A veces me pregunto ¿Cómo fue que llegue hasta aquí?
Si bien era yo el mas solicitado, el rompe corazones, el “Don Juan”. Siempre era yo quien se quedaba con el o la que me entretenía mejor en la cama. Con quien buscara diversión, más no amor. Y todo esto en escasas ocasiones, ya que en la mayoría de las veces la soldad era mejor opción.
¿Cómo fue que me llegue a enamorar, si era yo quien enamoraba?
¿Por qué?
Afiance mas mi agarre sobre la navaja y solté un suspiro, volviendo aspirar de aquel perfume femenino que inundaba el auto. Me dieron nauseas, de solo pensar en como él tocaba ese cuerpo, como lo besaba y penetraba.
Me daba asco de solo pensar que en mis brazos había estado después de haber estado en los de ella.
Él era mío.
En ocasiones también me cuestionaba ¿Cuándo me había vuelto tan posesivo? Tan egoísta con lo que de por naturaleza y cuestiones legales, no me pertenecía. Porque algo o alguien no es tuyo solo porque lo digas, o por el simple hecho de desearlo.
Y mucho menos si la otra parte tampoco es conocedor de la creciente obsesión hacia su persona.
Tal vez Gaara me hubiera mandado a volar enseguida. Es probable que haya levantado una orden de alejamiento, y puede que se haya mudado de la cuidad, muy lejos de aquí.
Sin embargo, yo no era tan idiota.
O al menos eso pensaba antes de hacer lo que en este momento estaba haciendo. Y es aquí cuando me vuelvo a preguntar ¿Cómo diablos es que estoy haciendo esto?
¿Cuándo me convertí en una bestia salvaje? ¿Dónde había quedado mi ética y mi elegancia?
No lo sabía. Pero ya estaba allí. Y Nada ni nadie iba a detenerme.
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Una caricia traviesa paso por su mano, recorriendo desde ella, el brazo y de nuevo en sentido contrario.
El taheño retiro el brazo con un leve sonrojo en las mejillas, sin embargo, no dijo nada.
El azabache sonrío muy a su manera y ladeo la cabeza para apoyarla en su mano, así teniendo una mejor vista de su compañero.
Sabía que Gaara no repetiría dos veces lo que había dicho en alguna ocasión, y aunque a él le había quedado bien “claro”, prefería hacer oídos sordos, o hacerse el autista y pretender que no había ni entendido, siquiera escuchado lo que el pelirrojo le había dicho aquella mañana. Rebobinó unas horas atrás y se le hizo amargo el recuerdo. Aun aquellas palabras retumbaban en los oídos que habían sido parte y testigo de melodiosos gemidos en más de una ocasión del exótico pelirrojo, pero lo “correcto” era la decisión que Gaara había tomado, porque la relación entre dos hombres era mal vista, y porque él tenía una imagen que mantener ante sus hermanos (Su única familia) y la gente que le rodeaba.
“Esta será la última vez, Sasuke. Aceptare casarme con Matsuri, y ella vendrá esta tarde”
Trago fuerte, el solo oír aquel nombre lo asqueaba. El de ojos verdes evito en todo momento la mirada del azabache, escudándose de su reloj de pulso, simulando ver la hora, como si Sasuke fuera estupido y no notara el nerviosismo que aquel batuqueo frenético de la pierna y el constante revisar del reloj revelaban.
Abrió la boca para descubrir al Pelirrojo, pero el sonar del timbre lo acallo.
Rápidamente quien lo acompañaba en el sofá se levanto y troto hacia la puerta. Sin si quiera voltear supo quien era, y se le hizo un nudo en el estomago.
De nuevo aquellas ganas de vomitar, y es que el perfume de esa mujer era repulsivo para sí. No porque fuera una mujer, sino porque era esa mujer. Ella se colgó de cuello de Gaara y lo beso sin pudor, apoderándose unos labios que no le pertenecían.
Cuando se decidió desengancharse de Gaara le saludo con la mano y una sonrisa hipócrita, la cual Sasuke le devolvió con el mismo grado de Hipocresía, asegurándose de que ella lo notara.
Gaara fue a la cocina un momento, y al regresar venia con un vaso de agua para ella.
<<Ojala te ahogues >> - Deseo en su pensamiento. Para nadie era un secreto el odio que Sasuke le profería a aquella mujer.
- ¿Cómo está todo allá afuera, Matsuri? – Se atrevió a hacerle conversación, solo por tensar el ambiente.
- Un poco caluroso, el auto tiene el aire dañado y he tenido que venir con la ventanilla abajo. – Respondió dándole paso a una sonrisa bastante fingida.
Sasuke rodeo los ojos y Gaara cambio el tema.
Así se pasaron unos cuarenta y cinco minutos, antes de que Sasuke – Internamente- mandara todo a la mierda y se fuera de allí. Por supuesto, no sin antes robarle un travieso beso a Gaara antes de cerrar la puerta detrás sí. Si Matsuri lo hubiera visto o no, en realidad le daba igual. Aunque le hubiese gustado que se mantuviera más al tanto de que Gaara no estaba tan colgado de ella como lo pensaba.
- Lástima que nunca lo vas a llenar como yo. . . – Dijo metiendo las manos en sus bolsillos, caminando por el jardín hasta la avenida. A un costado, frente a la casa de Gaara, estaba el Dodge de Matsuri, ya lo reconocía de tanto verlo por allí.
Caminó hacia él y lo examino, imaginando varias formas de hacer que perdiera el control y chocara.
Itachi podría ayudarlo...
- ¡No! - Desechó aquella idea, no iba a convertirse en un vil y sucio asesino. Si iba a ganarse a Gaara, sería con sus encantos, no de aquella sucia forma. Después de todo, el era una persona de sentimientos sinceros ¿O no?
Se dio la vuelta y se encamino a su Jeep. Giro la llave, metió el cambio y piso el acelerador.
Condujo por las calles de Sao Paolo sumergido en sus pensamientos, con celos carcomiéndole las entrañas, pero a su vez, y de una manera muy extraña: Satisfecho. Porque había logrado tener a aquel gatito gruñón entre sus brazos primero que aquella mujer.
- Y juro que te tendré de nuevo... – Afirmó con una sonrisa conquistadora.
Busco en sus bolsillos su teléfono celular, quería dejarle a Gaara en claro quien tenia la última palabra.
Sin embargo no lo encontró.
- ¡Demonios! Lo dejé en el sofá...
Se lo pensó un rato antes de tomar el primer retorno que encontró y volver a la casa de Gaara. El auto de Matsuri seguía allí.
Estaciono en todo el frente y se bajo, troto hasta la entrada y toco varias veces. En ninguna ocasión le respondieron.
-Maldición ¿Acaso es muy difícil atender la jodida puerta? – Se pregunto molesto.
Sin embargo, no se quedo allí plantado, ya que bien conocía la casa de Gaara; Por lo tanto se dio la vuelta hasta la ventana del pelirrojo, le tocaría el vidrio y le pediría que abra para buscar el aparato celular.
Camino hacia la ventana, pero lo que vio, no fue de su agrado...
Gaara acariciaba torpemente el cuerpo de Matsuri, la cual gemía con cada roce que el pelirrojo le daba, Sasuke, en su fuero interno, sintió como algo se quebraba, como si alguien estrellara un jarrón de vidrio contra su pecho causándole un profundo dolor en el corazón.
Pero no se fue, se quedo husmeando donde no lo habían llamado, viendo lo que no quería ver, y sufriendo lo que –siento sinceros- no merecía sufrir.
Después de todo, Sasuke no era una mala persona; Puede que no creyera en Dios, puede que blasfemara, fuera ninfomano, mujeriego, fumador, bebedor y una larga lista de etcéteras. Pero si iba a poner las manos en el fuego por alguien, ese alguien seria Gaara, la persona que sin quererlo se había robado el corazón del pelinegro.
Sin palabras.
Sin gestos.
Sin acciones.
Sólo siento Gaara... Porque Gaara era tan... Gaara.
Porque su amor era verdadero
Sintió un nudo en la garganta que reprimió enseguida con una sonrisa al asomar mas la cabeza y darse cuenta de la curiosa escena: Gaara apenas y sabia lo que hacia.
- “Por supuesto, él está acostumbrado a que yo le haga todo a él...” – Pensó con una sonrisa, orgulloso por ser el único que lograba que el pelirrojo se pusiera mas duro que una roca. – “Matsuri es mas hombre que tu, Gaara, por dios”
Se reprimió ante el comentario que él mismo había hecho, después de todo, no lo había echo con mala intención, sin embargo ¿Decir aquello ya no era de por sí una mala intención?
Negó con la cabeza y se retiró de allí. Dio la vuelta y volvió a la fachada de la casa, donde aún seguía su Jeep, y mas adelante, el auto de Matsuri...
- Tú te lo buscaste...
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- ¿Para que diablos quieres que te enseñe, Sasuke? –Cuestiono su hermano mayor con los brazos cruzados sobre el pecho.
- Sólo quiero saber. ¿Acaso no puedo?
- Tú no eres de los que quieren saber de repente... ¿Sabes lo peligroso que es eso?
- Vamos Itachi ¿Por quien me has tomado? No soy tan Imbecil para ir a cometer una locura... Simplemente me dio curiosidad y quiero intentarlo.
Itachi escucho atento hasta que Sasuke terminara su explicación del porque quería aprender a armar una ..
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