Gaara veía a ese niño subir casi corriendo las escaleras y algo extrañado por el beso que le dio a Sasuke no hiso más que seguirlo y subir las escaleras con su consola en las manos. Cuando ya estuvo en el segundo nivel de la casa vio que el pequeño azabache se había quedado parado en medio del pasillo, sin abrir ninguna puerta y esperándolo, le pareció un gesto muy educado de su parte al pelirrojo. “Ven, es por aquí” le indicó abriendo la puerta de la habitación de Naruto, que ya conocía de hace muchos años ya, desde que eran apenas niños. Conectó el cargador de su consola y se sentó en la cama, viendo como el pequeño… tierno se sentaba al lado suyo con los ojos brillantes esperando a que encendiera su Nintendo. No lo hiso esperar y lo puso en “on”… Sai parecía entusiasmado con los efectos en tercera dimensión y al pelirrojo le gustaba verlo sonreír… era… algo medio extraño, hasta ahora a la única persona con la que se había sentido así era con… Naruto. Pero… ese sentimiento hacia el rubio ya se había prácticamente esfumado, desde hace muchas semanas que el pelirrojo se había convencido a si mismo que no podía ser más que el mejor amigo de Naruto, aunque este sintiera algo más por el rubio. Con el pasar de las semanas y hasta meses esa idea vuelto en realidad para él, ahora viendo a su amigo con su novio azabache y él sintiéndose bien porque su mejor amigo era feliz. Ahora… veía la carita sonriente de ese niño y sentía algo raro en su pecho… como podía ser la vida a veces…
- Oye ten cuidado, vas a perder -dijo el más pequeño atento al juego.
- Oh mierda… -era cierto, estaba tan concentrado en las expresiones del nuevo peque que no estaba poniéndole mucho empeño a su juego.
- Jaja, dijiste una mala palabra.
- Disculpa…
- Nah, no es nada… solo que a mí no me dejan decirlas.
- Sí, a mí tampoco pero cuando estoy con mis amigos es normal… ¿quieres jugar tú?
- ¿Verdad? ¡Sí quiero!
El pelirrojo le entregó la consola al menor, enseñándole para qué servía cada botón y acción, Sai en serio era bueno en esas cosas, ya le había agarrado el ritmo rápido. Estuvieron un rato jugando y concentrados, cuando Gaara recordó ese beso que Sai le dio a Sasuke en la mejilla, sí lo recordó de la nada y ahora tenía ganas de saber el por qué.
- ¿Sai te puedo preguntar algo?
- Sí, sí… dime -dijo sin dejar de mirar las pantallas.
- ¿Por qué besaste de esa forma? Ósea digo que… fue como si tú…
- Ah, fue porque estoy enamorado de Sasuke -dijo muy simplemente.
- ¿De enserio? -dijo casi sorprendido.
- Síp, mi primo y yo nos casaremos cuando seamos grandes -sonrió.
- Jajaja
- Oye no te rías… ¡es la verdad! -dijo el menor un poco molesto.
- Lo siento, en serio no me rio por eso, solo que… jaja eres un niño y ya quieres casarte Jajaja.
Gaara después de tiempo estaba riendo de forma abierta y sin contenerse, ese chico sí que era un caso, casarse con su primo cuando crezcan… era una idea tan tierna y a la vez graciosa, por no decir algo tonta.
- En serio, no te rías - ya frunciendo el seño el pequeño.
- Está bien, ya me pasó… pero sabes que tú primo ya tiene novio ¿cierto?
- Ah, ¿Naruto? Sí ya lo sé… pero eso no es problema, no creo que ellos duren como novios mucho tiempo.
- Mmm… -no sabía que responderle.
- Además, no me molesta que mi primo tenga novio, igual lo quiero mucho y no me da pena denostárselo -exclamó mirando la consola otra vez.
- …
El pelirrojo se había quedado callado, por dentro dos sentimientos se encontraban, uno era lo gracioso que le había parecido la idea de “casarse” que Sai le había dicho y otro era… ¿Qué era exactamente? ¿Pena, tristeza? ¿Pero por qué, acaso porque ese niño estaba enamorado de alguien más?... Bah, era muchas peguntas, el pelirrojo decidió no hacerse más líos y solo suspiró dejando esos sentimientos encontrados atrás, al menos por el momento. Y siguió viendo como ese azabache jugaba con destreza. Unos minutos después Sai le devolvió la consola a Gaara diciéndole que terminara la partida ya que él tenía sed e iría a la cocina por algo de tomar.
Gaara se quedó jugando con su Nintendo en la habitación de su amigo, pensando si solo era una curiosidad lo que estaba empezando a sentir por el menor o… o si era algo más serio, no tuvo que pensarlo mucho, si ese sentimiento que estaba naciendo era real o solo una curiosidad ya se daría cuenta después, ahora que lo acababa de conocer no era el momento que der veredictos. Mejor ya se concentraba en su juego y ya.
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Ahora los dos azabaches se estaban yendo hacia su propia casa, mientras los dos mejores amigos se despedían de ellos desde el marco de la puerta. El cielo ya estaba oscuro, serían casi las ocho de la noche. Naruto quería invitar a cenar a su amigo de cabello pelirrojo pero este negó su invitación amablemente, “Naruto ya estoy muy lleno, creo que tomé casi una docena de tazas de chocolate” le sonrió y le dijo que si quería al día siguiente sí podía invitarlo a almorzar si quería. Naruto aceptó su propuesta y luego de unos minutos ya estaban caminando juntos a casa de Gaara, Naruto quería dejarlo en la puerta de su casa. Además no estaba muy lejos, era muy fácil de llegar. Mientras caminaban por las calles cubiertas de blanca y limpia nieve y veían pequeñísimos copos de nieve caer del cielo conversaban tranquilamente.
- Oye… creo que me gusta el primito de Sasuke.
- … -No hubo respuesta solo se escuchó un golpe en la nieve.
- ¿Naruto? ¿Naruto en haces en la nieve? ¡Levántate! -Naruto estaba tumbado en el suelo con una cara de gran incredulidad, había caído a al suelo como lo hacían los animes, afortunadamente la nieve lo había amortiguado.
- ¿Es-Escuché bien? -dijo mientras su amigo lo jalaba del brazo para que se pusiera de pie.
- ¿Qué? Solo te dije que creo que me gusta Sai.
- ¡Gaara! P-pero… ese niño no es para que te enamores de él.
- Yo no dije eso, dije que solo creo que me gusta.
- ¿Qué te hiso? ¿Te beso?
- No, no, ese pequeño no necesita hacer eso para…
- ¡Pero no lo conoces como yo! No es el niñito tierno que aparenta ser, se la pasa coqueteándole a Sasuke y…
- Sí, ya hablamos de eso -dijo bajando la cabeza.
Los dos estuvieron hablando del tema sentados en la nieve, pero no llegaron a ningún lado, ninguno convenció al otro de su posición. Se pusieron de pie y siguieron con su camino caminando a la par otra vez. “Ya no te preocupes tanto Naru, no es que me vaya a enamorar de ese pequeño… solo me parece muy lindo” dijo el pelirrojo tratando de quitarle importancia al tema, lo que dijo ciertamente había tranquilizado un poco más a Naruto, pero decidió que no debía dejar pasar ese tema mucho rato… aunque… ¿habría un lado bueno de eso? Tal vez si Sai ya no le gustaba Sasuke los dejaría a ellos en paz… Naruto sacudió su cabeza al instante, no podía ser tan egoísta y menos con su mejor amigo. Hasta que Sai no le demostrara que si podía querer a Gaara como él se perecía, le tendría un ojito puesto a ese dúo cuando estuviesen juntos.
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Era 24 de diciembre, la tarde de día Naruto y su madre Kushina estaban caminando de tienda en tienda en el centro de la ciudad, la verdad a Naruto le encantaba esa víspera y la fecha pero lo que no le gustaba mucho era lo agitada que era el centro de la ciudad de por sí, además en ese día, que era Noche Buena lo era aún más, más agitado y más lleno de gente. Naruto llevaba varias bolsas y cajas en sus manos mientras caminaban hacia al auto estacionado en el estacionamiento de un centro comercial, Kushina estaba muy emocionada y algo preocupada para que la cena Navideña saliera perfecta, o por lo menos casi perfecta. Después de un largo viaje en auto en el que Naruto se había quedado dormido llegaron a la casa del rubio. Kushina bajó del auto del cual ya había estacionado y dejo a su hijo durmiendo en el asiento copiloto. Unos minutos después Naruto despertó gracias a ruido de un globo explotando. El rubio despertó de golpe y asustado, pero a quien vio cuando abrió los ojos fue a su hermano mayor riendo por la forma tan original que había despertado a su hermanito.
- ¡Hermano mayor te deje que no me despiertes así tonto! -dijo aún asustado y tratando de calmar su respiración.
- Jajaja es que eso es lo que pasa cuando te duermes Naruto jaja.
- Espera… ¡Deidara! ¡Estás aquí! -dijo ahora alegre de ver otra vez a su hermano.
- Jaja eres genial, recién te diste cuenta que llegué, nunca cambias -le sonrió.
De inmediato Naruto se quitó el cinturón de seguridad y abrasó a su hermano para darle la bienvenida, abraso que fue correspondido con cariño por el mayor.