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Romance Nocturno (1a parte) por giskaro

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Notas del capitulo:

mi primer sichul, lo tengo publicado en otro sitio así que si ya lo han leido no es plagio

Romance nocturno

 

Siempre a la misma hora y en el mismo lugar daba lugar a su cita semanal. Una cita a la que ninguno de los dos faltaba desde la primera vez que sus miradas se cruzaron. Fue un acuerdo tácito y silencioso, al que los dos llegaron sin decir palabra alguna. Las dos mesas de siempre, siempre estaban dispuestas, como si el personal de aquel bar supiera que esos dos lugares estuvieran reservados para ellos dos cada viernes.

 

Por ilógico que pueda parecer, jamás habían cruzado palabra alguna, la suave música de jazz decía todo por ellos. Ninguno se decidía a dar el primer paso, ambos tendrían mucho que perder si daban rienda suelta a sus deseos. No es que tuvieran miedo del castigo divino por ir en contra de los mandatos de Dios, es más, uno de ellos era ateo. Pero no podían decir lo mismo respecto a su vida en sociedad.

 

Kim Heechul, uno de los cantantes más famosos de Corea del Sur, un escandalo como la homosexualidad acabaría con su carrera y destruiría su sueño de la niñez de ser alguien, no solo famoso, pues eso poco le importaba, sino que  a través de su fama había podido ayudar a los más necesitados. Aunque pudiera parecer petulante y mordaz, dentro de él había esa chispa de compartir lo bueno con los demás, y eso podía verse con todas las obras de beneficencia en las que colaboraba  donando su propio dinero y pidiendo en los medios de comunicación a todo aquel que lo viera y escuchara, que también apoyara las diversas causas sociales.

 

Por su parte, Choi Siwon, era el empresario con mayor éxito en todo el sureste asiático, como Presidente de una gran compañía sabía que aceptar ser homosexual llevaría a su compañía a la quiebra afectando también la economía coreana, pero lo más doloroso sería el rechazo de sus padres, que siempre habían criticado y mal visto ese tipo de preferencias sexuales como buenos cristianos que eran; además, como le explicaría a su pequeña hija que a su madre la quiso pero que amaba a ese excéntrico cantante a tan solo meses de que su esposa muriera.

 

La primera vez que se vieron, fue en el bar más lujoso de Seúl. Aquella noche, el lugar fue dispuesto como lugar para una cena de beneficencia que organizó la empresa de Siwon, y en la que fueron invitados los más reconocidos filántropos de Corea, entre ellos por supuesto, el famoso Kim Heechul, que llegó acompañando de una bella actriz con la cual los medios buscaban pruebas de la existencia de un romance entre ellos y no solamente una amistad como ambos decían cuando se les preguntaba.

 

Heechul, hasta en esos momentos tan serios, no perdía la oportunidad para llamar la atención e ir contra la corriente. Esa noche vestía un esmoquin blanco completamente a excepción de la corbata negra a juego con sus carísimos zapatos, siendo así el punto distintivo entre todos los hombres presentes y que vestían colores sobrios haciendo destacar el colorido de las damas presentes en el evento. Siwon, en cambio, ataviado con un tradicional esmoquin negro, camisa blanca y una elegante corbata de moño, pero aquellas ropas no podían ocultar su ancha espalda y sus bien trabajados brazos, provocando que la mayoría de las damas presentes lo persiguieran constantemente, ya que al enviudar volvió a ser presa para las que buscaban atrapar un buen partido.

 

Heechul ya se había hartado de sonreír y contestar cortésmente a todos aquellos, que a su parecer eran hipócritas, pues solo buscaban salir en la sección de sociedad y no porque realmente sintieran que ayudar a los demás era lo primordial. Debido a su fastidio fue a sentarse a su mesa a esperar que su amiga, que se encontraba bailando con un político, regresara para poder marcharse a dormir, que tanto le hacia falta. Y allí estaba sentado, pasando su vista por las sonrisas cínicas y miradas de envidia, cuando su mirada se centró en una mesa ubicada a cinco mesas de distancia de la de él, vio como el famoso empresario Choi Siwon se sentó cansado y cerrando los ojos exhaló un largo suspiro, tratando con ello deshacerse de su fatiga. Ese rostro cansado lo atrajo como un imán, no pudiendo despegar su vista de él.

 

Siwon estaba cansado, tener que lidiar con la empresa y su pequeña hija lo agotaban completamente, aunque nunca amó a su esposa, la echaba de menos, su presencia al menos podía controlar al torbellino que tenia por hija, ese matrimonio pactado entre los padres de ambos, no fue tan amargo que como creyó que sería, además, gracias a ello ahora tenía lo más valioso que la vida podía darle, su pequeña. Mantuvo los ojos cerrados, para tranquilizar su mente y tratando de relajar su cansado cuerpo, pero se sintió observado, no podía decir que la acción lo incomodaba, pero sentía como esa mirada podía penetrarle hasta lo más profundo de su alma y descubrir su más obscuro secreto. Abrió los ojos y dirigió su mirada hacia  aquel hombre que lo estaba viendo. Trató de darle un nombre a ese chico, su rostro le era familiar, pero no recordaba donde lo había visto, su trabajo era tan absorbente que nunca tenía tiempo para ver televisión, apenas la encendía y su teléfono ya estaba sonando para tratar asuntos de la empresa.

 

Las miradas se cruzaron, las palabras que no fueron pronunciadas fueron interpretadas por los ojos, soledad, cansancio, atracción, la posibilidad de que fueran almas gemelas, miedo, homosexualidad, todo ello y más se dijeron con miradas en un tiempo que les pareció infinito, donde todo lo que había alrededor de ellos había desaparecido, quedando solos en ese bar. No hubo un hola, ni un adiós, solo la promesa de regresar a aquel lugar cada viernes en la noche y observarse mutuamente y de vez en cuando dedicarse una sonrisa.

 

El resto de la semana estaban ocupados con sus respectivas actividades, con su vida normal, sonriendo, odiándose y odiando el hecho de no poder amarse libremente, esperando cada viernes para poder ir a su cita y verse, y mantener ese romance nocturno con el cual ya llevaban dos años, siempre en el mismo bar, a la misma hora y en las mismas mesas, esperando un día poder estar juntos en la misma mesa y ser libres para amarse.


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