Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Deidara-chan por jackifsy

[Reviews - 50]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

perdon perdon pperdooon matenme... lo lamento

esq realmente no tenía tiempo y y y además tenía exámenes... u.u see tardé mucho, lo siento... pero aki está el cap... jejeje y lo mejor esque pasé el año sin problemas en ninguna materia ^^ y con muy buenas noticias en asuntos personales... ok ya, volviendo a la fic, esta la dividí en dos parte para poder subierles algo, ya que mi cerebro está muerto de ideas... espero que les guste...

4.-Sintiéndome como una chica 1/2

Deidara se tendría que acostumbrar a su nueva rutina antes de ir al colegio. El lunes le gustaría haberse quedado en casa porque amaneció con el tobillo algo inflamado, pero con todo pesar tuvo que arreglarse e ir a casa de Pain casi cojeando.

Estaban ya en su aula, esperando a que llegara su profesor. Llegaron Itachi y Sasori y se sentaron en los que ya eran sus puestos permanentes. El pelirrojo notó la venda en el pie de Deidara.

— ¿Qué  te pasó?— le preguntó señalando a su pie.

—Ah… me caí por ponerme unos zapatos altos— respondió mirando acusadoramente a sus amigos.

— ¿Te duele?— esta vez habló el pelinegro.

—Un poco, no estoy acostumbrada a usar ese tipo de zapatos.

— ¿Vas a poder ir al baile?

—Emm… claro, pero no podré bailar mucho.

—No te preocupes, tampoco quisiera bailar, soy terrible— confesó sonriendo divertido.

—Mi pie es prueba de lo torpe que soy, te pisaría los pies demasiadas veces— los dos empezaron a reírse, el ambiente de algún modo se había vuelto “dulce”, pero se congelaron al sentir las miradas de Sasori, Kisame y Pain, los miraron y estos al instante voltearon la vista para otro lugar.

Deidara sacó un libro de su maleta y empezó a leer, lo único que quería era ignorar a Itachi y al hecho de que se sentía demasiado cómodo en su compañía.

— ¿Fuiste a tu cita con Madara?— preguntó Itachi de pronto.

—No fue una cita— contestó el rubio sin apartar la vista del libro.

—Déjame adivinar, cena en un lujoso hotel, comida de millón de dólares, piropos e insinuaciones ¿No?

—Ajá— dijo sin interés y aún sin verlo.

— ¿Te conquistó con eso?— Deidara levantó la vista con una ceja alzada.

— ¿Conquistarme?

—Son las técnicas que utiliza mi primo para las chicas que le interesan— Itachi se encogió de hombros.

— ¿Y siempre le funcionan?

—Sí.

—Pues conmigo se equivocó, no me interesa en lo más mínimo Madara, en realidad, preferiría que se alejara, es estresante— el rubio recordó lo sucedido en el hotel.

El día transcurrió tranquilo. A la cuarta hora tocaba educación física, el profesor Iruka  fue al salón y avisó a los alumnos para que salieran al patio. Los chicos salieron despacio mientras conversaban. Deidara se acercó a Iruka para explicarle lo de su tobillo.

—Está bien, te quedarás sentada, pero afuera— le dijo el profesor de forma comprensiva.

En lo que todos iban a los vestidores, Deidara fue a las canchas y se sentó en una banca. Otros cursos estaban también haciendo ejercicio, así que los observó. Quería hacer un poco de ejercicio para desahogarse, lamentablemente estaba herido. Unos minutos después apareció Itachi, ya vestido con su uniforme de educación física, y se sentó junto a él, Deidara no le hizo caso, sólo lo ignoró.

— ¿Te gustan los deportes?— preguntó el pelinegro.

—Un poco.

— ¿Alguno en especial?

—Mmm…— Deidara lo pensó un poco, era bueno en todos— supongo que volley.

—Me gustaría verte jugar en algún momento— comentó Itachi sonriéndole— ¿Me dejarías?

—Quizás…— susurró el rubio virando el rostro para que su acompañante no viera su sonrojo.

—Excelen…

— ¡Cuidado!— gritó alguien, Deidara, con sus increíbles reflejos, dio un fuerte golpe a el balón que iba hacia ellos haciendo que volara fuera de su alcance.

— ¡Ten más cuidado!— regañó el rubio al chico que los alertó.

— ¡Lo lamento!— exclamó el otro.

Deidara miró a Itachi quien estaba con cara de shock.

— ¿Estás bien?— le preguntó sacándolo de su ensimismamiento.

—Ah… sí, fue… sorprendente, eres buena, buenos reflejos.

—Ahh… claro, gracias.

— ¡Itachi!— lo llamó Sasori que estaba junto a sus otros compañeros e Iruka.

—Voy— el pelinegro se puso de pie y fue con ellos.

La clase de educación física comenzó, el profesor mandó a los alumnos a dar vueltas a la cancha y estos obedecieron con pereza. Deidara sólo podía observar, aburrido. No notó que su mirada únicamente se posaba sobre Itachi y cayó en cuenta de esto cuando el pelinegro lo saludó con una mano pues vio que el rubio lo miraba. Deidara agachó la vista al instante, sus mejillas se encendieron, su actitud era demasiado extraña para con Itachi y eso lo ponía nervioso. Levantó un poco la vista y cruzó miradas con el pelinegro lo que lo obligó a bajar de nuevo su cabeza, Itachi solo sonrió y volvió a sus ejercicios.

—« ¿Qué mierda pasa conmigo?— pensó el rubio.

Al terminar la clase tocaba la hora del descanso, los estudiante fueron a los vestidores mientras Deidara se dirigía a su salón. Al llegar se sentó en su puesto y comenzó a leer su libro de biología.

—Debí haber ido a la biblioteca del colegio— se dijo.

Continuó leyendo, no esperaba que alguien fuera al salón hasta después del descanso, pero escuchó la puerta del salón deslizarse y a alguien ingresando, vio de quien se trataba: Itachi.

—Supuse que estarías aquí— dijo el pelinegro sentándose en su lugar, frente a Deidara.

— ¿Qué quieres?

— ¿No vas a salir al descanso?

—No, por mi pie ¿Y tú? ¿Por qué no te vas… al descanso?

—Te quiero acompañar— contestó Itachi con seriedad en su voz.

—No es necesario que lo hagas.

— ¿Te gusta estar sola?

—Mejor sola que mal acompañada.

— ¿Por qué te desagrado?

—Emm… no me desagradas— susurró el rubio bajando la mirada— «me desagrada el que me agrades»

— ¿Entonces?

— ¿Sabes? Sí me desagradas, ahora déjame en paz— Deidara se puso de pie y caminó cojeando a la puerta del salón.

— ¿A dónde vas?— le preguntó Itachi yendo detrás de él.

—Que te importa.

—No vayas tan rápido o te lastimarás— a pesar de la advertencia, el rubio seguía intentando alejarse del moreno, pero sin lograrlo.

—Deja de seguirme, te quiero lejos ¿Por qué no vas con Sasori-san?

—No sé dónde está.

— ¡Búscalo!

—Dara-san…— Itachi lo agarró del brazo, pero de un jalón Deidara se liberó y continuó caminando, sin embargo ya sentía hincones en el pie— Dara-san…

—Deja de seguirme— el rubio se detuvo en seco y se giró quedando cara a cara con el moreno— ¿Qué quieres?— preguntó para después morderse la lengua evitando que se le saliera algún insulto.

—Eres tan rara— suspiró— quiero conocerte mejor, ser tu amigo, pero es como si quisieras a todo el mundo lejos.

—Quiero a todos lejos, en especial a ti y a tu…— Deidara se detuvo al notar a Madara a varios metros detrás de Itachi— maldición— miró para todos lados buscando la forma de escapar y lo único que se le ocurrió fue empujar a Itachi a un armario y meterse cerrando la puerta con rapidez.

El rubio escuchó atento las pisadas del otro lado de la puerta, cuando estas se alejaban suspiró aliviado.

—Dara-san— el moreno encendió la bombilla del armario y fue cuando Deidara notó lo cerca que estaban: pegado al pecho de Itachi, casi recostado sobre este.

Eso lo asustó un poco y por inercia retrocedió, sin embargo chocó con repisas llenas de cosas que le hubieran caído encima de no ser porque el pelinegro lo protegió poniéndose como escudo.

—Auch— se quejó este.

Otra vez estaban demasiado cerca.

—Aléjate— el rubio lo empujo, sus mejillas estaban encendidas y sentía su respiración agitarse cada vez más.

—Oye, cálmate— el moreno lo tomó de las muñecas ya que a ese paso terminarían destruyendo el armario.

Deidara respiró profundo con la mirada perdida en el suelo, cuando Itachi consideró que ya se había tranquilizado, le soltó las muñecas.

—Lo lamento— se disculpó el rubio.

— ¿Por qué nos metiste a este lugar?

—Madara-sempai venía a nosotros y la verdad no estoy de ganas de verlo siquiera.

—Ah…

—Mejor salgamos antes de que…

Antes de que Deidara pudiera tocar la manija esta se giró y la puerta se abrió dando vista a Sasori, Kisame y Pain, los dos últimos sonrieron de forma insinuante mientras que el pelirrojo pestañeó un par de veces.

— ¿Qué hacen ustedes dos tortolos en ese armario?— preguntó el de cabellos naranjas con todo afán de molestar— ¿Disfrutando de su mutua compañía?

— ¿Qué estarían haciendo si los hubiéramos encontrado dos minutos más tarde?— continuó Kisame y los dos se comenzaron a reír como locos.

—Itachi…kun— susurró el pelirrojo, todos se mantuvieron callados por unos segundos— pervertidos.

— ¡Se equivocan!— gritaron por fin Itachi y Deidara.

—Pues esto es muuuy obvio— dijo el de piel azulada.

—Esto… nosotros… no es nada de lo que están pensando— el rubio apretaba los puños y estaba muy sonrojado por la vergüenza.

—Sí, claro— respondieron los otros tres con sarcasmo.

—Ustedes… yo no le tengo que dar explicaciones a idiotas— Deidara salió del armario y caminó en dirección a su salón.

Pain y Kisame seguían riéndose mientras los otros dos lo observaban alejarse.

—Itachi-kun no deberías abusar de la inocencia de Dara-chan— bromeó el de cabellos naranjas.

— ¡Ya les dije que se equivocan!— exclamó el moreno algo sonrojado.

—Lo sé, lo sé, es por molestar, pero ¿Qué hacían ahí?

—Bueno, estábamos hablando, Madara-kun apareció y como Dara-san no quería cruzárselo, nos metió en el armario— explicó sin notar la extraña mirada de su hermano— ¿Y ustedes por qué están aquí?

—Es que sin querer regamos jugo en el piso del salón y vinimos a buscar un trapeador— dijo Pain.

—Tú lo hiciste— espetaron Kisame y Sasori al unísono.

—Jeje

Pain agarró el trapeador y volvieron a su curso encontrando a Deidara sentado en su lugar y leyendo, aunque en realidad su concentración no estaba en el libro, pensaba en su actitud en el armario. El estar tan cerca de Itachi había hecho que se agitara demasiado, se sentía realmente extraño. Confundido.

—«Esto es ridículo»— pensó el rubio.

—Dara-san— Deidara levantó la vista encontrando el rostro de Itachi a solo unos centímetros pues este estaba ligeramente inclinado.

— ¡AH!— gritó retrocediendo por lo que su silla se inclinó demasiado y calló al suelo.

— ¿¡Estás bien!?— preguntó el pelinegro agachándose para ayudarlo.

—« ¿Qué rayos?»

—Dara-chan ¿Estás bien?— preguntó Pain quien se había acercado con los otros.

—Ah… sí, sí— respondió el rubio mientras se ponía de pie, Itachi intentó ayudarlo cogiéndolo del brazo, pero Deidara lo apartó, el contacto le pareció realmente incómodo— puedo sola.

Estando en pie miró a sus compañeros y después al suelo, esa estúpida actitud no era normal en él.

—Emm… voy al baño— dijo y se dirigió a la salida.

Caminó a paso lento por los pasillos del colegio, apretaba los puños y mantenía la cabeza gacha. Quería que la tierra se lo tragara o mejor, que la tierra se tragara a Itachi. Finalmente llegó a los baños y se encontró con otro dilema. Observó los pequeños carteles pegados a las puertas, la del lado derecho tenía el dibujo de la silueta de una mujer y el izquierdo la silueta de un hombre.

—«Rayos»—pensó.

Los días anteriores no había necesitado ir al baño durante el colegio y ahora estaba en sta situación. Pensó en darse vuelta e ir a otro lugar, podría resistir hasta la hora de salida, pero apenas se volteó encontró una cabellera rosa.

—Dara-chan.

—Ah… Sakura-san…

— ¿Nos vas a entrar?— la palirosa señaló al baño.

—Eh… no…

—Vamos, pasa, tengo que decirte algo— Sakura lo empujó hasta que estuvieron dentro.

Deidara se tensó al observar el rosado melón que decoraba el baño de las chicas, ÉL no tenía que estar ahí. Sakura se metió a un cubículo y puso el seguro de este.

—Madara-kun te estaba buscando— le anunció.

El rubio caminó hasta el lavabo y abrió la llave para mojarse un poco la cara.

— ¿Ya son novios?— interrogó la pelirosa.

—No— respondió Deidara a secas— y nunca lo seremos.

— ¿Eh? ¿Por qué?— dijo saliendo del cubículo.

—A mi Madara no me gusta, en realidad me parece un chico desagradable.

—Pero es guapo.

—Sí, claro— espetó con sarcasmo.

— ¿Alguna vez te ha gustado alguien?

—No.

— ¿Y cómo sabes si Madara-kun te gusta o no?

—No me enredes.

—Jaja lo siento.

—Pero… ¿Cómo sabes si alguien te gusta o no? ¿A ti te ha gustado alguien?

— ¡Claro! Me gusta alguien en este momento y pues… ¿Cómo describírtelo? Las sensaciones son extrañas, te sientes nerviosa… la respiración se te agita cuando esa persona está cerca…— Deidara observaba como las mejillas de Sakura se tornaban de un color rosado— toda tú cambia por completo, es como si te transformaras en otra persona… y te sonrojas sin arzón y… cosas así.

—Eh…

Deidara consideró todo aquello, definitivamente no sucedía con Madara, en cambió con Itachi… si él estaba cerca se agitaba y simplemente no podía actuar como con sus amigos, era extraño… y no sabía si eso le gustaba.

—Dara-chan— lo llamó Sakura sacándolo de su ensimismamiento.

—Eh… lo siento…

—No importa, volvamos al salón.

—Ok.

Salieron del baño, pero al virar en la primera esquina se toparon con Madara.

—«Mierda»— pensó el rubio.

—Dara-chan, te eh estado buscando— dijo el pelinegro sonriéndole de forma amigable.

—Dara-chan, yo me adelanto, nos vemos— la pelirosa se alejó sin notar la mirada suplicante de Deidara.

—Ah…— suspiró el rubio— ¿Qué quieres?

—Lamento lo del sábado— respondió Madara— fui muy atrevido, pero es que en serio me gustas.

—Pues… a mí no me gustas— dijo cortante y sin miramientos.

—Wow… eres la primera chica que me ha rechazado.

—Acepta la derrota— el rubio quiso rodearlo para volver a su salón, pero Madara se interpuso en su camino.

—No me rendiré, te conquistaré, te lo aseguro.

—Suerte con eso— dijo Deidara con sarcasmo y se fue.

—«Esto no se quedará así»— pensó el pelinegro mientras observaba al rubio alejarse.

3blackshadows

Notas finales:

ojala lo haya disfrutado, en serio q mi cerebro esta muerto pero intentaré actualizar pronto ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).