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>>Caída libre por KUCHIKI HIWATARI

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Notas del capitulo:

Naruto y sus personajes no son para nada míos, son de su  respectivo autor yo sólo los uso para estas cosas perversas de la vida.

 

Especialmente para Paola Neji   y las chicas que leyeron Labios Compartidos >.<   y que  no  hice un epílogo porque así me gusto el  final. 

 

Nunca pensé volver a hacer un Sasunaru de nuevo pero bueno creo que son personajes con los que ya me case y necesito seguir escribiendo  de ellos.

 

 

 

 

Estaba realmente enamorado, cada  poro de mi piel sentía adoración  por esa persona  desde pequeños. Crecimos  juntos, fuimos a la escuela  juntos, pasamos momentos inolvidables, alegres y  tristes juntos, por ello me emocionaba la idea de  que   pasaríamos una vida juntos.

 

 

 

Habíamos decidido  viajar a  París,  en el pueblo siempre comentaban los profesores y  las  revistas que era el lugar ideal para  comenzar una carrera artística,  los dos  teníamos  metas bien establecidas  sobre lo que nos apasionaba a cada uno.

 

 

 

Siempre había sido  mi  gran deseo tocar  el saxofón  en un  auditorio  de Paris donde  grandes  músicos  se inspiraron,   y  por otro lado estaba  los  grandes  escenarios  de ballet parisinos,  algo que  siempre había perseguido Sakura la persona  que tanto quiero.

 

 

 

Ahora estábamos en ese país que ni siquiera  podía entender puesto que eso del idioma   todavía no se me daba  claramente,   ella  siempre lo estudio con  gran perseverancia,  desde que  llegamos  ella  era la  guía   y yo él de las  grandes ideas.

 

 

 

 

 

-¡Sakura!- grité emocionado al   llegar  a la habitación de hotel que compartíamos, tenía que decirle que me habían ofrecido una gran propuesta, había  bajado a comer con un representante artístico en el restaurant del hotel

 

 

 

-¡Sakura!  ¡Sakura! –grite unas  cuantas veces más pero  no hubo  respuesta  alguna, busque en cada  lugar,  de seguro  había salido  con el  Sr. Matsuda,  un  tipo  con el que ella se había entrevistado desde que llegamos a Francia.  Respiré hondo y me senté en el sofá, reprimiendo aquella emoción al recordar que tenía que  alistarme porque en la mañana sería la única audición que  presentaría para entrar en una prestigiosa orquesta,  sonreí al recordar que  debía  esforzarme ahora si  por aprender  francés, pero era algo que seguro Sakura  me enseñaría. 

 

 

 

Sin notarlo  cerré los ojos y lentamente el sueño me fue  venciendo poco a poco.  En mis sueños podía  ver  a Sakura  bailando  ballet en una obra prestigiosa, eso me llenaba de dicha porque podía notar  la  hermosa sonrisa de la persona que tanto amaba.

 

 

 

El sonido del  reloj  me despertó, tallé mis ojos fuertemente para poder lograr despertar, entonces me dí cuenta que el sonido que  escuche era la  alarma que había puesto  el día anterior para levantarme temprano y alistarme para la audición.

 

 

 

Recordé  a Sakura ¿Dónde estaba?  Quizás  había llegado y no   me había percatado,  me levante de inmediato y fui a buscarla a nuestra recamará, pero no estaba, de echo  la cama estaba intacta y eso hizo que de inmediato  me preocupará, ella no había llegado en toda la noche ¿Dónde demonios estaba?.

 

 

 

Estaba alarmado, de inmediato  baje  a la recepción del hotel donde el  encargado me dijo que no la había visto llegar…  fue entonces cuando el pánico  me inundo, debía buscarla en cada rincón de París si  era necesario, recordé que el día anterior me había comentado  que estaría  con en un ensayo  pero nunca me mencionó en que  lugar exactamente.

 

 

 

 

 

Corrí  de nuevo  al cuarto  para buscar algún  papel  o  algo que me ayudará  a encontrar algún lugar para buscarla, busque en los cajones y  entonces me di cuenta de algo que me dejó helado, no había nada de sus cosas, su ropa, su maleta, sus papeles… nada absolutamente  nada,  miré   al rincón donde estaba  mi saxofón  y  mi  maleta, era lo único que estaba en el cuarto, entonces  un vació en mi estomago se había  formado.

 

 

 

¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no había nada?  Fue entonces cuando  recordé algo, miré nuevamente en el cajón de abajo no estaba ni su pasaporte ni él mío  y otra cosa todo el dinero que habíamos ahorrado tampoco estaba, no me había dejado  absolutamente nada,  me senté en el suelo,  tenía que meditar  ¿Qué es lo que  tenía que hacer?, mire detenidamente y  a un lado del buró estaba tirada la tarjeta del  teatro donde  Sakura y yo nos habíamos entrevistado con el Sr.  Matsuda  justamente ayer,  apreté el papel y    sólo tomé  mi saxofón para  salir  de aquella habitación.

 

 

 

Tenía que salir de aquel lugar sin que me viera el encargado, no tenía dinero para pagar el hotel y seguramente  estaría esperando noticias mías,  así que como pude me escabullí aprovechando que una  pareja  estaba  pidiendo una habitación.

 

 

 

Corrí lo más que pude  hasta  la  avenida,  levante la mano  al primer  taxi que  encontré  y  este paró,  no podía arriesgarme a perderme, estaba  totalmente conciente que  sólo así llegaría, tenía  30 dólares,  esperaba realmente que fuera suficiente.

 

 

 

-Où le porte-je ? – me dijo al sentarme

 

 

 

-emm-  estaba en una de esas veces en las que  los nervios  te bloquean la mente, lo poquito  que  recordaba de frances  se había ido al caño – emm

 

 

 

-Où le porte-je ?- volvió a preguntarme esperando   una respuesta

 

 

 

Lo único que se me  ocurrió  fue  sacar la tarjeta que  había encontrado, para entregársela de inmediato,  aquel señor sonrió y  la miró seguramente se había dado cuenta que no  entendía nada,  arrancó  recorriendo  calles de las cuales podía  pronunciar  su nombre.

 

 

 

-¡j'enregistre! – exclamó y por supuesto no entendí

 

 

 

Me asome por la ventana del auto y frente a mi estaba aquel lugar, sonreí era el mismo de ayer, así que  salí del auto. Aquel  señor estiro la mano,  simplemente saque los billetes que llevaba  para pagarle  pero de pronto el simplemente  los tomo  todos   y arrancó.

 

 

 

-¡Oye! –Grite- ¡Ratero! – seguí  gritando, muchas personas se me quedaron viendo  sin moverse, fui cuando caí en cuenta  que nadie entendía lo que estaba  diciendo, suspire  y apreté contra mi pecho el saxofón.

 

 

 

 

 

Nada parecía lo que yo había visto un día antes, ya no estaba la escenografía de cisnes que el día anterior lo adornaba.

 

 

 

-Qu'est-ce qu'il fait ici ? – Me preguntó un irratado señor que me miraba  con una cara de pocos amigos

 

 

 

-Necesito ver a Sakura- le dije inmediatamente, sin recordar que no me entendería – Por favor

 

 

 

- Je n'entends rien! Je lâche!-  Hizo una cara desconcertada y luego comenzó a gritar algo que en verdad no entendia pero  seguramente era muy malo

 

 

 

-¡Necesito ver a Sakura! ¡Por favor! – le grité cuando comenzó a sujetarme y  jalarme para sacarme del lugar,  de inmediato otras personas se acercaron para  hacer lo mismo

 

 

 

- Je lâche!-   gritaban

 

 

 

-¡Sakura!- Grité  con mucha fuerza cerrando los ojos, de pronto ellos dejaron de empujarme cuando una chica se acercó

 

 

 

-¿Naruto? – pregunto  y yo como pude me safe y me acerque a ella.

 

 

 

-Soy yo -  le dije pero también hizo una cara de no entenderme, sonrió y me dio un papel doblado.

 

 

 

Lo tomé y  lo abrí lentamente

 

 

 

 

 

 

Lo  siento  Naruto

 

Pero en este momento no puedo seguir a tu lado

 

¿Verdad que lo entiendes?

 

 

 

Te ama

 

 

 

Sakura

 

 

 

 

 

 

 

Arrugue ese pedazo de papel en mi mano, no pude hacer nada más puesto que  aquellos hombres ya me tenían de vuelta  sujeto  y dirigiéndome a la salida, donde  me aventaron fuera de aquel teatro, como pude caí de una forma  tal para no maltratar mi saxofón,  caminé lentamente con aquel papel ahora en mi bolsillo.

 

 

 

¿Y ahora que iba a hacer?  Conocía  perfectamente a Sakura,  ella simplemente había  tomado la decisión  de irse, seguramente  le habían echo  una  gran propuesta. Sonreí al recordar que  ahora estaba solo en medio de un país desconocido, sin dinero, sin papeles, sin ropa porque no podía volver al hotel por dos razones; una porque no tenía dinero para seguir pagando  y la otra era que ni  siquiera recordaba como llegar hasta allí.

 

 

 

Camine confundido una tras otra, tras otra calle, hasta que sentí  que el cansancio se apoderaba de mis piernas  y que mi estomago gruñía incansablemente de hambre, más cuando mi olfato  llegó a apreciar algo dulce,  miré  y  era una señora en un carrito  vendiendo  crepas.

 

 

 

-Se ven tan deliciosas – susurre para mi mismo,  respiré  y camine hacia un pequeño escalón, había llegado a una especie de Iglesia,  estaba cansado, así que descansaría un poco.

 

 

 

A pesar de todo, seguía sintiendo un pequeño vació en el estomago y no era precisamente porque muriese de hambre, recordé  a Sakura y yo  sentados en la iglesia del pueblo comiendo ramen,  mi favorito.

 

 

 

-Sakura – susurré una y otra vez,   realmente no quería pensar,  miré por un momento el estuche donde estaba mi saxofón y lo sujete, que otra medicina podría tener para ese momento.

 

 

 

Comencé  a tocar, llene mis  pulmones de aire hasta el tope y  despacio, lentamente  toque aquella pieza que tanto le gustaba a Sakura “Candilejas”,  eso realmente me estaba relajando, todo lo que había pasado  ese día estaba fluyendo… realmente la música era lo que más amaba después de Saukura-chan.

 

 

 

 

 

-Si tocarás algo más sofisticado y clásico sonaría mejor tu  “cacharro” – dijo riendo y dejando caer  una moneda en el suelo.

 

 

 

Eso hizo que abriera los ojos inmediatamente ¿Cómo se atrevía a decir eso?,  miré de inmediato y le vi alejarse a aquella  persona, llevaba una  gabardina negra y un sombrero.

 

Me levante de inmediato para seguirle pero algo me detuvo, una pequeña mano  jalo de mi chamarra naranja, volteé  y estaba una pequeña niña sonriéndome.

 

 

 

-Me gusta como tocas – me dijo sin más

 

 

 

-¡Hablas igual que yo! – exclamé alegremente  y de nuevo miré hacia donde se había ido aquel - ¡Baka!- le grité pero  creó que estaba demasiado lejos ya,  ni siquiera   se había detenido.

 

 

 

-¡Toca!- Me dijo aquella niña

 

 

 

-¡Deja de molestar al jóven iris! – Se acercó  la señora que estaba  con el carrito de crepas

 

-No, ella no me esta molestando – le dije-  de echo me agrada mucho poder hablar con alguien – suspire

 

 

 

-¿No eres de aquí? – ella me interrogó

 

 

 

- No,  realmente  no lo soy. ¡No tengo dinero, ropa, papeles, ni un lugar a donde llegar, necesito ir  regresar a mi país pero realmente no entiendo nada y no se que hacer!- Hablé tan rápido que no fui conciente si  la señora me había entendido o no, pero ella simplemente puso una mano en el  hombro.

 

 

 

 

 

-No te preocupes, te ayudaremos – me  sonrió

 

 

 

-Si te ayudaremos – dijo su hija

 

 

 

-Gracias- sonreí aliviado, desde la mañana  no  me había sentido tan bien como en ese momento.

 

 

 

 

 

-Bien lo primero es que comas – dijo y de su carrito me entregó una crepa calientita de chocolate

 

 

 

-Pero yo…- realmente me sentía apenado

 

 

 

-No te preocupes, además debes tener fuerzas para poder  irte.

 

 

 

Comí lo que me dieron,  además de tocar algo para Iris chan  esa  chica realmente me había caído  bien,  después ellas me llevaron a la estación del tren donde podría  tomar un  tren  y regresar a mi casa.

 

 

 

-Muchas gracias- les agradecí cordialmente

 

 

 

-No te preocupes,  sólo debes tomar el tren  y podrás  regresar a tu casa

 

 

 

-Si Naru-chan, pero promete que regresarás a visitarnos algún día – en ese instante se le llenaron los ojos de lagrimas

 

 

 

-Por su puesto, eso haré – me agache y le tome su mano – es una promesa.

 

 

 

 

 

Cuando ellas se alejaron sentí un poco de nostalgia,  eran las únicas personas  que se habían portado bien conmigo, tomé el boleto que  amablemente me  compraron mis nuevas amigas con el dinero que ese baka me había dejado,  ¿Quién hubiera pensado que esa moneda  que me había lanzado al suelo valía tanto?

 

 

 

Camine recordando las indicaciones que  me habían dado antes de irse,  y ahí estaba mi tren a punto de salir, me subí   y me senté justo en el número del asiento que  decía mi boleto.

 

Estaba entre cansado y triste,  había perdido dos cosas muy importantes para mí en un mismo día… La chica que tanto quería  y la oportunidad de tener una audición para entrar a una verdadera escuela de Música.

 

 

 

-¿De demo…?- brinque al sentir como  alguien me quitaba de las manos mi  instrumento,  era un chico quién me lo había arrebatado, -¡Detente! – grité – No dos veces en el mismo día – dije para mí  y comencé a perseguirlo.

 

 

 

Se bajo del tren, corriendo entre la gente  lo seguí. Corría  y a pesar de que ya estaba cansado no se de donde saque fuerzas para  interceptarlo entre las escaleras.

 

 

 

 

 

-¡Suéltalo!-  forcejee con él

 

 

 

 

 

- aide! aide! aide! – entre el forcejeo  el comenzó a gritar  y  pude ver como  los policías se acercaban, me sentí aliviado, cuando al fin pude quitárselo.

 

 

 

 

 

 

 

- Qu'est-ce qui passe ? – dijeron

 

 

 

- un voleur! -  ese chico  gritó nuevamente señalandome

 

 

 

 

 

-¿Qué? – exclamé  al notar que aquellos policías se me quedaban viendo y caminaban hacia mi,  no supe que era lo que estaba pasando pero no era nada bueno, eso si lo tenía claro,  entonces lo único que pude hacer fue correr  de vuelta hacia el tren con ellos a mis espaldas.

 

 

 

 

 

Corrí nuevamente entre la gente,  tenía que llegar hasta el tren puesto que  podía escuchar la campanilla avisando que estaba ya partiendo,  y cuando al fin me detuve  lo vi, mi tren ya estaba partiendo, no había podido llegar a tiempo. Sin esperanza alguna me deje caer de rodillas en el suelo, derrotado.

 

 

 

 

 

Escuche los pasos tras de mí,  ya no podía escapar ni quería hacerlo, sin duda  ese día había sido el peor de todos.  Cuando sentí  ya más cerca aquellos pasos simplemente me levante,  si me iba a dar por vencido sería de frente como mi hermano siempre me lo decía,  reí un poco al recordar lo irónico de la situación,  respire y di media vuelta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero no eran los policías quien estaba frente a mí

 

 

 

 

 

Eran unos ojos negros que me observaban

 

 

 

 

 

 

 

De pronto  aquel sujeto de gabardina negra y sombrero me jaló del brazo  y  simplemente  unos labios  asaltaron   los míos tan apasionadamente  que ni siquiera me importo que unos policías confundidos nos observarán, sentir sus brazos  sujetándome posesivamente o que mi corazón latiera de una forma inexplicable.

 

 

 

 

 

 

 

Ya no importa cada noche que esperé

 

Cada calle o laberinto que crucé

 

Porque el cielo ha conspirado en mi favor

 

Y en un segundo de rendirme te encontré

Notas finales:

Bien, gracias por leer y  nos vemos en el prox capitulo. >.<


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