Era un dia comun, Cake y Fionna estaban rescatando al Principe Gumball de las manos de la malvada reina helada, ya casi ganaban la batalla, y como cualquier otro dia ganaron esa batalla, rescataron al principe y lo llevaron de nuevo a su reino en donde se estaba celebrando uno de los miles de bailes que el principe solia organizar, aunque el baile casi finalizaba, pero casi nadie noto la ausencia del principe, cuando el baile finalizo Cake y Fionna llevaron al principe hasta su habitacion donde sus subditos le traian mantas calientitas ya que el principe estaba casi tan frio como un muerto.
-Muchas gracias por salvarme de nuevo.-Decia Gumball mientras temblaba.-Si no hubieran llegado no se que seria de mi ahora.
-No agradescas nada.-Decia Cake mientras miraba a Fionna.
-Principe Gumball debes tener mas cuidado, es la segunda vez en esta semana que te pasa lo mismo, ten cuidado, por ahora descansa, vendre en la mañana para asegurarme de que todo esta en orden.-Le aconsejaba Fionna.-Ya nos tenemos que ir, trata de descansar,estare aqui mañana temprano.
La heroinas se retiraron y Gumball no queria saber de nadie mas, los sirvientes de Gumball le prepararon un relajante baño, con aroma de extracto de frutillas, Gumball dio la orden de que todos descansaran, asi que cuando los sirvientes lo dejaron solo Gumball comenzo con su baño relajante, El principe se relajo como nunca, se olvido de todo y cuando su baño termino se adentro a su habitacion en donde se puso su pijama mas comoda, en la cual era una camisa negra que le habia regalado su no tan querido amigo Marshall Lee, quizas no era su mejor amigo pero habia algo en el que hacia que Gumball se interesara en el. La noche era larga y sin duda una de las mas relajantes que Gumball habria tenido.
Gumball estaba tan relajado, descansando en sus dulces sueños, tan dormido y tranquilo que nisiquiera se percato de que su ventana estaba abierta, comenzaba a correr el viento, un escalofrio recorria toda su piel, se cubrio un poco mas con esas sabanas rosadas, ese escalofrio seguia con el hasta que una rara sensacion hizo que se despertara.
-¡Ahhhhhhh?.-Gumball grito al ver una imagen tan aterradora para el, su grito era de espanto, y su carita llena de terror.
-¡No puedo creerlo!.-El vampiro comenzo a reir a carcajadas.
-¡Marshall!, ¿que haces aqui?-El principe le arrojo una almohada a la cara al rey de los vampiros.
-Tranquilo Gumball, solo pasaba por aqui y no lo resisti, Fionna me conto lo que paso...-lo decia el vampiro mientras flotaba sobre Gumball lo que probocaba que este se sonrojara un poco.- Me conoto todo, es la segunda vez que pasa en esta semana, pareces una damita en peligro.
-Deja de molestarme, no tengo la culpa, no me lo esperaba.
-Si, claro, casualmente no sueles esperarlo nunca.- El vampiro flotaba mientras se percato que Gumball traia puesta la camisa que le habia regalado.-Pense que no la usarias nunca.
-Solo la uso para dormir...-el principe se cubria un poco mas con las cobijas.
-Bien ya me voy, solo vine a molestar un poco, y a ver la cara que ponias...-lo decia mientras flotaba hacia la ventana- Te dejare descansar lo que resta de la noche, ademas casi amanece, quiero evitar el sol Bubba.-El vampiro se sonrojo un poco ya que el no solia llamarlo asi, aunque no quisiera, Marshall sentia una rara sensacion que solo aparecia cuando estaba con Gumball, o como el lo llamaba en su diario ''Bubba''.
-Bueno.-Gumball tambien se sonrojo cuando Marshall lo llamo de esa manera.
-Te dejare descansar, y trata de cuidarte, sueña de nuevo, espero que no te den pesadillas, hasta luego Bubba.-Marshall se sonrojo un poco mas y se fue flotando de la habitacion del principe.
Gumball sentia algo por Marshall, pero no estaba muy seguro de su sensacion, habia algo en ese vampiro, para Gumball no era un monstruo, aunque estaba muy inseguro, aun mas cuando el vampiro lo molestaba cada vez mas, despues de su visita, Gumball durmio, con una sonrisa pequeña, por esa pequeña visita nocturna antes del amanecer...