Con la mirada perdida en el suelo doy un paso y a este le continúa otro. Sonrío de medio lado al ver el baile que se mete mi cuerpo al chocar contra una farola, a la que me agarro dando una pirueta. Después de todo soy un artista, cualquier cosa entre mis manos se transforma en arte.
“¡Apartaros vagabundos ¡ ¡Aquí llega el gran rey Kim Jongin!” Grito para mí mismo a pleno pulmón con una sonrisa que infravalora notablemente al resto de mis rasgos faciales. Pero no me importa, es más lo prefiero…Que adoren mi sonrisa -como siempre lo han hecho-. Todos estos años ha sido la perfecta tapadera; así que una noche más no será una gran diferencia.
“¡Apartaros vagabundos!¡Aquí llega el gran rey…Kim Jongin!” Digo una vez más para mí tras una breve pausa en la que me percato de que, efectivamente, estoy solo en medio de la calle.
No hay nadie. Pero me gusta, adoro esta sensación de soledad y libertad. Ahora mismo después del largo día que ha pasado, no hay nada que desee más, no; ni siquiera a ese maldito ciervo.
Comienzo a correr en medio de la carretera, me da igual lo ajustados que son los pantalones que me tuve que poner hoy para el trabajo, lo desgastados que están los zapatos, que todo se vaya a la mierda “¡A LA MIERDA, A LA MIERDA, MIERDAAAA!”gritó con toda mi fuerza mientras mis fuertes muslos y largas piernas dan pasos firmes sobre el asfalto.
Trago saliva, pero tengo la garganta demasiado seca, nada me sacia. Me muerdo el labio inferior nervioso rasgándolo…están cuarteados. Meto una mano en el bolsillo y cojo el bote de bálsamo que me regaló Luhan….”Luhan” su nombre resuena en mi cabeza y lanzo contra el suelo el bote y continúo con mi carrera.
“AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!”
Digo en un grito desesperado por quitármelo de la cabeza, odio esta maldita sensación, siento que mi mente va a estallar y el corazón a salirse del pecho. Prosigo con mi carrera, el oxígeno entra y sale de mí de manera automática y mecánica sorprendentemente rápido.
¿Cuál es el precio de la fama Jongin? ¿Cuánto estarías dispuesto a sacrificar? ¿Es eso lo que soy? ¿Un sacrificio?
Esas habían sido sus últimas palabras,…realmente no sabía que contestar .Por aquel entonces era demasiado egoísta, egocéntrico, independiente y avaricioso. Pero no era el único de mi grupo. Recuerdo que más de la mitad habían estado de acuerdo a la hora de firmar el contrato, pero como la cultura china era más bien retrograda EXO-M se había opuesto. Y finalmente se desvincularon tomando medidas contra SM Entertainment.
Lejos quedaban esos días en los que todos juntos formábamos EXO .Éramos EXO-K y EXO-M. Grupos totalmente opuestos, se había acabado toda aquella parafernalia de sacar la misma canción en diferentes idiomas. Y en parte me alegraba, siempre había pensado que en coreano sonaban mucho mejor, además de tener mejores coreografías. Aunque algo de lástima me daba porque todos éramos amigos…bueno lo del ciervo era algo raro. No sabría bien cómo definirlo.
Recuerdo aquella noche, el manager nos había reunido a todos para darnos la noticia. Tendríamos que pasar una cena con unos grandes ejecutivos y “animar” la noche. Todos sabíamos a que se refería, incluso nuestros seniors nos lo habían comentado , eran personajes muy influyentes y gran poder en el mercado y “tan sólo era una noche” ,después de todo no sería para tanto. Y no nos sorprendía o asustaba, vamos estábamos advertidos por nuestros superiores. Pero para evitar malos entendidos y crear “falsos rumores” teníamos que firmar un contrato de confidencialidad.
Minseok y Jongdae eran los únicos de EXO-M que habían firmado el contrato, y nos dimos cuenta de que los otros cuatro del grupo no habían escrito nada .Discutimos. Decían que iba en contra de su “integridad moral” y que por eso no pasaban.
Fue entonces cuando surgió el roce, ambos bandos nos enfrentamos. Todavía resuenan en mi cabeza los gritos de Chanyeol y Kris, que estaban saliendo, pero por mucho que gritara el pelirrojo el canadiense decía que era algo inaudito y que de ninguna manera cedería. Lay se había cruzado de brazos meditando y no había abierto la boca y Tao simplemente jugaba con el móvil sin hacernos caso. Pero Luhan se había levantado hacia mi preocupado, lo notaba….su mirada era como la de esos cachorritos que abandonan en la calle, perdida y triste.
Me sentí miserable, pero por aquel entonces yo… no sabía hasta que punto lo quería. Y firmé ese contrato. Todavía ahora recorriendo esta calle en la que solíamos vivir me torturan sus preguntas. No importa a donde vaya, lo lejos que corra, siempre estarán ahí. Yo me impuse este castigo.
Aquella noche había pasado lo innombrable, recuerdo que el día siguiente lo pasé durmiendo y el día siguiente bebiendo…y así sucedían los días…durmiendo y bebiendo. Hasta que tuve que despertar de la resaca.
Legalmente tras aquel parón en nuestra carrera, EXO-K haría su regreso en Noviembre.
Pero a pesar de que pensamos que no se notaría, lo cierto era que, la sala de ensayo sin los otros seis era…diferente. Aunque ninguno dijo nada al respecto, nos dedicamos a animarnos y trabajar duro para mostrar un mejor lado de nosotros sobre el escenario.
Quizás, pensándolo fríamente, me convertí en un obseso del trabajo . No recuerdo haber cruzado más de dos palabras con una persona ajena a la empresa. Y reconozco que fui un estúpido al no volver a llamar al rubiales. Después de todo lo quería, eso es lo único que había sacado en claro de aquel embrollo.
Apoyo las manos sobre las rodillas tomando aliento y trago saliva a la vez que cierro los ojos,la adrenalina corre por mis venas .Y siento unas ganas inmensas de hacer una locura.
¿Sabes esos arrebatos en los que eres consciente de que te la estás jugando y aún así quieres continuar? Si, algo así es lo que siento. Y creo que me arriesgaré.
Clavando las uñas sobre la tela del pantalón cierro los ojos con fuerza y los abro del todo decidido a hacerlo. No puedo seguir sin ese maldito ciervo ni un día más. Un paso tras otro, cada cual más rápido que el anterior, comienza mi carrera y la meta es él.
Imágenes flash de Luhan me acosan, perturban mi estado, ese adorable rubio recostado sobre la cama esperando por mí, duchándose mientras canta esas canciones chinas que sólo él entiende, abrazando sus peluches de manera infantil, con las mejillas sonrojadas y cubiertas de harina tras haber intentado hacerme un pastel, enfurruñado porque hace demasiado frío y tenemos que salir, llorando en la escena de la muerte de su personaje favorito, adormilado sobre mi hombro en la furgoneta de camino a casa en un largo día de trabajo.
Añoro todo eso pero “¡Despierta!” me dice mi subconsciente, yo terminé con todo eso. Soy patético, suspiro. Y continúo con mi carrera hasta que por fin, estoy frente su casa.
“No abrirá” me convenzo inútilmente, aunque deseo más que nada que abra esa puerta y poder verle. No pido más que ese contacto efímero ojo con ojo, da igual lo que diga o lo que haga. Necesito perderme en ellos una vez más.
Y entonces con la palma de mi mano extendida timbro, sin soltar el botón ; con un estado de ansiedad que es nuevo para mí. Nervioso, con los labios rotos de tanto morderlos exhalo mi último suspiro cuando veo que la puerta se está abriendo y permanezco alerta sin apartar mi vista de ahí. “¿LUHAN?”.
Ahí está, delante de mí, no puedo creérmelo tampoco sé que hacer, he venido aquí sólo para verle, no tengo ningún plan. Y sucede, nuestras miradas se encuentran, siento de pronto que soy ser el ser más miserable y termino con ese momento mágico agachando la cabeza, y es entonces cuando una de sus suaves y delicadas manos me da una bofetada en la cara….duele, jamás pensé que pudiera dar con tanta fuerza. Pero no hago nada y él parece que necesita desahogarse.
Comienza una serie de golpes que van desde mi cabeza hasta mis piernas, me abofetea, da puñetazos y patadas con toda su rabia contenida .Pero no me muevo, porque sé que lo merezco.
De pronto entrecierro y abro más los ojos, me doy cuenta, ha parado pero no sé porque; calculo que debe de llevar solamente 5 o 10 minutos, pensé que duraría más. Tomo aire y me decido a levantar la cabeza , no sé que ha sido, pero algo ha debido de detenerlo. Y de nuevo pupila con pupila, descubro que está llorando, apoyado en el marco de la puerta.
Mi parte coherente aparece gritándome que me vaya, lo deje solo, que solo empeoraría las cosas, pero “¡Que le jodan!” le grito ,y lo abrazo contra mi pecho .Maldito ciervo…lo amo con todo mi corazón.
Paseo mis dedos por su espalda y lo acurruco contra el hueco entre mi cuello y hombro –que tantas veces ha recogido sus lágrimas- .Inspiro ese perfume que me lleva a otro mundo y cierro los ojos hundiendo mi cara entre esos rizos dorados con los que me encanta jugar.
–Lo…Lo siento…– Musito entre las hebras de su cabello y sé que es imposible pronunciar algo más sin que se me quiebre la voz. Si “el Gran rey Kim Jongin” también tiene sentimientos.
Y él sacude la cabeza hacia los lados en señal de negación apretándose contra mi pecho, cuando siento su cálido aliento acariciarme.
–E...Eres un hijo de puta…– Dice entre sollozos y yo trago saliva asintiendo, porque tiene razón.
Lo que he hecho no tiene nombre. ¿De qué sirve tener la fama si no puedo compartirla con él? Si en todos esos momentos él no está… no le encuentro el sentido.
–Vámonos – le susurro acariciando con mis labios su perfil y sin soltarlo. Pero de pronto él se echa hacia atrás y me mira asustado.
–¿I...irnos? – dice dubitativo sin poder creérselo. Pero sé que lo desea, he visto esos ojos antes. Y yo no quiero nada que no sea junto a él.
–Sí, vámonos. Tengo dinero de sobra, podemos irnos a cualquier lugar del mundo y comenzar una nueva vida. ¡En España que siempre te ha gustado! – Le digo sonriendo, porque aunque siempre me ha parecido una locura yo estoy loco por este ciervo y haré lo que sea.
Lo agarro de las manos y tomo aire buscando una respuesta en ese brillo que desprende su sonrisa. Lo sé, es un sí.
Me lanzo sobre él apretando su cadera contra la mía y lo beso con pasión, dejo que su saliva cure todas mis grietas y rozo su lengua que sabe a paraíso, mientras mis manos trepan por sus tersos muslos y nalgas. Siento que si no nos separamos nos quedaremos sin aire, pero no me importaría morir así; me respondo con una sonrisa.
Le agarro por el trasero empujándolo contra la puerta y le levanto, siempre hemos encajado a la perfección como un puzle. Y es que somos eso, dos piezas que se complementan.
Y nos fundimos en otro beso que sana nuestros corazones y detiene el tiempo para siempre.