Los primero días del año pasaban con más rapidez de lo que todos querían, las vacaciones de invierno aún durarían para unos días más pero igualmente todos querían que duraran meses, lamentablemente solo eran unas cuantas semanas y como a todos los días se quedaban chicos para hacer todo lo que uno quiere hacer con su tiempo libre. Especialmente para Sasuke Uchiha, que en estas vacaciones se le estaba haciendo el mal hábito de levantarse tarde, casi al medio día. Y otro tema era con cuel personita era con quien despertaba…
El azabache trataba de dormir plácidamente, pero al mismo tiempo se estaba despertando, aunque él no quería, siempre es más rico dormir un poquito más antes de despertarse por completo y salir de la cama… esa mañana Sasuke tenía lo que usualmente llamamos erección matutina y lo mejor de todo para él es que inconscientemente se estaba frotando contra algo suave… muy adormilado sus manos encontraron dos nalguitas redonditas y suavecitas, y por reflejo o al menos eso parecía empezó a frotarlas con lentitud. Sus dos manos acariciaban esas nalguitas por sobre el pijama… ¿Sería otro de esos sueños húmedos? Se preguntaba muy adormilado, en ese momento no le importaba mucho, se sentía muy rico frotar su erección y frotar esas redonditas nalgas, todo el tiempo con los ojos cerrados Sasuke continuó.
Mientras continuaba con su lenta tarea empozó a escuchar leves gemiditos y jadeos, la vocecita se le hacía familiar… “Eso se siente bien Sasuke…” escuchó, por un segundo pensó en detenerse, pero luego decidió ignorar esa idea, estaba seguro que solo estaba soñando. Así que excitado quiso seguirle el juego a su pequeño sueño húmedo. “¿Te gusta cuando te toco?” susurró y luego de unos segundos escuchó un “sí”. Entonces sintió como un pequeño cuerpo se pegaba más a él y una leve respiración chocaba contra su cuello. Ese sueño era muy real y delicioso… el azabache subió sus manos para acariciar una pequeña espalda y luego terminó por abrazar a ese cuerpo tan cálido para acurrucarse con él. Aún con mucho sueño el azabache ahora mucho más cómodo terminó dormido una vez más, ahora sí dormiría como bebé.
Mientras que Sasuke dormía calentito en su cama, un rubio con tres marquitas en cada mejilla caminaba en puntillas por el pasillo de su propia casa, abrió lentamente y con cuidado la puerta de la habitación de su hermano mayor y gateando en el suelo llegó hasta la cama. Ahí lo vio durmiendo con todo el placer del mundo y hasta un hilo de saliva se le escapaba por la comisura del labio, con todas las sabanas revueltas y las almohadas en diferentes puntos de la cama. Naruto hiso una sonrisa traviesa y con un gran impulso saltó sobre su hermano, cayendo sobre él y despertándolo de golpe. Las risas del menor rebotaron en las paredes de la habitación mientras los dos rodaban sobre las sabanas y cayeron juntos al piso, afortunadamente sobre un par de almohadas.
- ¿Tenías que despertarme así verdad?
- Jajaja sí… siempre es divertido.
- Desde niño me dices lo mismo enano -sonrió.
- Es que siempre es la verdad -le sacó la lengua todo divertido- oye ya vamos a desayunar, van a ser las once.
- ¿Desayunar a esta hora?
- ¡Aja! Convencí a mamá para que hiciera panqueques y luego del desayuno quiero jugar en la nieve contigo.
- ¿En serio?
- ¡Sí! Como en los viejos tiempos Dei.
- ¿Cuáles viejos tiempos? Todos los años hacemos lo mismo.
- Jajaja
Los dos hicieron una pequeña lucha ahí sobre el suelo riendo y dándose pequeños golpes sin lastimarse, solo era una lucha de juego. Hacía tiempo que no hacían eso.
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Los pequeños rayos de sol se colaban por entre las cortinas de la habitación de Sasuke, llegando hasta su cabello y sus ojos, poco a poco a pesar de que los rayos de sol eran débiles y finos, la luz que chocaba contra sus parpados lo incomodaba mientras dormía, despertándose de forma lenta y pausada. Cuando ya entraba en conciencia otra vez comenzó a mover sus manos… que raro… sus manos estaban sobre algo suave y terso… como el pijama de…
El azabache mayor abrió sus ojos y parpadeó repetidas veces, cuando se dio cuenta en la posición en la que estaba durmiendo y con quien ya era muy tarde para levantarse de la cama así como así. Vio la carita de Sai durmiendo muy cerca a él, podía sentir la respiración del menor chocar con su cuello, además que se dio cuenta que lo estaba abrasando él a su primo menor, él cual ahora estaba acurrucado y con las manitas acomodadas sobre el pecho del mayor. Las manos de Sasuke estaban, una en la espalda de Sai y la otra en la cintura del mismo, muy cerca a su… Era increíble, ¿entonces ese sueño húmedo que había tenido había sido real? ¿acaso había estado acariciando a su primo menor? Y lo peor de todo… es que estaba excitado mientras tocaba sus nalguitas en ese momento. Y ahora despertaba se encontraba en una situación bastante incómoda: abrasando él a su primito y para colmo de los colmos: con su erección matutina contra la pierna del menor.
Todo eso lo tenía muy confundido, estaba pensando en cómo rayos había podido llegar tan lejos estando así con la persona a la que tantas veces le había dicho que no podían pasar de un simple trato de primos… estaba tan concentrado en sus pensamientos que no salió de la posición en la que había despertado, no se había movido ni un centímetro. Los minutos pasaban en silencio y Sasuke mirando al vacio, ni se dio cuenta cuando Sai comenzó a abrir los ojos.
- ¿P-Primo Sasuke?…
- …Sai -no sabía que decirle, él mismo ni se creía que estuvieran así.
- ¿Por qué estamos tan cerca?
- Yo… no lo sé…
El silencio fue el rey de la habitación mientras los dos azabaches se miraban a los ojos, ninguno se atrevió a moverse, ni para acercarse más ni para separarse, solo podían chocar sus miradas y sentir la lenta respiración del otro. Finalmente uno de los dos se atrevió a hablar.
- D-Disculpa, yo debí ser quien se acurrucó así sin querer… a veces hace mucho frio en la noche -se disculpó el más pequeño apartándose del su primo mayor y poniéndose de pie.
- Está bien… no fue tu culpa…
- No, sí lo fue… soy un malcriado, no debo hacer esas cosas… -bajo su miraba, como sintiéndose mal.
- …
- ¿Me perdonas Sasuke?
- Yo… no tengo nada que perdonarte… “Fui yo quien hiso todo eso” -terminó la frase en pensamientos.
Otra vez el silencio llenó la habitación, Sai se sentó a un lado de la cama, mientras Sasuke intentaba disimular su erección cubriéndose bien con las cobijas.
- Ehh… ¿quieres bajar a desayunar? -preguntó el menor rompiendo el silencio.
- Sí, ahora que lo pienso… estoy algo hambriento.
Los dos sonrieron con el comentario del mayor, después de esa situación algo incomoda salieron de la habitación en pijamas para desayunar algo juntos.
A la una de la tarde Itachi y los dos menores salieron con él rumbo a la casa de los rubios. Cuando llegaron los encontraron a los dos hermanos jugando en el patio delantero de su casa, haciendo una guerra de bolas de nieve. Los dos rubios estaban tan concentrados lanzándose bolas de nieve y riendo que no vieron a los tres pelinegros acercarse por la acera. Deidara tratando de apuntarle a Naruto que estaba corriendo le lanzó una bola de nieve que inesperadamente calló sobre el pecho de Itachi. No hace falta decir que esa fue la excusa suficiente para iniciar una guerra completa entre ellos, todos corrían como niños mientras se lanzaban los proyectiles helados.
Una hora después y luego de mucho correr todos se sentaron en la nieve, recuperando el aliento. Minutos luego Itachi y Deidara se pusieron de pie, “Dei y yo tenemos cosas de novios que hacer, nos vemos más tarde” dijo el azabache antes de irse con su rubio, ambos sonriendo, seguro irían a tomar algo caliente o por lo menos eso pensaba Naruto. Los tres se quedaron ahí en el patio delantero de la casa haciendo juntos un muñeco de nieve. Justo cuando lo habían terminado llegó pelirrojo todo abrigado. Gaara los saludó y se unió a ellos en sus juegos en la nieve. El tiempo realmente vuela cuando te diviertes, pronto los tres adolescentes y el pre-adolescente ya estaban cansados otra vez sentados en el blanco manto de nieve.
- Oye Sai ¿te gustaría que fuéramos al cine?
- ¿Hablas en serio? -preguntó emocionado el menor mirando al pelirrojo.
- Sí, tengo mucho tiempo libre y me gustaría que…
- Sip, entiendo ¡vamos entonces! -dijo poniéndose de pie con mucha energía.
- Pero es solo para tú y yo -le susurró al oído el pelirrojo, viendo como los miraban sus amigos aún sentados en el suelo.
- Ah, ¡bueno! Igual será divertido. Sasuke, Naruto sigan divirtiéndose ustedes.
- ¿Van a algún lado? -preguntó Sasuke sonriendo y entendiendo que pasaba, aún así no pudo evitar preguntar.
- Gaara y yo vamos al cine, así que nos vemos más tarde ¡dile a mis tíos a donde fui! -dijo tomando de la mano a Gaara y empezando a caminar.
- Lo llevaré a casa temprano, no vamos a demorarnos mucho -dijo el pelirrojo sonrojado.
- Sí, sí, no es problema. Solo tengan cuidado -dijo el azabache, sintiendo que era el momento perfecto para estar con su rubio por fin a solas.
Naruto y Sasuke vieron como Sai se llevaba a Gaara corriendo, sin dudas ese pequeño travieso tenía muchas energías. “Parece que tu primo está cambiando de actitud, eso es muy bueno” -dijo el rubio sonriente. El azabache se quedó pensando en ello unos segundos y luego se puso de pie. “Naruto vamos al patio trasero, ahí estaremos más cómodos en la nieve… podremos besarnos” dijo el ojinegro extendiéndole la mano derecha a Naru para ayudarlo a ponerse de pie.
Los dos fueron al patio trasero y se sentaron bajo el árbol del jardín, Sasuke se apoyó sobre el tronco y Naruto sobre el pecho de su novio, ahí estuvieron abrasados y disfrutando de estar juntos y calentitos. Luego de unos minutos hablando de trivialidades y cosas graciosas, Sasuke vio como su novio hacia una bola de nieve en sus manos y luego le dio una pequeña mordida.
- Naruto Uzumaki, ya estas algo grande para estar haciendo eso -dijo antes de darle un beso en la mejilla.
- Siempre me dices eso Teme, pero igual… me gusta hacer esas cositas raras de vez en cuando -le sonrió.
- Jaja nada de eso, no son cosas raras, son especiales… cuando tú las haces son especiales.
- ¿Soy especial para ti Teme?
- Obvio que sí Dobe, si no me lo parecieras no me habría enamorado de ti.
- Jaja… creo que es cierto… después de todo eres el chico perfección.
- Bah, no me llames así… no soy perfecto, soy CASI perfecto -dijo son una sonrisa de orgullo.
- Entonces… muerde la bola de nieve conmigo…
Naruto acercó sus manitos con la bola fría a la cara de Sasuke, este miro esa bola blanca por unos segundos dudando, luego miro a Naruto y no se pudo resistir a su mirada azul y llena de inocencia. Así que asintió y ambos se acercaron para morder juntos la bolita de nieve.
- Esta muy fría… y sabe raro… -dijo el mayor.
- Sí… mis labios están muy helados -sonrió el pequeño.
- Vale, déjame que los caliente.
El azabache tomó a Naruto de la nuca y lo acercó para besarlo, uno de esos beso que calentaban por completo el ambiente, tan lleno y cargado de pasión y sentimiento que no importaba cual fría fuera la nieve.
Más tarde ese día Sasuke ya estaba en su habitación escuchando música, su novio y su suegra habían salido de compras y él tenía que regresar para almorzar en su casa. Así que ahora que ya había terminado de comer estaba en su habitación. A los minutos un pequeño azabache entró por la puerta.
- Hola Sai ¿Cómo te fue en el cine?
- ¡Muy bien primo! La película estuvo muy buena y Gaara es muy divertido.
- ¿Te divertiste con él?
- Aja, me invitó a tomar té después del cine a una cafetería, es lindo…
- Ahh… me alegro -sonrió el mayor.
- Sí, mi tia dice que tengo que ir a comer ahora y también tengo hambre, nos vemos al rato.
Dicho esto Sai salió de la habitación dejando a su primo solo otra vez en su alcoba, parecía que ahora sí todo volvería a la normalidad… a una normalidad tranquila y sin líos. Sasuke sonrió y le puso más volumen a su música.
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Era el último día de vacaciones, todos esos días fuera de clases habían sido muy buenos, Sasuke Uchiha se la pasaba muy bien calentando sus días con su novio, divirtiéndose y pasándola bien con él y sus amigos, hasta con su primito las cosas habían mejorado, ahora ya no tenía que alejarse tanto de él ya que el pequeño ya no lo abrasaba tanto y los despertares incómodos ya ni se veían, el azabache estaba muy satisfecho de cómo se había podido relajar en sus días libres. Ese último día de vacaciones Sasuke estaba leyendo cómodo en su cama, eran las seis de la tarde y estaba aprovechando de la tranquilidad de la casa para leer un libro, cosa que también era de su agrado. Escuchó la puerta abrirse y distrajo su vista del libro. Viendo a su primo Sai entrando con una sonrisa en el rostro.
- Sasuke, mis tíos fueron a comprar donas.
- Qué bueno, me gustan mucho esas cosas.
- A mí también -se sentó en la cama.
Sasuke no estaba muy concentrado, su primo se lo había quedado mirando con esa sonrisa tan curiosa, así que cerró el libro y lo dejó a un lado. “¿Qué? ¿Tienes ganas de hacer algo?” preguntó divertido el mayor. “Sí… quiero luchar contigo” el menor dio un pequeño grito y se lanzó sobre el mayor empezando una pelea de juego, Sasuke hacía mucho tiempo que no hacia eso, y ahora que lo estaba haciendo le parecía divertido e infantil. Los dos reian y rodaban en la cama, haciendo fuerza el uno con el otro. Hasta que finalmente Sasuke se dejó ganar y Sai se posó sobre él. El azabache mayor estaba recostado en la cama boca arriba mientras Sai estaba sentado sobre él y su trasero rosaba un poco con la entrepierna del mayor, Sasuke no se dio cuenta de esto aún. Sai lo tenía agarrado de las muñecas para que no pudiera moverse y ambos reían.
Cuando ya se pudieron calmar Sai soltó las muñecas de su primo y puso sus manitos sobre el pecho de este, Sai se recostó sobre su primo y aún reían un poco, se habían divertido con ese juego tan simple, cuando Sasuke se dio cuenta que Sai y él estaban muy cerca ya no pudo hacer nada… el pequeño azabache lo besó, sintiendo por primera vez los labios de su primo mayor, el cual tanto había esperado. Sasuke estaba algo sorprendido, solo podía sentir los labios de Sai sobre los suyos, y poco a poco ambos fueron moviendo sus labios, los dos con los ojos cerrados, sintiendo la suavidad y calidez de los labios del otro, ahora sí Sasuke se dio cuenta que su pene rozaba con el culito de Sai, su cuerpo estaba reaccionando… Cuando estaba a punto de dejarse llevar por lo caliente que estaba un baldazo de agua fría de conciencia llenó su mente, ¡Lo que estaba haciendo no era correcto! Lo más rápido que pudo se separó del beso y se apartó de su primo saliendo de la cama y poniéndose de pie. “¡No! Lo que acabamos de hacer esta mal… soy un idiota, yo tengo novio… Naruto” pensaba un poco desesperado y con los nervios de punta. “¿Y ahora como voy a mirarlo a la cara?” sus ojos por primera vez en mucho tiempo se llenaban de lagrimas.