Sumergido en mis pensamientos oigo sonar el timbre, me asusté ya que no esperaba a nadie a menos que fuese Sanji. Me quedé quieto por si había sido mi imaginación la que había producido ese sonido, cuando vuelve a sonar y rápidamente salí corriendo a abrir la puerta.
Me tropecé con el escalon de la entrada y abrí ansioso. Para mi sorpresa era Robin.
Una alumna del instituto, creo que de la misma clase que Sanji-kun. Una rebelde que había repetido de curso.
Lo que no entendía era el motivo por el que estaba en mi casa y otra cosa… ¿Cómo era que sabía donde vivía?¿Se lo habría dicho Sanji? ¿Quién más lo sabría?
Al parecer afuera estaba lloviendo pero como estaba tan concentrado con mi katana no me di cuenta de ello.
Me quedé mirándola detenidamente y estaba empapada y respirando agitadamente mientras miraba hacia el suelo.
Iba con el uniforme del instituto, su blusa blanca pegada a su piel dejaba ver al completo su torso bien formado, con unos pechos grandes y una cintura pequeña.
Levantó la cabeza y dijo.
Sensei! ¿Podría dejarme pasar a su casa, por favor? Es que se me estropeó el paraguas por el viento y… - no le dejé terminar la frase, ya que a ese paso se iba a resfriar.
Pasa no hace falta que digas nada más, pasa.- le decía resignado
Me fui a por una toalla para que se secase un poco.
Se sacó los zapatos y cogió unas sandalias que le di a la vez que la toalla, ella sin dudarlo la cogió y se secó la cabeza, entonces se paró y dijo.
Gracias, emm… pu-pu-puedo darme un baño para entrar en calor, por favor?- me miró rápidamente con vergüenza y volvió a mirar al suelo- No se lo pediría si no fuese necesario, pero...- la volví a interrumpir.
Por supuesto, no hay problema. Todo recto en la 3ª puerta a la derecha-.
Se dirigió con paso lento hacía donde le había indicado.
Yo me fui a la ventana del salón y me senté allí mirando el exterior con la lluvia cayendo sin cesar. Me puse a pensar decepcionado.
Y yo que creía que era Sanji, de la emoción casi la abrazó, aunque si hubiese sido cejas de sushi y le hubiese llegado a abrazar me daba algo y él se asuntaría y se alejaría de mi. Supongo que no va a venir y menos con esta lluvia- suspiré aún más decepcionado- mi esfuerzo por que viniese ha sido en vano. Él es mi luz, mi vida, mi aire, sin él no puedo vivir, sin embargo la única luz que encuentro, la única persona por la que llegó a sentir tanto con tan poco y ni siquiera tiene interés alguno por mí, pero como va a tener interés por mi si soy su profesor?! Y soy chico! Ni a mí mismo me cabe en la cabeza que me haya enamorado de ese cejas de remolino , ¿cómo va a pensar él en mi de esa forma?...-
Y seguí con ese pensamiento sombrío, cuando la dulce voz de Robin me asustó.
Giré la cabeza y para mi sorpresa la vi secándose la cabeza con la toalla que le había dado antes y con nada más cubriendo su cuerpo.
Me levanté, pasé por su lado y me fui a mi habitación para coger una camisa y un pantalón. Volví al salón y le di la ropa y me senté en el sofá.
Ella sorprendida cogió la ropa y se puso solo la camisa, la cual parecía vestido de lo grande que le quedaba.
Se sentó muy cerca al lado mío y mirándome fijamente a los ojos dijo.
Me sorprende que no hayas reaccionado al verme desnuda, ¿no te gusto acaso? O… tal vez es que no estás interesado en las mujeres.
La miré pasmado-¿¡que!? No, no, que va, solo que eres mi alumna y eres menor-.
No podía dejar que nadie supiese que me gustan los hombres, bueno más bien solo me gustaba Sanji y nadie más.
La verdad es que hasta ahora no había sentido atracción alguna por un hombre, para mí era impensable, pero no se puede decir, este plato no me gusta si ni siquiera lo has probado.
Eso no significa nada, pero tu frialdad ante mi si- se acercó más mirándome coquetamente, la pare con mis brazos.- dijo Robin
Para, no hagas tonterías- le dije mirándole a los ojos.
Sonó el timbre y salí malhumorado a abrir, pensando en que narices le pasaba a esa chica, ¿en qué pensaba actuando así?- Abrí y para mi sorpresa era Sanji-kun.
-Hola buenas tardes, sensei, ¿puedo pasar?- dijo
-Eh?, Sa-Sa-Sanji?! ¿Qué haces aquí?-.
-¿No dijiste que me podía pasar si tenia dudas en mis deberes? Pues aquí estoy- decía un poco sonrojado mirando hacia un lado.
Entonces salió Robin al pasillo y las miradas ardientes del recién llegado y Robin se cruzaron, peor que perros furiosos parecían.