Mesero.
-¡Mesero! – gritaba por quinta vez el pelirrojo lleno de furia, había llegado ya hace más de media hora y ¡Nada! De los cinco meseros a cargo ninguno se había tomado la molestia de si quiera mirarlo.
Ni su ‘’amigo’’ ChanYeol le había hecho caso, al parecer era más divertido juguetear con el cajero que, al parecer, le gustaba bastante el delineador para ojos, del otro lado un chico de ojos enorme, casi canicas, regañaba a otro un poco más bajo que el con el cabello rojo y piel blanca, este solo asentía avergonzado mientras reía nerviosamente y se rascaba la nuca en señal de sentirlo, y por último el mesero más joven a la vista de TaeMin se reía de quien carajos sabe que mientras tecleaba en su teléfono lo más rápido que podía.
Ya se quejaría, esos meseros descubrirían el mal carácter que rodeaba al chico de apariencia tierna y débil… Su venganza sería terrible.
Pero la pregunta más obvia aquí sería ¿Acaso no sabían quién era él? Él era nada más y nada menos que Lee TaeMin, el presidente estudiantil, el chico que mejor bailaba, el más guapo y el más popular de toda la universidad completa, era toda una monada [a pensamiento propio]
Ardía de coraje, ni siquiera él sabía porque no se había ido ya, su orgullo era lo suficientemente grande como para quedarse otro minuto más allí, se levanto de su asiento dispuesto a guardar todo lo que le perteneciera, pero justo en ese momento la campanilla de la entrada sonó, dándole paso a un morenazo con cuerpo de dios, piel perfectamente morena, sonrisa encantadora y ojos matadores…
O al menos eso era lo que pensaba Taemin.
El chico iba vestido con unos pantalones color café sueltos y bombachos que le llegaban a los tobillos, una camiseta fajada que combinaba los colores verde rojo y café en unos enormes cuadros que si alguien lo viera sin mucho interés, pensaría que los cuadros fueron pegados a la tela de la manera más descuidada y ridícula que se pudiera, y finalmente para cegar la vista de cualquiera unas gafas de pasta gruesa que cubrían prácticamente toda la cara del chico, los esperpentos esos parecían vasos pegados a un cartón.
El chico se saco la mochila que llevaba, la guardo en uno de los casilleros que había para los empleados y se puso el distintivo para los meseros, un mandil de color tinto con varios parches cosidos a este, el chico se veía completamente… Tonto.
Caminó hasta los denominados por TaeMin ‘’Buenos para nada con hormonas alborotadas’’ y adopto una posición de jarra como si de una madre regañando a sus hijos se tratara. – ¿Acaso no ven que el lugar está por explotar? – Pregunto mirándolos a todos con una ceja enarcada.
-¡Ah! Vamos hyung, el lugar está prácticamente vació.- le restaba importancia el mesero más joven, de nombre SeHun
- ¿Enserio?
ChanYeol aparto la vista de BaekHyun, el cajero con mucho delineador de ojos, para mirar a su alrededor y dándose cuenta de que efectivamente el lugar estaba por explotar se rasco la nuca avergonzado ofreciéndoles una reverencia a todos, pero claro, después de una hora y media quién aceptaría solo una reverencia… ¡Ellos exigían el servicio gratis!
-¡A trabajar!- y sin más, todos los meseros abandonaron su descanso para tomar una libreta de mala gana mientras se dirigían a los clientes y a su vez le lanzaban miradas de odio a JongIn, el morenazo con cuerpo de dios.
JongIn, satisfecho por el resultado obtenido tomo también una libreta del mostrador mientras se encaminaba con orgullo a la mesa de TaeMin, y es que, aunque no lo pareciera, JongIn era el hijo del dueño de aquel lugar, y por ende, el encargado en jefe de toda la cafetería completa, se sentía orgulloso por saber manejar la situación frente a el presidente estudiantil, quizás lo tomara en cuenta para formar parte del consejo, o incluso se daría cuenta de lo buen líder que es.
Pero TaeMin no pensaba exactamente en eso.
A el mayor se le caía la baba por el moreno, jamás en su vida había visto semejante fruto de la naturaleza, incluso había llegado a imaginarse a sus hijos con ese chico, Y por más tonto que sonará… le había gustado bastante la idea de tener hijos con él.
-Disculpe la molestia, ¿Qué le sirvo? – JongIn estaba listo para anotar la orden de TaeMin.
-¡Por fin!, ¡Un mesero responsable!- Gritaba el chico ganándose una mirada de odio y repudio por parte de ChanYeol. -Quiero un pastelillo de banana y un chocolate caliente.- Se apoyo en la mesa con ambas manos en la barbilla mientras mostraba una sonrisa coqueta.
-¿Al – algo más? – exactamente, ¿qué estaba haciendo el chico con esa posición? No iba a negar que se veía lindo pero… le asustaba un poco
-Un pastelillo para llevar y tu número de teléfono. –La vergüenza y el descaro no conocían a Lee TaeMin, ese chico no sentía nada en eso momento.
-De qué el pas… ¿¡MI NÚMERO!? – el corazón se le iba a salir, aquel chico le había pedido su número de teléfono sin vergüenza alguna, y al parecer iba en serio.
-De fresa el pastelillo… ¿Tienes novio?- pregunto ignorando completamente la respiración hiperventilada del moreno quién, ahora, estaba sentado en el asiento frente a él mientras el mismo se ventilaba con la libreta.
Y es que se había dado cuenta de su orientación sexual hace mucho tiempo, y también sabía que el Pelirrojo no era nada feo pero… ¿Su número?
-Puedo pasarte el mío si quieres, pero preferiría que nos conociéramos más primero, ya sabes, para no llevar la relación tan rápido.- pensaba el mayor detenidamente mientras miraba a la mesa con cierto rubor en sus mejillas, ¿Y ahora era cuando sentía vergüenza?
-¿¡Qué!?- ¿Relación?... Aquella libreta no le ayudaba en nada, necesitaba salir de aquel lugar antes de que se pusiera a planear hasta su boda… tenía miedo.
-¿Qué dices?, ¿Te parece si más tarde vengo a buscarte para que vayamos a comer algo? –pregunto llamando la atención de JongIn quién sin conocimiento alguno solo asentía perdido en sus propios pensamientos.