¿Qué hay de malo?
Sasuke no sabía cómo reaccionar, de hecho ni siquiera estaba seguro de seguir respirando. La impresión de ver a su Naruto en esa situación era más de lo que él podía soportar. Y vaya que él podía soportar muchas cosas. Bueno, quizás no todo, pero tratándose de Naruto todo era posible ¿cierto? ¡Si era el chico número uno en sorprender a la gente… y a él también!
Naruto, por su parte, ya no sabía ni dónde meter la cabeza, se sentía expuesto, azorado y temeroso. Frente a él no estaba su padre, ni su madre ¡Estaba nada más y nada menos que Sasuke Uchiha! ¡Su mejor amigo! ¡Su casi hermano! Y eso era mil veces peor que sus dos progenitores juntos. Porque ellos eran sus padres, ellos le perdonaría todo y lo seguirían amando tal cual, lo tendrían que aceptar con todos y todo… desde lo bueno, lo malo y lo peor. Pero Sasuke no tenia porque seguir a su lado si no aceptaba todo lo que era Naruto, y eso le partía en dos el corazón. Naruto amaba a Sasuke con todo y su mal genio, con sus contestaciones monosilábicas, sus trastornos de depresión y hasta sus hirientes palabras. Los dos eran como hermanos, y era el único lazo que a Naruto le dolería perder en ese momento y posiblemente en toda la vida.
Así que el color blanco de su rostro, las manos temblorosas y el repentino vértigo que amenazaba con mandarlo en K.O. al suelo, estaba justificado y con creces. Naruto miro de reojo a quien le acompañaba, y este le devolvió la mirada cargada de amor y confianza, era justo lo que Naruto necesitaba en esos momentos.
Sasuke deseo moverse de su sitio, salir corriendo de la habitación de su mejor amigo y encerrarse en el suyo para no salir de ahí hasta que el fin del mundo llegara o él se muriera, lo que sucediera primero. Lo cierto era que cualquier lugar sería perfecto para ese momento, cualquiera que no tuviera que recordarle a Naruto. Su corazón latía dolorosamente en su pecho, y sus ojos comenzaban a nublarse a causa de las lagrimas que empezaban a juntarse en ellos, Sasuke estaba próximo a llorar y eso no hacía más que incrementar su humillación y hacerlo sentir más miserable de lo que ya era.
—Creo que llegue en un mal momento — atino a decir Sasuke, apremiando a sus pies para que lo llevaran lejos de esa habitación.
— ¡No! ¡Espera, Sasuke! — y Naruto extendió su pequeña mano hacia él, en un gesto tan necesitado que el negarse para Sasuke era imposible. La compañía de Naruto capto el mensaje al vuelo, comprendió que no debía estar ahí en ese momento. Sin saber cómo comportarse simplemente salió del cuarto, dejando tras su partida una atmosfera que empezaba a condensarse.
Sasuke le miro marcharse en silencio, sintiendo, cuando paso por su lado, las súbitas ganas de golpearle hasta que no quedara nada de su persona. Sin embargo, Sasuke se quedo ahí, petrificado.
— ¿Podríamos hablar? — rogo Naruto, acercándose hasta él para tomarle de la mano como solía hacerlo, arrastrándolo prácticamente a su cama, donde ambos se sentaron. Naruto arrugaba la tela de sus sabanas, abriendo y cerrando el puño intentando relajarse. — No sé por dónde empezar — admitió al tiempo que soltaba una risita nerviosa
—No es necesario… no es de mi incumbencia — fue la respuesta de Sasuke, aunque él quería saber todos los pormenores, aun cuando eso lo dejara aun mas dolido y traicionado
— ¡No! es solo que… Sasuke, eres mi mejor amigo, me importa lo que pienses y mucho, quizás más de lo que debiera, eres como un hermano para mi… por favor déjame explicártelo
Las palabras “mejor amigo” y “hermano” jamás fueron tan pesadas y punzocortantes como en ese contexto y de los labios de Naruto. Sasuke se había imaginado en muchas ocasiones en una situación similar, inclusive lo había soñado pero esa sensación que lo ahogaba entre sueños no se comparaba ni una milésima parte con lo que se sentía en vivo y directo, siendo el único espectador de ese teatro barato y previsible. Dejando de lado las ganas de llorar a Sasuke comenzaban a entrarle ganas de reír, de lo irrisorio y de lo tonto de la situación.
Tenía diecisiete años, cuatro de los cuales se la paso suspirando el nombre de su mejor amigo, dos con sueños subidos de tono y sonrojos vergonzosos cada que lo veía después de estos y uno dándose valor para confesarse. ¿¡Y todo para qué!? ¿Para que Naruto ya estuviera enamorado? ¿Para que el estúpidamente hubiera construido castillos en el aire? ¿Cómo era posible que siendo su mejor amigo él no se hubiera dado cuenta de todo? Debía haberlo supuesto, así al menos solo tendría el corazón roto y no que ahora también las esperanzas perdidas.
—No sé cuando fue que sucedió… yo… yo creí que me gustaban las chicas. Tu sabes que siempre me gusto Sakura, pero, conforme fui creciendo, me di cuenta de que no podía sentir nada por ella ni por nadie — Naruto hizo una pausa, una para mirarlo a los ojos, todas las dudas bailando en la mirada temerosa, opacando el impío azul de sus alegres ojos — comenzaba a frustrarme, es decir ¿A qué chico no le gustan las mujeres? me costó mucho trabajo admitir que sencillamente yo no había nacido para ser un hombre de familia, llore todas las noches, me obligue a salir con chicas, a besarlas, pero aquello solo me hacía sentir peor porque no solo jugaba con ellas sino que también conmigo mismo…
Sasuke abrió los ojos de sobremanera, el nunca lo noto, y debía hacerlo, acompañarlo en eso, guiarlo de ser necesario. No dejarlo sufrir en soledad. Pero si no recordaba mal, su relación de un tiempo para acá se había enfriado, por decirlo de alguna manera, ya no se veían con tanta frecuencia, y entonces Sasuke recordaba lo mal que la paso cuando se sintió sustituido por esa persona, la rabia que le dio y los celos que lo hicieron desquitarse con ese chico de nombre Deidara. Se sintió terrible, quiso abrazar tiernamente a Naruto y susurrarle un tímido “lo siento” pero no lo hizo.
—Yo… tarde para admitirlo y mas para superar el que por un tiempo estuve enamorado de alguien a quien no debía querer
— ¿Estuviste… de quien?
—De ti… — admitió Naruto, mirándolo a penadamente, no obstante en su mirada también se discernía el amor fraternal que le profesaba ¿Qué acaso no se daba cuenta de que esa había sido la estocada final? — luche contra eso… porque supe que tu jamás me mirarías de esa manera que yo anhelaba. Lo acepte y… bueno… entonces entro él
— ¿Por qué él? — ¿Por qué no yo? quiso preguntar, las palabras murieron rápidamente en su garganta — ¡No lo entiendo!
— ¿Qué es lo que no entiendes? — salto a la defensiva Naruto, debía de costarle mucho trabajo estar hablando sobre sus sentimientos y sobre eso, así que en parte Sasuke no le reclamaría por ello, pero entre la pena y la frustración ya no sabía ni que hacer. — ¿Qué tiene de malo que lo ame? ¡Creí que tú me entenderías!... creí que me querrías lo suficiente para no juzgarme — la voz de Naruto se quebró, las palabras ahogadas apenas eran audibles y los espasmos del incontenible llanto lograron hacer sentir peor a Sasuke. Lo último que quería era hacerlo sufrir.
—No es eso, Naruto te amo — la frase pesada salió de sus labios cual fuego, Sasuke estuvo a punto de retractarse sin embargo al ver como Naruto se tranquilizaba le hizo desistir. El blondo le tomo de la mano, con tanto cariño que el corazón agonizante de Sasuke comenzó a latir lentamente.
—Yo también te amo, Sasuke. ¡Somos mejores amigos y hermanos!
El tacto aun prevalecía, la cálida mano de Naruto era un gran ancla a la realidad, a la vida, de lo contrario ya estaría muerto. Oh, estaba perdido y desahuciado, nada haría cambiar a Naruto y nada haría que lo dejara de amar. ¿Y que si Naruto no lo amaba como él deseaba? ¿Qué importaba si sus sentimientos habían sido rechazados, si Naruto era feliz? No era un mártir, eso era un hecho, pero por Naruto fingiría serlo y quizás con el tiempo, Naruto entendería que no había nada de malo en querer a alguien de su mismo sexo. Lo malo era no ser correspondido.