El castaño observa al profesor, completamente atento a sus explicaciones. El chico nuevo, aquel chico alto y con tez un poco morena lleva tiempo sin aparecer por el colegio, no es como si tuviera la necesidad de verlo, solo le preocupa al menos un poco.
Aún recuerda aquello último que le había dicho, con solo recordar aquellas palabras siente como sus mejillas arden, intenta concentrarse en apuntar todo lo que dice el profesor. Se acomoda sus gafas y comienza a escribir, un golpe contra su cabeza lo hace levantar la vista y mirar a los lados, como siempre todos parecen no haber hecho nada, es una bola de papel.
Taemin sabe con exactitud que el contenido de aquella bola de papel no debe ser nada agradable, aun así toma la bola de papel y la abre:
“Siempre estás aislado del resto, eso te pasa por ser tan jodidamente friki, nadie quiere ir por la vida siendo amigo de un friki, porque los raritos como tú dan asco y miedo, me repugnas! Y ya que todo el mundo sabe lo rarito, friki y listillo que eres porque no sales de una vez del armario, eh mariquita? Así será más divertido llamarte gay de mierda!”
PD: Que se siente estar tan forever alone?”
Cierra la bola de papel con fuerza y la pone a un lado, intenta con todas sus fuerzas no romper a llorar ahí mismo
Las horas pasan con lentitud, se escuchan los gritos de los alumnos, sus murmullos, sus quejidos, mientras que Taemin se encuentra en su sitio rectamente sentado, esperando la llegada del siguiente profesor. El profesor hace su aparición en clase, los alumnos de pie vuelven a su sitio.
- Lee –Taemin levanta la vista hacia el profesor . – Necesito que vayas a buscar a Choi, el conserje me ha contado que ha estado viniendo al colegio todas las mañanas, pero no entra a ninguna clase y se queda por ahí haciendo el vago, ve a buscarlo. –el castaño asiente despacio, se levanta como siempre con todas las miradas de sus compañeros puestas en él, miradas que no son para nada agradables.
- ¿Puedo ir yo? –pregunta una chica de la tercera fila, sonriéndole tiernamente al profesor, Taemin se gira hacía ella y luego hacía el profesor.
- No señorita Kwon, no puede. – Contesta con tranquilidad el profesor, mientras comienza a sacar sus cosas del maletín, el profesor dirige su vista hacía el castaño que aún se encuentra ahí de pie. – Es para hoy señorito Lee. –Taemin asiente y sale de la clase.
Lee es un buen alumno, no, buen alumno no, un increíble y perfecto alumno. Un chico de dieces en todas las materias, sin embargo le falta esa chispa que haga que actúe por sí solo, que haga las cosas sin que nadie se las tenga que decir, piensa su profesor mientra lo ve salir de la clase.
Taemin camina por los pasillos, pensado en que parte del colegio podría estar el chico, se arregla el uniforme y luego las gafas, tal vez está en la terraza del colegio. Se contesta con un “no” y si de dibujos animados se tratasen una pequeña bombilla hubiera aparecido encima de su cabeza, cruza el campo del colegio, las pistas de básquetbol, y llega hasta aquel lugar donde está el árbol y sí, está completamente en lo cierto.
Allí está Minho fumando cómodamente recostado contra el tronco del árbol sin ninguna expresión en su rostro, mirando algún punto inexistente entre las paredes del colegio, se acerca tímidamente hasta él.
- Eh, te estaba buscando, hmn ¿porqué llevas una semana sin aparecer por clases? – el chico despega su vista de aquel punto inexistente, alza la vista para mirar al castaño, da una última calada a su cigarro y lo lanza contra el frío suelo.
- Hola –saluda fríamente- ¿Yo? No sé, ¿por qué tendría que ir a clases?
- Me supongo que tienes 18 años si quieres te puedes marchar, nadie te obliga a venir al colegio sin embargo si vienes es por algo –responde para luego sentarse a unos pocos centímetros de él.
- No vengo porque quiero, vengo porque esa fue la condición que puso mi tío una vez salí del reformatorio –Taemin le mira inseguro, se arregla las gafas mientras le mira.
- ¿Puedo hacerte una pregunta? –pregunta nervioso el castaño.
- De poder, puedes. –responde con simpleza el moreno.
- ¿Por qué estuviste en el reformatorio? –Tal vez es una pregunta muy íntima piensa el castaño una vez medita lo que ha preguntado, el moreno se encoge de hombros.
- Si te tengo que responder a eso, entonces empezaré por el principio –eleva la vista hacia el cielo como si eso le ayudara a empezar con su historia –Mi madre era una hija de puta que me dejó con unas monjas al nacer y mi padre un borracho era un puto borracho. Me críe con las puñeteras monjas que solo sabían joder, joderme a mí y a los demás niños de aquel lugar –Taemin abre los ojos ante sus palabras. – Me escapé de allí al cumplir los 10 años, así que desde ahí comencé a vivir la vida loca, bueno no, eso no era la vida loca. Dormía en cajeros automáticos, pasaba hambre, robaba, y bueno así estuve hasta los 13 años. Me enteré por las monjas de que mi tío me estaba buscando para que viviera con él, cualquier niño en mi estado se hubiera ido con él, en plan “Oh! un tío rico que te dará una cama caliente, comida cada día, una buena vida y sin nada por lo que debas preocuparte” No, yo no quería eso, vivir bajo el mando de otra persona no era lo mío. Como decía, seguía con mi vida igual hasta conocer a Jung Yunho, un chico que tenía una pandilla, pensé ¿por qué no estar con él? así que sin más decidí estar con ellos. Era el pequeño, el bonito del grupo, el tierno, cosa que odiaba profundamente. Aquellos chicos con el tiempo se convirtieron en algo parecido a mi familia –El alto mira al castaño, está con el ceño completamente fruncido probablemente está pensado con que clase de persona estoy sentada, cosa que en el fondo le causa gracia al moreno. –
- ¿Sigo? – Pregunta de forma calmada el chico.
- Sí, sí por favor –el castaño analiza la situación pensando en los sorprendente que es la vida del moreno.
- Y como decía, Yunho y la pandilla lo eran todo para mí, mi familia, mis amigos, todo. Salíamos, robábamos, bebíamos, nos tirábamos a la primera guarra que veíamos.
- ¿Con 13 años? –pregunta el castaño aturdido con aquello último.
- Tenía muy buen porte con 13 años, jugaba deportes con los chicos, mi cuerpo y mi altura no estaban tan mal para mi edad, si con 13 años podía llevarme a las mejores prostitutas, te sorprenderían las que me llevaba a la cama con 15. –Taemin abre los ojos sorprendido, un suave y casi inaudible “vaya” sale despacio de sus labios.
- Al cumplir los 15, la pandilla ya no era lo mismo. Yunho se marchó y me dejó al mando. Hacíamos las mismas cosas que hacíamos antes con él, solo que esta vez con un miembro más, un chico que se convirtió en una persona muy importante para mí y los demás –su tono de voz cambia, cambia a uno más suave. –Choi Minki, lo encontramos tirado en la acera de la calle, su padre lo había golpeado brutalmente y luego el muy hijo de la gran puta lo había violado, estaba en un lugar donde todo el mundo pasaba y lo veía, pero solo decían “Pobre chico” todos le veían pero nadie hacía nada, a duras palabras suplicaba un “por favor ayúdenme” y los demás lo miraban con asco, otros con pena, pero nadie hacia nada, la raza humana da mucho asco, sabes? –Taemin está perplejo. – Nosotros lo ayudamos, lo cuidamos, no era un chico al cual le gustarán las peleas, ni nada de eso así que él siempre se mantuvo al margen de todas nuestras mierdas. Un día salimos, bebimos y más de uno se pasó de la cuenta, yo iba un poco colocado, tal vez demasiado, aun así estaba muy al pendiente de Minki, y bueno nos cruzamos con otra pandilla –Taemin se arregla sus gafas bajo la atenta mirada del alto.
- ¿Qué paso? –pregunta con curiosidad aún sin salir de su estado de estupefacción.
- Nos buscaron pelea, y nosotros se la dimos, en el momento en el que líder de aquella banda estúpidos comenzó a pegarle a Minki salvajemente, no me controlé, ¿Por qué meterse con el chico inofensivo e inocente del grupo? No sé de donde mierda saqué un palo, cuando me di cuenta le había pegado un golpe al chico en la cabeza y éste cayó al momento. –hace una mueca de asco- aún recuerdo su sangre salpicándome toda la cara –Taemin se echa hacia atrás. Minho rueda los ojos. – Minutos después estaba todo repleto de policías, fui separado de los chicos y de Minki. Bueno y aquí me tienes, me tocó vivir con mi tío que es el único familiar que tengo o que al menos conozco –Se levanta y se sacude un poco, el castaño lo imita.
- ¿Nunca supiste nada de Minki?
- No, no he vuelto a saber absolutamente nada de él, le estimaba mucho, era como un hermano pequeño para mí, fue muy doloroso.
El moreno echa andar y el castaño le sigue, a mitad del campo, donde se podían ver las ventanas de unas cuantas clases, se asoma una cabeza y grita:
- ¡Taemin, gay de mierda! –Minho y Taemin giran al mismo tiempo hacia el lugar proveniente de la voz pero la persona que había gritado ya se había escondido, el castaño echa andar en silencio delante del moreno, Minho lo observa y camina detrás suyo.
- Oye –le llama, el castaño se gira para mirarlo, tiene los ojos acuosos. Minho siente un poco de pena por él. Malditos hipócritas y cobardes de mierda, se atreve a ir directamente hacia aquella clase a romperle la cara a aquel imbécil. –Tranquilo, si me entero quien ha sido, me encargaré de romperle la cara y hacer que se trague sus palabras al mismo tiempo sus dientes. –Taemin se quita las gafas, se limpia los ojos y luego se las coloca otra vez.
- No importa, ya me ha acostumbrado a esto –dice y echa andar ar una vez más, Minho camina.
- No, no te has acostumbrado, si de verdad estuvieses acostumbrado a esto ese comentario de aquel –musita unos cuantos insultos. – No te hubiese hecho llorar, ¿Desde cuándo te pasa esto? ¿Desde cuándo se meten contigo? ¿Acaso no haces nada al respecto? –habla muy rápido, Taemin se encoge como un pequeño cachorro en su uniforme.
- No me mires así joder, respóndeme a lo que te estoy preguntando –lo toma de los hombros haciendo un poco de presión en ellos, asustando al más bajo. –¿Desde cuando se meten de esa manera contigo?
- Desde siempre. –contesta el más bajo asustado, el moreno le da miedo, siente un nudo formarse en su garganta y ya puede a sentir como la impotencia de siempre se apodera de su cuerpo.
- ¿Quiénes?
- Todos. –responde y las lágrimas comienzan a descender por sus mejillas, el alto bufa y suelta al castaño, no quiere asustar al pobre chico.
- ¿Cómo pueden estar todos contra ti? – Le pregunta una vez que siente que puede hablar de una manera calmada sin asustar al chico.
- No lo sé, yo no he hecho nada malo a nadie. – Se limpia las mejillas con las mangas de su uniforme.
- Ya, no llores, ¿si? Tranquilo.– No existe un vínculo de confianza entre ellos así que el alto desecha la idea de abrazarlo. Se limita a dar unas pequeñas palmaditas en su hombro, aunque el abrazo hubiese reconfortado al castaño.