No, no está celoso.
No.
No vale la pena.
Es solo un trabajo. Un trabajo con el que su novio está tratando de vivir sin tener que matarse por horas en algún restaurante o en alguna fabrica.
Le pagan bien y siempre llega a casa con una sonrisa en la cara y una nueva fascinante historia sobre Sehun.
Aquel niño por el cual se siente infinitamente celoso.
Porque Yixing ahora no está solo para él.
Está celoso de que no pueda pasar una noche a solas con el porqué aquel mocoso estará llorando si no ve a su niñero antes de dormir.
Conoce al niño.
Lo ha visto un par de veces y no le agrada para nada.
Sus ojos son adorables. Su cara es adorable, su voz es adorable.
Tal vez tiene cinco o seis años.
Verdaderamente no le importa.
Pero le saca de quicio aquel niño.
Yixing llega de trabajar pasadas las 3am. Llega de buen humor y bastante despierto para contarle a Luhan sus aventuras con aquel pequeño ángel (demonio en palabras de Luhan). Le da un beso en la mejilla, mientras hace su camino al refrigerador y cocina un poco de pasta o alguna sopa instantánea que esté en su camino.
Mientras come habla sobre su trabajo, lo generosos que son los Wu, en especial Chanyeol quien le sirve deliciosa comida, pero no le gusta aprovecharse y solo come un poco.
Habla de cómo quiere mejorar en sus estudios, habla sobre el clima y como le gusta diciembre.
Pero nunca habla sobre su relación con Luhan.
Es una costumbre levantarse y ver a Yixing trabajando arduamente en cosas de la escuela. Luhan le pide que se tome un tiempo, pero nunca hay tiempo.
Quiere ser un buen novio. Quiere esperar a que le diga un ‘te amo’ pero esos no vienen.
Quiere tenerle paciencia pero no puede.
No puede más. Ya son dos años.
No.
No es solo un trabajo.
Es algo que le está quitando a la persona que más ama.
Es un trabajo que le consume tiempo y hace que olvide su promesa de nunca olvidarse del otro.
Pasan horas y días y solo recibe llamadas para avisarle que está bien.
No hay besos de buenas noches para Luhan.
Cada día es más atormentador.
Yixing llega con su sonrisa en la cara.
Aun no entra totalmente a la casa y parece que esconde algo tras él.
Su sonrisa es grande, pero esa sonrisa no se desvanece ni cuando Luhan le dice: Ya no quiero nada contigo.
Esa sonrisa se queda estática.
Ningún musculo de su cara se mueve. No sabe que decirle.
No sabe si llorar o pedirle perdón. No sabe si reír por que ha malentendido las cosas.
No da pasos hacia adelante ni hacia atrás.
Solo mueve la mano. Abre la puerta de aquel pequeño departamento y ahí está el pequeño -demonio- Sehun.
Aquel causante de todo.
Luhan lo quiere echar de la casa.
No le importa que aquel mocoso sea la fuente de trabajo de su amado.
Aquel niño ve con miedo la escena.
Siente que va a ser devorado por un alce carnívoro y retrocede un poquito. Se agarra de la pierna de Xing y pequeñas lágrimas se forman en sus ojos.
El niñero se agacha un poco y saca de los bolsillos del niño una pequeña cajita.
Se escucha un tintineo en el interior y eso calma un poco al celoso novio.
—Luhan… no te voy a pedir matrimonio —Habló con voz clara Yixing — Primero quiero vivir contigo, en una casa, quiero conocerte mas y tenerte a mi lado no importa que pase. Sé que estuve distante este tiempo, pero lo hice por nosotros. Porque quiero estar contigo y con nadie más.
—¿Y qué hay de mi Xing Xing? —Dijo el pequeño Sehun, el rayito de esperanza que tenia de poder estar con su querido niñero se estaba apagando.
—Tú… —Contesto Luhan con mucha seguridad en su voz. — Tú puedes visitarnos siempre que quieras, porque… algún día conocerás a alguien maravilloso como Yixing… y podras saber que es realmente el amor.
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