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Ámame por HiApple

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Notas del fanfic:

Primero que todo ¡FELIZ NAVIDAD! Espero que pasen una hermosa navidad junto a sus seres amado ♥

Este fanfic lo escribí gracias a una hermosa canción de Ed Sheeran. La repetí una y otra vez mientras escribía.

Notas del capitulo:

Espero que les guste la historia, es muy sencilla y su final es un poco abierto, si desean una segunda parte, solo pidanla n.n

Había pasado tanto tiempo ya, que Lay ni siquiera recuerda su nombre real. Pero si recuerda cómo empezó todo.

Era invierno, un frío día de enero. Había terminado temprano con su trabajo en el palacio del emperador, así que pudo llegar a su habitación antes de las nueve. Ese día Lay pensó que le sería posible dormir más, pero no fue así. Justo unos veinte minutos después de las nueve su espalda comenzó a quemar. Desde hace unos días esa sensación de quemazón había comenzado, pero desaparecía en solo minutos. Sin embargo ese día no fue así. Cada minuto que pasaba su espalda se sentía más caliente aparte, comenzó a sentir también, como si algo estuviera en su espalda, entre su piel. Lay no soportaba la molestia y comenzó a rascarse, a clavarse las uñas, hasta que una pluma blanca cubierta de sangre salió de entre su piel. Lay no tiene idea cuanto tiempo estuvo en shock, pero al salir de este, comenzó a rascarse más y más la piel de su espalda, hasta que un hermoso par de alas blancas salió de esta.

Desde ese día la vida de Lay nunca volvió a ser igual, tuvo que renunciar a su trabajo en el palacio, y esconderse en el frío bosque. Asustado, Lay pasaba los días durmiendo, hasta que una vez un sueño le impacto. En el sueño Lay se vio así mismo construyendo flechas adornadas con sus alas, y un arco.. Esa vez Lay despertó y comenzó a construir el arco y las flechas justo como aparecían en su sueño.  Luego, por instinto, Lay caminó del bosque a la ciudad y comenzó lanzar sus flechas justo en el corazón de las personas.

La persona que recibía la flecha de Lay, se enamoraba de inmediato de la persona que mirara luego de recibida la flecha. Lo mejor de todo es que el amor era correspondido, aunque esto a veces causaba problemas a otras personas.

**********

LuHan observaba el techo de la habitación, con sus ojos rojos. Tan rojos, tan maltratados que mantenerlos abiertos ardían de forma inimaginable, pero LuHan se negaba a cerrarlos. No estaba dispuesto a hacer lo mismo de siempre, cerrar sus ojos y olvidar la realidad, no. Esta vez LuHan quiere ser consciente de su realidad, observarla, aceptarla, poder vivir con ella, para luego enfrentarla. El día terminó, y LuHan no durmió.

El día siguiente Han entró a la ducha más temprano de lo normal. Tal vez hoy lograría llegar temprano a la Universidad. Después de todo, al parecer no dormir si puede traer cosas buenas. Ya sus ojos no dolían ni estaban rojos, y su rostro estaba tan bien, como si hubiese dormido todo el día de ayer.

Como cada día Han pintó una sonrisa en su rostro al ver a sus amigos, no quería preocuparlos.

-          Entonces les dijo “Lo siento chicas él es homosexual” Y ellas se lo creyeron. ¡¿Puedes creerlo Hannie?!  Chen eres una maldita mierda.

Chen solo reía, mientras XiuMin lo miraba como si en cualquier momento podría saltarle encima y matarlo. LuHan solo reía. Pero su risa paró repentinamente cuando sus ojos encontraron aquellos ojos oscuros  dueños de su tristeza. El dueño de su tristeza y causante de sus lágrimas retiró su mirada de él rápidamente, perdiéndose en los pasillos de la facultad.

LuHan recuerda cuando él y Tao solían estar siempre juntos, riendo, hablando cosas sin sentido, amándose. Tal vez Tao nunca lo amó. Platón tenía razón, solo te ama aquel que ama tu alma. Tao nunca amó su alma, solo se sentía atraído hacia su cuerpo. Una sonrisa volvió a adornar el rostro de Han, solo que esta vez, su sonrisa era triste, tan triste que logró borrar la sonrisa divertida del rostro de Chen, y callar a XiuMin.

La nieve caía al suelo junto  la pequeña autoestima que quedaba en LuHan. Las personas caminaban rápidamente por las calles, apresurados en llegar a su casa. Pero Han estaba parado en la calle, observándoles, con sus cabellos teñidos de rubio siendo cubiertos por nieve.  Entre tantas personas una llamó su atención, era un chico de cabello castaño todo vestido de blanco con unas pequeñas alas en su espalda. LuHan lo vio curioso, ¿Cómo el chico mantenía esas alas ahí? No parecían estar atadas a nada… Han comenzó a caminar hacia el metro, hace tiempo que perdió la capacidad de asombrarse por algo.

Al llegar a casa, YiFan, su hermano menor, ya estaba ahí, dormido en el mueble. LuHan se acercó a él, besando su frente. Hace cinco años todo era distinto. Estaban en Canadá, donde ambos nacieron, junto a sus padres, los cuatro eran felices. Pero sus padres murieron en un accidente de tráfico, y ellos regresaron a China, a vivir con la abuela, pero un año después ella murió. Entonces YiFan dejó el colegio y comenzó a trabajar.

No hay noche en la que LuHan no se pregunte que fue eso tan malo que ha hecho para merecer tan mala vida. Si no fuera por YiFan, hace mucho tiempo LuHan se hubiera quitado la vida.

Tao dejo de hablarle.  LuHan al principio pensó que era lo mejor. Terminar con todo ese sufrimiento de una vez, pero luego de unos días comenzó a extrañar a Tao más de lo pensado. Extrañaba sus brazos, su aroma, su calor. Han necesitaba hablar aunque fuera una vez más con Tao. Sus ojos marrones escanearon todo el cafetín en busca del peli-azabache, por lo general a esta hora el menor no tiene clases y está en el cafetín perdiendo el tiempo. Al verlo sentado en una de las mesas LuHan comenzó a caminar hacia él.

Los ojos violetas de Lay recorrían cada lugar del cafetín de la escuela de filosofía, observaba a los jóvenes reír, a los menos jóvenes hablar de política. Podía sentir el placer de los enamorados, la desdicha de aquellos que buscan desesperadamente el verdadero amor. Podía escuchar los gritos silenciosos de las almas de cada persona, algunos gritos eran de júbilo, esos gritos lo hacían sentir bien, pero otros gritos eran de tristeza, haciéndolo sentir mal, dándole ganas de morir. Había un alma que lloraba y gritaba al mismo tiempo, casi como un alma en pena, eran los llantos de un alma cuyo amor no es correspondido. Los ojos violetas de Lay buscaron rápidamente esa alma. Era un alma algo vieja, Lay sonrió, la mayoría de las almas en la escuela de filosofía son almas viejas, justo como la de él.

El alma triste y vieja, era de un chico algo alto, cuyo cabello era claro. Su alma no paraba de llorar, logrando entristecer a Lay cada vez más.  El ángel del amor observó al chico caminar hasta una de las mesas, su alma estaba triste, pero emocionada. Entonces el ángel comprendió y sacó su arco blanco, colocando una de sus flechas de amor en este, apuntándolo hacia el alma triste. El amor que causan las flechas de Lay, siempre es correspondido.

Lay sonrió, mostrando ese pequeño hoyuelo en su mejilla derecha, ya aquella alma no sufriría más.

-          ¿Estás bien? – Preguntó un chico con un mandarín no muy bueno. LuHan se había tropezado antes de llegar a la mesa de Tao con este chico, un poco apenado Han miró el rostro del chico, su cabello era gris como la ceniza, sin entender por qué LuHan le sonrió al chico, el cual también sonrió.

**********

Había comenzado a nevar. En la plaza central de la ciudad estaba un chico con alas en su espalda moviendo sus brazos y su cuerpo armoniosamente al ritmo de una melodía silenciosa. Las personas sentadas en la plaza eran en su mayoría parejas, las cuales estaban muy ocupadas amándose como para prestarle atención al ángel en medio de ellos bailando al son del amor.

Lay se sentía extasiado, podía sentir el placer y la felicidad entre las personas a su alrededor. Sin embargo de un momento a otro paro de danzar, quedándose parado con su vista en ninguna parte. Una lágrima escapó de su ojo derecho, y una sonrisa triste apareció en su rostro, justo como cada invierno.

Sin entender por qué, Lay comenzó a correr. Corría lo más rápido que podía rozando con sus flechas a las personas, haciéndolas recordar a su ser amado. De tanto correr, sus piernas se cansaron. Lay cayó en la nieve. Su cuerpo no sentía frío alguno, su mente estaba perdida en pensamientos.

El ángel odia preguntarse cada invierno lo mismo. ¿Acaso él no tiene derecho a sentir el amor? Si su misión es hacer felices a las almas mediante el amor, ¿Por qué su alma no puede ser feliz? Lay ha pasado tantos años haciendo lo mismo, flechando personas con amor, sintiendo la felicidad de los otros pero nunca la propia. Cada invierno Lay recuerda cuando era un simple chico humano, cuando trabajaba limpiando para el emperador. Lay se pregunta cada invierno que hubiera pasado si hubiera permanecido como un simple mortal…. ¿Habría encontrado el amor? ¿Habría sido amado?

Lentamente Lay se levantó del suelo. Sus ojos violetas empañados por las lágrimas no lograban reconocer el lugar donde se encontraba, todo estaba cubierto por la nieve, y esta no paraba de caer del cielo. El ángel volvió a caer de nuevo al suelo, no tenía fuerzas para estar de pie. Como pudo se acomodo en el suelo hasta quedar sentado con sus piernas contra su pecho, y su cara sobre sus rodillas, con sus brazos rodeando sus piernas. El ángel del amor solo quería conocer el amor por sí mismo.  

Como cada invierno Lay siente su vida injusta. Solo que esta vez el sentimiento de dolor e injusticia es mucho más grande… Lay acaba de recordar que hoy cumple doscientos años de ser inmortal. Doscientos años de verse en el espejo sin cambio alguno, doscientos años sin haber conocido el amor por sí mismo.

Ya no lo soportaba más.

En medio de su dolor el ángel tomó una de sus propias flechas, clavándola fuertemente en su garganta. De repente para el ángel todo se volvió negro, y cayó de espaldas al suelo cubierto de nieve. La flecha como siempre desapareció.

Minutos después el cuerpo inconsciente del ángel aún estaba en el suelo, solo que esta vez varias personas rodeaban su cuerpo, observándolo con curiosidad. Los humanos se preguntaban si el chico con alas estaba muerto, o si solo estaba inconsciente, pero ninguno se acerba a él por completo.

LuHan y su hermano Yifan caminaban por el parque cercano a su apartamento cuando vieron un grupo de gente acumulada alrededor de algo, por curiosidad ambos caminaron hasta ellos. Vieron a un chico de quizás unos veinte años totalmente vestido de blanco y con alas puestas en su espalda tirado en el suelo. Yifan siendo tan buena persona como siempre, se alejó de su hermano, caminando hacia el chico en el suelo, sentándose de rodillas frente a este, con la intención de chequear sus signos vitales, sin embargo antes de que Yifan colocará una mano sobre el chico, este abrió sus ojos, mirando fijamente a Yifan. El ángel sonrió hermosamente, Yifan no pudo evitar devolver la sonrisa, el chico era lo más hermoso que Yifan había visto en su vida.

Han miró curioso a su hermano. Hace años no lo veía sonreír de esa forma. El mayor de los hermanos estaba totalmente asombrado.

Notas finales:

Muchas gracias por leer n.n Si te gustó la historia por favor comenta n.n

Blog: http://ohsunfury.tumblr.com/


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