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Take your way por Vangel

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Notas del fanfic:

[TVXQ / JYJ / DGNA]


[YunJae / MiKaram Otras a venir- ]

Notas del capitulo:

Había pensado subir este fanfic cuando estuviera en verdad a la mitad con los capítulos; tengo varios archivos con capítulos sueltos que han ido viniendo, pero no tengo nada en orden…

Hasta apenas anoche pude terminar este, que en realidad se alargó hasta ser los comienzo de cada uno, lo cual a mí me gusto~

Anyway, disfrútenlo y esperemos pueda seguir pronto con esto (?)

Dentro del vehículo el aire parecía ser cada más escaso: estaba denso, asfixiante. Tenía unas ganas de abrir la ventana para que circulara aire fresco… pero no se arriesgaría a que fuera mal visto en ese momento, temía hacer algo que estuviera mal y que todo empeorara. Reprimió un suspiro y dejó las manos sobre su regazo, deslizándose en el asiento sin tener la postura correcta, olvidando esos modales que le había ensañado su madre desde pequeño.  

HyunChul Park estaba por tener un ataque nervioso. No bastaba con que estuviera sobreviviendo a su primer semestre en la escuela superior (exactamente llevaba una semana de haber entrado), sino que también estaba compartiendo por primera vez tiempo a solas con su hermano mayor. ¿Extraño que fuera la primera vez? Claro, pero lo era más porque sólo llevaba día y medio de saber de su existencia. Sí, esos detalles que los padres omiten decir porque creen que no hay necesidad de hacerles cargar con dramas del pasado. Todo muy bien en la ignorancia infantil hasta que te caen dos hermanos del cielo y debes aprender a querer a un par de extraños.

Traumas de la adolescencia que no necesitaba. “Gracias”.

No sabía cómo actuar, no sabía que decir, menos cuando esa mirada tan pesada, esa fría mirada que su medio hermano poseía le había atravesado cuando le vio por primera vez…

Por otro lado el mencionado hermano mayor no estaba exactamente tranquilo.

Se encontraba apoyado con el codo en la ventana, viendo sin interés las calles que iban dejando atrás, alternando la mirada hacia el niño que iba removiéndose nervioso a su lado. Frunció los labios a disgusto de como se ponía a su presencia, no podía creer la situación en la que se encontraba con su recién conocido medio hermano.

JaeJoong Kim siempre vivió con su madre y una hermana mayor a él, compartiendo los tres el techo en una casa cómoda de un vecindario de esos bonitos que están en los suburbios. Eran felices, sin preocupaciones económicas ni nada por el estilo, no había ostentosidad ni el despilfarro en la ropa, pero nunca les faltaba nada. ¿Su padre? Alejado de ellos por decisión de su madre –así como que llevarían su apellido y no el “Park”-;diversos problemas maritales de esos en que alguna vez la vajilla de porcelana que la abuela les había dado como regalos de boda terminó hecha añicos en el suelo en los ataques de una discusión acalorada. Los dos hijos no guardaron resentimiento de aquel hombre que no les visitaba desde hacia 17años, sabían que no era su culpa y además nunca les dejo tampoco en el olvido. Mandaba la pensión alimenticia que era su obligación y un dinero extra cada me para ellos; había llamadas en los cumpleaños, en las festividades en incluso felicitaciones de las graduaciones –JaeJoong conocía a la perfección la voz de su padre y le gustaba ese sonido, sobre todo cuando reía de alguno de sus relatos-. Pero de ahí en fuera no sabían absolutamente nada de él. Siempre supusieron que vivía en algún departamento pequeño bastante retirado del vecindario donde ellos estaban; soltero, claro estaba, porque ellos estarían enterados mínimo de eso.

“¿Verdad?”

La situación se había dado unos días después que las vacaciones de fin de curso iniciaran. Mientras JaeJoong planeaba pasar sus vacaciones en algún trabajo de medio tiempo y su hermana mayor estaba en  planes de viaje con su novio, el ruido de los gritos y maldiciones que hubo en la planta baja les hizo ponerse alerta ante un ataque neurótico de su madre. Esos que tenía después de fingir una sonrisa amable y ponerse a la disposición de todos mientras se tragaba todo lo que quería decirles en desacuerdo, y al llegar a casa como era tan grande explotaba en una verdadera destrucción. Un radical movimiento hacia Japón donde estaría al menos un año trasladada, sin poder negarse o perdía diez años de una exitosa carrera realizada y la cómoda pensión para sus años de retiro.

¿Resultados de aquello? Los hijos se negaron rotundamente a irse a un país donde le idioma y las costumbres les eran desconocidos. Fue un rotundo no y acompañado de “podemos vivir solos”. ¿La solución? Romper el único juego de vajilla que ya no estaba completo-faltaban dos tazas- y llamar a su exmarido para que los chicos se quedaran con él. Una despedida triste, un cambio de preparatoria cercana, una mudanza no tan extenuante…y la sorpresa al llegar de una familia nueva.

Por primera vez los hermanos descubrían que su padre tenía una casa grande con todo y un jardín bonito, el cual cuidaba su madrastra… Si, se había  vuelto a casar. La sorpresa no fue esa en realidad, sino el jovencito de cabello azabache que se asomó por las escaleras. Ambos recién llegados abrieron tan grandes los ojos que parecían iban a salirse.

-Él es HyunChul, chicos. Es su hermano menor, tiene 15 años, acaba de ingresar a la preparatoria- hablo su padre, presentando a un chico de cabello oscuro y lacio, ojos grandes de mirada inocente y pómulos bonitos, piel blanca sin rayar en lo traslucida, la nariz no tan respingada y labios pequeños pero gruesos… Hermoso, demasiado bonito. Tan increíblemente parecido a como era JaeJoong hacía dos años atrás, con excepción de que los labios del mayor eran más delgados al igual que sus mejillas, en eso HyunChul se parecía a la mayor de los chicos, BoRam.

Durante ese día no había problema, estaban todos ocupados con las cajas de la mudanza y acomodando los cuartos, era una suerte la casa contara con un cuarto más para la estadía de BoRam…y un estudio que había sido remodelado a habitación para JaeJoong. Bastante cómodo para los hermanos varones o hubieran tenido que compartir la habitación y eso si hubiera sido uno de esos eternos momentos incomodos donde no había que decir.

JaeJoong suspiró sonoramente, haciendo que su hermano menor se sobresaltara a aquello. ¿Qué decir? Quizá estaba enojado porqué no sólo descubría que su papá no le había contado nada de él –al menos HyunChul lo estaba y esperaba el momento oportuno para reclamar por ello-, sino que era demasiado parecidos… HyunChul no se parecía a su padre, más que en ambos tenían unas notorias bolsas bajo los ojos que aunque fuera poco el cansancio delataban su estado; tampoco a su madre, de ella en verdad no tenía nada. Pero si se parecía tanto a su hermano mayor…

-Me estas viendo demasiado.

Sus grandes ojos se abrieron demás y se apenó. Sin darse cuenta se había quedado viendo hacia su hermano, examinado aquellas facciones idénticas que compartían.

-Lo siento, Hyung…-se tapó la boca a lo último. Era ser demasiado confianzudo.

-Está bien, puedes llamarme así… Eres mi dongsaeng, ¿no?

Por primera vez veía la sonrisa amable de su hermano mayor. Era tan diferente a ese rostro serio y atónito con el cual llegó a casa… ¿Dónde había quedado esa fría mirada? Ahora solo veía unos ojos dulces.

-Lamento la forma en la que…me comporté-empezó JaeJoong, despeinándose un poco el cabello-. No sabía nada sobre papá y bueno…

HyunChul negó un par de veces con la cabeza.

-Appa tampoco me dijo nada. Me lo dijo cuando empezaron  a hacer tu cuarto-rodó los ojos, recordaba como lo sentaron en la barra de la cocina y le soltaban esa información. Aunque ahora tenía sentido porque siempre había dos fechas marcadas en el calendario de la cocina.

Internamente maldijo que BoRam no estuviera en esos momentos con ellos; su noona era la de palabras bonitas y adecuadas, la que tenía el tacto al hablar y era prudente. JaeJoong quería soltar mil y un impropios contra sus padres por tenerles escondidos tanto tiempo del otro.

 

 

*-*-*

 

Respiró hondo, notablemente aburrido. Había sido un día largo en donde todo parecía que no estaba a su favor: primero había pasado de perder a JaeJoong por el instituto al buscar el piso donde estaba el salón de los de último año y habían terminado en el edificio y piso que no eran, por lo cual ambos llegaron tarde a sus respectivos salones de clase (sólo que JaeJoong por tener la excusa de ser nuevo no había tenido la tarea extra en matemáticas que HyunChul sí había tenido). Y para colmo había tenido que hacer el aseo del salón porque la chica de turno se había reportado enferma; como consecuencia llevar a su hermano mayor a las oficinas de la dirección a hacer el papeleo final se había demorado lo que resultaba uno…

 

이인준Lee InJun

@Rising0628 hyung~~! Tengo hambre TT-TT

 

박현철 Park HyunChul

@InJun0309 ¡Hace tres tweets te dije que ya casi!

Un amigo hambriento al cual tenía esperando desde hacía una hora y no le había podido atender más que por medio del Iphone.  Como si él no tuviera hambre o no quisiera irse ya casa, o mejor dicho, estar en el entrenamiento del club de soccer al que había tenido que faltar por completo por el retraso y el regreso a casa con JaeJoong hyung.

이인준Lee InJun

@Rising0628 Sí estás tan ocupado ¿Por qué estas parado frente a dirección sin hacer nada? ¡Me engañas!

Tan pronto como vio ese mensaje nuevo, HyunChul alzó por primera vez la vista hacia el frente, para encontrarse a un chico rubio platinado de cabello a media cola y con lentes estilo hipster. Casi le da un tic al ver de ese modo.

-¿Qué te hiciste?

-¿Esto? No es nada, solo me aburrí de lo de siempre. Y quise un cambio-se encogió de hombros; HyunChul rodó los ojos, de todos los cambios se le ocurría pintarse de ese modo el cabello-¿Qué haces aquí? Prometiste ir conmigo por hamburguesas antes de tu entrenamiento.

-Estoy esperando a mi hermano.

-¿Tu hermano?-arqueó una ceja, hasta donde sabía su mejor amigo desde la primaria era hijo único.

Antes de que empezara a reclamar sobre su falta de confianza y el típico “no me cuentas nada”, seguido de una extorsión de almuerzos durante todo el semestre por ocultarle ese gran pedazo de su vida, el mencionado hermano salió de la dirección. O al menos eso podía deducir InJun por esas facciones tan parecidas a HyunChul (incluso tenían la misma manera de rodar los ojos y revolverse el cabello cuando estaba frustrado).

-Bien, ya terminé y mañana me dan la identificación de la escuela. La directora es una pervertida ¿Lo sabías?-masculló las palabras, elevando su vista y encontró a un extraño rubio al lado de su hermano menor-¿Tu amigo?

-Eh, sí…InJun Lee, él es mi hermano mayor, JaeJoong Kim-les presentó de forma rápida.

-¿Intentó ligar contigo la directora? Suele hacerlo con los de último año, dicen que hace favores sí recibe otros favores.

-¡InJun!-se quejó HyunChul, haciendo una señal de que se callara-

-¿Qué? Es lo que me han dicho lo de otros grupos. Eso y está en el chat oculto de la escuela.

-¿Tienen un chat oculto?-inquirió JaeJoong y el menor le respondió-.Como sea, las señoras arriba de treinta no me vienen. Entonces, ¿vamos a comer algo?

-¡Por fin!-InJun alzó las manos al aire, haciendo reír a HyunChul el cual se le colgó por los hombros mientras los tres iban saliendo del colegio.

 

 

*-*-*-*

 

Dos días. Dos días, ni media semana, y había tenido que huir del salón a la hora del almuerzo para esconderse en algún lugar alejado de todos. No, JaeJoong Kim no era antisocial, pero si otra chica le volvía a jalar para que fuera a almorzar a su mesa terminaría con lesiones en los brazos o estaría nuevamente entre una discusión de chicas por su persona.

“No puede ser las chicas ricas se comporten así”

En su anterior escuela las chicas eran lindas, sabía coqueteaban con él pero jamás habían llegado a pelearse –al menos no frente a él o demostrarlo abiertamente-; todo era más tranquilo…En esa escuela privada donde su padre decidió meterlo eran, por decirlo de alguna manera, más intensos en sus acciones. Aunque siempre podía ser él, que seguía reacio a lo nuevo y extrañaba a sus amigos y por lo cual le ponía peros a todo lo que estaba a su alrededor.

-¿Se te perdió algo, nuevo?

Detuvo su caminata por el campo de soccer cuando una voz le llamó. Tirado tras las gradas del campo, con un cigarro en la boca y el cabello negro desordenado al igual que su uniforme le estaba viendo tras unos lentes oscuros.

-Busco donde estar sin que me quiten un brazo.

-Deberías aprovechar más tu popularidad.

JaeJoong se sentó a un lado del chico, encogiéndose de hombros mientras veía la marca del cigarro que aún no se consumía entre las caladas.

-¿Quieres?-el chico extendió la cajetilla; JaeJoong asintió sin importarle que estuvieran en la escuela y encendió el cigarro, dando una larga calada. Tenía días sin encender uno.

-Vaya, hasta los chicos bonitos fuman-ladeó su sonrisa.

-¿Me dirás que eres de los que se dejan llevar por la primera impresión?-los grandes ojos de JaeJoong le voltearon a ver con diversión, recibiendo la misma mirada.

-YooChun Park, sólo tenemos calculo juntos-estiró su mano para presentarse-

-JaeJoong Kim-recibió en su derecha el saludo del chico- ¿Pasas aquí todo el tiempo escondido?

-No-se estiró un poco, quitándose las gafas de sus ojos-Digamos que evito encontrarme con…cierta persona, y aquí no vendrá en el almuerzo.

JaeJoong asintió comprendiendo a medias a que podía referirse su acompañante, dando de nuevo una calada a cigarro y soltando el humo con lentitud. El lugar no estaba mal para fumar entre clases, tanto murmullo detrás de él por ser el nuevo le crispaba un poco los nervios.

-¿Ya conoces los lugares importantes de la ciudad?-JaeJoong negó, sin entender mucho  que podría referirse con lugares importantes, pero no había tenido tiempo de salir por las tardes desde su mudanza. YooChun ladeó una sonrisa-Fine, is your lucky day. Estoy libre hoy y buscó compañía. Hay que llevarte a tomar un poco de color.

Saliendo de la escuela se disculpó con HyunChul de no poder ir a casa con él, y mandó un mensaje a BoRam de que estaría fuera con un amigo.

Para el resto de lo que fue la semana JaeJoong se iba con YooChun a la hora del almuerzo, sólo que llevaba su propia cajetilla.

 

*-*-*-*

Había dos cosas que odiaba por las mañanas:

La primera que abrieran las cortinas de la habitación para que el Sol le pegara en la cara y así despertarlo. Y la segunda que su pseudo mejor amigo, HyunMin, se le aventara con una almohada a la cara después de que lo mandara muy lejos a contar nubes y así hacer el intento de despertarlo.

En realidad lo que odiaba es tener a HyunMin en su habitación tan temprano y haciendo bulla por toda la pieza. Estiró la sabana con fuerza y eso provocó que el recién rubio se callera de su cama y se quejara del pésimo amigo que tenía y de cosas sobre de que no volvería a ir a despertarlo. 

Seis años después esas amenazas ya no eran válidas ni creíbles.

-Por eso te dije no aceptáramos ese trabajo, Mika, es imposible levantarse luego de desvelarte tanto-HyunMin empezó a regañar desde la cama que ahora estaba vacía, viendo hacia la puerta cerrada del baño-¿Me estas escuchando?-y recibió un largo silencio en respuesta-Bastardo, olvida que te traje el desayuno.

Cuando el joven salió su cabello negro estaba por completo húmedo al igual que el resto de su cuerpo, sólo que ya estaba vestido con pantalones rojos  entallados y una larga camisa negra, y ahora sus ojos eran de un azul brillante que le hacía ver más pálido de lo normal.

-¿Qué eres, Husky? ¿Mi esposa acaso?-se iba secando el cabello con una toalla seca, sentándose en la cama para buscar sus botas militares.

-Dame el divorcio, Mika-masculló mientras el otro sonreía-. Bien, no me lo des, pero al menos dame mi parte de la tocada de anoche. Mamá quiere que le pague lo del teclado que le debo.

-¡SuHoon! ¿Sigues aquí? ¡Deja tu madre se entere de que llegas tarde a la universidad y estarás de vuelta en casa!

Y eso fue lo único que hizo que el chico terminará de anudarse las agujetas, tomará la mochila y saliera arrastrando a un HyunMin que se quejaba de haber dejado su café a medio terminar.

Para la hora del almuerzo Mika por fin había decidido probar bocado al no tener tiempo de desayunar en casa. Entró en la cafetería bajo la mirada de todos –como siempre hacían desde que se había esparcido la noticia de que era el vocalista de una banda de rock amateur; chicas suspirando a escondidas y chicos recelosos con algunos fans escondidos entre ellos- y pidió una orden de ramen y un té helado, hambriento porque ni siquiera había podido cenar. Se colocó en una mesa alejada de los demás y cuando estuvo dispuesto a probar bocado dos acompañantes habían llegado a interrumpirle.

-Con que nos fuimos de fiesta anoche y no le avisamos a LeeU, eh?-El joven pelirrojo que hablaba con tono herido, se dejó caer en la mesa, deteniendo su cabeza al recargar su cabeza en la palma de su mano izquierda- Eso está mal, Mika ssi~. No deberías tratar a tu fan número uno de esa manera, rompes mi corazón.

-Para tu información si te avise, pero la “señorita” que me contestó tu celular me dijo estabas ocupado arriba de ella. No te vuelvo a marcar-Hizo una mueca de asco. LeeU se río fuerte a eso, negando un par de veces mientras desbarataba una dona glaseada.

-Unos tienen bandas de rock para pasar las noches y otros buscamos chicas. Y esta no es una señorita como todas, te lo aclaro.

-Claro, lleva saliendo más de dos semanas con ella. Debe ser la importante-HyunMin le quitó los palillos a Mika y empezó a comer de su ramen, ganándose un golpe en el hombro.

-¿Cómo estas enterado de eso, Husky? ¿Me espías acaso?

-Sé todo sobre los amantes de mi esposo, y tú entras en esa lista-se sobó el golpe que le había dado Mika, por segunda vez.

-¡¿Amantes?! Creía era yo tú único amante, SuHoon Lee-reclamó, ofendido de que haya un numero de amantes tras él

-Por Dios ¿No es muy temprano para estas ridiculeces suyas? A veces me asusta que un día en verdad se lo crean.

Así eran los días de SuHoon, “Mika” conocido así entre todos desde que había formado Andromeda, el grupo de rock local de la ciudad y popular en la universidad. De clases de Producción musical en la universidad, hasta su trabajo de medio tiempo en la tienda de discos de su padre, lugar que había sido responsable que tuviera esa fascinación con la música desde que había sido capaz de reproducir por su cuenta un reproductor de discos; y de ahí no había podido dejar de escuchar todo disco nuevo que llegara a la tienda, reduciéndolo al rock y algo de pop seleccionado. Desde lo clásico anglosajón  hasta lo clásico del coreano, hasta su favorito  el rock japonés. Su vida había girado en torno a la música y no había tenido ninguna presión por quitarle aquello.

“Eater music”, ese negocio familiar era su segundo hogar, literalmente. Desde que había ingresado a la universidad su padre le había dejado vivir en la parte de arriba del local –la idea no había agradado tanto a su madre, pero se resignaba a la idea de dejarle crecer en algún momento-.  Todo se acomodaba para su vida: Por la mañana su padre atendía el local mientras él estaba en clases, por las tardes era su turno y a las nueve que cerraban el lugar, en la parte trasera que era la bodega se convertí en el lugar perfecto para que Andrómeda tuviera sus ensayos.

Sí, de todo se podía decir que su vida era tal como SuHoon quería. Tenía más de lo que cualquiera pudiera querer  o abarcar en ese momento. Todo excepto lo único que estaba a su lado haciéndole burlas con su mejor amigo, rodeándole los hombros mientras  atendía la llamada de la chica de las dos semanas consecutivas. 

Lo único que quería desde hacía unos tres años no lo podía tener y dolía resignarse.

Aunque nunca lo iba a admitir.

 

*-*-*-*

 

El capitán había anunciado que estaban próximos a aterrizar. La mitad de los pasajeros se habían despertado gracias llamado al igual que él. Sonrió aun adormilado mientras volteaba su vista hacia la ventana, de nuevo volvía a tener ese sentimiento nostálgico que había experimentado desde que había subido al avión.

Jung YunHo, recién recibido en su licenciatura de Lengua japonesa estaba a quince minutos de pisar Corea de nuevo y no sería sólo para pasar las navidades, estaba de regreso definitivo. Volvía de Japón para dedicarse a los años que le había dedicado de estudiar aquel idioma. Entre su trabajo más estaba era el ser profesor de japonés una escuela privada que de último momento requería su colaboración porque el maestro ya contratado no podría seguir con el curso. Después de sólo haber recibido un contrato de un año como editor y traductor en un pequeño negocio que apenas estaba empezando a emprender aquel trabajo más fijo le caía excelente.

En cuanto su madre le vio cruzar con las maletas en las manos esta le lleno de apapachos, su padre sólo una palmada en la espalda tras un abrazo simple. De aquel encuentro familiar había  costado mucho que le  dejaran irse a vivir a otro lado –Un pequeño departamento del cual se había encargado de pagar el primer año por adelantado con muchos ahorros de trabajos parciales-; sus padres querían tenerlo de vuelta en casa, pero a esas alturas YunHo no sabría lidiar de nuevo en un ambiente donde no fuera responsable de sí mismo, sin agregar que estaba acostumbrado a su único espacio personal.

Había accedido a pasar solo una noche en casa y luego iría a su departamento.

Más los recuerdos que siempre estaban en esa habitación le hablaban como siempre que ponía un pie ahí. Había una fotografía que nunca había logrado quitar en todos esos tres años. La tomó entre sus manos y sonrió al rememorar la escena: su sonrisa radiante y el sonido de su voz al hablar, el cabello negro despeinándose y haciéndole cosquillas cada que se acercaba a besarlo… El contraste pálido de sus manos contra sus mejillas tostadas. La persona que había sacrificado en el camino por cumplir sus sueños.

-BoRam…

El nombre de la chica lo murmuró con cariño, sin despegar esa sonrisa de esa foto en la que se abrazaban en un día soleado. ¿Cómo estaría? Su último contacto con ella había sido hacia un año, donde le decía que había decidido que estudiar y todo estaba yendo tan maravilloso como le estaba yendo a él.

Tras aquello había titubeado en guardar la foto. Pero esa vez no. En un cuaderno viejo que conservaba los recuerdos de su época de escuela guardo la foto de la chica, dejando un marco en blanco en espera de un nuevo recuerdo que quisiera estar ahí.

Mañana estaría viviendo por su cuenta y todo sería aún más nuevo de lo que nunca había sido para él.

 

 

 

 

 


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