VREES
Como me fastidiaba, los destellos de luz pasar en el elevador metálico con ese aroma tan higiénico que hasta enfermaba.
Esa era mi rutina desde temprano, acceder hasta el subsuelo, lo más bajo de aquel lugar, mi oficina, ubicada en el sector más alejado de todo el complejo de aquel laboratorio.
Trabajaba en un sitio, donde todas las cosas que se hacían allí, se quedaban en aquel lugar, todos los experimentos eran destinados a el gobierno, mafias, y quien pudiera ofrecer algo interesante y comprometedor económicamente.
Sabia de la existencia de muchas cosas que nadie podría imaginarse, teníamos especímenes de otros mundos, por así decirlo, cosas extrañas, cosas inhumanas, cosas sin ética, monstruos, y científicos locos de poder.
Y si, así era cada mañana, pensar en las mismas cosas, caminaba por el pasillo, estéril, pasando por cada estación de bioseguridad, y haciendo lo mismo de siempre.
-Buenos días.- mi compañera, una rubia fogosa, con escote asomando sus encantos, con una bata blanca, coqueta…ojos lindos, un cuerpo de tentación, y diciéndome ‘’buenos días’’ con una voz seductora.
-buenos días…- mi voz, ronca y cansada, se oía en aquel lugar casi vacío.
La verdad, es que, ella no me gustaba, tenia tanto tiempo trabajando con ella, que la conocía tan bien, que me desagradaba.
En el trabajo, era tan irresponsable, como yo, y somos tan nefastos los dos que sabemos cómo manejar situaciones difíciles y salir bien librados, somos dos reptiles, dos seres de sangre fría, que solo trabajaban bien juntos.
Teníamos las investigaciones más reconocidas, y con mayor presupuesto en todo ese sector, teníamos fama de ser buenos en lo que hacemos, y muchos nos envidiaban, yo…yo no me envidiaba…
-hoy, llego un archivo, sobre una investigación cancelada…-su voz suave se oía, desde un extremo de aquella inmensa oficina, donde solo habían dos escritorios, y hojas regadas.
-¿Qué es? ¿Cómo se llama?-sin dejar de mirar fotos de ciertos archivos que ‘’no existen’’, no tome importancia.
-te sorprenderá, UN NEFER- solté las fotos, aquel nombre, aquel código, decían que era un infierno trabajar con ese ser.
Me levante rápidamente y arrebate aquel archivo de las manos de esa rubia.
Lo recorrí con la vista, nunca había visto aquellas imágenes, esos documentos manchados de sangre, todas las cosas que le habían hecho con esa cosa.
Esa, ‘’cosa’’ no tenia nombre, solo se le conocía así, por UN NEFER, se le había atribuido, por ser un dios egipcio, el señor de los muertos, después de haber asesinado más de cuarenta científicos en una noche.
El reporte decía, investigación para eliminación, en todas las hojas, con un sello de agua rojo.
La orden, era, investigar cómo eliminar esa ‘’cosa’’, sabía lo que sucedía con ese ser, pero a ciencia cierta, no sabía a lo que me enfrentaba.
-y nos quitaron el demás trabajo, por ahora solo tenemos ese…- señalaba con su delicado dedo aquellos papeles que tenía en mis manos.
-¿ya fuiste a la cámara donde esta?- pregunte ingenuamente.
-no, ni loca iría, debemos trasladarnos hasta esas instalaciones, son las únicas equipadas para manejar aquel monstruo.- Elena tomaba el cesto y empezaba a tirar todas las hojas regadas de su lugar.
-entonces, ¿vamos?-sugerí, tomando todas mis cosas de mi escritorio, y levantando mi abrigo.
-no, tu adelántate, tengo que ir por un café a la planta alta, tardare unos 40 minutos, te veo ahí.-sabia que tenia cierto miedo, lo entendía, uno de esos cuarenta científicos era su padre, ella sabia mas de esto, pero yo tenía ventaja sobre UN NEFER, yo era encantador…
Caminaba a un piso más abajo que donde se encontraba mi oficina, el último del subsuelo, blindado con acero, un grueso acero, frio, y sin luz, debía ir hasta la estación que alimentaba de energía aquel sitio.
Empezaba a tener una jaqueca terrible, sabía que lo sucedía, alguien trataba de interferir en mi mente, una de las habilidades de aquel ser oculto de entre tanto acero.
-ya te sentí.- exclame con un tono de voz normal.
En mi cabeza sentí una sensación extraña, se enfrió mi nuca y se fue el dolor.
-¿sabes dónde se encuentra el alimentador de energía?- pregunte al aire…
Me quede quieto, mi lapicero de osos, cayo de mi abrigo, y la punta giro hasta el corredor de la izquierda.
-gracias.- recogí, mi lapicero, y me encamine hacia la dirección indicada, busque mi tarjeta de acceso, y la coloque en el lector, un sonido mecánico estrepitoso abrió la puerta, y entre a la cabina, conecte todo lo necesario, calefacción era necesaria, hacia un frio del infierno.
Salí de ese pequeño lugar y me encamine a la sala principal, sabía lo que ahí se encontraba.
Siempre pensé que era un monstro horrible, sin sentimientos, oculto en la obscuridad, con mirada fría.
Coloque el código de seguridad y de nuevo un estrepitoso sonido mecánico.
La luz blanca se encendió, con unos parpadeos, y en medio de aquella sala, un hombre tirado, delgado, pálido y frio.
-mierda, quien dejaría a alguien en estas condiciones.- corrí, hasta aquel hombre, joven, solo lo alimentaban con solución glucosada, desde el brazo, sus labios secos, su cabello negro, sus pestañas largas y tupidas, me agache hasta tomarlo y abrazarlo, no sabía si seguía vivo, su mente sabia que aun vivía, pero su cuerpo…era una cosa diferente.
Lo tome entre mis brazos, y coloque mi abrigo en aquel cuerpo desnudo, frio, ¿desde cuándo estaba así?
Acomode su largo cabello detrás de sus oídos, tocaba su rostro, tratado de buscar alguna señal de vida.
Su cuello, signos vitales, un ligero golpeteo en su cuello, tenía pulso.
Ah no, la jaqueca de nuevo, sentí inmóvil mis manos, aun seguí teniendo ese cuerpo inerte entre mis manos, sentí un dolor intenso desde mi columna a mi cuello, y luego a mi cabeza, lo último que vi fue un destello alucinante que me dejo ciego, me sentí débil, y caía en el suelo aun sosteniéndolo.
-no… vine…-trate de tragar, pero era difícil.-no vine..a..hacerte daño…- me sentía presionado, sentí que me explotarían las entrañas, sentía que mi cerebro saldría por mi nariz, sentía como si alguien me torturara desde adentro.
-Eres tu verdad.- me desvanecí, después de un tiempo, traqueteos, tacones, me arrebataban el cuerpo de mis manos.
-¿Elena?- mi voz áspera, y en shock, la oía a lo lejos.
-sí, no debiste acercarte a él.- envolvía el cuerpo con mi abrigo, y lo colocaba en la camilla metálica de aquel lugar, yo intentaba levantarme del piso, estaba acalambrado, pesado y rígido. Todos mis músculos me dolían. ¿Quién era él?
Salí a rastras de aquel sitio, Elena, me ayudaba, necesitábamos un lugar seguro.
-te ataco, lo dejaste entrar en tu mente…-su tono cambio, de voz seductora a mujer exasperante.
-creí que lo tenía controlado, soy demasiado ingenuo…no me regañes, ¿qué le hiciste?-me sentaba en el pasillo fuera de aquella sala infernal.
-lo tuve que sedar para sacarte de ahí, tiene mala fama de atacar a las mujeres, yo no me acercare a él, tu trabajaras con él, yo me encargare del papeleo.-se tocaba la cara y se sobaba las sienes estaba asustada.
-igual me ataco…-
-no, hizo conexión…-
No entendía de que me hablaba, bueno, no había leído nada del archivo que indica lo que sucedería, me expuse ante la fiera…ingenuamente.
-¿que?-me sorprende…
-significa, que ahora puede saber lo que piensas, puede hablar contigo, se enterara de todas las cosas que hagas, y el cómodamente estará dormido en aquel sitio, pero tendrá control sobre lo que tú hagas…- su voz fastidiosa…
Telepatía: comunicación a través de la mente.
Un extraño poder, pero el menos interesante de toda una lista de aquella ‘’cosa’’.
-creo que esto será interesante…-sonreí un poco…
El chico no estaba nada mal…
Me levante del suelo y eche una última mirada adentro de la sala, mire aquel cuerpo hermoso con mi abrigo, sentí un palpitar en mi corazón, ‘’ ¿sientes lo que yo siento?’’ pregunte, con la intensión de que el supiera que esto era una declaración de guerra, para demostrar que yo domino mi mente.