Una jovencita lloraba en un amplio campo de flores. La razón era tan simple pero a la vez muy compleja; las flores habían clumpido ya su tiempo de vida, el otoño había terminado y con ello comenzaba el invierno... ¡Ella no quería que sus preciosas petunias desparecieran así como así! Sus sollozos eran tan fuertes que podían escucharse con claridad por todo el terreno. Entonces sintió como una mano se posaba sobre su hombro.
-¡WAAAH!- Gritó del susto.- ¿Eh? ¿Naty? ¿Qué haces tu aquí?- Bajó la mirada sonrojada, esa chica era encantadora, incluso podría decir que es la flor más bella.
-¿Por qué lloras? Jaz, no me gusta verte así...-Su preocupación era sincera.-
-Ehh... Y-yo- No podía mirarla, nunca quiso que la mirase tan débil...-¡N-no es nada!-Se hechó a reir pero dicha risa terminó en un terrible llanto.-
-Por su puesto que no estas bien...-Musitó abrazandola protectoramente.- Ya, dime que tienes... ¿Es que acaso no confías en mí? -Su semblante pareció entristecerse.-
-¡N-no! -Rompió el abrazo de manera repentina.- Di-digo, si... ¡No! N-no-n- ¡Si!
-Jajaja, ya decidete, ¿si o no? -Le miró con dulzura.-
-Si...
-Entonces, dime que pasa.- La miró burlona.-
-Prometeme que no te reirás.- Dijo inflando sus cachetes mientras desviaba su mirada.-
-¿¡YO?! ¿¡Cuándo me he reído de ti?! -Se hizo la ofendida.-
-Simpre jajajaja
-¡No es cierto! -Ahora ella hacía el berrinche.- ¡Y se dice "Siempre" no "Simpre"!
-¡Cállate, no me corrijas! -La miró irritada para luego lanzarsele encima.- ¡Esto es la guerra! -Y comenzó a hacerle cosquillas.-
-Jajajaja, ¡Yo no me quedaré atrás!
Y así pasarón los minutos, entre cosquillas y risas. Al final, cuando estaban ya agotadas se tendierón en las flores secas a reposar y comenzarón a dialogar.
-La razón por la que lloraba era esta.- Tomó una flor y se la tendió a su amiga.-
-Jaz...-Pareció pensar lo que diría mientras aceptaba la petunia sin vida.- Esperame aquí.-Dicho esto se levantó y se fue corriendo.-
-¡Na-Natalia! ¡Espera! ... Esta chica no tiene remedio...-Suspiró.- Creo que será mejor esperar.-
El tiempo pasaba y su amiga no llegaba, se estaba desperando pero no podía regresar a casa así nada más, no la dejaría plantada... Aunque su mamá la regañaría por llegar tarde, pues su pueblo quedaba a media hora del campo y por el recién entrado invierno, oscurecía a las seis. Qué mierda. Estaba dispuesta a encaminarse a su búsqueda cuando de pronto...
-Perdona por hacerte esperar, pero es díficil de encontrar cuándo recién inicia la temporada... Se llama Jazmín, igual que tú.-Le sonrió.- Toma, es para tí.-Dicho esto, se la tendió la flor y una vez aceptabada, se sentó a su lado.-
-No debiste haberte molestado...-Musitó sonrojada.-
-Es para que veas que el invierno no es tan malo después de todo.-Sonrió.-
-¿Qué? -No comprendía del todo lo que quisó decir.-
-Una muerte da paso a una vida nueva; esa chica murió -Señaló una petunia marchita.- pero esa pequeña nació.-Señaló a la tierna flor.-
-Es muy bella...-Miraba con detenidamente a su tocaya. Tan delicada y con un pulcro color blanco.
-Igual que tú.-Sonrió embobada.-
-N-Nada... ¡Olvida eso! -Estaba nerviosa ¡Lo había dicho, quería que la tierra se la tragase!
-Me gustas... Eres la flor más bella. -¿De dónde sacó ese valor?-
-Ta-También m-me gus... -No pudo terminar la oración ya que un fuerte nudo en su garganta se lo impedía.-
-¿Quieres ser mi novia?
-¿Una flor para otra flor?
-¡Sólo una idiota respode a una pregunta con otra! ¡Di si o no!
-Jajajaja-Le dió un casto beso en los labios.- ¿Eso responde a tu pregunta?
-Idiota...-Le devolvió el beso.- También te quiero.