El castaño se mira por última vez en el espejo de su habitación, se peina su brilloso y hermoso cabello. Sostiene unas cuantas hebras en su mano derecha y piensa que debe cortarse el pelo porque ya está muy largo, coge sus gafas de la mesita de noche y se las pone, tal vez eran las gafas de marco grueso que no lo hacían lo suficientemente atractivo.
Toma su mochila y revisa que todo esté en orden; trabajos, apuntes, material. Todo está perfecto como siempre, pero es un chico inseguro así que siempre revisa las cosas mil y una vez para asegurarse.
- ¡Taemin! – la voz de su madre llamándolo desde la planta baja, le indica que ya debe bajar a desayunar, toma su mochila y baja tranquilamente las escaleras
- Buenos días mamá – Saluda con esa sonrisa que su madre tanto ama ver, su hijo es un chico tan hermoso, tan talentoso, para ella su hijo es increíble. Una persona perfecta y encantadora, se acerca al chico y deja un beso en una de sus mejillas, su hijo le sonríe. Como cada día su madre se despide de él con otro sonoro beso en la mejilla, beso que siempre le hace soltar al menos una carcajada al castaño, antes de salir su madre le lanza un beso desde la puerta y se marcha.
Taemin come en silencio como cada mañana, sin ninguna preocupación que pase por su mente, un chico de 18 años cursando su último año escolar, un chico cuya vida no es para nada interesante, sus compañeros del aula y demás personas del colegio lo marginan, no entiende porqué, tal vez es por ser el alumno estrella del colegio, por ser el preferido de todos los profesores, todos lo odian, nadie se acerca a él a hablarle y eso en el fondo le duele. Cada día antes de irse a la cama se mira al espejo y se pregunta una y otra vez “¿Qué tengo de raro?”
Toma su mochila y las llaves de casa y se marcha, como siempre todo está desierto, apenas se pueden ver a las personas que salen a trabajar. Una vez llega a la gran puerta grisácea del colegio mira su reloj, como siempre llega 5 minutos antes de que la puerta fuese abierta, el conserje le mira y le sonríe, Taemin hace una reverencia y le devuelve la sonrisa, camina hacía su clase con pesadez, entra y se sienta en aquella silla aislada del resto que se encuentra al final, como siempre es el primero en llegar.
El castaño se sienta rectamente con todas sus cosas ya encima de la butaca. 5 minutos después ya se escuchan quejidos, gruñidos y algunas risas de los alumnos que comienzan a llenar el aula con su presencia.
El castaño se quita las gafas y las limpia, se las vuelve a colocar y cuando lo hace se encuentra con la cara de uno de sus compañeros cerca de la suya, el chico le sonríe como si fueran los mejores amigos del mundo, para luego decirle:
- Oye Taem, ¿tienes la tarea que dejó el profesor ayer? –el chico juega con sus dedos mientras mira al castaño.
- Sí –responde el castaño, sabiendo que para eso era lo único que lo querían sus compañeros.
- Genial, ¿me los dejas? – su sonrisa ya no es tan amigable como antes. Taemin sabe que quiere decir eso, o le da su tarea para que la copie o le iría muy mal. El castaño bufa despacio y busca la tarea, antes de entregársela al chico, la presencia del profesor hizo a todos callar, Taemin le extiende la tarea pero el chico niega.
- Eh joven Tao, ya quiera amenazar y copiarle al joven Lee a estas horas de la mañana? –el chico vuelve hacía su asiento murmurando unas cuantas palabras en chino, palabras o insultos que solo él entendía.
- Bien –dice el profesor una vez que deja su maletín encima de su escritorio- tenemos un nuevo alumno – todos en el salón fijan la vista en la puerta, incluido Taemin- Pase señorito Choi.
Taemin fija su vista en aquel chico alto, de expresión seria, su pelo no es ni muy largo ni muy corto, parece estar cortado a la perfección. El profesor habla y explica cosas relacionas con él recién llegado pero Taemin hace caso omiso, está absorto observando al chico, pero una palabra llama su atención y hace que su vista se pose en el profesor.
- El Joven Choi acaba de salir del reformatorio –el moreno le mira sin expresión alguna en su rostro, si por algo se conoce a ese profesor era por bocazas – pero se le ve muy buen alumno. - Añade rápidamente el profesor.
El moreno rueda los ojos, tampoco le importa que piensen sobre él, mira fila por fila a los alumnos, algunos rápidamente se sienten incomodos, algunas chicas le sonríen coquetamente, cosa que ignora, entonces su vista da con un chico de gafas bastantes grandes con pelo largo y de color castaño, en el rato que lleva ahí parado su expresión cambia solo para enarcar una de sus cejas y mirar directamente al chico, Taemin se remueve incomodo en su asiento al sentir la mirada que el chico le da.
- Lee, tú que eres el único alumno que vale la pena de esta clase y por no decir de la escuela, le harás un pequeño tour al joven Choi por el colegio – se escuchan unos cuantos murmullos, Taemin no sabe que decir por la sorpresa, aquel chico en cierto modo le incomoda – Es para hoy Lee –Taemin asiente y se levanta de su asiento, llevándose algunos susurros negativos por parte de sus compañeros, sale fuera de la clase, Choi le le sigue con la mirada para luego salir detrás de él.
- ¿Por dónde empezamos? ¿Hay algo que te interese?– pregunta el castaño nervioso y hablando de manera rápida y torpe, el moreno ladea la cabeza para luego hablar:
- ¿Tenéis gimnasio, no? ¿Dónde está? –Taemin siente un pequeño escalofrío recorrer toda su columna vertebral con aquella voz tan grave, fría y varonil.
Taemin camina delante y el moreno le sigue, no lo ve pero puede sentir su mirada penetrante en su nuca, eso lo pone aun más nervioso.
- Aquí es. – el chico le mira para luego dar un paso dentro, le gustan los deportes tal vez se apuntase a algún equipo de fútbol o básquetbol. Después de mirar lo grande y espacioso que es el gimnasio sale, el castaño le sigue.
- Tal vez te interese ver…-el moreno se gira no dejando que acabase su frase.
- ¿Dónde está la terraza? –pregunta con sus enormes ojos de color achocolatado, tan profundos piensa Taemin.
- No tenemos permiso de ir a la terraza. –contesta acomodándose su uniforme solo para evitar esa mirada que lo pone nervioso.
- ¿Dónde está?
- No tenemos permiso para ir –vuelve a repetir el castaño.
- Tú no vayas, dime donde está y yo iré –contesta con simpleza, Taemin bufa acomodándose sus grandes gafas, camina y el moreno lo sigue.
Al llegar a la terraza el castaño mira con inseguridad aquella puerta negra, si algún profesor lo ve le puede caer una buena, el moreno nota su inseguridad y le empuja.
- Entra o largo de aquí, ya me quedo yo solo – echa al chico a un lado y entra a aquella terraza que tanto quiere ver, en cuanto entra una media sonrisa se forma en sus gruesos labios, le encanta la vista que ve, la paz con la que se llena el lugar, el aire arrastrando unas cuantas hojas, suspira con tranquilidad y hurga entre sus bolsillos hasta dar con una caja de cigarrillos, saca uno y lo enciende, lo necesita, necesita inhalar un poco de nicotina, lleva años sin probar un cigarro, maldice mentalmente a los del reformatorio por haberle prohibido tremendo privilegio. El castaño lo mira incrédulo.
- ¡No puedes fumar aquí! –le regaña, acercándose un poco mientras arregla esas gafas que tantas veces le molestan.
- Te quejas demasiado, ¿alguna vez dejas de quejarte y vives sin preocupaciones? –le pregunta. Taemin se incomoda con la pregunta así que la ignora.
Una vez el moreno termina el cigarrillo, lo lanza al suelo y lo pisa suavemente.
- Conozco un lugar mejor que esté, uno más tranquilo, seguro te gustará. –dice tímidamente el castaño, el moreno le mira con el ceño fruncido.
- ¿Qué lugar? – pregunta, el castaño sale de la terraza y el moreno le sigue, caminan ni muy juntos ni muy separados por los pasillos, escuchando las voces de los profesores explicar su materia, cruzan el campo del colegio, la cafetería que está fuera, el patio, la pista de básquetbol. ¿Dónde me está llevando este chico? Se pregunta el moreno.
Taemin le señala el árbol más alejado del colegio, es grande y como había dicho el chico se podía sentir la calma de aquel lugar, el moreno se acerca, camino y se sienta bajo él, sí, sin duda está mejor que la terraza.
- Aquí vengo siempre a la hora del receso – dice el castaño sentándose a su lado
- ¿Con tus amigos?
- No, no tengo amigos, vengo con un libro, lo leo y es la sensación más agradable que se puede experimentar – el moreno gira la cara para mirarle, no se había fijado en sus ojos, aquellos que están ocultos tras unas gafas gruesas y horribles.
- Creo que es hora de volver a clase –dice Taemin evitando todo contacto visual con el más alto, el moreno se levanta, se sacude un poco, se acerca al más bajo, este retrocede un paso, le quite las gafas. Taemin pestañea aturdido, ¿pero que está haciendo? Se pregunta, el alto en todo el rato que llevan juntos por fin sonríe, le pone las gafas en la mano izquierda.
- Sin gafas te ves más hermosos, ¿sabes que tienes unos ojos preciosos que se esconden tras esas horribles gafas? – Taemin no sabe que responder, solo siente como sus mejillas se tiñen de rojo.
El alto vuelve a su expresión seria y sin mas echa andar, dejando atrás al castaño.