Cap. 4: Sal de mi vida.
Ya no había hablado con Jonghyun, luego de ese día en la cafetería, luego de que lo contentara y lo hiciera parar de llorar mientras las demás parejas de adolescentes los miraban de manera extraña, claro por el simple hecho de ser dos chicos en vez de chico y chica. Pero él estaba seguro que ese era Dongwoon, lo había visto.
No quería hablarle a Jonghyun por que no deseaba ponerlo en peligro así como puso en peligro a HongKi, pero también deseaba seguirle hablando, sentirlo cerca, verlo sonreír, aunque en las clases parecía más preocupado por él que por nada más.
Un papelito cayó en su pupitre, lo abrió enseguida y leyó algo en letra horrible.
“Mira por la ventana, ¿ves la nube que tiene forma de corazón?” asintió mecánicamente y luego leyó el siguiente renglón “Es para ti” miró a Jong y este le sonrió.
Nunca en la vida le habían dicho algo parecido, miro de nuevo esa nube en forma de corazón que el viento ya estaba llevándose y sonrió, las nubes volvían a tener forma, Jonghyun lo ayudaba a encontrarle una forma esas partículas de hielo que flotaban en el aire.
Definitivamente Jong era ese tipo de chico que con solo unas cuantas palabras lo hacía sonreír, era del mismo tipo de chico que era Dongwoon, y no quería que nada cambiara con Jong así que por su bien se alejaría de él.
Como siempre había un coche esperando por Key a la salida, y simplemente subió sin siquiera despedirse, aunque Jong había alzado la mano en alto despidiéndolo.
***
Su celular comenzó a sonar con esa melodía que anunciaba que era hora de levantarse, que debía ponerse bonito para empezar un nuevo día, uno donde estar lejos de Jong le dolía, sin embargo debía hacerlo por miedo a volver a confiar en alguien y por temor de que lo traicionaran.
Jonghyun lo seguía saludando, mostrando su hilera de dientes blancos en una sonrisa que simplemente le encantaba y mucho.
Cada vez que su vista se encontraba con la de Jonghyun un extraño sentimiento se internaba en sui interior, luego cuando le sonreía él solo volteaba hacia el pizarrón tratando de poner atención a la maestra que estuviera al frente.
Jonghyun veía por la ventana al montón de chicos que estaban corriendo como enfermos mentales detrás de una pelota de futbol, y él en vez de estar ahí escuchando de las clases sociales y el estatus de la época sabrá dios cual deseaba bajar y unirse a esos chicos, divertirse un rato, sudar otro tanto, tostarse más bajo el sol sentirse libre un par de minutos y luego llegar a su casa y tomar una ducha.
— Disculpa Jonghyun. —habló la voz de Key. —ya dieron la salida. —avisó por ultimo antes de comenzar a caminar.
Jonghyun miró hacia todas partes y efectivamente, ya no había nadie, solo estaban él y Kibum que también ya estaba por retirarse, ¿Cuánto tiempo había estado pensando en cosas sin sentido?
— Kibum. Espera, ¿puedo hablar contigo, un par de minutos? — pidió antes de que este traspasara a puerta.
Key se detuvo y Jonghyun avanzó hacia él.
— ¿Qué te sucede Kibum? —cuestionó interesado por una respuesta que lo dejara satisfecho.
— Nada.
— ¿Por qué ya no me quieres hablar? — continuó su interrogatorio y Key simplemente bajo la mirada huyendo del par de miradores que parecían los de un cachorrito pidiendo perdón.
— Es que… no lo sé, me das miedo. — contestó dejando con los ojos bien abiertos al otro.
Le daba miedo, eso había dicho, eso había escuchado, pero ¿por qué se sentía tan vacío luego de escuchar aquello? Era como si cada una de sus ilusiones se hubieran roto con la pronunciación de una simple frase, una frase que hubiese deseado jamás escuchar. Sin embargo en su cerebro aun retumbaban esas palabras, aun hacían eco, un eco que jamás terminaba por que seguía rememorando ese “me das miedo”.
Desde que lo había visto sabía que algo le pasaba a Kibum, algo no bueno, porque la primera vez que él dijo algo los ojos de Kibum reflejaron un temor insano, naciendo desde lo más profundo de su ser, un temor que se manifestó a manera de gotas saladas que escurrían por sus mejillas, a manera de zancadas rápidas hacia un lugar muy lejos suyo alejándose de él.
Se quedó un poco más de rato tratando de asimilar eso que acababa de escuchar, sin embargo por más que trataba de entender a Kibum, menos lo hacía, ¿por qué le daba miedo? ¿Qué había hecho para atemorizarlo? ¿Por qué cuando él ya se había hecho ilusiones con un niño que ahora alegaba ser horrorizado por su presencia?
Regresó a su hogar cabizbajo, aun tratando de explicarse eso que sus oídos había escuchado, pero no encontraba respuesta, simplemente nada podía darle la respuesta que él buscaba.
***
— Kibum ¿has visto mi celular? —cuestionó su madre preocupada.
— No —respondió él con desgana.
Aun estaba pensando en Jonghyun, admitía que en un principio le daba algo de miedo, no; le daba mucho miedo, pero ya no era así, pero ¿Por qué había dicho eso? ¿Por qué le había dicho a Jonghyun que le daba miedo? No encontraba la respuesta, pero quizá, tan solo quizá deseaba que lo dejara solo, que no se entrometiera en su vida, que no lo hiciera imaginar formas a las nubes, quizá quería morir solo en su inmundicia sin contagiar a Jonghyun, por que no era justo, quizá solo deseaba mantenerlo a salvo del veneno que él sin notarlo destilaba, ese mismo veneno que había terminado con varias vidas, entre ellas la de Dongwoon.
Recordó la forma de esa nube, un corazón, que idiota encontraba su pensamiento, solo un completo imbécil le encuentra forma a las nubes, y ese imbécil era Jonghyun.
— Hacía tanto que no te miraba sonreír. — Su madre se ganó su atención con solo esa pregunta, y él enseguida borro la sonrisa. —Taemin preguntó por ti en la mañana.
Cambió el rumbo de la conversación, quizá ya era hora de ir y pedirle perdón a Taemin, ya había pasado mucho tiempo, ya estaba tratando de cambiar, aunque solo fuera un poco.
— ¿Puedo ir a su casa? — cuestionó pidiendo permiso como cuando era niño, cuando aun no se convertía en un rebelde idiota.
— Claro que sí. —dijo la señora Kim, esbozando una sonrisa.
Kibum se levanto del silloncito y salió rumbo a la propiedad donde residía su vecino más joven.
Estaba por tocar el timbre y un sonriente muchacho que no conocía abrió la puerta en sus narices haciendo que retrajera su mano, se le quedó viendo un momento antes de que Taemin saliera detrás de ese castaño de sonrisa macabra.
— ¿Key? —dijo aun no creyéndose su alucinación, tenía a Key parado en la entrada de su casa, algo que jamás creyó que pasaría.
Lo miro un momento esperando que su alucinación no se esfumara ni se convirtiera en humo.
— Hola —Saludo avergonzado bajando la mirada.
— Key. —volvió a decir ufano el chico delgado, cuanto gusto le daba mirar a Key tan repuesto, sus mejillas estaban más rellenas y sus mejillas teñidas en bonito color carmín, sus ojos parecían brillar un poco, quizá no tanto como antes de que llegara Dongwoon pero sin duda se habían apoderado de algo de brillo. Estrechó en brazos a Kibum que era un poco más alto, aun seguía delgado y aun sentía las costillas de Key por debajo de la piel, pero ya no parecía un anoréxico.
Kibum también paso sus manos por la espalda de Kibum y froto con las palmas sobre la camisa, fue entonces que se dio cuenta lo mucho que lo había necesitado todo ese tiempo.
El castaño que sobraba se marchó en silencio, sabía que ese era el amigo del que Taemin le hablaba tan seguido así que dejaría pasar la despedida, de todas maneras luego lo vería, después de todo eran primos.
— Solo quería decirte… que… —empezó el rubio.
— Cállate, me alegra saber que estás bien. — vociferó el menor estrujando más el cuerpo de Kibum.
Taemin lo hizo pasar directo a su habitación, deseaba tañerlo un poco de rato con él, no le importaba cuanto, solo quería tenerlo suyo unos minutos.
— Tenias razón, todos tenían razón — dijo una vez que estuvo un tanto cómodo con la presencia de Taemin.
— No recuerdes nada de eso Key, mejor vive el presente… no sabes lo mucho que te extraño— de nuevo fue a abrazarlo y Key simplemente se quedó estático.
— Sigo tomado antidepresivos, y ya me estoy cansando de las pastillas para dormir, algunas noches ni siquiera puedo dormir, solo pienso en cómo será el día que lo vuelva a ver, si lo seguiré amando. — torció la boca un poco y a su mente acudió la imagen de Jonghyun sonriéndole, mostrando su hilera de dientes blancos.
— Kibummie, olvídalo ya, ¿Cuántas pastillas más serán necesarias para que lo saques de tu vida? — cuestionó estirando su brazo en dirección de los cabellos lacios de Kibum, siempre le había gustado el olor que desprendía.
— No lo sé, pero hace unas semanas, traté de salir con Jonghyun, no salió bien. Siempre Dongwoon está haciéndome sombra, al principió creí que Jong era él disfrazado. Tengo miedo de que algo malo le pase. — se encogió de hombros tratando de mantener las lagrimas dentro de sus ojos.
De nuevo Key se le estaba escapando de entre los dedos, sabía que Kibum, a su Kibum le gustaba un chico con el nombre de Jonghyun, ¿Desde cuándo había querido a Kibum? Ya ni siquiera él lo recordaba, pero le dolía tanto verlo destruirse con Dongwoon, y ahora que estaba un poco mejor, llegaba un imbécil a quitárselo de nuevo.
— ¿Te gusta? —cuestionó tembloroso, igual que la primera vez que le pregunto esa frase.
— No lo sé. —y también era la misma respuesta ambigua que en aquel tiempo le había dado.
No tenía idea si de verdad le gustaba Jonghyun, lo más probable era que no, pero tampoco quería averiguarlo por miedo a que fuera la misma mierda que con Dongwoon, aunque los ojos de Jonghyun decían muchas cosas mejores que los de Dongwoon.
Taemin lo dejo ir a su casa, luego de que le contó algo sobre ese chico, a vista de Key parecía un buen hombre, y por un momento lo convenció a él, pero mejor debía conocerlo, para descartar que fuera un desgraciado, no quería que Kibum sufriera una vez más.
Kibum por su parte estaba más que feliz porque se había reconciliado con su amigo, con su único amigo que lo ayudaba en todo y siempre tenía su amistad incondicional, su apoyo, ese que no paraba de darle consejos que luego él por puro orgullo tiraba a la basura, pero se prometió ya no hacerlo, la vida le había dado la lección de siempre hacerle caso a las personas que lo querían, entre ellos, sus padres y Taemin por supuesto.
***
De nuevo estaba viéndolo estudiar, Jonghyun había dejado de mandarle mensajes en papelitos, seguía sentándose donde mismo, pero parecía ausente, como si solo estuviera su cuerpo pero su concentración se encontrara muy lejos junto a las nubes que se sujetaban al paisaje, sus ojos parecía apagados. Se sentía culpable, aunque no sabía si el responsable era él o alguien más.
Quería hablarle, asegurarse que se encontrara bien, pero siempre desistía de la idea porque después de todo él era el que lo había alejado.
— Kim apague su celular o póngalo en silencio. —Le llamó la atención la maestra más estricta que tenía.
Por estar demasiado perdido en el perfil de Jonghyun, en su mirar perdido en el cielo pintado de azul celeste y en sus nubes que se deslizaban por todo el mundo.
Sin pensárselo dos veces, apago su móvil, sin siquiera fijarse en el remitente de la llamada que había entrado, mientras que la mujer sonrió satisfecha.
Las demás clases le había pasado lentas, y su celular permanecía callado, apagado, ni siquiera se había dignado a encenderlo de nuevo, menos cuando vio a Jonghyun pararse como un robot y dirigirse a la salida con toda la clase atenta a sus pasos, y a la maestra maldiciéndolo por ser tan irrespetuoso, pero a Jong ni siquiera le importó un poquito, porque después de todo antes solo iba a clases por la promesa que le había hecho a su madre de terminar, luego con la llegada de Kibum solo lo hacía por verlo, por sentir su presencia algo frívola, y muy hermosa, pero ahora que se había enterado de los verdaderos sentimientos de Key hacia él, ya no le quedaba mucho por que ir, solo Minho que siempre le insistía en que debía seguir estudiando y luego hacerse de un buen empleo, donde le pagasen un poco más, con el que pudiera ayudar a su madre.
— Jonghyun —habló una vocecita que él conocía a la perfección, esa que tenía rato que no escuchaba.
— Kibum, perdón, no te vi llegar —dijo mirándose en el espejo, observando al chico que decía que lo atemorizaba morderse la uña del dedo pulgar. —No hagas eso, es malo para tu cerebro — Lo había visto en un documental, morderse las uñas no le hacía ningún bien la cerebro.
— ¿Qué? —cuestionó algo fuera de lugar, pero aun así no dejaba de morder la uña con nerviosismo.
— Morderse las uñas. — se volteo y tomó la mano de Kibum entre las suyas, apartándola de su boca.
Ese acto a Kibum le pareció lleno de ternura, Jonghyun parecía alguien brusco por su complexión musculada, pero muy por el contrario, casi todos sus gestos eran dulces, diferentes de Dongwoon.
— ¿Por qué o contestaste la llamada? — preguntó el moreno merándolo a los ojos, esos ojos que lo tenían hechizado —Sonó varias veces, parecía importante. —dijo una vez más.
Kibum enseguida sacó su celular con caratula rosa y lo encendió, solo bastaron unos segundos para que volviera a sonar impacientemente, en la pantalla leía el nombre de “mamá” así que contestó enseguida.
— ¿Me necesitabas para algo mamá? —cuestionó sin siquiera saludar.
— No soy tu madre, peor si… si te necesito precioso. —dijo una voz masculina al otro lado de la línea.
Su cara se deformó, y sus ojos se llenaron de lágrimas, de terror, ¿por qué? ¿Por qué aun seguía en su vida? ¿Por qué aun no salía?
— Dongwoon — vociferó ante la mirada preocupada de Jonghyun.