras de disgusto y unas cuántas verdades? No supo si reír, llorar o enojarse: primero reír por la extraña situación, llorar por la felicidad de no saberse odiado y enojarse por la estupidez de Daesung al no reaccionar negativamente… Pero eso podía significar que había una oportunidad.
Tragó saliva y reunió el coraje necesario, -Acaso… -vaciló, temía equivocarse -¿acaso no estás enojado?
Daesung abrió los ojos de par en par, la respuesta a la pregunta era una negativa, realmente no había sentido repulsión por los toques, simplemente se había asustado de la pronta situación y el gran avance de T.O.P.
-No… -susurró, -no realmente. –Soltó finalmente.
T.O.P. se sorprendió -¿Sabes lo que esto significa, no? –refiriéndose a lo sucedido hacía unos minutos.
-Sí –la sangre se le subió a la cabeza.
El pelinegro se dejó caer sobre el pecho del castaño, aliviado, sentía tan ligeros sus hombros… necesitaba descansar. Se quedó inmóvil sobre el menor durante un momento que le pareció eterno a Daesung.
-Ehm… -tragó saliva –dime, ¿conti… nuarás? –cerró los ojos nervioso y sonrojado.
T.O.P. levantó el rostro sorprendido, feliz sin duda, pero azorado tras las palabras del castaño.
Nadie dijo nada, T.O.P. miraba fijamente a Daesung y éste miraba a cualquier lado menos al pelinegro. En uno de sus tantos movimientos de ojos se encontró con los del mayor, se quedó quieto, nervioso, acalorado…
Su cuerpo reaccionó solo, tomó posesión de los labios del menor en un beso desesperado, hambriento. Le besó vorazmente, buscando un delicioso manjar en su cavidad bucal, exploró nuevamente cada rincón, sin embargo el aire se les acabó rápidamente, así que le soltó. De la boca de Daesung colgaron pequeños hilillos de saliva, respiraba entrecortadamente; ¿cuántos pensamientos impuros recorrieron la mente de T.O.P. en ese momento? La verdad era imposible llevar un registro de ellos, y cuánto deseó llevar a cabo todos y cada uno. Sin embargo, su mente se bloqueó, y sólo pensaba en satisfacer su lujuria.
-¿…? –respiraba con dificultad, el beso de hacía unos momentos le había robado el aliento.
-Dae… -susurró mientras se acercaba al sitio entre su nuca y su oído, respiraba un tanto alterado, -dame todo de ti –arrastró las palabras, dejando escapar su aliento. Su mano izquierda le ayudaba a sostenerse mientras que su mano derecha bajaba a la entrepierna del castaño.
Se estremeció, -¡ah! –reaccionó al sentir la fría mano en su miembro. –Es… pera-aah –gimió, el pelinegro empezaba a hacer su trabajo.
T.O.P. lamió su labio superior, aquellos gemidos le volvían loco. Continuó bajando y subiendo su mano por la excitación del menor. Se posicionó en el pecho y empezó a jugar con sus pezones, succionaba ese botoncito rosado mientras que con su mano izquierda estimulaba el otro.
-No… mmh –reaccionaba Dae, -T.O.P., basta…
-Vamos, -susurró mientras hacía más rápido el movimiento de su mano, -tu cuerpo lo quiere… -bajó por su abdomen, dejando varios besos y llegando a donde su mano hacía cierto trabajo.
El menor lo miró, frunció el ceño imaginándose lo que vendría. Soltó un ronco y largo gemido y se arqueó al sentir su miembro prisionero en la boca del mayor.
T.O.P. le miró desde su posición, hambriento y lascivo, satisfecho al escuchar esos gemidos. No pasó mucho para que se deshiciera completamente de los pantalones del castaño, y fue entonces cuando empezó a rozar la entrada del menor. Daesung se alteró al sentir uno de los dedos de T.O.P. rozar su entrada, tembló, gimió y empezó a cerrar las piernas, sin embargo T.O.P. le detuvo con su mano libre y entonces metió uno de sus dedos en la entrada del menor, éste gritó ante la intromisión pero fue interrumpido al sentir al pelinegro subir y bajar por su miembro.
-¡Ah! T.O.P… -atinó a decir, -bas-taaah –fue interrumpido al entrar otro dedo.
Daesung se estremeció, ahora dos dedos se movían en su interior. Pronto se abrió paso el tercer dedo. Se retorció en el extraño placer que eso le causaba y sus gemidos estimularon más la excitación del mayor. Empujó con fuerza sus falanges, llegando a cierto lugar que provocó que el menor se encorvara. El mayor sonrió satisfecho, había encontrado el punto exacto… T.O.P. sacó los dedos después de un momento para cambiar su húmeda cavidad por su mano, sobre el miembro del castaño.
Difícilmente abastecía sus pulmones con aire, los toques del pelinegro le llevaban a un éxtasis que bloqueaba su mente complicándole el pensar en algo coherente y en algo que no fuera la exquisita sensación que le provocaban esos peculiares hormigueos donde el mayor situaba sus manos… Cuánto placer. No podía contener sus gemidos, agradecía el haberse quedado solos.
Aprisionó su miembro, colocando en la punta su dedo pulgar. Daesung dejó escapar un gemido apenas audible. El mayor se posicionó sobre sus rodillas y con su mano libre comenzó a desabrochar su pantalón. Un espasmo recorrió todo su cuerpo, tragó saliva, nervioso por lo que seguía. No tardó mucho en sentir la caliente excitación de su compañero rozando su entrada. Gimió de dolor al sentir la intromisión; tan gruesa, pensó con dolor el menor.
-Relájate. –Susurró el pelinegro en su oído una vez comenzó a entrar. –No contengas la respiración.
-Ngh… ¡ah! –Se quejó al sentir cómo le penetraba. Intentó calmarse, regulando poco a poco su respiración.
Lo que fueron gritos de dolor pasaron a ser gemidos de placer. Cada embestida le hacía perder el aliento, el roce del miembro del mayor en su interior le provocaba temblores que llegaban como choques eléctricos a su nuca y que regresaban por su espina dorsal, haciendo que su cuerpo reaccionara involuntariamente, encorvándose y hundiéndose más en la excitación de T.O.P. Su cabeza dio vueltas en una de tantas embestidas, su columna vertebral no fue la única que reaccionó sino que sus cuerdas vocales emitieron un canto más fuerte y un tanto más ahogado y la sensación bloqueó por un instante su percepción de su alrededor, centrándose únicamente en el exuberante placer provocado hacía unos instantes. ¿Qué había sido eso?
-Lo encontré. –El mayor se jactó con una sonrisa felina. Lamió lenta y eróticamente su labio superior, alzándolo un poco para mostrar sus colmillos.
El menor no pudo evitar mostrar duda en su rostro. ¿A qué se refería? Su atención se desvió de nueva cuenta al sentir de nuevo ese mar de sensaciones que ahogaba sus neuronas. Sea lo que fuera… T.O.P. sabía lo que hacía. Soltó más gemidos en cuanto el mayor comenzó a mover el dedo pulgar que tenía sobre su miembro.
-Aa-aahh… -Gimió, la estimulación en su miembro añadía más sensaciones. Su mente se nubló al punto en que casi se desmayó…
-…Aún… no aca-bamos… -Articuló con dificultad, al ver cómo Daesung se perdía en el placer.
No tardó mucho el castaño en llegar al clímax, sumergido en su totalidad en la vorágine de sensaciones… al no soportarlo más. El pelinegro le siguió, derramándose en su interior. Tembló al sentir la caliente y viscosa sustancia llenarle, dejó escapar un susurro cuando el mayor dejó su interior.
Sosteniéndose con las palmas, con dificultad, miró al joven debajo de su persona. Seguía sin poder creerlo… Se acercó al rostro del menor y le besó cálidamente, siendo correspondido con algo de cansancio.
-Te quiero tanto… -Puso su frente sobre la del otro, cerrando los ojos y sonriendo cálidamente.
El menor le pasó los brazos por el cuello, abrazándole y acercándolo a su cuerpo. –Igual yo. –Le susurró al pelinegro, enrojeciendo en el proceso.
Se aferró con fuerza a su cuerpo, se sonrojó. Tan pocas palabras le llenaban de un gozo infinito…